Capítulo 3: Isabella aún no tiene pareja.

     SEIS MESES DESPUÉS.

     BUENOS AIRES.

     Tengo su cuerpo desnudo delante de mí, mis manos acarician sus prominentes  montañas, mis labios se pasean por su cuello, de pronto con una voz de gata en celo me dice.

     —Máximo, tienes que ir a hablar con mi papá.

     Me la quedo viendo y le pregunto.

     —¿Para qué?

     —¿Cómo qué para qué? Ya vamos a cumplir tres meses de novios, tienes que ir a pedir mi mano.

     —Escúchame bien, cuando empezamos a salir fui bien claro contigo, te dije que no quería nada de compromisos, nosotros no somos novios, tú estuviste de acuerdo, así que no veo la razón  para que me estés pidiendo que hable con tus padres, lo siento mucho si no me entendiste, es mejor que lleguemos hasta aquí, cada quien por su lado, ahora vístete y vámonos de aquí.

     —No mi amor, eso no, por favor no me dejes, está bien como tú lo prefieras, seguimos así sin compromisos.

     —Emilia es mejor que lo dejemos, buscate a otro que te responda, porque yo no lo voy hacer.

     —Máximo, te juro que no te vuelvo a mencionar la palabra compromiso, ven quédate un rato más conmigo.

     De nuevo vuelvo a la cama, pero no puedo continuar.

     —No, ya es suficiente, no traje nada para protegernos, vístete, si no lo haces me voy y te dejo aquí.

     Se viste, se enfurece, dice no sé qué palabras e insultos y luego salimos del hotel, la dejo cerca de una parada y me voy al bar, donde siempre me encuentro con Julián. 

     —Julián, ¿qué haces? 

     —Ya estoy saliendo de mi trabajo, dime, ¿para qué?

     —Quiero tomarme unos tragos contigo, tengo que darte un notición.

     —Okey nos vemos en el lugar de siempre.

     —Te espero, vente rápido,ya estoy aquí.

     Llego al bar y me siento en la barra a esperar a Julián.

     Julián siempre tan puntual, en menos de diez minutos ya estaba entrando al bar, para ser exacto, siete minutos y veinte segundos.

     —Hola amigo, ¿qué celebramos?

     —Que me voy de Argentina, mañana a primera hora estoy saliendo para Estados Unidos.

     —Ya, ¿tan rápido?

     —Sí amigo, el amigo de mi papá movió todas sus influencias y ya me aceptaron en la universidad de Stanford.

     —¡Wow!, que suerte tienes, amigo me alegro por ti.

     —Julián, ¿qué sabes de la vida de Isabella?

     —Nada nuevo, lo que le pude sacar a Valentina ya te lo conté, me dijo que estaba bien, estudiando lo que más le gusta, la pintura, pero bueno a qué viene esa preguntadera, tú ya estás saliendo con otra, la otra noche los ví y te tenía muy apretado a ella, según los comentarios es tu novia.

     —Amigo, Isabella se fue, no le importó los años que estuvimos juntos, según me dijo ella no regresa jamás a este país, así que yo no tengo porque guardarle luto, además esa chica no es  mi novia, yo no tengo novia, solo la tengo para pasar el rato, es hermosa, tiene buen cuerpo, que más puedo pedir.

     —Amigo te desconozco, tú no eres el Máximo con el cual he compartido toda mi vida, ahora resulta que vives de rama en rama, con esta de ahora es con quien más has durado.

     —Yo no estoy engañando a nadie, yo soy claro, lo primero que les digo es que no quiero compromisos, si me aceptan así, entonces voy para adelante.

     —¿Qué piensas hacer con esta que tienes ahora?

     —Nada, ya nos despedimos, no sé cuando regrese, puede ser en vacaciones, en un año, dos, no sé.

     —Ella quedó conforme.

     —Por supuesto que no, me formó un escándalo, sobre todo después de lo que pasó.

     —¿Qué pasó?

     —Nos fuimos a un hotel, todo empezó bien, muchos besos y abrazos, le quité toda la ropa, nos quedamos completamente desnudos, todo iba bien, cuando empezó a hablar de compromisos, quería que fuera a hablar con sus padres, le dije que no, después de un rato volvimos a lo nuestro, la niña es muy hábil con las manos, pero  de repente, veo la cara de Isabella, ¡maldita sea! , mi hermano no pude seguir, esa imagen me cortó todo, le dije que se vistiera, ella estaba asombrada, la excusa que le di es que no quería dañarla, que no tenía protección, pero es una gran mentira, yo si quería estar con ella, en ese momento  me importaba un carajo que tuviese o no tuviese protección, pero no pude.

     —Mi hermano aunque tú no lo quieras reconocer, aún estás enamorado de Isabella.

     —Pero la voy a olvidar, cueste lo que me cueste la voy a olvidar, así me tenga que acostar con cientos de mujeres, la voy a olvidar, te lo dije mi hermano, que yo no me vuelvo a enamorar, las mujeres se van a enamorar de mí, pero yo de ellas no.

     —Y lo estás consiguiendo, te vas y dejas a unas cuantas llorando tu ausencia.

     —Es lo que quiero que lloren.

     —Con ellas te piensas cobrar todo lo que te hizo Isabella.

     —Mi hermano esto es apenas el comienzo, Isabella tarte o temprano también me va a pagar el haberse burlado de mí, eso escríbelo.

      —Espero que te vaya bien, pero si te soy sincero me da miedo tanto rencor, ojalá y eso no se te revierta y vuelvas a sufrir por culpa de Isabella.

     —No lo creo, ahora es a ella a quien le toca sufrir.

     FRANCIA: PARÍS.

     —Hola amiguita, ¿cómo estás?, cuéntame cómo va esa barriga?

     —Bien Valentina, todo bien, al principio no se portó muy bien, tenía muchos vómitos, pero ya le falta poco para salir, me estoy sintiendo mejor.

     —¡Ay amiga! Tú  allá tan solita, pasando todos esos malestares.

     —Háblame de Máximo, ¿cómo está?

     —Ese desgraciado está muy bien, cambiando de novia cada mes, me imagino que se estará acostando con todas las que le abran las piernas, bueno ahora tiene una, ¿te acuerdas de Emilia?, con ella es con la que más ha durado, por allí dicen que está si lo enganchó, andan juntos para todos lados, se les ve muy acaramelados.

     Amiga, perdona te estoy haciendo daño contándote esto.

     —Está bien, no te preocupes por mí.

     —Como no me voy a preocupar, si yo sé que tú lo amas, sé el sacrificio tan grande que hiciste por él, todo para que tú papá no le hiciera daño y mira como te paga acostándose con todo palo con falda que se le atraviese.

     Te juro que a veces me provoca contarle todo, para que vea lo mal que te ha pagado todo lo que te has sacrificado por él.

     —Bueno Valentina, no exageres,  tampoco es un sacrificio, estoy estudiando en la mejor universidad de Arte de París, estoy cumpliendo mi sueño.

     Además él no sabe las razones por las cuales me vine, pensara lo peor de mí, le dije que no lo amaba, él tiene derecho a rehacer su vida.

     —No vengas tú a justificarlo, así él no conozca las razones, no debe ser tan descarado, parece que más bien le hiciste un favor al dejarlo, ahora se siente libre, me dan ganas de gritarle, que mientras él  se divierte, tú estás sufriendo aquí sola y con su hijo en tu vientre.

     —No Valentina, eso no, eso jamás se lo puedes decir, no se te ocurra, si lo haces pierdes mi amistad.

     —Por eso es que no lo hago, pero me da coraje, cada vez que lo veo abrazado con una mujer.

     —¿Él te ha visto?

     —Claro que sí y la abraza más fuerte, como para que yo lo vea, la otra vez iba para el cine con Julián, estaba en la entrada del cine con una chica que no conozco, Julián al verlo quiso acercarse a él y me sugirió para sentarnos juntos, en ese momento la ira me dominó y le dije a Julián; “ si te acercas a tu amigo, me voy de aquí inmediatamente y no  vuelvo a salir contigo”

      —¿Qué hizo Julián? Recuerda que ellos son como hermanos.

     —Nada, sólo me sonrió y me dijo, “ yo vine contigo y me voy contigo a donde tú quieras” 

     Durante toda la película no le quité la mirada, él como si sabía que yo lo estaba mirando, pero eso no fue un obstáculo para los besos y abrazos que se daba con la chica.

     Bueno amiga, dejemos a ese patán a un lado, no quiero que esto le haga daño a mi sobrino, que le vamos hacer, tiene un papá bien perrito, eso que no te amargue, cuando salgas de esa barriga te metes a un gimnasio y te pones más bella de lo que eres, te consigues un galán de esos de película y disfrute su vida, me haces el favor y deja de pensar en Máximo, ya basta de llorar por él, no se lo merece, bueno y bien merecido que tiene el que nunca vaya a conocer a su hijo, así que no te preocupes ese secreto muere conmigo.

     CUATRO AÑOS DESPUÉS.

     ESTADOS UNIDOS: CALIFORNIA.

     —Aló papá, ¿cómo está todo por allá?

     —Hijo las cosas no están muy bien, tuve que cerrar una de las oficinas.

     —¿Y eso por qué?

     —La competencia nos está haciendo la guerra, bueno en realidad nosotros los pequeños empresarios nunca hemos sido competencia  para ellos, pero mis oficinas son las más perjudicadas, mis transportes cubren las mismas rutas que los transportes de Fernández y compañía, hasta ahora las cosas iban bien, había pasajeros, nuestros buses salían a diario,  siempre llenos, pero de unos meses para acá los buses salen vacíos, eso es perdida, me vi en la obligación de cerrar una oficina, sólo me quedan dos.

     Lo más raro es que los buses de Fernández siempre salen llenos, resulta que bajaron los precios de los pasajes, por supuesto eso hace que los pasajeros los prefieran a ellos.

     —¡Caramba!, pero eso le genera pérdidas.

     —Sí, según las matemáticas, eso es así, pero por una extraña razón no es así, más bien están comprando más buses para poder cumplir con la cantidad de pasajeros que les llega.

     —Eso es bien extraño.

     —Bueno hijo, no hablemos de trabajo, dime, ¿cómo estás?

     —Bien papá, me va muy bien, aún sin graduarme me ofrecieron trabajo en una empresa muy importante, ya comencé, también estoy trabajando en un proyecto demasiado bueno, si logro enganchar en el mercado, esto me va a generar mucho dinero, así que dentro de poco, con el favor de Dios,  tu hijo cuando esté bien estabilizado económicamente regresa a Argentina, pero forrado en billete.

     Y no te preocupes por tu empresa, ya me voy a poner en eso, voy a averiguar que es lo que está pasando, eso me huele mal, dime quien está a cargo de la empresa de los Fernández.

     —El viejo, como siempre, él es quien dirige su negocio, pero el hijo tiene más de un año encargándose de la administración.

     —Okey, déjame investigar y luego te llamo, papá, ¿cómo está mamá?

     —Con ganas de verte.

     —Dile que se prepare, muy pronto me la traigo para acá para que pase unos meses conmigo.

     —Convencela hijo, ella necesita distraerse un poco y con esto del cierre de la oficina, eso la tiene un poco mal.

     —Entiendo, no sé preocupen, las cosas van a mejorar, muy pronto los Fernández van a saber quienes somos los Torres.

     —Hijo, ¿todavía le guardas rencor a Isabella?

     —Sí papá, eso aún está latente, esa rabia la tengo presente a toda hora.

     —Porque no tratas de olvidar, búscate una novia, cásate, ten hijos, los hijos ayudan a olvidar.

     —Jamás, no puedo, esa espina aún la tengo clavada, hasta que un día la tenga frente a mi y ella vea en lo que me he convertido, ese día ella se va arrepentir de todo lo que me hizo.

     No creas que el cierre de tu oficina fue de gratis, presiento que hay algo detrás de todo esto y lo voy a averiguar, si ellos hicieron eso con el único propósito de arruinarte, se van a arrepentir, eso es un hecho papá, van a llorar lágrimas de sangre el haberse metido con nosotros.

     —Hijo, otra cosa que te voy a comentar, sabes que tú mamá asistió a una reunión que hacen un grupo de damas, allí hablan sobre muchos aspectos, sé divierten y comparten un rato, el caso es que allí estaba la mamá de Isabella, las mujeres le preguntaron por su hija, si ya tenía pareja, ella les respondió que no, que su hija se había ido a estudiar, que por ahora no estaba en búsqueda de un marido, que tenía muchos proyectos en mente, eso ocupaba toda su atención.

     El caso es que mientras hablaba no dejaba de mirar a tu mamá, como si la conversación sólo fuera para ella.

     —Hijo, ya han pasado cuatro años, no te parece extraño que Isabella aún no tenga pareja.

     —Papá, seguramente lo dijo para callarle la boca a todas las viejas chismosas que estaban allí, yo no creo que no tenga pareja.

     —¿Y si aún piensa en ti?

     —Ella fue muy clara conmigo, me dijo viéndome a la cara que no me amaba.

     —¿Y tú le creíste? Te voy a decir esto, a veces las mujeres mienten para proteger a los seres que aman, parece contradictorio, pero suele suceder.

     —Papá sí le creí, después de eso ella se fue, ya han pasado cuatro años y cada uno hizo su vida, ella nunca me amó, eso lo tengo bien claro.

     —Okey no te digo más, pero si quieres un consejo, yo trataría de averiguar el porqué de su salida tan repentina del país.

     Ahora, sí lo que quieres es voltear la hoja, pues entonces déjalo así, que no se hable más del asunto, bastante problemas tenemos con los de la empresa y para colmo de males allí también está involucrada la familia Fernández.

     Hasta luego hijo, otro día seguimos hablando.

     La conversación con mi papá me dejó pensativo, no lo puedo negar, me alegró lo que dijo la mamá de Isabella, aún está sola, ¿será eso verdad?

     No seas necio Máximo, el hecho que esté sola no significa que te ama, ella me dejó y en cuatro años no ha buscado la forma de comunicarse conmigo, eso significa que yo no le importo, bueno ella tampoco me importa, si yo estoy sin pareja es porque quiero estarlo, en el mundo hay suficientes mujeres para divertirse, mujeres que no quieren compromisos sólo pasarla bien, así que eso no me  puede quitar el sueño, tú moriste para mí Isabella Fernández.

    

 

     

     

     

     

     

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