PARIS: APARTAMENTO DE ISABELLA. —Amiga, disculpa que te llame a esta hora, pero me estoy muriendo. —Isabella, no me asustes, ¿qué te pasa? —Valentina lo ví. —¿A quién? ¿De qué me hablas? —De Máximo Valentina, lo ví. —Pero dónde lo viste, explícate, no estoy entendiendo nada y deja de llorar, que así menos te puedo entender, cálmate y luego me hablas, respira y tómate tu tiempo, estás respirando, ¿ya te sientes mejor? —Sí, ya me siento mejor, gracias, ahora puedo respirar mejor. —Okey, ahora sí, puedes explicarme, pero sin atropellarte, ¿dime dónde viste a Máximo? —Está aquí en París, vino con la novia. —¡Válgame Dios! ¿Él te vio? —Sí, nos encontramos en una discoteca. —¿ Qué hacías tú en una discoteca? Se supone que ayer, digo ayer porque allá en París es de madrugada, bueno ayer era tu exposición. —Sí, así es, después de la exposición Piero me invitó a una discoteca, allí se iba a encontrar con unos amigos que lle
PARÍS: EXPOSICIÓN. —Máximo, aquí estamos, dentro de poco vas a ver de nuevo a tu amor. —Ya ella no es mi amor, acaso se te olvida que tiene novio, el francesito. —Jajajaja, me gusta como lo llamas, el francesito. —Hablando de él, ¿qué tanto lo conoces? —En realidad sé lo que conocen todos los muchachos, sé que es hijo único, es huérfano de padre, su papá murió cuando él era un adolescente, desde allí su mamá se quedó a cargo de la cuantiosa fortuna que le dejó el esposo, no se volvió a casar, viven en una casa enorme, él aún vive con su madre. —¿Trabaja? —si, es contador, él le lleva la contabilidad a los negocios que dejó su padre, su mamá aún está al frente, es una mujer mayor, pero muy conservada, no se ha vuelto a casar, pero si ha tenido sus aventuras y siempre con hombres mucho más joven que ella, bueno eso es lo que se rumora entre la élite que nos rodea. —Vaya, vaya, Isabella al parecer se anotó bien, ¿a parte de Isabella no se le
ARGENTINA (BUENOS AIRES) —Buenas noches Antonella. Me quedo paralizada no sé qué responder, en ese instante todas las copas de vino que me había tomado se esfumaron, mi mente quedó en blanco. ¿Será esto cierto? No lo creo, el destino me está jugando una mala pasada, tengo que responder, no puedo, tampoco quiero demostrarle que estoy nerviosa. —Buenas noches. —Nunca me imaginé que hoy te encontraría aquí, ¿estás acompañada? En ese momento me hubiese gustado estar acompañada, pero no le puedo mentir, de seguro tiene rato viéndome y ya sabe que estoy sola. —Estoy sola, pero ya me iba, iba a pagar mi cuenta para irme. —¿Te puedes quedar un rato más? Por favor. —Está bien sólo un rato. —Se sienta a mi lado luego se dirige al barman. —Hey Grey, me puedes traer un whisky y una copa de vino para la señora, por favor. —Enseguida le atiendo señor Lorenzo. —Por lo visto, vienes muy seguido por aquí. —Sí, vengo muy a me
CASA DE PIERO. A penas son las siete y treinta, pero necesito hablar con Piero antes que lleguen los demás invitados, estoy hecha un mar de nervios, sólo de pensar que dentro de unos minutos va a llegar Máximo con la novia, eso me descontrola, no lo puedo negar, la novia es linda, muy simpática y joven, creo que no debe tener los veinte años, bueno esa era la edad que tenía cuando me vine de Argentina. Máximo mi amor si tú supieras que tenemos un hijo, pero no puedo decirte esa verdad que me quema por dentro. Allí viene Piero, esta noche tengo que disimular lo más que pueda. —Buenas noches mi amor, estás bellísima. —Gracias, pero recuerda que el juego comienza cuando lleguen tus invitados. —Disculpa, pero verte tan hermosa me hace olvidar todo lo que acordamos, que bueno que llegaste temprano así nos tomamos una copa. —En realidad quise llegar temprano porque necesito hablar contigo antes de que lleguen tus amigos. —Okey entonces vamos a sent
No sé porque actué de esa forma, sólo me llevé por mis instintos, lo que sentía en esos momentos, ver a Isabella en esas condiciones me hizo olvidar de todo el odio que decía sentir por ella. Sin importarme lo que pensaran los demás, me la llevé de allí, sólo quiero protegerla, cubrirla con mis brazos y olvidar los cinco años atrás que pasé revolviendo mis vísceras cada vez que recordaba sus besos, sus caricias, pero lamentablemente eso es imposible, mi realidad es esta, la tengo aquí a mi lado aún temblando, no sé si del frío o por mí cercanía. La miro aún envuelta en mi chaqueta, la veo indefensa y la verdad siento pena por ella, por su trauma, yo si conozco su condición no como el estupido que dice amarla y aún no sabe nada de ella. Mía está sentada en el asiento de atrás, cosa rara en ella, va callada. —Isabella, dame tu dirección por favor. —Yo la sé, -me dice Mía- Piero me la dio antes de salir, sigue manejando yo te indico por donde tienes q
PARÍS: CASA DE PIERO. —Buenos días mamá. —Buenos días Piero, que bueno que aún no has salido de la casa, tenemos que hablar. —Ya sé por dónde vienes, vomita de una vez todo lo que tienes que decirme. —Ya veo que tú no aprendes, no te había dicho nada porque quise darte un tiempo para ver si las cosas cambiaban, pero ya veo que está relación es igual a las demás. Es más, creo sin temor a equivocarme que esta es peor ¿me puedes explicar qué fue lo que pasó anoche?, el teatro que armó tu novia, porque para mi fue un teatro, ella sólo quería llamar la atención y lo consiguió. —Claro ahora entiendo, estás molesta porque te quitó el protagonismo, tú eras la que querías ser el centro de atención y sobre todo, no te gustó que haya sido Máximo quien la sacó del agua, quien la ayudó, por eso estás molesta, porque ya le habías puesto el ojo a Máximo, ¿qué querías llevártelo a tu habitación?, estás molesta porque todos tus planes se vinieron abajo, porque
PARÍS: HOTEL. —Hola Julián. —Hola amigo estaba esperando tu llamada, dime qué pasó con Isabella, ¿hablaron? —Después de la discoteca nos encontramos en una cena en la casa de Piero. Amigo, no sé qué me pasó, pero abracé a Isabella y de paso la saqué de allí y la llevé a su casa. —¿Quiere decir que se arreglaron? —No vale, ya te cuento, lo que pasa es que el bruto del novio la lanzó a la piscina y bueno te podrás imaginar lo que pasó después. —¡Qué! ¿Y cómo está ella? —Gracias a Dios que yo estaba allí, le dio un ataque de pánico, tuve que lanzarme al agua para sacarla, no dejaba de temblar, tuve que abrazarla para darle calor y así calmarla. —Vaya, tan sólo a ti te ocurren esas cosas y que dijo el novio cuando te vio que te lanzaste sobre ella. —Al instante se sorprendió, pero luego Mía le explicó lo que pasaba y fue que entendió el asunto. —Tenía que venir su héroe a salvarla. —Deja los chistes que la cosa no es juego,
PARÍS: CASA DE PIERO. Ya es más de medianoche, casi todos están ebrios, yo sólo estoy pendiente de los movimientos de Isabella, la noto serena, no ha tomado mucho, apenas unas copas de vino. Por otro lado Piero está muy tomado, se acerca a Isabella y se la lleva al centro del salón para bailar, me doy cuenta que Isabella no está muy agusto, él la aprieta y no permite que ella se desate del abrazo, Piero intenta besarla, ella lo esquiva, la conozco bien, está molesta, le dice algo a Piero, pero él se ríe en forma burlona y la aprieta más a él. —No, esto es demasiado, esto no lo puedo permitir. Con pasos firmes voy decidido a quitarle a Isabella de los brazos a Piero, cuando Mía llega primero que yo hasta ellos. —Piero como dijo tu mamá, está fiesta es para compartir, qué te parece si intercambiamos de pareja, ven novio, baila con Isabella, yo voy a bailar con Piero. De forma rápida me toma la mano, toma la mano de Isabella y une las dos manos.