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Como de costumbre, Maya se despertó muy temprano en la mañana. Casi se llevó el susto de su vida cuando se dio cuenta de que estaba siendo abrazada por un hombre, hasta que recordó la locura que había hecho el día anterior.

—Le dije a este pendejo que no se me acercara mientras dormía, y resulta que fui yo la que crucé la línea de peligro. —Lamentó en su mente. Se levantó y fue a la cocina para preparar el desayuno.

Más tarde apareció Thiago y le pidió disculpas por no tener el dinero suficiente para pagar una empleada que se ocupara de los quehaceres.

—No te preocupes. Saldremos adelante con lo poco que tenemos, espero que dentro de un año mi padre desista de esa idea tan loca de verme casada, entonces nos divorciaremos y cada uno tomará caminos diferentes.

—Eso no me lo dijiste cuando me propusiste que fuera tu esposo. —Se quejó.

—Lo lamento, se me pasó por alto. Pero así será, en el momento adecuado, terminaremos con este falso matrimonio.

—Bueno, no importa, entonces tú eres la qu
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