Mientras Leonardo mantenía su brazo sobre mis hombros, sentí una mezcla de orgullo y nerviosismo. El auditorio se llenaba de un murmullo expectante, y las luces del escenario brillaban intensamente, destacando cada expresión en nuestros rostros. El aire estaba cargado de la energía de nuestra reciente interpretación, y el público, aún en silencio, contenía la respiración.
Una de los jueces, una mujer elegante con el cabello gris recogido en un moño y una sonrisa cálida, se levantó y tomó el micrófono. —Buenas noches, Sofía y Leonardo. Los felicito por esta gran interpretación. La verdad, me encantó —dijo la juez con una sonrisa, mientras sus ojos brillaban de emoción. Su voz resonaba clara y melodiosa en el auditorio—. Sofía, me dejaste fascinada. Con esa conexión que tienes con tu violín, el gran trabajo que hiciste mientras tocabas... me dejó sin palabras. Sonreí y asentí, sintiendo un gran alivio y felicidad. Mi corazón aún latía acelerado después de la presentación, pero ahora me sentía más tranquila. Miré a Leonardo y vi que él también sonreía, con una expresión de orgullo y satisfacción. Noté que sus manos temblaban ligeramente, un signo de la tensión que ambos habíamos sentido. La juez continuó hablando: —Quedé en shock al ver cómo te desenvolvías al compás de la música, cómo se ve que los dos tienen una gran conexión. Eso los ayudó demasiado a demostrar lo que la música es para ustedes. El público rompió en aplausos, un sonido ensordecedor que llenó el auditorio. Leonardo y yo nos unimos, diciendo "gracias" con una gran sonrisa en los labios. Luego, otro juez, un pianista muy reconocido, tomó la palabra. —Estoy de acuerdo con ella. Su interpretación me dejó sin palabras. Sofía, con su violín, como reflejaba lo que la música la estaba haciendo sentir... era magnífico de ver y escuchar. Leonardo, estoy muy impresionado con tu interpretación. Demostraste ser muy talentoso, la conexión que demostraste me cautivó. Leonardo se enderezó más, notándose un poco ansioso y nervioso, pero sonrió y asintió hacia el juez. El juez continuó hablando: —Demostraste que es más que técnica tocar el piano, se debe de sentir el amor hacia la música, sentir la melodía del corazón y transmitirla con los instrumentos que uno tiene en la mano. Muchas felicidades a los dos por su esfuerzo. Sonreí emocionada y aplaudí, mirando a Leonardo con una mirada que significaba muchas cosas. Él me devolvió la mirada, sus ojos brillando con una mezcla de desafío y camaradería. Sabíamos que, a pesar de nuestra rivalidad, habíamos logrado algo increíble juntos. El próximo juez, un clarinetista reconocido, comenzó a hablar: —Muy bien, creo que no hay mucho que decir que mis compañeros no hayan dicho. Se escuchó una risa del público y los jueces, y el juez continuó: —Solo que Sofía y Leonardo demostraron que la música no es simplemente la técnica... deben de sentir una gran conexión con ella para transmitir así como ustedes lo hicieron. Y aparte, una gran conexión entre ustedes, porque pueden ser muy talentosos, pero si no hay una conexión entre ustedes, eso no hubiera funcionado. Les deseo muchas felicidades a los dos, y también a sus profesores. Con eso, el público volvió a aplaudir, un estruendo de aplausos y vítores que resonó en todo el auditorio. Las luces del escenario parpadearon ligeramente, creando un efecto casi mágico. Leonardo y yo dijimos "gracias" al unísono, nuestras voces apenas audibles sobre el ruido del público. Luego, regresamos al camerino, donde el eco de los aplausos aún resonaba en nuestros oídos.Al entrar, no pude contener mi emoción al ver a mis papás y mi amiga Sofía, junto con los profesores Martínez y thomson y corrí a abrazar a mi profesor.—Gracias, profe, por confiar en mí. Si no hubiera sido por su ayuda en estos años, no estaría aquí —dije, con lágrimas en los ojos.Martínez sonrió y me abrazó con calidez.—No, Sofía, las gracias se las dé a usted misma. Es por su esfuerzo y dedicación. Eres muy talentosa.Me retiré, sonriendo, y me acerqué a mis padres y Valeria, que me recibieron con un abrazo y me felicitaban efusivamente. Sentía una mezcla de orgullo y alivio, como si un peso enorme se hubiera levantado de mis hombros.Mientras tanto, vi a Leonardo acercarse a Thomson, quien le dijo:—Estuviste excelente, Leonardo. Me encantó tu interpretación.Pero antes de que Thomson pudiera continuar, el papá de Leonardo intervino, con una expresión de desaprobación.—¿Excelente? Pudo haberlo hecho mucho mejor. Para eso le pago, para que no le enseñe a mi hijo a conformarse c
—Deberíamos ir a ver a los demás concursantes, además quiero ver a Gabriela y Alejandro —dije, tomando la mano de Leonardo y guiándolo por donde habían salido mis padres y Valeria. Leonardo se dejó llevar sin resistencia.Nos dirigimos a unos asientos vacíos en la primera fila, justo a tiempo para la siguiente actuación. El aire estaba cargado de una mezcla de perfumes y el leve olor a madera del escenario. El presentador, con una sonrisa radiante, anunció con entusiasmo.—¡Y ahora, recibamos a nuestros siguientes concursantes, Gabriela y Alejandro!Leonardo y yo intercambiamos miradas. Sabíamos que Gabriela y Alejandro eran nuestros principales rivales en la competencia. Sin embargo, algo en sus expresiones llamó mi atención. Gabriela y Alejandro parecían tensos, con rostros marcados por la frustración y el enojo.Cuando comenzaron a tocar, la música fluía con la misma precisión y pasión que siempre los había caracterizado. Pero de repente, Gabriela presionó una tecla equivocada en e
El presentador anunció un breve descanso antes de que los jueces revelaran al ganador. Sentí cómo mi corazón latía con fuerza mientras miraba a Leonardo. Sus ojos grises reflejaban la misma ansiedad que sentía yo. Observamos a los jueces deliberar, intercambiando papeles y fotos de los concursantes. La tensión en el aire era palpable, casi podía oler el nerviosismo de todos a mi alrededor.Leonardo se inclinó hacia mí y susurró— ¿Vamos por algo de beber?Asentí, agradecida por la distracción. Caminamos juntos hacia la mesa de bebidas, y en el camino localicé a Valeria. Le hice una seña para que se uniera a nosotros. Valeria llegó rápidamente y me abrazó con fuerza, su perfume floral llenando mis sentidos.—No puedo creer la interpretación de Gabriela y Alejandro, y peor aún la humillación que pasaron —dijo Valeria, aún impactada.Sentí una punzada de tristeza. Aunque Gabriela y Alejandro habían cometido errores, la crítica había sido demasiado dura.—Lo sé, me sentí mal por ellos. A
Estaba de pie en medio del bullicio, todavía sentía el brazo de Leonardo alrededor de mí, pero todo a mi alrededor parecía desvanecerse. El sonido de los vítores y las risas de mis compañeros se volvía un eco lejano, casi imperceptible. El aire estaba cargado de una mezcla de adrenalina y nerviosismo, y podía sentir mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho.El ambiente estaba lleno de energía, pero para mí, el mundo se reducía a un solo punto: Leonardo. Cuando giré la cabeza, lo vi mirándome fijamente. Nuestros ojos se encontraron y, en ese instante, todo lo demás dejó de existir. La intensidad de su mirada me hizo sentir una mezcla de emoción y nerviosismo. Podía escuchar mi propia respiración, lenta y profunda, mientras trataba de calmarme.Leonardo bajó la mirada hacia mis labios, y yo, sintiendo la boca seca por los nervios, me los humedecí instintivamente. Vi cómo él tragaba saliva, y eso solo aumentó la tensión entre nosotros. Cuando Leonardo levantó la mirada de nuevo, nuestr
Leonardo y yo salimos del bullicio de la celebración y nos dirigimos a un pequeño café cercano. El ambiente en el café era tranquilo, con una suave música de fondo y el aroma a café recién hecho llenando el aire. Nos sentamos en una mesa junto a la ventana, desde donde podíamos ver las luces de la ciudad parpadeando en la distancia.—¿Qué te gustaría tomar? —me preguntó Leonardo, con una sonrisa que hacía que mi corazón latiera un poco más rápido.—Un café con leche estaría bien —respondí, tratando de mantener la calma.Leonardo hizo el pedido y, mientras esperábamos, me miró con una expresión que mezclaba curiosidad y algo más profundo.—Hoy realmente demostraste lo talentosa que eres —dijo, su voz suave pero llena de admiración.Sentí que mis mejillas se sonrojaban. —Gracias, Leonardo. No podría haberlo hecho sin el apoyo de todos ustedes.Él asintió, y por un momento, ambos nos quedamos en silencio, disfrutando de la compañía del otro. Cuando llegaron nuestras bebidas, levanté mi
El sol de la mañana se filtraba por las cortinas, despertándome lentamente. Me quedé un momento mirando el techo, tratando de procesar los eventos de la noche anterior. De repente, escuché el sonido de un mensaje en mi celular. Alcancé el teléfono en la mesa junto a mi cama y vi que era un mensaje de Valeria. "¡Fiesta de celebración esta noche a las 8! 🎉🎉 Sofía, tú y Leonardo ganaron la competencia, ¡tenemos que festejar!" Hice una mueca. Aunque estaba feliz por haber ganado, no estaba de humor para una fiesta. Le respondí a Valeria. "No lo sé, Valeria. No estoy de humor para fiesta." La respuesta de Valeria llegó de inmediato. "¡Déjate de cosas! Esta fiesta es por tu gran esfuerzo y dedicación. ¡Necesitas festejarlo! No acepto un no por respuesta." Suspiré y le contesté. "Está bien." Luego lancé el celular de vuelta a la mesa y me dejé caer en la cama, mirando el techo. No sabía si estaba lista para enfrentar a Leonardo de nuevo, pero tal vez la fiesta sería una oportunid
La música seguía envolviéndonos, cada vez más intensa. Mateo se inclinó hacia mí, su aliento cálido en mi oído.—¿Te gustaría salir a tomar un poco de aire? —preguntó, su voz suave pero firme.Asentí, sintiendo que necesitaba un respiro del calor y la multitud. Tomó mi mano y me guió a través de la pista de baile, esquivando a los demás bailarines. Valeria me lanzó una mirada cómplice y me hizo un gesto de aprobación antes de que saliéramos del club.El aire fresco de la noche me golpeó en el rostro cuando salimos. Respiré hondo, sintiendo cómo el frío despejaba mi mente. Mateo no soltó mi mano, y me llevó a un rincón tranquilo, lejos del bullicio.—Es mucho mejor aquí afuera —dijo, sonriendo—. A veces, la música y la gente pueden ser abrumadoras.—Sí, definitivamente —respondí, sintiendo cómo mi corazón latía con fuerza, no solo por el baile, sino también por la cercanía de Mateo.Nos quedamos en silencio por un momento, disfrutando de la tranquilidad. Mateo me miró a los ojos, su ex
Mientras bailábamos, Leonardo me miró con una intensidad que me hizo sentir vulnerable. Sentí que podía ver a través de mí, que conocía mis secretos y mis miedos. Pero en lugar de sentirme incómoda, me sentí segura. Me sentí como si estuviera en casa.De repente, Leonardo se detuvo y me miró fijamente. Sin decir una palabra, se acercó a mí y presionó sus labios contra los míos. Me sorprendió, pero no me resistí. De hecho, me sentí atraída hacia él, como si una fuerza magnética nos uniera.El beso fue intenso y apasionado, con una mezcla de emociones y alcohol. Nos besamos como si no hubiera un mañana, como si solo existiéramos nosotros dos en ese momento. La música y la multitud desaparecieron, y solo quedamos Leonardo y yo, perdidos en nuestro propio mundo.El beso duró lo que pareció una eternidad, hasta que finalmente nos separamos, jadeando y mirándonos con una mezcla de sorpresa y confusión. ¿Qué habíamos hecho? ¿Qué significaba eso?Nos miramos durante un momento, sin decir una