DespuΓ©s de salir del parque, decido que necesito hablar con alguien que pueda ofrecerme una perspectiva diferente. Alguien que siempre ha sido honesta conmigo. Marco el nΓΊmero de Valeria, mi mejor amiga, y espero a que conteste.βΒΏSofΓa? ΒΏQuΓ© pasa? βpregunta Valeria al contestar.βΒΏPuedo ir a tu casa? Necesito hablar contigo βle digo, tratando de mantener mi voz firme.βClaro, ven cuando quieras. Estoy en casa.Cuelgo y me dirijo a la casa de Valeria. El camino me da tiempo para ordenar mis pensamientos, aunque el dolor y la confusiΓ³n siguen presentes. Cuando llego, Valeria me recibe con una sonrisa cΓ‘lida y me invita a pasar.βΒΏQuΓ© ha pasado? βpregunta, guiΓ‘ndome hacia el salΓ³n.Nos sentamos en el sofΓ‘ y, sin poder contenerme mΓ‘s, le cuento todo lo que ha sucedido con Leonardo. Valeria escucha atentamente, sin interrumpirme.βSofΓa, lo siento mucho. Leonardo no tenΓa derecho a hablarte asΓ. Pero tambiΓ©n creo que esto te ha mostrado quiΓ©n es realmente. Y aunque duela, es mejor saberl
Al dΓa siguiente, me despertΓ© con una mezcla de emociΓ³n y nerviosismo. Me preparΓ© rΓ‘pidamente y me dirigΓ a la academia, donde me encontrarΓa con los miembros de la orquesta con los que trabajarΓa. Al llegar, me sorprendΓ al ver que todos eran jΓ³venes, llenos de energΓa y entusiasmo.En el centro de la sala, el profesor MartΓnez conversaba con una mujer elegante, de porte distinguido. Al verme, MartΓnez me hizo seΓ±as para que me acercara. ObedecΓ y me aproximΓ© con una sonrisa tΓmida.βBuenos dΓas, SofΓa βdijo el profesor MartΓnez con una sonrisa cΓ‘lidaβ. Quiero presentarte a la seΓ±ora Elena GarcΓa, la encargada de la orquesta.La seΓ±ora GarcΓa extendiΓ³ una mano elegante y yo la estrechΓ© con respeto.βEs un placer conocerte, SofΓa βdijo la seΓ±ora GarcΓaβ. He oΓdo mucho sobre tu talento. Tu lugar serΓ‘ en la primera fila, junto a los otros violinistas principales. En unos minutos comenzaremos el primer ensayo.AsentΓ, sintiendo una oleada de orgullo y responsabilidad. Me dirigΓ hacia l
Diego y yo llegamos al pequeΓ±o cafΓ© que habΓa sugerido. Era un lugar acogedor, con mesas de madera y una atmΓ³sfera tranquila. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, desde donde se podΓa ver la calle llena de vida.βEntonces, cuΓ©ntame todo βdijo Diego mientras nos acomodΓ‘bamosβ. ΒΏCΓ³mo fue el ensayo?SonreΓ, emocionada por compartir mi experiencia.βFue increΓble. La seΓ±ora GarcΓa es una directora fantΓ‘stica. Nos hizo trabajar en la sincronizaciΓ³n y la armonΓa desde el principio. Me sentΓ un poco nerviosa al principio, pero luego me dejΓ© llevar por la mΓΊsica. Los otros mΓΊsicos son muy talentosos y me sentΓ muy bien acogida.Diego me escuchaba atentamente, asintiendo de vez en cuando. Su interΓ©s genuino me hacΓa sentir valorada.βEso suena genial, SofΓa. Estoy seguro de que te irΓ‘ muy bien en esta orquesta. ΒΏY quΓ© tal la seΓ±ora GarcΓa? ΒΏEs tan estricta como dicen?βEs exigente, pero tambiΓ©n muy comprensiva. Nos da muchas indicaciones para mejorar, pero siempre de una manera constru
DespuΓ©s de salir del baΓ±o, me dirigΓ de regreso a la fiesta, intentando olvidar lo que habΓa pasado con Leonardo. Me sentΓa confundida y un poco nerviosa, pero tambiΓ©n aliviada de haberme alejado de Γ©l.Cuando lleguΓ© a la pista de baile, vi a Diego bailando con Ana, una de mis compaΓ±eras de la orquesta. Me sonriΓ³ al verme y me hizo un gesto para que me uniera a ellos. Me sentΓ agradecida de verlo y me unΓ al baile.Diego me tomΓ³ la mano y me acercΓ³ a Γ©l.βΒΏEstΓ‘s bien? βme preguntΓ³, mirΓ‘ndome con preocupaciΓ³n.βSΓ, estoy bien βle respondΓ, sonriendoβ. Solo necesitaba retocarme un poco el maquillaje.Diego me creyΓ³ y continuamos bailando. Me sentΓa segura y protegida a su lado, y la mΓΊsica y la risa de los demΓ‘s me ayudaron a olvidar lo que habΓa pasado con Leonardo.Pero justo cuando pensaba que la noche iba a seguir sin incidentes, vi a Leonardo de nuevo. Esta vez, estaba en la barra, bebiendo un trago y mirΓ‘ndome con una expresiΓ³n que me helΓ³ la sangre.Me sentΓ un escalofrΓo recorre
Diego y yo salimos de la academia y nos dirigimos a un cafΓ© cercano para relajarnos despuΓ©s del ensayo. La tarde estaba fresca y agradable, y el ambiente del cafΓ© era acogedor. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, desde donde podΓamos ver la calle llena de vida.βMe alegra que hayas venido al ensayo βdije, sonriendo a Diego mientras tomΓ‘bamos asientoβ. Tu presencia me dio mucha confianza.Diego sonriΓ³ y tomΓ³ un sorbo de su cafΓ©.βMe alegra escuchar eso. DisfrutΓ© mucho viΓ©ndote tocar. Eres increΓble, SofΓa.SentΓ un rubor en mis mejillas y bajΓ© la mirada, agradecida por sus palabras.βGracias, Diego. Significa mucho para mΓ.Pasamos un rato conversando sobre la mΓΊsica y nuestros planes para el futuro. Diego me contΓ³ sobre algunos proyectos en los que estaba trabajando, y yo le hablΓ© de mis expectativas para la temporada con la orquesta. Su entusiasmo y apoyo me hacΓan sentir mΓ‘s segura y motivada.De repente, Diego cambiΓ³ de tema, su expresiΓ³n se volviΓ³ un poco mΓ‘s seria.βSofΓ
Mientras caminaba hacia la puerta de mi casa, sentΓ una mezcla de emociones: enojo, confusiΓ³n y algo mΓ‘s que no podΓa identificar. Me detuve antes de entrar y me girΓ© para mirar a Leonardo, que seguΓa sentado en el coche, observΓ‘ndome con una expresiΓ³n de arrepentimiento.Nos quedamos en silencio por un momento, simplemente mirΓ‘ndonos. Finalmente, Leonardo cambiΓ³ su expresiΓ³n endureciΓ©ndose. Sin decir una palabra mΓ‘s, se girΓ³ y encendiΓ³ el motor, y justo cuando iba a abrir la puerta de mi casa, escuchΓ© el chirrido de las llantas del coche de Leonardo al alejarse rΓ‘pidamente.Me quedΓ© inmΓ³vil por un momento, sintiendo una mezcla de tristeza y esperanza. SabΓa que la noche habΓa sido un torbellino de emociones y que las cosas no serΓan fΓ‘ciles de ahora en adelante. EntrΓ© a mi casa, cerrando la puerta detrΓ‘s de mΓ, y me apoyΓ© contra ella, dejando escapar un suspiro. La incertidumbre sobre lo que vendrΓa despuΓ©s me pesaba, pero tambiΓ©n sentΓa una extraΓ±a sensaciΓ³n de alivio.CaminΓ© hacia
Esa noche, despuΓ©s de regresar a casa, me sentΓ© en mi escritorio, Necesitaba ordenar mis pensamientos y planear cΓ³mo hablar con Leonardo. Al dΓa siguiente, me despertΓ© temprano y me preparΓ© para el dΓa. SentΓa una mezcla de nerviosismo y determinaciΓ³n. SabΓa que tenΓa que enfrentar a Leonardo y dejar claras mis expectativas. DecidΓ enviarle un mensaje para pedirle que nos encontrΓ‘ramos en un lugar neutral. "Leonardo, necesitamos hablar. ΒΏPuedes encontrarte conmigo en el cafΓ© cerca del parque a las 11?" EsperΓ© unos minutos, y pronto llegΓ³ su respuesta: "EstΓ‘ bien, nos vemos allΓ." A las 11 en punto, lleguΓ© al cafΓ© y vi a Leonardo esperΓ‘ndome en una mesa. Me acerquΓ© y me sentΓ© frente a Γ©l, sintiendo la tensiΓ³n en el aire. βHola, Leonardo βdije, tratando de mantener mi voz firme. βHola, SofΓa. ΒΏDe quΓ© quieres hablar? βpreguntΓ³, su voz tensa. TomΓ© una respiraciΓ³n profunda y comencΓ©. βLeonardo, lo que pasΓ³ la otra noche no fue aceptable. No puedes tratarme de esa manera,
AjustΓ© mi violΓn y cerrΓ© los ojos, dejando que la mΓΊsica fluyera a travΓ©s de mΓ. Estaba decidida a ganar el concurso de mΓΊsica clΓ‘sica que se acercaba, y sabΓa que mi mayor rival serΓa Leonardo, el pianista arrogante que siempre parecΓa creer que era el mejor. Mientras ensayaba, recordΓ© la ΓΊltima vez que me enfrentΓ© a Leonardo en un concurso. Γl habΓa ganado, pero yo estaba determinada a no dejar que eso volviera a suceder. De repente, escuchΓ© el sonido de un piano proveniente de la sala de ensayo vecina. AbrΓ los ojos y sonreΓ con ironΓa. Era Leonardo, ensayando como siempre. Me sentΓ motivada para ensayar aΓΊn mΓ‘s, para demostrarle a Leonardo que yo era la mejor. Pero mientras tocaba, no podΓa sacudirme la sensaciΓ³n de que Leonardo estaba escuchando, observando, esperando a que cometiera un error. Me concentrΓ© en la mΓΊsica, intentando bloquear la sensaciΓ³n de que Leonardo estaba observΓ‘ndome. Pero no podΓa evitar sentirme incΓ³moda, como si Γ©l estuviera esperando a que fallara. D