SINOPSIS
Thiago Morotova es un empresario muy reservado, tanto con su vida personal como profesional. Está comprometido con una mujer que no ama y quiere huir del matrimonio.
Maya es una rescatista y miembro de las fuerzas armadas. Un accidente de avión le permite conocer a Thiago y de inmediato se enamoran. Él le oculta dos secretos, uno de ellos hará que ella lo abandone cuando lo descubra.
¿Crees en el amor a primera vista? Thiago y Maya sí, y debido a su peculiar manera de conocerse, ellos bautizaron su relación como UN AMOR CAÍDO DEL CIELO.
EXTRACTO
Había sido una semana ajetreada en la empresa. Thiago decidió ir a pasar el fin de semana en una de sus propiedades en el campo. Todo estaba lluvioso y él amaba ese clima.
De pronto se escuchó un estruendo cerca del lugar. Los empleados corrieron a avisarle que una avioneta del ejército había caído en dicha propiedad. Todos, incluyendo a Thiago, se acercaron para ayudar a los tripulantes antes de que el artefacto tomara fuego como habían visto en las películas.
—Traigan los vehículos, los llevaremos al hospital. —Ordenó.
Había cuatro hombres lesionados de gravedad, mientras que una mujer milagrosamente solo tenía pequeños golpes en su brazo.
En la clínica…
—Hemos notificado lo ocurrido, señor. Según comentó la joven, se dirigían a labores de rescate en otra ciudad y tuvieron este percance debido a las condiciones climáticas que imperan en la región. —Informó el director de la clínica.
Thiago no se separó de la joven hasta que los altos mandos se hicieron presentes para tomar nota de lo ocurrido.
Antes de marcharse, la joven agradeció a Thiago por haberlos salvado, pero había una cosa más: ambos se habían enamorado del otro en silencio.
—¿Podemos seguir en contacto? —propuso ella, tomando la iniciativa.
—De acuerdo. —Respondió emocionado. Ambos compartieron su número de teléfono y se despidieron.
Maya es un miembro activo de las fuerzas armadas. Su padre es un coronel muy respetado que da la vida por su única hija.
—¿Qué sucede, te duele la cabeza? —preguntó el coronel al verla distraída.
—Estoy bien. Es solo que…
—No intentes hacerte la fuerte. Aquí estás en casa y no en el ejército. —La regañó.
La joven militar en quien pensaba era en aquel hombre que conoció en el campo. Y es que ha pasado una semana y él no le ha escrito ni llamado para preguntar por su estado de salud. Eso es algo que a ella le decepciona, entonces, se armó de valor y le envió un mensaje de texto.
—Hola.
Thiago estaba sumido en unos documentos cuando la notificación de mensaje entrante llegó. Su sonrisa se amplió y su corazón palpitó con emoción.
Eso era lo que necesitaba para volver a sonreír. Sabe que es ella por su foto de perfil. Él le hizo una llamada para explicarle que había tenido un inconveniente con su anterior teléfono y no había recuperado los contactos exitosamente.
—¿A qué te dedicas? —Quiso saber, Maya.
—Trabajo en una empresa, soy el conserje. Los fines de semana trabajo en el campo para recaudar un poco más de dinero. —Mintió, ya que no quiere revelar su verdadera identidad.
Fue así como se inició una aventura llena de emociones, sueños, engaños, romance y humor.
Maya dispone de un mes libre para poder recuperarse por el accidente. Thiago le pidió que se encontraran de nuevo para conocerse un poco más y ella aceptó gustosamente.En realidad, su padre le ha informado que ha organizado citas a ciegas para que pueda encontrar a un hombre bueno y forme la familia que él tanto anhela que ella tenga. Ahora ella está aprovechando la oportunidad de haber encontrado a un hombre humilde que, seguramente, debido a su pobreza, aceptará casarse con ella a cambio de dinero, aunque ella no es millonaria, pero está dispuesta a pagar cierto precio por un marido.La distancia que los separa es de dos horas. Así que, Thiago se ofreció a viajar para que ella no lo descubriera si venía a su ciudad.Él compró un ramo de flores para entregarle en su reencuentro. Ella lo estaba esperando en un restaurante sencillo, se sorprendió al ver que las flores eran eternas, ella sabía que ese estilo era demasiado costoso.—No te hubieses molestado, bastaba con tu presencia. —d
Como de costumbre, Maya se despertó muy temprano en la mañana. Casi se llevó el susto de su vida cuando se dio cuenta de que estaba siendo abrazada por un hombre, hasta que recordó la locura que había hecho el día anterior.—Le dije a este pendejo que no se me acercara mientras dormía, y resulta que fui yo la que crucé la línea de peligro. —Lamentó en su mente. Se levantó y fue a la cocina para preparar el desayuno.Más tarde apareció Thiago y le pidió disculpas por no tener el dinero suficiente para pagar una empleada que se ocupara de los quehaceres.—No te preocupes. Saldremos adelante con lo poco que tenemos, espero que dentro de un año mi padre desista de esa idea tan loca de verme casada, entonces nos divorciaremos y cada uno tomará caminos diferentes.—Eso no me lo dijiste cuando me propusiste que fuera tu esposo. —Se quejó.—Lo lamento, se me pasó por alto. Pero así será, en el momento adecuado, terminaremos con este falso matrimonio.—Bueno, no importa, entonces tú eres la qu
Thiago llegó hasta donde estaba su chica y, aprovechando que el guardia estaba distraído, la tomó de la mano y le pidió que lo acompañase.—¿De qué te escondes? —cuestionó—. ¿Acaso te da vergüenza que yo sea tu esposa?—No. Tengo miedo de que se enamoren de ti y me abandones. —Bromeó en respuesta.—Idiota. Traje tu almuerzo para que no gastes dinero comprándolo. Me disculpo por haber sido descuidada y no haberlo preparado esta mañana.—Lamento tanto que no te hayan permitido entrar. La empresa tiene sus reglas y una de ellas es que no se reciben visitas. Y, con respecto a la comida, agradezco que te preocupes por mí, eres una buena esposa.—Gracias. Me da gusto de que no me juzgues y comas todo lo que te preparo con mucho cariño.Thiago sacó la comida y se puso a comer. Su teléfono no paraba de sonar y al no hacer el intento por responder, Maya presintió que algo no estaba bien.—Puedes atender. No soy un impedimento, quizá sean tus padres y quieran saludar.—Descuida. Es el jefe que,
Maya regresó al ejército. Se comunicaba con su esposo cada vez que había una oportunidad. Su padre la felicitó al llegar y le prometió que en cualquier momento harían una ceremonia para que todo el mundo se enterara de que ella ya se había casado.Su amiga Melisa, que también formaba parte del ejército, se emocionó al saber que su querida amiga ya había encontrado un marido. Pero se enojó y la regañó cuando Maya le confesó que solo estaban fingiendo. A ella era la única que se lo podía decir sin temor a ser traicionada.—¿Cuándo voy a conocer a ese idiota? —preguntó Melisa con cara de enojo.—No le digas así, es un gran favor el que me ha hecho. En cuanto pueda, le haré una videollamada y te lo presentaré.—Oye, mi padre ha dicho que habrá una inauguración de un centro comercial y quiere que yo esté presente como la futura heredera que soy de su imperio.—Ah, ya se me había olvidado que mi amiga es millonaria. —Bromeó Maya.—Me ofendes. Sabes que el dinero nunca cambiará nuestra amist
Ambos habían salido al jardín y no se habían encontrado. Hasta que la llamada desapareció y… vaya sorpresa.—¡Esposo! ¿Qué haces aquí?—¿Esposa? ¡Qué sorpresa! Yo… yo estaba atendiendo tu llamada. —Respondió tontamente señalando su teléfono.—Me refiero a la fiesta. —corrigió ella.—Ah, es que… como secretario de la empresa es mi deber acompañar al jefe a cada evento que tenga relación con los negocios.—Cierto, no lo había pensado. —respondió la esposa, siendo comprensiva.—¿Por qué eres tan hermosa? Estás divina, esposa mía. —Le halagó.—Gracias, esposo. Tú estás muy guapo, pareces uno más de estos millonarios presentes.—Por cierto, ¿tú qué haces aquí?—Mi amiga me invitó. Ven, te la voy a presentar, ella ha querido conocerte desde que se enteró de mi repentino matrimonio.—Este… esposa, qué tal si mejor… oh, no, dejemos que tu amiga espere a conocerme, acompáñame a un lugar.Thiago se percató de que alguien se acercaba a ellos, ruega al cielo para que no lo haya visto y sea descub
Francisco se llenó de miedo. Su amigo es muy enojado cuando algo no le agrada y ahora él había metido las extremidades hasta el fondo al decir que era su jefe.—En realidad, él es mi secretario. Supongo que por eso no tengo el derecho a saber sobre su vida. —corrigió.—Eso suena lógico. —Respondió Melisa.El hombre dijo que iría a saludar a unos amigos y desapareció antes de que Maya llegara.En ese momento las amigas no volvieron a tocar el tema. Regresaron temprano y cada una durmió donde le tocaba.El mes siguiente ambas tenían libre la misma semana. Así que, Maya la vino a pasar en casa con su esposo y Melisa se quedó en su ciudad. Desde aquel día mantiene comunicación con aquel hombre y han quedado en que se reencontrarán.Maya se alegró mucho con su amiga, así que preparó una cena para los cuatro y le dijo que lo invitara, pero que no le dijera que es a casa de su secretario porque se sentirá incómodo.Lo que Maya desea es que los cuatro comiencen a convivir y se lleven bien.—¿
Los días van pasando y las vacaciones de Maya se acabaron muy pronto. En esta visita se ha sentido un poco celosa de que su marido reciba llamadas a cada rato y no las conteste frente a ella.—¿Tienes algo que contarme? —Preguntó en cierta ocasión.—No hay nada. Todo está muy bien entre nosotros, si te refieres a las veces que he llegado tarde a casa es porque en la empresa hay mucho trabajo en este momento. —Aclaró.—Está bien. Aceptó ella, sin embargo, aquella espina siempre le molestaba.El padre de Maya le había comentado anteriormente que al casarse debía de renunciar al ejército para que atendiera al esposo. Ahora que lo ha conseguido, él le pide que cumpla con lo prometido. En realidad, a su padre no le agrada que su única hija corra peligro al luchar contra las pandillas y narcotraficantes, prefiere que tenga un trabajo normal en cualquier empresa.—Dame tiempo, padre. Ni siquiera mi esposo se molesta porque sea militar y tú sí. —Le reprochó.—Es porque te quiero, hija. Soy pa
Al ver que los contrarios han disparado contra la integridad física de uno de sus miembros, el coronel que dirigía aquella misión ordenó que asesinaran a sangre fría a aquel capo. Solo así cesaría la violencia y tuvo razón.Todos salieron corriendo del lugar cuando el fuego cesó. Thiago dejó abandonada a la mujer que lo acompañaba y fue a buscar a su esposa; sin embargo, sus compañeros de armas ya la estaban trasladando a la clínica.Thiago habló con uno de los uniformados y le hizo saber que era el esposo de Maya y que necesitaba estar con ella para conocer su estado de salud. Justo en ese momento Melisa iba pasando por el lugar, va corriendo a subir a una patrulla para acompañar a su amiga.Thiago la vio, la detuvo y le suplicó que lo ayudara a llegar con su mujer.—Mira, no tengo tiempo para detenerme a hablar contigo y darte mayores detalles. Sígueme en tu auto, no te pido que vengas conmigo porque es prohibido que un civil nos acompañe cuando corremos peligro. —dijo ella. Pero, a