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Capítulo 4: Los años pasan.

     CINCO AÑOS DESPUÉS.

     —Julián hermano, por fin puedo comunicarme contigo, tengo todo el día llamándote, dime, ¿cómo va lo que te pedí?

     —Todo está marchando bien, estaba fuera de la ciudad en un pueblo muy lejos de aquí, por eso no podía comunicarme contigo, allí no hay señal.

     —Okey, cuéntame ¿qué pasó?

     —Amigo tal cual como lo pensamos allí tienen el centro de operaciones, allí es donde distribuyen la mercancía.

     —Por supuesto, nuestro amiguito en común es allí donde la compra.

     —Sí, allí es donde se abastece, pero el lugar es muy peligroso, está custodiado con personas armadas hasta los dientes.

     —Ten cuidado mi hermano.

     —No te preocupes, tuve mucha precaución, tomé fotos del lugar.

     —Me las envías, yo sé que es lo que voy hacer con ellas, muy pronto los Fernández estarán comiendo polvo y todo porque ellos mismo se lo buscaron.

     —Hermano eso es lo que se llama justicia divina, quisieron abarcar mucho dañando a los demás.

     —Por culpa de ellos mi papá ha tenido que cerrar dos oficinas, y muchas personas se han quedado sin trabajo, eso no les importó, ellos con sus transportes están cubriendo todas las rutas, pero ya verán cuando descubran lo que les viene encima.

     Julián, ¿cómo va lo tuyo con Valentina?

     —Muy bien, con sus peleas de vez en cuando, sobre todo cuando te menciono, la otra vez le dije que seguramente venías para Argentina a pasar unos días y me dijo que el día que llegaras, que no se me ocurra invitarla a un encuentro contigo, que no me lo iba a perdonar.

     No entiendo porque Valentina te odia tanto,

     —Yo tampoco, en realidad con la salida de Isabella el que salió perdiendo fui yo, ahora resulta que la víctima es Isabella, que bien.

   Isabella se fue, seguramente tenga un novio, de repente se casó por allá y resulta que según tu novia yo tengo que seguir guardando luto.

     —No, aún Isabella no tiene pareja, la otra vez, por supuesto a Valentina se le salió sin querer, me dijo que estaba muy triste, que quería ir a pasarse unos días en París, porque su amiga se siente sola y ella quiere ir a acompañarla unos meses.

     Máximo me estás escuchando.

     —Sí, te estoy escuchando.

     —¿Te afectó lo que te dije?, porque te quedaste muy callado.

     —No, en realidad no tiene porque afectarme, ya han pasado cinco años, me da igual lo que Isabella haga con su vida.

     —Bueno si tú lo dices, pero yo te conozco, por eso no te creo, yo sé que aún sigues enamorado de Isabella, no la has olvidado.

     —Estás equivocado, lo que sentía por Isabella murió hace años, jamás le voy a perdonar lo que me hizo.

     —Si en cinco años no la has perdonado, si aún le guardas rencor es porque la herida que te dejó, aún se mantiene abierta, aún no ha sanado.

     Me quedo callado, porque Julián tiene razón, aún mi herida está abierta, he querido borrarla con otros amores, pero no he podido, pero no seré yo quien la busque, no quiero verla, ya lo nuestro terminó y terminó de la peor manera.

     —Julián hablemos de cosas más importantes que Isabella, amigo por ahora no puedo ir para Argentina, tengo que salir del país.

     —¿Para dónde vas?

     —No sé, es un favor que le haré al señor Paúl.

      Se trata de su hija, quiere ir a una exposición, no sé si es pintura o escultura, no es aquí es en otro país y está empeñada en ir, el señor Paúl no quiere que viaje sola, es muy loca, por eso me pidió que la acompañara.

—¿Es el bombón que estaba contigo en una playa? ¿La foto que pusiste en tu historia de I*******m?

     —Esa misma es.

     —¡Ay mi hermano! Ten cuidado con ese viaje, esa muchacha se ve que es bellísima.

     —Sí lo es, pero allí no, ese es un lugar prohibido para mí, a ella la respeto, yo la veo como una hermana, ella es muy joven.

     —¿Cuántos años tiene?

     —Yo diría como unos diecinueve.

     —Los mismos que tenía Isabella cuando se fue de Argentina, ustedes también estaban muy jóvenes cuando se enamoraron.

     —Así es, lo de nosotros fue algo repentino, nos conocimos y antes del mes ya estábamos saliendo.

     —Sí, ella se veía muy enamorada de tí.

     —De nuevo vas a comenzar, mejor no hablemos de eso.

     —Como tú quieras.

     —El señor Paúl confía mucho en mí, por eso me pidió que la acompañara.

     —Cuidado galán, si allí no se puede entonces mantén la distancia. ¿Cuándo te vas?

     —Aún no sé, sólo me dijo que me preparara para viajar, hoy me entero de todo.

     —Okey, cuando puedas te comunicas conmigo y no te preocupes por el negocio de los Fernández como tú lo dices muy pronto lamerán el polvo.

     

     CASA DE LOS FERNÁNDEZ.

     —Papá, pero tranquilízate eso se va a solucionar.

     —Como quieres que me tranquilice, si él contacto que tengo en la policía me dijo que  estaban investigando mi empresa.

     —Bueno papá eso es normal, cuando una empresa crece tan rápidamente como lo hemos hecho nosotros, es normal que la investiguen.

     —Pero eso jamás me había pasado, mi empresa siempre ha crecido, generando otras, espero Mateo por el bien de todos que estés haciendo las cosas bien.

     —Claro que sí papá, no puedes negar que desde que estoy a cargo de la administración las ganancias han ido en aumento.

     —Eso es verdad, pero no quiero errores, quiero todo perfecto, nunca he tenido problemas con la justicia y no será después de viejo que vaya a tener problemas con ella.

     —¿Por qué dices eso, desconfías de mí? ¿Acaso tu mujer te está metiendo cizañas contra mí?

     —No seas tan falta de respeto, te recuerdo que esa mujer como tú la llamas, fue la que te crió, tú llegaste a nosotros siendo un niño de doce años y desde ese momento ella se encargó de ti.

     —Sí, no le quedaba de otra, porque no había duda que era tu hijo, por eso me crió, pero nunca me quiso, siempre estaba pendiente de su hija consentida y mira cómo le pagó, se fue para él extranjero y más nunca regresó, ni siquiera en vacaciones, ella se está dando la gran vida allá  en París, mientras yo me parto el lomo en tu negocio y todavía te quejas y desconfías de mí.

     —Yo sólo te pido que hagas las cosas bien, okey, sólo eso, no te olvides que la empresa también es tuya.

     —Si claro, yo hago que las ganancias aumenten, la mía y la de mi hermanita.

     No te preocupes papá, todo está marchando muy bien.

     —Eso espero, eso espero.

     ESTADOS UNIDOS:  CALIFORNIA.

     —Licenciado sobre el escritorio están  los pasajes para el viaje que tiene que realizar con la señorita Mía.

     —Gracias. 

     —Vamos a ver a donde tengo que ir para acompañar a la consentida de Mía.

     Rasgo el sobre y dentro está un pasaje de ida y vuelta con destino a Francia.

     —Vaya, que cosas tiene la vida, me voy para Francia.

     En eso llega el terremoto de Mía a la oficina.

     —Máximo hermoso, ya veo que tienes el pasaje en las manos, mañana nos vamos para París.

     Estoy muy emocionada porque por fin voy a conocer a mi pintora favorita, yo adoro a esa mujer, me encanta como pinta, a pesar de su corta edad, ya está entre la lista de las que vende más obras, es fantástica, me encanta.

     Mañana es la inauguración de la exposición, eso no me lo puedo perder, tengo que tomarme una foto con ella, perdóname Máximo, yo sé que ese tipo de eventos no te atrae mucho, pero te prometo que después nos vamos a divertir, las noches en París son fantásticas, un grupo de mis amigos ya están en París, así que nos vamos a divertir en grande.

     —Mía, acuérdate lo que dijo tu papá, nada de escándalos, por eso quiere que te acompañe.

     —No seas agua fiesta, te aseguro que no te vas a arrepentir, mis amigos son lo máximo y tengo unas amigas que te van a gustar, son hermosas, tú verás, la vas a pasar bien con nosotros.

     Así como entró salió de la oficina, como un torbellino, no me dió tiempo preguntarle cómo se llama la pintora, no sé, pero de pronto me dio un dolorcito en el pecho.

     

     FRANCIA: PARÍS.

     —Señorita Isabella, deje los nervios, todo va a salir bien, esto no es su primera vez, cada vez que tiene una exposición se pone así, tiene que calmarse se puede enfermar.

     —Lo sé, pero no puedo remediarlo, además van a venir muchos críticos internacionales, esto me tiene muy nerviosa.

     —Tranquila todo está muy bien, lo que pasa es que usted es muy perfeccionista.

     —Me gusta que todo salga bien.

     —Señorita Isabella, va a traer a su bebé a la exposición.

    —No sé, lo estoy pensando, tú sabes que él es mi acompañante preferido, pero en esta ocasión no lo voy a poder atender, mañana voy a estar sumamente ocupada.

     —Eso es verdad, pero usted sabe que cuenta conmigo.

     —No Katy, tú tienes que estar el cien por ciento abocada a todo lo relacionado con la exposición.

     —Señorita, no voltee, allí viene su galán, si, si, ya sé lo que me va a decir, que no es su galán, pero ese hombre está loco por usted, es bello, es trabajador, tiene dinero y lo más importante soltero, no sé que está esperando para aceptarlo en su vida, mejor me callo, ya está aquí.

     —Hola Katy, hola hermosa, cómo está todo.

     Se inclina hacia mí y me da un beso en la mejilla, me susurra.

     —Como siempre, hueles riquísimo.

     —Señorita yo me retiro, voy a salir a comprar unas cosas que hacen falta.

     —Okey Katy, pero no te tardes, mira que aún faltan muchas cosas por ajustar.

     —Hermosa y yo vine para invitarte a almorzar.

     —No puedo mira como estoy, full.

     —Isabella, tienes que comer, seguro que ni siquiera has desayunado.

     —Sí, me comí un pedazo de pizza que me trajo Katy.

     —Bendita sea Katy que siempre está pendiente de ti.

     Por hoy acepto tus excusas, pero mañana después de la inauguración, nos vamos a celebrar, quiero que conozcas a un grupo de amigos que vienen de Estados Unidos, ellos en la noche se van a reunir en una disco, vamos a bailar y pasar un rato agradable, Isabella, no me puedes decir que no, necesitas distraerte un rato.

     —¿Se te olvida Max? No sé si lo traiga para la exposición, si no lo hago, eso significa que en la noche también lo voy a dejar solo.

     —Isabella, solo no se va a quedar, la señora Mery se queda con él, además no es toda la noche, es un rato, quiero que por unas horas te olvides de todo lo que tenga que ver con pinturas.

     —Está bien, vamos a salir.

     —Gracias hermosa, tú verás que la vas a pasar bien, mis amigos son unos locos, pero son muy divertidos.

     Te dejo, para que sigas con los preparativos, no te olvides que te amo y haría lo que fuera por verte sonreír, ya sé, ya sé, no me mires así, sé perfectamente que tú no me amas, pero también sé que no te soy indiferente y que algún día me vas aceptar como tú novio, sólo tengo que ser paciente.

     Piero se aleja, me quedo pensando en lo que me dijo, es verdad él no me es indiferente, es bello, cualquiera estaría loquita para estar con él, tiene unos sentimientos maravillosos, hasta ahora es lo que me ha demostrado, aunque a veces se comporta  como muy posesivo, estoy segura que me ama y lo más importante, quiere a mi Max, pero a pesar de todas sus cualidades, no estoy enamorada de él, no lo puedo ver de otra forma si no como mi amigo.

     Máximo, aún no he podido olvidarte, tú sí ya me olvidaste, aún no te has casado, pero sé que cambias de novia como cambiar de traje, a veces me provoca llamarte, sólo para escuchar tu voz, con eso me conformo, sólo con eso.

     Ya basta Isabella, pisa tierra, ya Máximo te olvidó, lo que tienes que hacer es olvidarlo y rehacer tu vida, es hora que le des un padre a Max.

     

     

     

     

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