85

Teniendo la aprobación de ella, quiso probar suerte. Aunque él sabe que está inconsciente, pero no se la podía quitar de encima, ella lo estaba provocando al grado de que ya le ha quitado la camisa y va por su pantalón. Él no se puede resistir, su pene ya se ha despertado y anhela convertirla en su mujer.

—Quiero que esta noche nuestro matrimonio tenga el mejor inicio. —le susurró al oído.

Tristán no esperó más. La tendió sobre la cama y la besó desesperadamente.

—Oh Dios, cuánto tiempo he deseado tenerte así. —dijo en voz baja y provocativa. Para su mala suerte, minutos después y antes de hacer el amor, ella se quedó dormida.

En lugar de sentirse frustrado Tristán agradeció que fuera así, pues tenía miedo de que en el futuro ella lo acusara de haberse aprovechado en un momento donde ella estaba vulnerable él quiere que las cosas sucedan, pero cuando ambos estén de acuerdo esa es una promesa que le hizo a ella cuando decidieron hacer funcionar realmente su relación.

Lo más gracioso fue que al día siguiente Karely no recordaba nada de las locuras que hizo la noche anterior, ni siquiera podía creer que había dormido casi desnuda en la misma cama con el hombre al que le ha dicho que todavía no está preparada para tener relaciones sexuales.

—¿Por qué quitaste mi ropa? —cuestionó ella con su cara roja de vergüenza.

—¿Pero qué dices, cariño? Tú, solita, te quitaste tus prendas y estuviste a punto de abusar de mí. —confesó. Ella cubrió su rostro con ambas manos y se disculpó.

Ese día en la empresa todo parecía tranquilo hasta que en algún momento Karely necesitaba la firma del jefe y fue a la oficina para que su marido lo firmara. Ella que llegó a la puerta dispuesta a abrirla cuando escuchó la voz de una mujer que decía que el bebé estaba creciendo muy bien y que esperaba que se pareciera a su padre.

Karely se preguntó quién sería la persona que hablaba y a quién se refiere como padre de su criatura.

Su sorpresa fue cuando escuchó la voz de Tristán que le decía que no se preocupara, que todo estaría bien y que el bebé vendría sano al mundo.

La esposa dio unos pasos hacia atrás, se negó a creer lo que acaba de escuchar. Se alejó de la puerta y fue al baño, allí lavó su rostro para controlar la sangre que hacía que sus mejillas se tornaran calientes y coloradas.

De pronto la puerta se abrió y, para su mala suerte, quien entró fue aquella misma mujer que en la universidad increpó a Tristán en cierta ocasión y le reclamó cuando la vio a ella bajarse del vehículo que él manejaba.

—¿Tú qué haces aquí? —preguntó la mujer malvada.

—Aquí trabajo. —le respondió Karely. Sus ojos no pudieron contenerse y de inmediato su mirada bajó hasta el vientre de la mujer embarazada, volvió a sentir esa punzada horrible en el corazón.

—Si te preguntas qué hago yo aquí, no vayas a pensar que soy una trabajadora como tú. Al contrario, he venido para mostrarle la ecografía de este mes al padre de mi bebé.

—Qué bueno. —le respondió Karely con indiferencia.

—Sí, mi hijo es el heredero del señor Tristán Morotova. —anunció.

—Me alegro de que el jefe vaya a ser papá. —dijo Karely. —Me imagino que muy pronto te casarás con él. —agregó.

—Creo que me tomas por tonta, sé que estás detrás del padre de mi hijo. ¿Acaso no tienes pena de dejar a esta criatura inocente sin su papá?

Mi bebé merece crecer en una familia unida; si no es así, no tiene caso de que nazca.

—¿De qué hablas? No insinúes eso. —la regañó Karely.

—Esa es la verdad, si el padre no va a estar con nosotros, no estoy dispuesta a que este niño nazca. Karely, como mujer que eres, deberías de comprender mi situación y dejar en paz a Tristán.

Te lo repito, si no lo dejas en este mes, juro que me desharé de este bebé, lo abortaré sin piedad y tú serás la culpable. En tu conciencia quedará la muerte de este bebé, tú decides si alejarte o convertirte en una asesina.

Es más, un mes es demasiado tiempo y ya no podré deshacerme de él. Te doy una semana para que tomes una decisión y me la hagas saber. Este es mi número de teléfono. Cuanto antes me des tu respuesta será mucho mejor.

Dijo aquella mujer y de inmediato salió del baño y también de la empresa. Karely lloró, sinceramente creía que Tristán estaba siendo sincero con ella todo este tiempo; sin embargo, le había ocultado que estaba teniendo comunicación con su exnovia y que además estaba embarazada de su hijo, el cual su vida ahora depende de una sola palabra de ella.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP