| 𝐅𝐑𝐔𝐒𝐓𝐑𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍 𝐘 𝐃𝐄𝐓𝐄𝐑𝐌𝐈𝐍𝐀𝐂𝐈𝐎́𝐍/𝐋𝐀 𝐕𝐄𝐑𝐃𝐀𝐃 𝐒𝐀𝐋𝐄 𝐀 𝐋𝐀 𝐋𝐔𝐙

Por la mañana, mientras desayunaba, recibí un mensaje de mi profesor Martínez. Me necesitaba ver en la academia con urgencia. Dejé mi desayuno a medias y subí a darme un baño. Me coloqué algo casual: unos jeans claros, una blusa oversize negra y unos tenis negros. Tomé una bolsa cruzada, me maquillé un poco y me puse unos lentes de sol oscuros para que no notaran lo sucedido de la noche anterior.

Al llegar a la academia, me encontré con Leonardo en el auditorio, pero esta vez no era para ensayar juntos.

—No quiero hacer esto —dije, cruzándome de brazos.

—Yo tampoco —coincidió Leonardo—. No puedo trabajar contigo después de las mentiras que dijiste.

Justo entonces, los profesores Martínez y Thomson entraron en el auditorio.

—¿Qué pasa aquí? —preguntó el profesor Martínez.

Leonardo y yo explicamos nuestra situación, pero los profesores no estaban dispuestos a escuchar.

—Lo siento, chicos —dijo el profesor Thomson—. Pero no podemos hacer cambios ahora. El concurso está a una semana y los nombres de los participantes ya fueron enviados. La publicidad ya está repartida. Tienen que seguir con el concurso, sí o sí.

Leonardo y yo nos miramos, frustrados. No teníamos opción.

—Pero, profesor... —empecé a decir, pero el profesor Martínez me interrumpió.

—No hay peros, Sofía. La decisión está tomada. Tienen que trabajar juntos si quieren participar en el concurso.

Leonardo y yo nos miramos de nuevo, esta vez con una mezcla de frustración y resignación.

—Está bien —dijo Leonardo finalmente—. Trabajaremos juntos. Pero no esperen que resulte.

—No lo esperamos —dijo el profesor Thomson—. Pero confiamos en que pueden hacerlo.

Leonardo y yo nos levantamos, todavía mirándonos con desconfianza.

—Vamos a empezar a ensayar de inmediato —dijo el profesor Martínez—. Tenemos mucho trabajo por delante si queremos ganar este concurso.

—Lo siento, profesor —dije—, pero no traje mi violín conmigo.

Leonardo se burló de mí.

—Por andar llamando la atención, se puso como loca y lo destruyó —dijo con una sonrisa sarcástica.

Voltee a verlo, enojada y herida. "Ignóralo" me dije a mí misma y me dirigí a los profesores

— Si me dan 30 minutos, voy por mi violín y regreso.

Los profesores se miraron entre sí y asintieron.

—Está bien, Sofía. Tienes 30 minutos. Pero no te demores —dijo el profesor Thomson.

Asentí y salí del auditorio, dejando a Leonardo y a los profesores atrás. Me sentía enojada y herida, pero también determinada. Iba a demostrarle a Leonardo que no me iba a dejar vencer por sus palabras.

Regresé a la academia con mi violín, decidida a no dejarme intimidar por Leonardo. Al entrar, me encontré con Vanessa en el pasillo.

—¿No aprendiste la lección? —dijo Vanessa con una sonrisa sarcástica—. Solo estás dando lástima. ¿O quieres que la próxima vez no sea tu violín el que destruya, sino a ti?

Abrí la boca para responder, pero una voz detrás de nosotras me interrumpió.

—¿Qué has dicho, Vanessa? —dijo Leonardo, acercándose con el rostro lleno de furia.

Vanessa abrió los ojos, sorprendida y asustada. Volteó a ver a Leonardo, tratando de mantener la calma.

—Sofía comenzó a decirme cosas —dijo Vanessa, intentando manipular la situación—. Solo me acerqué a preguntarle cómo seguía y ella empezó a acusarme de cosas que yo sería incapaz de hacer.

Al escuchar sus palabras, fruncí las cejas enojada por su cinismo. Era evidente que estaba tratando de echarme la culpa a mí.

Leonardo la miró con desprecio.

—Cállate —dijo con firmeza—. Escuché todo. ¿Cómo pudiste ser tan miserable y caer tan bajo con esas niñerías? Aléjate de mi vida y no me busques más.

Vanessa, con lágrimas en los ojos, intentó defenderse.

—Leonardo, es un malentendido...

Pero Leonardo la ignoró y se alejó, dejando a Vanessa rogándole que le creyera. Yo, sin saber exactamente qué acababa de pasar, me quedé allí, pero sentí un peso menos al saber que la verdad había salido a la luz y que Leonardo había descubierto la verdadera cara de Vanessa. Pero también me sentí triste por Leonardo. Sabía que había sido herido por la traición de Vanessa.

Leonardo

Estaba en el auditorio con los profesores, discutiendo los próximos eventos de la academia. Mi mente vagaba, pensando en todo lo que había pasado con Sofía y las cosas que Vanessa me había dicho. De repente, escuché voces elevadas en el pasillo. Me disculpé y salí para ver qué estaba pasando.

Al acercarme, vi a Vanessa hablando con Sofía de una manera que me hizo detenerme.

—¿No aprendiste la lección? —dijo Vanessa con una sonrisa sarcástica—. Solo estás dando lástima. ¿O quieres que la próxima vez no sea tu violín el que destruya, sino a ti?

Mi corazón se aceleró y la furia comenzó a crecer dentro de mí. No podía creer lo que estaba escuchando. Me acerqué rápidamente, tratando de no hacer ruido.

—¿Qué has dicho, Vanessa? —dije, tratando de mantener la calma, pero con el rostro lleno de furia.

Vanessa se giró, sorprendida y asustada. Intentó mantener la calma, pero yo ya había escuchado suficiente.

—Sofía comenzó a decirme cosas —dijo Vanessa, intentando manipular la situación—. Solo me acerqué a preguntarle cómo seguía y ella empezó a acusarme de cosas que yo sería incapaz de hacer.

La miré con desprecio, sintiendo una mezcla de traición y arrepentimiento.

¿Cómo había podido ser tan ciego?

—Cállate —dije con firmeza—. Escuché todo. ¿Cómo pudiste ser tan miserable y caer tan bajo con esas niñerías? Aléjate de mi vida y no me busques más.

Vanessa, con lágrimas en los ojos, intentó defenderse.

—Leonardo, es un malentendido...

Pero no podía escuchar más. Me alejé, dejando a Vanessa rogándome que le creyera. Me sentía traicionado por una amiga de la infancia, alguien en quien había confiado ciegamente. Pero lo peor de todo era el arrepentimiento que sentía por no haber creído en Sofía y por haberle dicho todas esas cosas hirientes

Me alejé rápidamente, pero escuché los pasos apresurados de Vanessa detrás de mí. No podía creer que aún intentara seguirme después de todo lo que había dicho.

—¡Leonardo, espera! —gritó, con la voz quebrada por las lágrimas.

Me detuve y me giré bruscamente hacia ella, sintiendo una mezcla de furia y repulsión.

—¿No entiendes lo que significa alejarse? —dije, con la voz llena de desprecio—. En este momento, siento un asco profundo por haber sido tan estúpido al creerte, a ti, una persona tan miserable e infeliz.

Vanessa retrocedió, sus ojos llenos de lágrimas. Parecía que mis palabras la habían golpeado con fuerza.

—Leonardo... —susurró, intentando acercarse de nuevo.

Levanté una mano, deteniéndola en seco.

—Olvídate de mí —dije con firmeza—. No te quiero ver cerca de mí ni de Sofía.

Con eso, me di la vuelta y me alejé, dejando a Vanessa sola en el pasillo, llorando. Sabía que había tomado la decisión correcta. Ahora, mi prioridad era enmendar mis errores con Sofía y demostrarle que podía confiar en mí.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo