Después de presenciar a su marido teniendo relaciones sexuales con su amante en el lecho conyugal, Olegda no pudo soportar más la tortura. Ella había llegado a su límite de resistencia. No podía permitir que jugaran continuamente con su corazón como si fuera un juguete. Olegda tomó los papeles del divorcio, firmó y salió de la mansión Maxwell con la promesa de que regresaría y haría lo mismo que hicieron con ella. Olegda volvió con su familia y comenzó su complot contra sus ex suegros hasta que su relación con Marcos Maxwell, hermano de Mervin, la hizo comprender muchas cosas y trascender todo lo sucedido. Ahora Mervin, está posesivo y desea que sea solo suya. No soporta la idea de verla en brazos de otro hombre.
Leer másMientras Olegda viajaba sola a la comunidad del chamán, su mente se llenaba de emociones encontradas. Necesitaba tiempo y espacio para reflexionar sobre su vida, su relación con Andrés y las experiencias sobrenaturales que había tenido cerca del río. A su llegada a la comunidad, el chamán la recibió con una cálida sonrisa. —Bienvenida de nuevo, Olegda—, dijo. —Sentí que necesitabas estar aquí—. Olegda asintió, sintiendo una sensación de comodidad y familiaridad en el tranquilo entorno de la comunidad. Compartió sus experiencias recientes con el chamán, contándole el objeto metálico que había visto cerca del río y la sensación de ser observada. El chamán escuchó atentamente, sus ojos sabios llenos de comprensión. —En esta tierra sagrada convivimos con muchos seres, tanto visibles como invisibles—, explicó. —El río contiene energías ancestrales y quienes habitan aquí están profundamente conectados con la naturaleza—. A medida que pasaban los días, Olegda pasaba el tiempo en tranquila c
Mientras Ana estaba sentada en su escritorio bajo el cálido resplandor de su oficina, sus pensamientos estaban consumidos por el progreso que estaban logrando sus clientes en CORAZONES UNIDOS. La base del perdón que habían construido estaba creando cambios transformadores en sus vidas, y ella no pudo evitar sentir una sensación de orgullo y satisfacción por su trabajo. En medio de sus pensamientos, el teléfono de Ana vibró con un nuevo mensaje. Miró hacia abajo y vio un mensaje de Roger, un joven al que había visto en las reuniones de la fundación. Sus ojos contenían una curiosidad y una profundidad que la habían intrigado desde el principio. —Hola Ana—, decía el mensaje. —Me preguntaba si les gustaría almorzar juntos hoy. Hay un pequeño café cerca que creo que les gustaría—. El corazón de Ana dio un vuelco ante la invitación. Había sentido una conexión con Roger y su interés genuino en conocerla mejor le conmovió el corazón. Después de un momento de vacilación, ella respondió: —¡Cla
A medida que crecía la pasión de Ana por la psicología y el poder transformador del perdón, también crecía su deseo de crear un impacto duradero en las vidas de los demás. Con el apoyo inquebrantable de sus padres, Olegda y Andrés, se embarcó en un viaje para establecer una fundación dedicada al arte del perdón y la reconciliación. Ana llamó a la fundación —CORAZONES UNIDOS—, un testimonio de la liberación que el perdón puede traer a las almas heridas. La misión de CORAZONES UNIDOS era simple pero profunda: brindar un espacio seguro y enriquecedor para que personas y familias exploren el poder curativo del perdón. La sede de la fundación estaba ubicada en un campo sereno, rodeada de la belleza de la naturaleza. Un lago tranquilo brillaba a lo lejos, simbolizando la posibilidad de encontrar la paz interior en medio de las tormentas de la vida. El edificio en sí era un santuario cálido y acogedor, adornado con vibrantes pinturas y esculturas, creadas por Olegda y otros artistas que ha
El viaje al apartado santuario del chamán estuvo lleno de anticipación y temor para Olegda, Andrés y Ana. Habían regresado para buscar respuestas, con la esperanza de que el sabio chamán pudiera arrojar luz sobre los extraños acontecimientos recurrentes y la extraña conexión de Ana con el padre de Andrés. Cuando entraron en el espacio sagrado, el aire estaba cargado con el olor a salvia quemada y el chamán los saludó con una cálida sonrisa. Sus ojos contenían una profunda sabiduría, como si pudiera ver lo más profundo de sus almas. —Bienvenidos, queridos—, dijo el chamán con voz tranquilizadora. —Siento que lleváis cargas del pasado que todavía pesan mucho en vuestros corazones—. Olegda y Andrés intercambiaron una mirada, sabiendo que su viaje los había llevado hasta allí por una razón. Contaron los extraños sucesos, las peculiares palabras de Ana y las revelaciones sobre la participación del padre de Andrés en la sociedad secreta. El chamán escuchó atentamente y asintió mientras ab
A medida que se acercaba el tercer cumpleaños de Ana, Olegda y Andrés no pudieron evitar notar algunos sucesos peculiares. Ana solía decir palabras y frases que parecían fuera de su edad, usando un lenguaje que era más apropiado para una persona mayor. Al principio, lo descartaron como una fase precoz, pero a medida que el patrón continuó, comenzaron a preguntarse si había algo más.Una noche, mientras la familia se reunía para cenar, Ana estaba sentada a la mesa, con los ojos muy abiertos fijos en Andrés. —Papá, ¿recuerdas la casa grande con el hermoso jardín?— preguntó, su voz inocente tenía un extraño aire de familiaridad. Andrés intercambió una mirada desconcertada con Olegda antes de responder: —Sí, mi amor, lo recuerdo. ¿Pero cómo sabes eso?— Ana se encogió de hombros, con la mirada
Olegda se paró frente al espejo del baño, sus manos temblaban de emoción mientras sostenía el pequeño palito blanco en su mano. Los segundos parecieron una eternidad mientras esperaba el resultado que cambiaría sus vidas para siempre. Andrés caminaba ansiosamente fuera del baño, incapaz de contener sus nervios. Siempre había soñado con formar una familia con Olegda, y la posibilidad de que su sueño finalmente se hiciera realidad lo abrumaba de emoción.Finalmente, el cronómetro de la prueba sonó y Olegda respiró hondo antes de mirar la palanca. Dos líneas brillantes le devolvieron la mirada y lágrimas de alegría brotaron de sus ojos. No podía creerlo: estaba embarazada. Cuando salió del baño, Andrés estaba allí, esperando con gran expectación las noticias. En el momento en que sus miradas se encontraron, el rostro de Olegda se iluminó con una sonrisa radiante. —Andrés—, susurró, con la voz llena de emoción, —vamos a tener un bebé—.Las lágrimas llenaron los
Con Andrés nuevamente a su lado, Olegda sintió una renovada sensación de esperanza y determinación. La curación que habían experimentado en la jungla había fortalecido su vínculo y estaban listos para enfrentar cualquier desafío que les aguardara. Mientras regresaban a la bulliciosa ciudad, Olegda y Andrés se encontraron rodeados de imágenes y sonidos familiares que alguna vez habían sido tan reconfortantes. Pero ahora todo se sentía diferente. Vieron el mundo con ojos nuevos, apreciando cada momento como si fuera un regalo precioso. De regreso a la empresa GUT, Olegda tomó el mando con una nueva sensación de confianza. Había demostrado ser capaz y resiliente, y el personal respetaba su liderazgo. Cada día que pasaba, se sentía más conectada con el legado de la empresa y estaba decidida a devolverle su antigua gloria. Andrés también tenía una nueva perspectiva de la vida y de su papel dentro de la empresa. Comprendió la importancia del equilibrio y tomó medidas para priorizar su bie
Olegda estaba de pie al borde del reluciente lago, el cálido sol mexicano arrojando un brillo dorado sobre la superficie del agua. Había viajado miles de kilómetros en busca de una solución, una manera de sacar a Andrés del abismo de su letargo. Después de tres largos y agonizantes meses de ver a su amado atrapado en estado de trance, Olegda estaba desesperada por encontrar respuestas. Los médicos estaban desconcertados, incapaces de determinar la causa del estado de Andrés. Era como si todo su sistema se hubiera apagado, dejándolo sin respuesta e inalcanzable. Mientras contemplaba el sereno lago, los pensamientos de Olegda se dirigieron a las historias que había oído sobre un poderoso chamán que vivía en el corazón de la selva mexicana. Los cuentos hablaban de la capacidad del chamán para curar no sólo el cuerpo sino también el alma. Sin dudarlo, Olegda decidió buscar la guía del chamán con la esperanza de que él pudiera devolverle a Andrés. Guiada por los lugareños, Olegda se aven
La casa de campo que Olegda y Andrés habían elegido para su retiro apartado estaba enclavada en medio de un frondoso bosque, lejos de las miradas indiscretas de la ciudad. Con su ubicación oculta y su estricta seguridad, proporcionó el santuario perfecto para que la pareja escapara de las sombras de su pasado y disfrutara de la calidez de su amor. Mientras se instalaban en el sereno entorno, Olegda y Andrés sintieron una sensación de paz que no habían experimentado en mucho tiempo. El estrés y las ansiedades que los habían atormentado parecieron disiparse en la tranquilidad del campo. —Me alegro de que hayamos decidido tomarnos este descanso—, dijo Olegda, contemplando la impresionante vista desde la terraza. —Parece que finalmente podemos respirar y ser nosotros mismos—. Andrés la rodeó con sus brazos, acercándola. —Te mereces esto, mi amor—, dijo suavemente, dándole un suave beso en la sien. —No quiero nada más que verte feliz y en paz—. A medida que pasaban los días, Olegda y And