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Tristán sintió que iba a explotar de rabia, pero es que en realidad no podía soportar, imaginar todo el sufrimiento que ella ha experimentado a tan corta edad. Finalmente, Karely no dijo nada, ella no se negó a que él tomara la Justicia con sus propias manos. Ya lo está conociendo y sabe que cuando él dice que hará una cosa, no hay nada que lo impida.

Al día siguiente, Tristán le dijo a la chica que no fuera a la empresa. Pero ella se negó a quedarse sola en casa, entonces acordaron que no pondría un pie fuera del edificio si no era acompañada por él o por sus guardaespaldas, los cuales siempre estarían a disposición para cuando ella los necesitara.

Los días van pasando y los rumores en la empresa están tomando forma. Muchas de las empleadas hablan entre pasillos, que el nuevo jefe y la asistente se encierran en la oficina, salen juntos a almorzar y a la hora de la salida también ella espera a que él salga para irse juntos. Aunque por mucho que traten de ocultarlo, ellas siempre lo han descubierto y desde ya odian a la chica.

Cierto día, Karely se quedó en la oficina. Había una reunión, pero ella no se presentó, ya que estaba teniendo un fuerte dolor de cabeza, entonces Tristán le dijo que por su bien mejor se quedara a descansar por mientras salían y llegaban a casa. No quiso enviarla sola, a menos que fuera a un hospital para que la revisara un médico, cosa que como siempre ella se negó a aceptar.

Era un dolor de cabeza muy fuerte, nunca había sentido algo similar, ni cuando su padre la golpeaba. Había escuchado decir anteriormente que el café fuerte ayudaba a rebajar esos síntomas, por lo que se fue a la cafetería y se preparó un café espeso y amargo. Justo entonces llegaron dos chicas que también eran asistentes, pero en departamentos distintos. Una le dijo a la otra que hace un par de días el jefe le había coqueteado y que le había propuesto tener una loca noche de sexo. Karely las escuchó detenidamente, no podía creer que su esposo la estuviera engañando hasta el momento, no le había dado señales de eso, pero si esa chica lo estaba diciendo significa que por algo lo hace.

—No lo puedo creer, eres muy afortunada. —le respondió la compañera. —cuánto quisiera yo que el jefe se fijara en mí, vaya qué dicha la tuya has acaparado a un gran magnate millonario. —le felicitó descaradamente mientras se preparaban su café también.

—¡Ni lo menciones! —exclamó. —Él ya me dio un adelanto, ya me hizo probar sus besos y dijo que soy la mujer con los labios más bellos que ha besado en toda su vida.

—¡Ah por Dios, qué emoción! No sabes cuánto me alegro amiga que hayas encontrado el amor y más si es un hombre guapo, millonario y con buen porte. —le alabó la compañera.

A todo eso Karely solo las escucha y finge esperar a que su café se enfríe, en realidad siempre fue consciente de que eso pasaría algún día. Tristán tiene todos los atributos que la chica mencionó, era obvio que todas se derretirían por él y quizá en alguna de esas tentaciones su esposo caería.

—Ah, Tristán. Espero que lo que esta mujer está diciendo no sea cierto. —acusó la chica en su mente.

Para ya no seguir escuchando a las cacatúas, ella prefirió irse a la oficina; sin embargo, ellas la detuvieron. Su misión es que ella confiese que relación existe entre ella y el jefe.

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