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La mañana siguiente la esposa se levantó y preparó el desayuno para el esposo. Sin embargo, este, en lugar de comer en casa, dijo que saldría a desayunar con unos amigos.

Karely se sintió mal en ese momento, pero ya no pudo decirle nada, ya que él ya se había marchado. El resto del día, Tristán no llegó a casa hasta por la noche, estuvo todo el día dentro del auto en el estacionamiento de un supermercado, ni siquiera había probado bocado y sus tripas rugían como un león hambriento.

Karely ya estaba dormida, así que él fue a la cocina y comió de lo que encontró guardado y que seguramente ella había cocinado durante el día esperando a que regresara.

Esa noche él se quedó en otra habitación. Si iban a cumplir a cabalidad las reglas de aquel bendito contrato, no era necesario dormir en la misma habitación y menos en la misma cama.

El día lunes Tristán decidió que era hora de presentarse en la empresa y comenzar su primer día como el presidente y dueño.

Por cortesía comió lo que la esposa le preparó para el desayuno, también le pidió que lo acompañara a la empresa, eso fue algo que le prometió; convertirla en su asistente. Aunque él lo hizo porque en aquel momento creyó que ella se enamoraría de él y trabajar juntos sería maravilloso. Ahora solo le queda cumplir aquella promesa.

—No llegaste a dormir en la habitación, ¿dónde estuviste? —preguntó ella mientras viajaban para la empresa.

—Estuve con los amigos y no me di cuenta cuando se hizo tarde. —Respondió de mala gana, pero siempre con educación. —Espero que hayas dormido cómoda. —Dijo con sarcasmo.

—Sí. Lo hice. —Confirmó con una sonrisa que hizo enojar a Tristán. ¿Acaso ella lo considera un estorbo?

—¿Me vas a presentar como tu esposa o como tu asistente?

—No es el momento adecuado para dar a conocer que estamos casados, lo anunciaremos cuando sea conveniente.

—Espero que no haya chicas hermosas, pensarán que estás soltero y se enamorarán de ti. —Expresó con preocupación, sin embargo, el esposo está muy dolido y por ese motivo ignoró sus palabras.

En la empresa nadie sabe que el nuevo presidente llegará ese día para tomar posesión de su cargo. Tristán le dijo a Karely que ella ingresara primero mientras estacionaba el auto. En realidad, no quiere que el personal los vea entrar juntos, no le apetece levantar rumores de que están teniendo un romance y a la vez ser ignorado por ella.

Hubo una rápida presentación por parte de la presidencia. Luego de eso, cada uno se quedó en su oficina, poniéndose al día sobre cada actividad desarrollada anteriormente.

A la hora del almuerzo, Karely se quedó esperando a que su marido le llamara para salir juntos a comer; sin embargo, la llamada que tanto esperaba nunca llegó. Entonces decidió ir a su oficina para preguntarle qué quiere de comer y ella traérselo; sin embargo, él no se encontraba allí.

Karely se sintió extremadamente molesta, le llamó a su teléfono y al responderle le informó que más bien ya iba de regreso a la empresa después de su almuerzo.

—¿Por qué no me preguntaste si iría contigo? ¿Podrías traerme una sopa de pollo, por favor? —Pidió.

—Lo siento, ya he salido del restaurante. —Respondió y a la vez colgó la llamada. Eso hizo que ella estuviera mucho más molesta. Anteriormente, ese hombre la consentía en todo lo que ella le pidiera y ahora se ha vuelto frío.

Sin tiempo disponible para salir, ella volvió a su oficina y continuó con su trabajo. No supo en qué momento su marido llegó, él ni siquiera se reportó y ella prefirió que mejor fuera así, aunque en su interior deseaba que su plato de comida llegara.

A las tres de la tarde ella ya no aguantaba más el hambre y decidió salir sin decírselo a Tristán. Pero justo cuando se aprestaba a tomar el taxi, fue secuestrada por dos hombres que le cubrieron el rostro con una capucha y la subieron a un auto que de inmediato se puso en marcha.

Desde ese momento, Karely supo que ya todo estaba acabado y que había vuelto a las manos de su malvado padre.

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