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Por su parte, Karely se hubiera marchado, pero prefirió detenerse para que no se le notara que estaba celosa.

—Oye, Karely, ¿tú qué opinión tienes sobre el jefe? Aunque tú no conociste al que estaba anteriormente, porque prácticamente entraste a trabajar el mismo día que el señor Tristán y supongo que no sabes diferenciar entre un hombre guapo, atractivo y un pordiosero de la calle a los cuales seguramente tú estás acostumbrada. —se burló.

—No tengo ninguna opinión sobre él, personalmente. Solo en lo que respecta en el ámbito laboral y profesional, puedo opinar que el jefe es un magnífico empresario que en pocos días ha descubierto todas las atrocidades que su anterior administración provocó en la empresa.

—No creo que solo esa opinión tengas de él, prácticamente trabajas a su lado, eres su mano derecha por ser su asistente personal, incluso hasta te permite salir temprano cuando le pides permiso y nadie más tiene ese privilegio, solo tú.

Fíjate en este momento, deberías de estar con él en la reunión. Pero, en cambio, estás aquí disfrutándote un café, es un privilegio que no cualquiera lo tiene. Cuéntanos qué tienes con el jefe. ¿Eres su amante o quieres convertirte en la esposa de él? Según he escuchado, el señor Tristán Morotova no está casado y hasta el momento la tendencia marca que es el soltero más codiciado en este país.

Pero no te hagas ilusiones, querida. Desde este momento te lo advierto que no te formes ilusiones con un hombre tan hermoso como él. Tú deberías de estar buscando hombres en la calle, allá es a donde tú perteneces.

—Ustedes dos deberían de mantenerse al margen con sus palabras y pensarlo dos veces antes de faltarme el respeto, ustedes no tienen idea de quién soy yo. —les dijo Karely, dejándolas atrás y saliendo de la cafetería para ir a la oficina. Su dolor de cabeza ha aumentado más con las alucinaciones de ese par de estúpidas.

—Avísame cuando la reunión termine, por favor. —le dijo Karely en un mensaje de texto a su marido. Luego guardó el teléfono en su cartera y se recostó sobre el escritorio con la cabeza reposando en sus brazos.

Al leer ese mensaje de texto, Tristán se preocupó. Sabe que ella se sentía mal de la cabeza y teme que algo malo le esté sucediendo o que se sienta peor de lo que anteriormente estaba.

—La reunión queda suspendida hasta nuevo aviso. —Les notificó a los presentes. Recogió su computadora y se movilizó hasta la oficina de ella.

—¿Estás bien? —preguntó al no más entrar.

—Hola. Estoy bien, solo quería decirte que quiero ir a casa.

—¿Qué sucede? Mejor te llevaré a la clínica, no es normal que te duela tanto la cabeza como dices. Si el dolor ha empeorado, es mejor que te revise un médico y dé un diagnóstico preciso.

—No, Tristán, el dolor de cabeza ya desapareció, pero es que…

—¿Qué sucede? Por favor, no me dejes con la intriga.

—Yo… yo quiero preguntarte si te gusta alguien de esta empresa.

—¿Cómo así, Karely? Eres mi esposa, ¿cómo me haces esa pregunta? Si alguien debe de gustarme, obviamente eres tú y claramente podría decirte que sí me gusta alguien de la empresa porque tú trabajas aquí. Te tengo frente a mí en este momento, no entiendo a qué se debe tu pregunta, o sea, sí lo entiendo, pero no tienes por qué darle tantos rodeos.

Pregúntame directamente, cariño, ¿te gusto?

Ella sonrió nerviosa, no esperaba que él le llamara cariño y fuera tan directo

—Solo preguntaba por qué tú, al parecer, no me tomas como tu esposa. Nunca me has besado y temo que sí lo hagas con otras chicas aquí. —Confesó. Pero no le dijo que se refiere a aquella estúpida de la cafetería.

—Sabes que muero de ganas por besarte, pero cada vez que lo intento, tú me evades, no quiero hacerlo por la fuerza, Karely en la cama te he buscado en muchas ocasiones y tú me rechazas, me siento mal, te lo juro, pero he prometido respetarte porque no quiero parecer un mal hombre.

—Eso significa que tú solo estás esperando a que yo dé el visto bueno para que nuestro matrimonio se consuma, ¿es así o me equivoco? —dijo ella, marcando el pecho del hombre con la punta de su dedo.

Tristán sonrió, no sabe qué ha pasado para que esa mujer haya tenido ese cambio tan radical, pero le agrada.

—Estás en lo cierto, esposa. —le respondió.

Ella se empinó y le dio un suave beso en los labios que lo dejó aturdido. Pero a la vez con ganas de continuar, así que la tomó del brazo y la mantuvo pegada a su pecho, la miró fijamente a los ojos, ella también hizo lo mismo. Sus labios temblaban, él dirigió su mirada hacia ellos y se vanaglorió al ver que pedían a gritos ser besados por él… nada más que por él.

Relamió sus labios para humedecerlos y los unió contra los de ella. Un acalorado y apasionado beso surgió. Él está felizmente emocionado de que por primera vez haya probado los labios más exquisitos del mundo, anteriormente por su vida han pasado muchas mujeres, pero con ninguna se ha sentido cómo lo hace sentir Karely con tan solo compartir su tiempo y este primer beso que lo está enloqueciendo por completo.

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