73

Tristán estaba emocionado. Todo el día ha pasado con ganas de ver vestida elegantemente a su mujer. Su idea es anunciar esta misma noche que ella es su esposa. Esa será una sorpresa para Karely que, según ella, su marido se avergonzará el día en que la verdad salga a luz.

—Estás hermosa. —Le hizo saber. Tomándola de la mano y obligándola a que diera una vuelta para que le modelara.

—Tú también te ves muy guapo y…

—¿Y qué? —Indagó, acercándose a ella para abrazarla por la espalda.

—Lo siento, he olvidado algo en el lavamanos. —Mintió, alejándose de inmediato.

Tristán notó que es de él que huye. Su corazón se detuvo, no entiende por qué motivo ella lo rechaza. A partir de ese momento prometió no interferir más en la vida de ella. Hará lo que el contrato establece: cero sentimientos, total; es eso lo que ella siempre le repite.

—Estaré esperando en el auto, por favor, no tardes o seremos los últimos en llegar. —Dijo con voz tranquila.

Minutos después, la esposa llegó y se sentó a su lado. El chofer los condujo hasta la universidad, en donde la mayoría ya se había hecho presente y al ver a la nueva pareja que ha llegado, se quedaron con la boca abierta. Sin embargo, cuando les preguntaron que si estaban en una relación, ella rápidamente contestó que solo son amigos.

Tristán pasó la saliva con dificultad por su garganta. Sus planes habían sido lanzados a la basura por culpa de su misma esposa. ¿Cómo anunciaría que estaba en un matrimonio cuando la parte involucrada ya había dicho que solo eran amigos?

El resto de la noche los dos no se separaron. En otra ocasión, Tristán sería el primero que andaría besuqueándose con cualquier mujer hermosa de caderas anchas y piernas largas. Sin embargo, ahora ha decidido respetar la presencia de Karely y solo le queda beber hasta más no poder. La decepción por ser rechazado en la cama lo mantiene sin sus pies en la tierra.

Al ver que el esposo estaba comportándose demasiado extraño con el alcohol, Karely llamó al chofer para que le ayudara a llevarlo al auto. Eso les costó mucho porque Tristán es un hombre demasiado alto y fornido, cosa que nunca le ha tocado hacer al chofer, cargarlo.

En casa lo acostaron en la cama, el chofer se marchó y le dijo a Karely que si el jefe se siente mal, puede llamarlo a la hora que sea para llevarlo al médico. El hombre estaba asustado junto con los guardaespaldas porque nunca lo habían visto tan lamentable.

—Seguro que si los señores Morotova lo ven así, lo regañarán y también a nosotros por no estar pendientes de él. —Comentaron los hombres.

En la habitación…

—Karely, ¿qué haces? —preguntó al sentir que ella le está quitando la ropa.

—Tienes que dormir desahogado, esa corbata te puede asfixiar. —Le respondió y continuó con su trabajo.

Él la tomó de la mano y la empujó hacia la cama. Se subió encima de su cuerpo y la besó, ella comenzó a patalear y a quitárselo de encima.

—Estás borracho, Tristán, estás hecho un asco. —Expresó.

Finalmente, Tristán se detuvo al escuchar con claridad esas palabras que terminaron de destrozar su corazón. Se tiró boca abajo sobre la cama y fingió estar dormido y no, no estaba tan borracho como ella creía, todo fue fingido para ver si así podía lograr hacerle el amor por primera vez a su esposa.

—Ahora sí, Karely. Ahora sí, ten por seguro que será la última vez que te ruego. —Prometió a sí mismo, aunque, haya sido idea suya de que se casaran para rescatarla de las garras del malvado padre.

Sigue leyendo en Buenovela
Escanea el código para descargar la APP

Capítulos relacionados

Último capítulo

Escanea el código para leer en la APP