Alana Duncan ve cambiar su vida tras un accidente fatal donde atropella a un hombre, y su única esperanza se desvanece cuando su familia no puede salvarla. En medio de su desesperación y cuando cree todo está perdido, aparece un misterioso hombre que puede ser tanto su salvación como su condena, proponiéndole un trato extraño que no tiene la posibilidad de rechazar. Ángelo Denaro viene a destruir todo a su paso, y sobre todo a vengarse de una familia, que también destruyó la suya. Sin embargo, él jamás imaginó que la tentación vendría disfrazada de esposa, una muy rebelde que pondrá al límite todos sus planes. Entre el poder, y las ansias de someter, los sentimientos aflorarán y los secretos quedarán descubiertos. Porque nunca la línea entre el amor y el odio fue tan delgada entre un ángel, y un demonio…
Leer másSIGO ESCURRIENDO POR TI… Alessia, con sus rizos oscuros y ojos vivaces, corría descalza por el suelo de madera con una muñeca en brazos, mientras su madre, la perseguía entre risas. A sus tres años, irradiaba una energía inagotable y una alegría contagiosa.—¡Alessia, ven aquí! —exclamó Alana entre risas—. ¡Es hora del baño!—¡Nooo, papi me salva! —gritó la niña entre carcajadas, corriendo hacia la terraza donde Ángelo se preparaba para una reunión.Al verla acercarse, Ángelo se giró rápido y abrió los brazos justo a tiempo para atraparla.—¿Necesitas ayuda, mi pequeña bandida? —preguntó él con una sonrisa.Alessia asintió con entusiasmo, escondiendo su carita en el pecho de su padre.—No puedes protegerla siempre —dijo Alana con los brazos en la cintura, fingiendo molestia.—Pero hoy sí —respondió él con una mirada cómplice, besando la cabeza de su hija.Alana suspiró y se dejó caer en la silla frente a él, observando la escena con ternura. Su corazón latía con una calidez indescrip
ESCAPADA…Después de semanas intensas, llenas de trabajo y, sobre todo, de la culminación del juicio de Isabella, Ángelo soltó el aire, mirando cómo el sol comenzaba a salir desde su balcón.Alana estaba en la cama entre las sábanas, mientras él se preparaba para un día lleno de sorpresas para ella.Le parecía increíble que el tiempo fuese tan deprisa. Increíble cómo Oliver había desaparecido de sus vidas, jubilándose en España, y muy poco se comunicaba con Alana.En cuanto a Isabella, había conseguido cadena perpetua debido a sus influencias. Además, no tenía privilegios, y la cárcel a donde había sido trasladada, no era la de mejores condiciones. Eso de cierta forma, aunque pareciera frío, y no se lo negaba a sí mismo, le daba cierta tranquilidad.La madre de Alana, Isabella, estaba más unida a ella, aunque Alana prefería no hacerse muchas ilusiones.Y en cuando a Ivy, estaba tan emocionada por la bebé, había comprado casi toda una tienda, y ni siquiera había nacido.No habían elegi
DULCE NOTICIA…Alana estaba un poco inquieta desde que se levantó, hoy era un día importante para ella, sobre todo porque mirándose al espejo, su cuerpo le reflejaba cambios evidentes.El bulto de su panza ya era más pronunciado, y masajeó su vientre bajo con una sonrisa.Por un momento, viéndose a sí misma, su sonrisa se desvaneció. Siempre pasaba cuando volvían los recuerdos. William seguía en su alma como una marca, pero después de dos meses, el dolor ya no era tan grave en su pecho.Tomó una ducha rápida, se puso un vestido ligero y secó su cabello.Ivy se había ido de viaje los meses anteriores a Hawái con Luciano, mientras ellos se habían quedado en la ciudad.Por su propia decisión, había postergado esa luna de miel a la que Ángelo quería invitarla, habían necesitado resolver muchos problemas, y sobre todo, la condena de Isabella.Alana se puso un brillo labial y acomodó su pelo. Bajó los escalones para ver a Ángelo listo, esperándola en la mesa, con el ama de llaves en plena c
UN FUTURO QUE JAMÁS LLEGARÍA…Alana se tambaleó, como si sus palabras hubieran sido un golpe físico. Su mente se negaba a aceptar esa acusación, pero en lo más profundo de su ser, la culpa comenzó a germinar como una espina clavada en su pecho. Su respiración se volvió errática, y las lágrimas que había intentado contener comenzaron a brotar con fuerza.Entonces Ángelo frunció el ceño y dio un paso al frente.—No te atrevas a culparla por lo que pasó —su voz era afilada, en modo de defensa. Quería partirle la cara a ese sinvergüenza, pero Alana le puso la mano y lo miró con seriedad.—Ya no me importa lo que diga. Estoy aquí para darle mi adiós a mi hermano, que amo y amaré.Ángelo apretó la mandíbula y acarició su rostro.—Estaré aquí, hasta que decidas irte. No importa que, estoy a tu espalda, siempre.Alana asintió y se acercó ignorando a su padre, y pasó la mano por aquella madera, que tenía encapsulado a su hermano. Habían pasado algunas horas, por lo que Ángelo le relató, pero é
LÁGRIMAS…Ángelo entró en la mansión con Luciano a su lado, ambos envueltos en un silencio sepulcral. El aire parecía denso, como si cada paso que daban aumentara el peso sobre sus hombros. El niño, con la sangre de su padre aún en sus mejillas, se mantenía estoico, con el mentón en alto, como si intentara imitar la firmeza de su tío. Pero sus manos temblaban, y Ángelo lo sabía. Sabía que Luciano estaba al borde de un abismo emocional.Cuando cruzaron el umbral del comedor, la sonrisa de Alana e Ivy se desvaneció en un instante. Alana se puso de pie de golpe, su mirada pasó rápidamente de Luciano a Ángelo, notando el rastro de sangre en su ropa y en sus manos.Su rostro perdió todo color, sus labios se entreabrieron en un intento de decir algo, pero su garganta solo logró emitir un sonido ahogado. Sintió un dolor punzante en el pecho, como si su corazón hubiera sido apretado por un puño invisible.—Qué… ¿Qué pasó? —preguntó con voz quebrada, casi inaudible.Luciano desvió la mirada, t
EL PRECIO DE LA REDENCIÓNIsabella se quedó estática, pero pronto fue atajada y desarmada por los guardias, mientras sus ojos y su cuerpo se quedaron congelados en la visión de su hermano en el suelo.Lo había matado.Su mandíbula tembló mucho, mientras escuchó el grito del niño.—¡No! —Luciano cayó de rodillas junto a William, quien jadeaba con los ojos desorbitados, observando la sangre extenderse por su camisa. Ángelo se agachó de inmediato, presionando la herida con ambas manos, tratando de contener la hemorragia.—¡Pidan una ambulancia! —rugió, su voz firme pero impregnada de urgencia—. ¡Aguanta! —exigió Ángelo a William con voz firme pero impregnada de urgencia.Luciano sintió que el aire abandonaba sus pulmones. William lo miraba, sus labios temblaban al intentar formar palabras, pero solo logró exhalar un gemido ahogado.—Lo siento… —susurró con dificultad—. Necesito que… me perdones, Luciano, te lo ruego.Luciano negó con la cabeza, y no pudo aguantar las lágrimas que retuvo
UNA ÚLTIMA JUGADAAlana se quedó en la cama unos minutos más después de que Ángelo bajó. Acarició suavemente la sábana a su lado, aún caliente por su cuerpo. Suspiró, sabiendo que cada vez estaban más cerca del final de todo. ¿Pero qué significaba realmente el final? ¿Era paz o simplemente el inicio de otra batalla?Se levantó y se dirigió al baño. Se miró en el espejo, y su reflejo le devolvió una imagen distinta. Ya no era la mujer insegura que había sido meses atrás. Algo en sus ojos brillaba con determinación. Se mojó la cara con agua fría y salió del baño con la cabeza en alto.Bajó las escaleras en bata, encontrándose con Ivy, quien aún parecía perturbada por la partida de Luciano y Ángelo. La mujer la observó en silencio, con los ojos brillantes de preocupación.—Alana… buenos días.—Buenos días. Te ves preocupada.Ivy sonrió y se sentó en el sofá, ofreciendo a que se sentara con ella.—Ángelo se acabó de ir con… Luciano.Alana asintió y soltó el aire.—Lo sé. ¿Hay algo que sie
PRONTO TODO TERMINARÁ…Alana se despertó cuando unos labios besaron su cuello. Se giró de forma lenta, la lámpara estaba medianamente encendida, y al ver las cortinas, notó que aún estaba oscuro.—Ángelo…—El mismo.Ella trató de levantarse, pero la palma de Ángelo se posicionó en su pecho.—No, quédate donde estás —él besó su frente de forma lenta y ella aspiró su aroma.—¿Pudiste…? —Ángelo la besó de forma apasionada, y ella sintió cómo su lengua profundizó el beso.Apenas tenía una bata fina, las manos de Ángelo bajaron por sus pechos, y luego se posicionó en su estómago.—Deseo tanto ver tu vientre abultado.—Tiempo al tiempo.Y él sonrió.—Quiero que nos vayamos de vacaciones en un mes, tal vez —Y Alana se detuvo en el abrazo.—¿Vacaciones?—¿No te gustaría? Nunca tuvimos una noche de bodas.—¿No es muy tarde para eso? —él negó.—Nunca es tarde para nada, a menos que estés bajo tierra.Alana soltó el aire y asintió.—Tienes razón. ¿A dónde te gustaría ir?—¿A dónde quieres ir tú?
YA NO LE IMPORTABAN…—¿De qué se trata ahora? —William negó ante la pregunta de Isabella.—Aún no lo sé, estaremos todos, así que espera.—¿Y qué puedo pensar? ¿Qué ahora eres, su amigo? ¿Por qué te contactó a ti…? —Y William tomó el aire algo exasperado. Que Ángelo le hubiese mencionado a su hijo, cambiaba todo.—No tengo una mínima idea, Isabella…—En segundo lugar —Ella continuó—. ¿Por qué accediste?—Basta, Isabella —Oliver intervino—. ¿No ves en la posición que estamos?—Gracias, estoy que no la soporto —William agradeció a su padre mientras el rostro de Isabella se puso rojo.—Ni tú mismo te soportas después del accidente, William, realmente… —Y la conversación quedó a medias cuando la puerta se abrió.Todos se giraron ante la entrada de Ángelo Denaro, y William fue el primero que se enderezó ante su entrada. Parecía buscar algo o alguien detrás de él, pero Ángelo entró con algunos hombres.—Parece que hubiesen visto un fantasma… —se burló Ángelo—. Pero no lo soy.—Al grano —Oli