—Hola Máximo, puedes venir a la Prefectura de policía. —¿Qué pasó, tienes alguna noticia de Isabella? —Es mejor que vengas y aquí hablamos, no te preocupes tengo Buenas noticias. —Ya voy para allá. —Hugo, ya salió un grupo de policías para la casa donde tenían secuestrada a la muchacha. —Sí, ya un agente me informó, ¿todavía la señorita Isabella está declarando?. —No, creo que ya terminó su declaración, el médico la está examinando, la encontró muy deshidratada. —Ya su novio viene en camino. A los pocos minutos Máximo ya estaba en la prefectura de policía. —Hugo, vine lo más rápido que pude, dime, ¿ya sabes dónde está Isabella? —Mejor que eso, Isabella está aquí. —¿Cómo que está aquí?, ¿dónde está?, quiero verla. —Tranquilizate, no te lo quise decir por teléfono para que no vinieras comiendo flecha, a Isabella en estos momentos la está evaluando el doctor. —¿Por qué la está examinando un médico, acaso está golpeada
APARTAMENTO DE ISABELLA. El baño hizo que se quedara dormida, de la bañera la llevo a la cama, su cuerpo lo cubro con una bata de baño, la cargo en mis brazos, la tiendo en la cama, tomo una manta y así la protejo del frío, pero eso no es suficiente, así semidormida, se pega de mí costado buscando mi calor, la abrazo y la contemplo mientras duerme, pero es un sueño inquietante, su cuerpo tiembla de vez en cuando como si recibiera pequeñas descargas eléctricas, de su garganta salen murmullos que rompen el silencio de la habitación “saquenme de aquí “ La abrazo, abre los ojos, se vuelve a pegar a mi costado y se queda de nuevo dormida, así pasa casi toda la noche, no sé a qué hora me quedé dormido, cuando abro mis ojos, ya es el nuevo día. Miro a mi lado en la cama y está vacía, ¿sería esto un sueño? , no, no es un sueño, allí la veo como una hermosa aparición saliendo del baño, cubriendo su cuerpo con una toalla. —Buenos días amor, te ví tan profundamente dorm
Máximo no subió a la habitación, estoy molesta, tengo que pasar mi molestia yo sola. —Si pasen. —Señorita Isabella la están esperando para desayunar. —Gracias señora Mery, ya bajo. Ya todos están sentados en la mesa, máximo permanece igual, callado. Después del desayuno, quise levantarme de la mesa, pero mi papá me detuvo. —Isabella espera, necesito hablar contigo, siéntate un momento, como tú papá me veo en la obligación de sugerirte algo, ya sé que estás acostumbrada a hacer tu soberana voluntad, pero espero que esta vez me escuches. Me siento y veo a Máximo que está muy sereno tomando su taza de café, pareciera que no le importara lo que mi papá va a decir, pero yo sé que sí, esa es su actitud cuando algo le perturba, pero aún no sé que es. —Dígame. —Sin rodeos te lo voy a decir, creo que deberías irte de París. —¿Por qué? —Hija todavía lo preguntas, mira lo que te pasó, parece que aún no has medido la magnitud de lo grave
ARGENTINA (BUENOS AIRES) CASA DE LOS FERNÁNDEZ. Estoy en mi habitación comiéndome las uñas, cuando escucho que tocan mi puerta. —Adelante. —Buenos días señorita Isabella, su papá quiere hablar con usted, la está esperando en su oficina. —Buenos días Martina, dile que ya voy. Qué será lo que quiere hablar mi papá, bueno Isabella, vamos a ver lo que quiere el señor. —Buenos días papá. —Pasa y cierra la puerta coloca el seguro, no quiero interrupciones. Ya mis piernas comienzan a desestabilizarse, mi corazón palpita un poco más aprisa, algo me dice que lo que viene no es bueno. De inmediato saca algo de la gaveta del escritorio y me lo lanza en mis piernas. —¿Me puedes explicar qué significa esto? No lo puedo creer frente a mí está una prueba de embarazo. —¿Creías que no me iba a enterar? Acaso no sabes que en está casa nada está oculto para mí. Delante de mí está la prueba que me había hecho la tarde anterior,
PLAZA DE BUENOS AIRES. —Amigo, qué haces aquí, te he estado llamando y no respondes tu teléfono. —¿Cómo supiste que estaba aquí? —Recordé que cuando éramos niños y tú papá discutía contigo, o presentabas problemas en el colegio, de inmediato te venías para acá. Acá te pasabas horas sin hablar, después te levantabas sacudías tu mochila y te ibas y yo detrás de ti. Como siempre mi amigo Julián se sienta a mi lado y allí se queda sin decir una palabra, me conoce y sabe que en estos momentos no quiero hablar. No sé cuánto tiempo estuvimos callados, soy yo, como siempre, quien rompe el silencio. —Isabella se va del país, hoy se despidió de mí. Julián no dijo nada, solo se limitó a escucharme. —Me dijo con su cara muy fresca que no me ama, yo para ella sólo fui un juguete, el muñeco que la muchachita rica se le antojó para distraerse un rato, ya se fastidió de él y ahora lo desecha. Se va para Francia, según ella a estudiar, pero no
SEIS MESES DESPUÉS. BUENOS AIRES. Tengo su cuerpo desnudo delante de mí, mis manos acarician sus prominentes montañas, mis labios se pasean por su cuello, de pronto con una voz de gata en celo me dice. —Máximo, tienes que ir a hablar con mi papá. Me la quedo viendo y le pregunto. —¿Para qué? —¿Cómo qué para qué? Ya vamos a cumplir tres meses de novios, tienes que ir a pedir mi mano. —Escúchame bien, cuando empezamos a salir fui bien claro contigo, te dije que no quería nada de compromisos, nosotros no somos novios, tú estuviste de acuerdo, así que no veo la razón para que me estés pidiendo que hable con tus padres, lo siento mucho si no me entendiste, es mejor que lleguemos hasta aquí, cada quien por su lado, ahora vístete y vámonos de aquí. —No mi amor, eso no, por favor no me dejes, está bien como tú lo prefieras, seguimos así sin compromisos. —Emilia es mejor que lo dejemos, buscate a otro que te responda, porque yo no lo voy hace
CINCO AÑOS DESPUÉS. —Julián hermano, por fin puedo comunicarme contigo, tengo todo el día llamándote, dime, ¿cómo va lo que te pedí? —Todo está marchando bien, estaba fuera de la ciudad en un pueblo muy lejos de aquí, por eso no podía comunicarme contigo, allí no hay señal. —Okey, cuéntame ¿qué pasó? —Amigo tal cual como lo pensamos allí tienen el centro de operaciones, allí es donde distribuyen la mercancía. —Por supuesto, nuestro amiguito en común es allí donde la compra. —Sí, allí es donde se abastece, pero el lugar es muy peligroso, está custodiado con personas armadas hasta los dientes. —Ten cuidado mi hermano. —No te preocupes, tuve mucha precaución, tomé fotos del lugar. —Me las envías, yo sé que es lo que voy hacer con ellas, muy pronto los Fernández estarán comiendo polvo y todo porque ellos mismo se lo buscaron. —Hermano eso es lo que se llama justicia divina, quisieron abarcar mucho dañando a los demás. —Por culpa
FRANCIA: PARÍS. —Señorita Isabella, todo está saliendo perfecto, la sala está llena, casi todas sus pinturas se han vendido y los críticos están muy impresionados con su trabajo, así que relájese. —Sí, estoy muy contenta, todo está saliendo bien, ¿dónde está Max? —No se preocupe por el niño, él está feliz, las muchachas lo tienen consentido. —Hermosa, -es Piero que se acerca- recuerda que después de la exposición tenemos un compromiso con mis amigos que llegaron de Estados Unidos. —¿Ellos vienen a la exposición? —No sé si vienen todos, una de las muchachas si viene, es una jovencita que está muy enamorada de tus pinturas, es raro que aún no esté aquí, con todo esto se me ha olvidado llamarlos. La noche continuó entre brindis, halagos y palabras alentadoras de los críticos. Bueno, gracias a Dios que ya todo terminó, estoy muy cansada, tengo ganas de llegar a mi casa, quitarme estos tacones y acostarme a dormir. Lo que menos quiero es ir