UNA ÚLTIMA JUGADAAlana se quedó en la cama unos minutos más después de que Ángelo bajó. Acarició suavemente la sábana a su lado, aún caliente por su cuerpo. Suspiró, sabiendo que cada vez estaban más cerca del final de todo. ¿Pero qué significaba realmente el final? ¿Era paz o simplemente el inicio de otra batalla?Se levantó y se dirigió al baño. Se miró en el espejo, y su reflejo le devolvió una imagen distinta. Ya no era la mujer insegura que había sido meses atrás. Algo en sus ojos brillaba con determinación. Se mojó la cara con agua fría y salió del baño con la cabeza en alto.Bajó las escaleras en bata, encontrándose con Ivy, quien aún parecía perturbada por la partida de Luciano y Ángelo. La mujer la observó en silencio, con los ojos brillantes de preocupación.—Alana… buenos días.—Buenos días. Te ves preocupada.Ivy sonrió y se sentó en el sofá, ofreciendo a que se sentara con ella.—Ángelo se acabó de ir con… Luciano.Alana asintió y soltó el aire.—Lo sé. ¿Hay algo que sie
EL PRECIO DE LA REDENCIÓNIsabella se quedó estática, pero pronto fue atajada y desarmada por los guardias, mientras sus ojos y su cuerpo se quedaron congelados en la visión de su hermano en el suelo.Lo había matado.Su mandíbula tembló mucho, mientras escuchó el grito del niño.—¡No! —Luciano cayó de rodillas junto a William, quien jadeaba con los ojos desorbitados, observando la sangre extenderse por su camisa. Ángelo se agachó de inmediato, presionando la herida con ambas manos, tratando de contener la hemorragia.—¡Pidan una ambulancia! —rugió, su voz firme pero impregnada de urgencia—. ¡Aguanta! —exigió Ángelo a William con voz firme pero impregnada de urgencia.Luciano sintió que el aire abandonaba sus pulmones. William lo miraba, sus labios temblaban al intentar formar palabras, pero solo logró exhalar un gemido ahogado.—Lo siento… —susurró con dificultad—. Necesito que… me perdones, Luciano, te lo ruego.Luciano negó con la cabeza, y no pudo aguantar las lágrimas que retuvo
LÁGRIMAS…Ángelo entró en la mansión con Luciano a su lado, ambos envueltos en un silencio sepulcral. El aire parecía denso, como si cada paso que daban aumentara el peso sobre sus hombros. El niño, con la sangre de su padre aún en sus mejillas, se mantenía estoico, con el mentón en alto, como si intentara imitar la firmeza de su tío. Pero sus manos temblaban, y Ángelo lo sabía. Sabía que Luciano estaba al borde de un abismo emocional.Cuando cruzaron el umbral del comedor, la sonrisa de Alana e Ivy se desvaneció en un instante. Alana se puso de pie de golpe, su mirada pasó rápidamente de Luciano a Ángelo, notando el rastro de sangre en su ropa y en sus manos.Su rostro perdió todo color, sus labios se entreabrieron en un intento de decir algo, pero su garganta solo logró emitir un sonido ahogado. Sintió un dolor punzante en el pecho, como si su corazón hubiera sido apretado por un puño invisible.—Qué… ¿Qué pasó? —preguntó con voz quebrada, casi inaudible.Luciano desvió la mirada, t
UN FUTURO QUE JAMÁS LLEGARÍA…Alana se tambaleó, como si sus palabras hubieran sido un golpe físico. Su mente se negaba a aceptar esa acusación, pero en lo más profundo de su ser, la culpa comenzó a germinar como una espina clavada en su pecho. Su respiración se volvió errática, y las lágrimas que había intentado contener comenzaron a brotar con fuerza.Entonces Ángelo frunció el ceño y dio un paso al frente.—No te atrevas a culparla por lo que pasó —su voz era afilada, en modo de defensa. Quería partirle la cara a ese sinvergüenza, pero Alana le puso la mano y lo miró con seriedad.—Ya no me importa lo que diga. Estoy aquí para darle mi adiós a mi hermano, que amo y amaré.Ángelo apretó la mandíbula y acarició su rostro.—Estaré aquí, hasta que decidas irte. No importa que, estoy a tu espalda, siempre.Alana asintió y se acercó ignorando a su padre, y pasó la mano por aquella madera, que tenía encapsulado a su hermano. Habían pasado algunas horas, por lo que Ángelo le relató, pero é
DULCE NOTICIA…Alana estaba un poco inquieta desde que se levantó, hoy era un día importante para ella, sobre todo porque mirándose al espejo, su cuerpo le reflejaba cambios evidentes.El bulto de su panza ya era más pronunciado, y masajeó su vientre bajo con una sonrisa.Por un momento, viéndose a sí misma, su sonrisa se desvaneció. Siempre pasaba cuando volvían los recuerdos. William seguía en su alma como una marca, pero después de dos meses, el dolor ya no era tan grave en su pecho.Tomó una ducha rápida, se puso un vestido ligero y secó su cabello.Ivy se había ido de viaje los meses anteriores a Hawái con Luciano, mientras ellos se habían quedado en la ciudad.Por su propia decisión, había postergado esa luna de miel a la que Ángelo quería invitarla, habían necesitado resolver muchos problemas, y sobre todo, la condena de Isabella.Alana se puso un brillo labial y acomodó su pelo. Bajó los escalones para ver a Ángelo listo, esperándola en la mesa, con el ama de llaves en plena c
ESCAPADA…Después de semanas intensas, llenas de trabajo y, sobre todo, de la culminación del juicio de Isabella, Ángelo soltó el aire, mirando cómo el sol comenzaba a salir desde su balcón.Alana estaba en la cama entre las sábanas, mientras él se preparaba para un día lleno de sorpresas para ella.Le parecía increíble que el tiempo fuese tan deprisa. Increíble cómo Oliver había desaparecido de sus vidas, jubilándose en España, y muy poco se comunicaba con Alana.En cuanto a Isabella, había conseguido cadena perpetua debido a sus influencias. Además, no tenía privilegios, y la cárcel a donde había sido trasladada, no era la de mejores condiciones. Eso de cierta forma, aunque pareciera frío, y no se lo negaba a sí mismo, le daba cierta tranquilidad.La madre de Alana, Isabella, estaba más unida a ella, aunque Alana prefería no hacerse muchas ilusiones.Y en cuando a Ivy, estaba tan emocionada por la bebé, había comprado casi toda una tienda, y ni siquiera había nacido.No habían elegi
SIGO ESCURRIENDO POR TI… Alessia, con sus rizos oscuros y ojos vivaces, corría descalza por el suelo de madera con una muñeca en brazos, mientras su madre, la perseguía entre risas. A sus tres años, irradiaba una energía inagotable y una alegría contagiosa.—¡Alessia, ven aquí! —exclamó Alana entre risas—. ¡Es hora del baño!—¡Nooo, papi me salva! —gritó la niña entre carcajadas, corriendo hacia la terraza donde Ángelo se preparaba para una reunión.Al verla acercarse, Ángelo se giró rápido y abrió los brazos justo a tiempo para atraparla.—¿Necesitas ayuda, mi pequeña bandida? —preguntó él con una sonrisa.Alessia asintió con entusiasmo, escondiendo su carita en el pecho de su padre.—No puedes protegerla siempre —dijo Alana con los brazos en la cintura, fingiendo molestia.—Pero hoy sí —respondió él con una mirada cómplice, besando la cabeza de su hija.Alana suspiró y se dejó caer en la silla frente a él, observando la escena con ternura. Su corazón latía con una calidez indescrip
ACCIDENTEAlana tembló mientras las lágrimas cayeron de forma rápida por sus mejillas.Estaba lloviendo a cántaros y su ropa estaba empapada y pegada a su cuerpo cuando se bajó del auto y vio a la persona que había atropellado, tirada en el piso.Ella sacó su teléfono con urgencia, y se arrodilló para tomarle el pulso al hombre, mientras un sollozo escapó de su boca. La sangre se veía esparcida en el suelo, y él no se movía, y por más de que estaba tratando de retener su agonía, estaba desesperada.El tono del móvil repicando se escuchó en sus oídos, y su mano titiló mientras su boca no dejaba de moverse.—Por favor, por favor, contesta… —¿Alana?—¡Papá…! —ella soltó su primer gemido—. ¡Papá, necesito tu ayuda… he atropellado a un hombre…! Y creo… creo que él está muerto.Hubo un silencio muy largo. Alana sollozó mirando hacia todas partes, pero la calle estaba totalmente desierta.Un escenario realmente casi diseñado.—¡Por Dios santo, Alana! ¿Dónde estás? —Oliver preguntó con la vo