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Más tarde, Karely escuchó como si alguien estuviera tocando la puerta. Ella se asustó, pues, a su mente vino que podría ser aquel hombre que le había insinuado pagarle mucho más dinero del que Tristán le pagaba. Se llenó de miedo, pero harta de que no dejaran de molestar, ella se levantó para ir a averiguar de quién se trata.

—Soy yo. Déjame entrar, por favor, estoy herido. —dijo Tristán. Ella, de inmediato, al reconocer la voz, abrió la puerta.

—¿Qué te pasó? —preguntó ella cuando vio que por el rostro corría un hilo de líquido rojo.

—Tuve un accidente, ¿podrías dejar que me quede aquí esta noche, por favor? Y si no es tanta molestia, ¿podrías curarme también? Karely recordó haberlo visto que se fue con la amante.

—No creo que hayas tenido un accidente. Dime qué te pasó, ¿de dónde vienes? —cuestionó con seriedad, no dispuesta a curarle como él le pide.

—Mañana te lo contaré todo, es una larga historia. Por favor, no me dejes solo esta noche, prometo que mañana iremos al registro civil para firmar nuestro divorcio.

Solo así, Karely accedió a curarle la herida que trae en la cabeza.

—Oye, ¿por qué traes un vidrio enterrado?

—Ya te dije que todo pasó por un accidente.

—Supongo que ese accidente está relacionado con alguna mujer, ¿o me equivoco?

—¿Por qué lo dices?

—No más comento, los hombres son así de estúpidos. Supongo que también estás en ese grupo tú.

—Mañana hablaremos… mañana te lo cuento todo, por favor no hagas más preguntas. —pidió, pues se siente muy triste de que ella no dé marcha atrás a su decisión.

—No te molestes en contarme lo que pasó. Te recuerdo que ya estamos a un tan solo paso de separarnos, ya lo que tú hagas no me importa y lo que yo haga no tiene por qué importarte a ti.

—Está bien, comprendo todo y haré lo que tú quieras. Prometí no interferir más entre nosotros y así lo haré.

Al no haber otra cama, Karely permitió que su marido se quedara junto a ella, eso sí, que cruzó un par de almohadas dividiendo su espacio.

Más tarde, cuando Tristán pensó que la chica ya estaba dormida, extendió su brazo, le acarició el rostro y le dijo:

—Eres la primera mujer que he amado en mi vida, eres todo lo que yo quiero, pero no te forzaré a estar a mi lado. Quieres volar, entonces te dejaré hacerlo.

Te amo y siempre te voy a amar, te juro que nunca más volveré a enamorarme porque me dejas con el corazón hecho pedazos.

Le dio un beso en la frente, dio la vuelta y se acomodó en su posición. Karely no estaba dormida, en realidad no podía dormir estando al lado del hombre que ama y que al mismo tiempo la engaña. Pero las palabras de él la han dejado confundida. ¿Acaso no siente nada por su amante? otra cosa, ¿A qué se debe ese golpe en la cabeza si se supone que era con la mujer embarazada que iba a pasar la noche?

Karely esperó a que el hombre se quedara quieto, entonces creyó que ya estaba dormido y le dijo:

—Te conocí cuando eras arrogante, te creías el más importante en el mundo; sin embargo, cuando me ofreciste tu ayuda, supe que eras una persona maravillosa y lograste hacer que me enamorara de ti. Nunca había tenido un novio y tú te convertiste en mi esposo. No te imaginas cuánto me duele esta separación, pero es lo mejor para el futuro de tu hijo.

—¡Qué! ¿De qué hijo hablas? —cuestiona Tristán.

—Pensé que estabas dormido. —dijo ella.

—He escuchado todo. ¿De qué bebé hablas?

—Tu amante… tu amante está embarazada, ella misma me dijo que tú estás feliz de tener un hijo con ella.

—Pequeña…

—Espera… cuando me dijiste que eras estéril, yo ya sabía que ese bebé existía. —confesó.

—¿Por eso es que estás apresurada para que nos divorciemos?

—Sí, quiero que ese bebé tenga una familia conformada por ambos padres.

—Cariño, no tengo ningún bebé, tengo pruebas de que no puedo engendrar. Ella está mintiendo. Si es cierto que está embarazada, pero no es mío, por favor no le hagas caso.

Desde hace días te estoy pidiendo que hablemos, pero tú no me lo permites. Ese malentendido no debió pasar a más, si tan solo me hubieses escuchado, yo te lo hubiera explicado todo.

—¿Explicar que Tristán? ¿Qué te ves con ella a escondidas e incluso que hoy la llamaste para que viniera y te llevara porque estabas borracho? Me has dejado como una tonta, yo llegué por ti, pero tú ya estabas contento con tu amante.

¿Crees que eso es justo lo que yo merezco?

—No, cariño. Déjame explicarte: ella fue mi novia en un tiempo, o sea, algo que en ningún momento fue serio. Pero cuando le pedí que ya no nos volviéramos a ver, ella se molestó y corrió a decirle a su padre que estaba embarazada de mi hijo y que yo no me quería hacer cargo.

Ese hombre, su padre, tiene una enemistad con el mío, pues hace unos años mi señor padre había ganado una licitación para la construcción de un aeropuerto. Sin embargo, en el último minuto le informaron que otra empresa era la que lo haría. Desde entonces se formó una enemistad entre las dos familias. Motivo por el cual su padre me está obligando a responder por ese niño y yo, aprovechando esta situación, he tomado a bien vengarme por la humillación que sufrió mi padre en aquel tiempo.

He actuado como que me haré cargo del hijo de esa mujer, incluso me he reunido con ella. No te lo voy a negar y te pido disculpas por habértelo ocultado, pero era algo irrelevante que pensé que jamás dañaría nuestro matrimonio.

—Pero es que… tú no eres estéril. Yo… yo creo que estoy embarazada.

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