Al terminar nuestras comidas pagamos y salimos del restaurant para caminar hacia mi casa, ya que él me acompañaría.
El silencio era algo cómodo, me sentía completamente tranquila. Voltee a ver a Leonardo y no pude negar quedándome verlo más de lo normal, era muy guapo. Avergonzada me obligué apartar la mirada. — ¿Te sientes preparada para mañana?.—al escuchar su pregunta volteo a verlo y frunzo las cejas. — Sé que hemos echado muchas ganas con ensayos muy pesados, siento que ese primer lugar nos lo merecemos. Así que sí estoy más que preparada.— le sonrió y él me regresa la sonrisa. — La verdad, nunca pensé que pudiéramos trabajar juntos. Mucho menos estar así caminando y pasando el tiempo. — Créeme, yo tampoco lo creía. Pero míranos, siento que ya pasamos lo peor. Ahora viene la recompensa de nuestro esfuerzo.—le sonrió mientras le doy un pequeño golpe en el brazo en forma de juego. — Claro, ese primer lugar es de nosotros. Nos sonreímos y seguimos caminando en silencio hasta que llegamos a mi casa, nos acercamos a la puerta de la entrada y me voltee a verlo. — Gracias por acompañarme, no era necesario, pero agradezco el gesto. — Es lo menos que puedo hacer, siento que después de todo lo que hemos pasado, las rivalidades, las peleas, los malos entendidos. En serio eres una gran persona Sofía, siento que no merezco esto. — No hables más, que cuando te pones sentimental hablas tonterías, claro que lo mereces. Eres muy talentoso, cada premio que has ganado es porque te lo has merecido por tu gran trabajo. Me sonrió y yo le devolví la sonrisa. — Muchas gracias Sofía, siento que eres la primera que mira mi esfuerzo y no mis errores. — De los errores se aprenden, como dice mi papá. En cada caída hay una lección y una oportunidad para ser más fuerte. Nunca lo olvides Leonardo. — Se ve que tu papá es un hombre muy sabio. — Lo es, créeme, te agradará cuando lo conozcas. Leonardo me sonrió. — Me encantaría, creo que deberías entrar, que está refrescando y no quiero que despiertes resfriada, mucho menos mañana. — también deberías irte a descansar, ya es tarde y debemos madrugar.— levante la ceja observándolo. — Ya me iré Sofi, te dejo descansar.— se acercó a mí y me dio un beso en la Mejía. Me quedé helada, ¿"Sofi"? ¿Me dio un beso en la Mejía? ¿¡ME DIO UN BESO EN LA MEJÍA Y ME DIJO SOFI!? No lo podía creer. Leonardo, el chico que he tenido una rivalidad que ahora nos estamos llevando bien después de culparme de mentirosa, caprichosa y conformista, está aquí diciéndome Sofi y besándome en la Mejía, pero es que... — Sofía, ¿me estás escuchando? Salgo de mis pensamientos para notar que Leonardo sigue aquí mirándome con cara confundida. — Disculpa, ¿que me decías?— susurre avergonzada —Que me voy, te dejo descansar Sofi. De nuevo ese sobre nombre. — Ahora me dices Sofi, dónde quedó el Leonardo que me odiaba.— bromeé un poco. Leonardo solo se rio y negó con la cabeza. — Ese Leonardo quedó atrás al conocer a una excelente chica. ¿Qué quiso decir? — Me voy Sofi, descansa.—nos despedimos y me quedé ahí mismo asimilando lo que había pasado. Entré corriendo a mi casa para ir directo a mi habitación, agarrar mi celular y posterior aventarme a mi cama para poder llamarle a Valeria. Marque su número y me quedé esperando que me atendiera. — Hola Sofía, ¿Qué tal?, ¿No deberías estar descansando para mañana, señorita? — voy llegando a la casa por eso es que... No me dejó terminar cuando me interrumpió. — ¿Dónde andabas? ¿Andabas con Leonardo?.— preguntó en tono burlón. — Sí, y no vas a creer que pasó.— le añadí un tono de misterio. — ¡CUÉNTAME TODO! Me reí y comencé a contarle todo, del ensayo, de la comida en el restaurante, de la conversación afuera de mi casa, el beso y el sobre nombre. — No sé qué decir, en verdad primera vez me quedo sin palabras. Es algo difícil de creer de una persona como Leonardo. — ¡Ya lo sé!, me confunde mucho. — pero, ¿Qué sientes tú? ¿Qué sentía yo? Ni puta idea. Solo sé que hay algo que no está normal, ya no lo veo con ganas de cortarle la cabeza y enterrarla. Ahora lo veo y siento un maratón de rinocerontes por mi estómago cada vez que estoy cerca de él. —Sofía, ¿Estás ahí? — Sí, si aquí estoy, lo siento. ¿Qué preguntaste? — ¿Qué sí que sentías tú? —Oh, nada simplemente era una persona que no podía ver, me caía supermal. Pero ahora, pues tengo que pasar tiempo con él obligatoriamente y pues hemos formado una pequeña amistad, ahora no me desagrada mucho. — ¿Segura?.—me lo dice con un tono que no me gustó. — ¡Claro!, Valeria, ya me iré a dormir, tengo que madrugar para el ensayo de mañana temprano. —Claro, que descanses "Sofi".- se rio y colgó. Esa hija de su mamá, mire incrédula el celular y sonríe mientras negaba con la cabeza. Me levanté de la cama y fui a colocarme mi pijama, mañana será un día muy atareado y muy estresante, necesitaba descansar.El sonido de mi alarma me despertó temprano, sacándome de un sueño inquieto. Me levanté de la cama y me dirigí al baño, donde el agua caliente de la ducha me ayudó a despejarme. El aroma a jabón y champú llenó el aire, y sentí cómo la tensión en mis hombros comenzaba a disiparse.Después de secarme, elegí un vestido blanco que me llegaba a las rodillas. Me recogí el cabello con unas pinzas y me puse unos zapatos bajos. Frente al espejo, me maquillé ligeramente, solo lo suficiente para sentirme presentable. Tomé mi estuche con el violín y salí hacia la academia.Al llegar, vi que ya estaban allí el profesor Martínez, el profesor Thomson y Leonardo. Los saludé con una sonrisa, aunque mi corazón latía con fuerza.—Buenos días —dije, tratando de sonar tranquila.Abrí mi estuche y saqué mi violín, comenzando a afinarlo con cuidado. Leonardo y yo nos reunimos en la sala de ensayo, ambos nerviosos y ansiosos por la competencia que se acercaba. Nos miramos a los ojos, y pude ver la tensión
Desperté por mi alarma que había programado para las 3:00 P.M. La competencia comenzaba a las 9:00 P.M. Tenía aproximadamente casi 6 horas para tener todo preparado y estar lista. Me levanté de la cama y me dirigí al baño a darme una ducha, para despejarme de todo lo que sentía, el nerviosismo que me había acompañado durante semanas. El agua caliente me relajó un poco, pero mi mente seguía divagando hacia todos los posibles errores que podía cometer en el escenario.Salí de la ducha y miré la hora, eran las 3:45 P.M. Me había demorado un poco más de lo que pensaba. Me coloqué mi ropa interior, una lencería roja que me hacía sentir segura y confiada, y encima una bata para comenzar a prepararme mi cabello. Primero lo peiné y me pasé la secadora encima para secármelo. Ya seco, comencé a alisarlo con la plancha para después dejarlo un poco ondulado en las puntas, sencillo y elegante.Mientras me maquillaba, escogí tonos cafés para darle un toque casual a mi look, y en los labios me coloq
Comencé a afinar mi violín, repasando una y otra vez las partituras. Estaba demasiado nerviosa y ansiosa por terminar esto.Me levanté de mi asiento y me estiré, tratando de aliviar la tensión en mis músculos. Repasé todo el camerino con la mirada, observando a los demás participantes, hasta que mis ojos se encontraron con una mirada intensa. Sentí un temblor y mi garganta se secó cuando me recorrió de pies a cabeza. Esos ojos grises me hacían sentir incómoda, casi nauseabunda."La competencia me tiene mal".Leonardo se acercó a mí con paso decidido, irradiando confianza. Mientras él se mostraba así, yo parecía una bola de nervios.—Hey, Sofía, ¿estás bien? —frunció las cejas.—Cla... claro que lo estoy. —Buena hora para tartamudear. Leonardo sonrió al notar eso.—Si tú lo dices, pero te noto un poquito nerviosa. —Hizo una seña con sus dedos indicando "poco". Lo golpeé en broma en el brazo y se rió.—Cállate, Leonardo. —Me crucé de brazos.Leonardo suspiró y me miró fijamente.—Recuer
La competencia había comenzado y el ambiente en el camerino era cada vez más tenso. Leonardo y yo escuchábamos atentamente mientras anunciaban a los participantes, cada uno con su propia historia y talento. La mayoría eran muy talentosos, y no podía evitar sentirme nerviosa. Cuando escuchamos nuestro nombre, nos volteamos a ver y comenzamos a caminar hacia la puerta que daba al escenario. Antes de cruzarla, nos dimos una mirada y suspiramos. La adrenalina corría por mis venas.Al cruzar la puerta, fuimos recibidos por un mar de luces deslumbrantes y los flashes de las cámaras. El olor a madera y barniz del piano y el violín llenaba el aire. El público era un murmullo constante, como un río que fluía sin cesar. Comencé a sentirme abrumada, demasiadas caras, demasiadas cámaras. La emoción me estaba superando.Leonardo, al notar mi nerviosismo, me tomó de la mano y me sentó junto a él en el piano. Le lancé una mirada confundida y asustadiza.—Hay que tocar juntos —me dijo Leonardo—, no
Mientras Leonardo mantenía su brazo sobre mis hombros, sentí una mezcla de orgullo y nerviosismo. El auditorio se llenaba de un murmullo expectante, y las luces del escenario brillaban intensamente, destacando cada expresión en nuestros rostros. El aire estaba cargado de la energía de nuestra reciente interpretación, y el público, aún en silencio, contenía la respiración.Una de los jueces, una mujer elegante con el cabello gris recogido en un moño y una sonrisa cálida, se levantó y tomó el micrófono.—Buenas noches, Sofía y Leonardo. Los felicito por esta gran interpretación. La verdad, me encantó —dijo la juez con una sonrisa, mientras sus ojos brillaban de emoción. Su voz resonaba clara y melodiosa en el auditorio—. Sofía, me dejaste fascinada. Con esa conexión que tienes con tu violín, el gran trabajo que hiciste mientras tocabas... me dejó sin palabras.Sonreí y asentí, sintiendo un gran alivio y felicidad. Mi corazón aún latía acelerado después de la presentación, pero ahora me
Al entrar, no pude contener mi emoción al ver a mis papás y mi amiga Sofía, junto con los profesores Martínez y thomson y corrí a abrazar a mi profesor.—Gracias, profe, por confiar en mí. Si no hubiera sido por su ayuda en estos años, no estaría aquí —dije, con lágrimas en los ojos.Martínez sonrió y me abrazó con calidez.—No, Sofía, las gracias se las dé a usted misma. Es por su esfuerzo y dedicación. Eres muy talentosa.Me retiré, sonriendo, y me acerqué a mis padres y Valeria, que me recibieron con un abrazo y me felicitaban efusivamente. Sentía una mezcla de orgullo y alivio, como si un peso enorme se hubiera levantado de mis hombros.Mientras tanto, vi a Leonardo acercarse a Thomson, quien le dijo:—Estuviste excelente, Leonardo. Me encantó tu interpretación.Pero antes de que Thomson pudiera continuar, el papá de Leonardo intervino, con una expresión de desaprobación.—¿Excelente? Pudo haberlo hecho mucho mejor. Para eso le pago, para que no le enseñe a mi hijo a conformarse c
—Deberíamos ir a ver a los demás concursantes, además quiero ver a Gabriela y Alejandro —dije, tomando la mano de Leonardo y guiándolo por donde habían salido mis padres y Valeria. Leonardo se dejó llevar sin resistencia.Nos dirigimos a unos asientos vacíos en la primera fila, justo a tiempo para la siguiente actuación. El aire estaba cargado de una mezcla de perfumes y el leve olor a madera del escenario. El presentador, con una sonrisa radiante, anunció con entusiasmo.—¡Y ahora, recibamos a nuestros siguientes concursantes, Gabriela y Alejandro!Leonardo y yo intercambiamos miradas. Sabíamos que Gabriela y Alejandro eran nuestros principales rivales en la competencia. Sin embargo, algo en sus expresiones llamó mi atención. Gabriela y Alejandro parecían tensos, con rostros marcados por la frustración y el enojo.Cuando comenzaron a tocar, la música fluía con la misma precisión y pasión que siempre los había caracterizado. Pero de repente, Gabriela presionó una tecla equivocada en e
El presentador anunció un breve descanso antes de que los jueces revelaran al ganador. Sentí cómo mi corazón latía con fuerza mientras miraba a Leonardo. Sus ojos grises reflejaban la misma ansiedad que sentía yo. Observamos a los jueces deliberar, intercambiando papeles y fotos de los concursantes. La tensión en el aire era palpable, casi podía oler el nerviosismo de todos a mi alrededor.Leonardo se inclinó hacia mí y susurró— ¿Vamos por algo de beber?Asentí, agradecida por la distracción. Caminamos juntos hacia la mesa de bebidas, y en el camino localicé a Valeria. Le hice una seña para que se uniera a nosotros. Valeria llegó rápidamente y me abrazó con fuerza, su perfume floral llenando mis sentidos.—No puedo creer la interpretación de Gabriela y Alejandro, y peor aún la humillación que pasaron —dijo Valeria, aún impactada.Sentí una punzada de tristeza. Aunque Gabriela y Alejandro habían cometido errores, la crítica había sido demasiado dura.—Lo sé, me sentí mal por ellos. A