Argentina: Buenos Aires. Aquí comienza la historia de Isabella y Máximo. Dos jóvenes enamorados que aún amándose tienen que separarse, separación que trae consigo odio, rencor y unas ganas inmensas de vengarse. Isabella para salvar a su enamorado del desprecio de su padre, del odio visceral que le tiene a su familia, odio que puede ocasionar la muerte de su amado; por su seguridad decide abandonarlo, al irse no le da ningún tipo de explicación, sólo que dejó de amarlo. Isabella se va a otro país (Francia) con un secreto en su vientre, secreto que su enamorado desconoce. Por otro lado, Máximo desahoga su ira por el abandono de Isabella con mujeres, pretendiendo así olvidarla. Ella con el paso del tiempo se convierte en una famosa pintora. Él con ayuda de un amigo de su padre se va a los Estados Unidos y se hace una fortuna como programador. Cinco años después logran encontrarse, Máximo al verla se le despiertan de nuevo los sentimientos, pero el odio, la rabia por el abandono lo domina; ella aún lo ama, el tiempo no ha podido borrar el amor que siente por el padre de su hijo, pero aún está latente la promesa que le hizo a su padre. Dos familias que por sus amores no correspondidos, por secretos no revelados, lograron la separación de estos dos jóvenes; sólo por el odio desmedido de un hombre frustrado por no lograr lo que él consideraba suyo.
Leer másCALIFORNIA. ¡Dios! Todavía no lo puedo creer, Isabella está aquí conmigo, durmiendo a mi lado, no me canso de mirarla, tan sólo Dios sabe cuánto la amo y la otra parte de mi, mi niño durmiendo en la otra habitación. Mis pensamientos son interrumpidos por unos golpecitos en la puerta. —Mi niño ya se despertó. Voy abro la puerta y lo veo, aún soñoliento. —¿Papi y mami? —Mi niño, mami está durmiendo, ven vamos a la cocina, ¿tienes hambre? —Sí. —¿Quieres cereales? —Siiiiiiiii. —Okey, ven siéntate aquí, papi te va a preparar unos ricos cereales con leche. Lo siento en el tope de la cocina y empiezo a preparar sus cereales. —Amor, porque no me despertaste, para preparar el desayuno. Isabella aún con su pijama, pero igual de hermosa, ya está en la cocina. —Buenos días amor, no quise despertarte, ya le estoy preparando unos ricos cereales a nuestro bebé. —Como si fuera muy difícil preparar unos cereales. —No
CALIFORNIA. Acá estoy, Dios que todo salga bien, aún no sé lo que voy a decirle, de lo que sí estoy segura es que lo amo, lo amo con el alma, con el corazón. Es la primera vez que vengo a California, esta es la dirección donde están sus oficinas, Max vamos a buscar a papá. —¿Papá? —Si amor, vamos a ver a papá. Entro al edificio, subo por el elevador y llego al piso donde están todas las oficinas de la empresa de Máximo, me dirijo directamente a información, allí está una joven muy hermosa, al verme me sonríe. —Buenos días, ¿en que puedo servirle? —Señorita me puede indicar donde puedo localizar al ingeniero Máximo Torres. —Por supuesto, siga ese pasillo a la derecha, allí está su oficina. —Gracias. Sigo las instrucciones de la joven y llego hasta una amplia oficina de grandes ventanales, allí lo primero que visualizo es un escritorio elaborado todo en vidrio, detrás de él, una señora muy elegante, no muy joven, yo diría como de cu
PARIS. —Señora Mery por favor le puede decir a los muchachos que bajen, los estamos esperando para desayunar. —Señora Antonella, la señora Isabella no quiere abrir su puerta, le he tocado, pero no abre, en cuanto al señor Máximo él no está, anoche lo ví salir con una maleta, se despidió de mí y me dijo que cuidara mucho de Max. —¿Cómo que se fue? ¿Estás segura? —Sí señora, muy segura. Subo las escaleras con mucha rapidez y llegó a la habitación de Isabella, toco la puerta varias veces, pero nada que me abre. —Isabella abreme, si no lo haces voy a derribar la puerta. Un momento de silencio, luego escucho su voz. —Mamá déjame dormir, tengo mucho sueño. —No, abreme la puerta, de aquí no me muevo hasta que no me abras. De nuevo el silencio, luego veo el pomo de la puerta girar. —Pasa. Lo dice y se lanza de nuevo en su cama y se envuelve con la manta. —Isabellla, escúchame, ¿qué pasó?, ¿dónde está Máximo ? Así, como
Máximo no subió a la habitación, estoy molesta, tengo que pasar mi molestia yo sola. —Si pasen. —Señorita Isabella la están esperando para desayunar. —Gracias señora Mery, ya bajo. Ya todos están sentados en la mesa, máximo permanece igual, callado. Después del desayuno, quise levantarme de la mesa, pero mi papá me detuvo. —Isabella espera, necesito hablar contigo, siéntate un momento, como tú papá me veo en la obligación de sugerirte algo, ya sé que estás acostumbrada a hacer tu soberana voluntad, pero espero que esta vez me escuches. Me siento y veo a Máximo que está muy sereno tomando su taza de café, pareciera que no le importara lo que mi papá va a decir, pero yo sé que sí, esa es su actitud cuando algo le perturba, pero aún no sé que es. —Dígame. —Sin rodeos te lo voy a decir, creo que deberías irte de París. —¿Por qué? —Hija todavía lo preguntas, mira lo que te pasó, parece que aún no has medido la magnitud de lo grave
APARTAMENTO DE ISABELLA. El baño hizo que se quedara dormida, de la bañera la llevo a la cama, su cuerpo lo cubro con una bata de baño, la cargo en mis brazos, la tiendo en la cama, tomo una manta y así la protejo del frío, pero eso no es suficiente, así semidormida, se pega de mí costado buscando mi calor, la abrazo y la contemplo mientras duerme, pero es un sueño inquietante, su cuerpo tiembla de vez en cuando como si recibiera pequeñas descargas eléctricas, de su garganta salen murmullos que rompen el silencio de la habitación “saquenme de aquí “ La abrazo, abre los ojos, se vuelve a pegar a mi costado y se queda de nuevo dormida, así pasa casi toda la noche, no sé a qué hora me quedé dormido, cuando abro mis ojos, ya es el nuevo día. Miro a mi lado en la cama y está vacía, ¿sería esto un sueño? , no, no es un sueño, allí la veo como una hermosa aparición saliendo del baño, cubriendo su cuerpo con una toalla. —Buenos días amor, te ví tan profundamente dorm
—Hola Máximo, puedes venir a la Prefectura de policía. —¿Qué pasó, tienes alguna noticia de Isabella? —Es mejor que vengas y aquí hablamos, no te preocupes tengo Buenas noticias. —Ya voy para allá. —Hugo, ya salió un grupo de policías para la casa donde tenían secuestrada a la muchacha. —Sí, ya un agente me informó, ¿todavía la señorita Isabella está declarando?. —No, creo que ya terminó su declaración, el médico la está examinando, la encontró muy deshidratada. —Ya su novio viene en camino. A los pocos minutos Máximo ya estaba en la prefectura de policía. —Hugo, vine lo más rápido que pude, dime, ¿ya sabes dónde está Isabella? —Mejor que eso, Isabella está aquí. —¿Cómo que está aquí?, ¿dónde está?, quiero verla. —Tranquilizate, no te lo quise decir por teléfono para que no vinieras comiendo flecha, a Isabella en estos momentos la está evaluando el doctor. —¿Por qué la está examinando un médico, acaso está golpeada
APARTAMENTO DE ISABELLA. —Señor Tomás ¿cómo está? —Hola Máximo, bien por aquí estamos bien, ¿ustedes cómo la están pasando? ¿cuándo salen para Japón?, mi niña debe estar muy emocionada y nerviosa a la vez. —Señor Tomás lo llamo precisamente por eso. —¿Qué, no van a viajar? —No, pero por otros motivos. —¿Suspendieron la exposición? —No, por favor déjeme informarle, pero le voy a pedir que por ahora no le diga nada a la señora Antonella. —¿Qué le pasó a mi hija? Habla muchacho que ya me pusiste nervioso. —Isabella está desaparecida. —¿Cómo qué desapareció? —Lo último que sabemos de ella es que asistió a la cena en casa de Piero, un amigo de ella, esa es la última información que tenemos de ella. —¿Fueron a la casa de ese amigo? —Sí, ya pusimos la denuncia, la policía está investigando, pero todo se está haciendo bajo absoluta reserva, recuerde que ella es una figura muy publica, es una artistas, aquí es muy conocida,
APARTAMENTO DE ISABELLA. —Máximo, pasa adelante, que bueno que llegaste. —Buenos días Katy, estoy llegando del aeropuerto, por favor necesito que me pongas al día, ¿hablaste con tu amigo? —Si, vamos a tomarnos una taza de café y así te lo cuento todo. Mi amigo se presentó en la casa de Piero. —¿Habló con Piero, qué le dijo? —No, Piero no estaba, habló con el jardinero, Hugo no se identificó como policía, le dijo que era un agente de bienes raíces. —¿Y eso por qué? —No sé, creo que vio o el jardinero le dijo algo que le pareció sospechoso. Hoy vuelve a la casa de Piero. —Me gustaría ir con él, me puedes pasar su número telefónico por favor. —Si claro, ya te lo paso, Máximo que te parece si yo lo llamo, así va a responder más rápido. —Sí, me parece bien. —Está repicando, hola Hugo. —Hola Katy, buenos días. —Buenos días, Hugo acá frente a mí tengo a Máximo el novio de Isabella, quiere hablar contigo. —Ok
CASA DE PIERO. —¿Qué me sucede? Aún no puedo ver claro, estoy mareada, ¿qué es esto?, ¿por qué estoy atada de las manos? —Por fin te despiertas, dormiste toda la noche. Es Piero que viene entrando a la habitación, con una bandeja en sus manos. —¿Dónde estoy? —En mi casa, te traje desayuno, yo mismo lo preparé. —¿Por qué estoy atada? —Estas haciendo muchas preguntas, mejor desayuna, tienes que alimentarte, yo te la voy a dar. —No quiero comer, ¿por qué me tienes aquí? Quiero irme para mi casa. —Es mejor que te vayas acostumbrando a este lugar, aquí vas a permanecer por varios días, ya estoy haciendo arreglos para irnos de aquí. —¿Qué estás diciendo?, acaso estás loco. —¡No me llames loco! Gritó tan fuerte, que me asusté toda, en ese instante me doy cuenta que estoy a merced de Piero, tengo que actuar con inteligencia, no lo puedo alterar, estoy corriendo peligro. —Perdón yo no quise decir eso. —Tienes que com