SEIS MESES DESPUÉS. BUENOS AIRES. Tengo su cuerpo desnudo delante de mí, mis manos acarician sus prominentes montañas, mis labios se pasean por su cuello, de pronto con una voz de gata en celo me dice. —Máximo, tienes que ir a hablar con mi papá. Me la quedo viendo y le pregunto. —¿Para qué? —¿Cómo qué para qué? Ya vamos a cumplir tres meses de novios, tienes que ir a pedir mi mano. —Escúchame bien, cuando empezamos a salir fui bien claro contigo, te dije que no quería nada de compromisos, nosotros no somos novios, tú estuviste de acuerdo, así que no veo la razón para que me estés pidiendo que hable con tus padres, lo siento mucho si no me entendiste, es mejor que lleguemos hasta aquí, cada quien por su lado, ahora vístete y vámonos de aquí. —No mi amor, eso no, por favor no me dejes, está bien como tú lo prefieras, seguimos así sin compromisos. —Emilia es mejor que lo dejemos, buscate a otro que te responda, porque yo no lo voy hace
CINCO AÑOS DESPUÉS. —Julián hermano, por fin puedo comunicarme contigo, tengo todo el día llamándote, dime, ¿cómo va lo que te pedí? —Todo está marchando bien, estaba fuera de la ciudad en un pueblo muy lejos de aquí, por eso no podía comunicarme contigo, allí no hay señal. —Okey, cuéntame ¿qué pasó? —Amigo tal cual como lo pensamos allí tienen el centro de operaciones, allí es donde distribuyen la mercancía. —Por supuesto, nuestro amiguito en común es allí donde la compra. —Sí, allí es donde se abastece, pero el lugar es muy peligroso, está custodiado con personas armadas hasta los dientes. —Ten cuidado mi hermano. —No te preocupes, tuve mucha precaución, tomé fotos del lugar. —Me las envías, yo sé que es lo que voy hacer con ellas, muy pronto los Fernández estarán comiendo polvo y todo porque ellos mismo se lo buscaron. —Hermano eso es lo que se llama justicia divina, quisieron abarcar mucho dañando a los demás. —Por culpa
FRANCIA: PARÍS. —Señorita Isabella, todo está saliendo perfecto, la sala está llena, casi todas sus pinturas se han vendido y los críticos están muy impresionados con su trabajo, así que relájese. —Sí, estoy muy contenta, todo está saliendo bien, ¿dónde está Max? —No se preocupe por el niño, él está feliz, las muchachas lo tienen consentido. —Hermosa, -es Piero que se acerca- recuerda que después de la exposición tenemos un compromiso con mis amigos que llegaron de Estados Unidos. —¿Ellos vienen a la exposición? —No sé si vienen todos, una de las muchachas si viene, es una jovencita que está muy enamorada de tus pinturas, es raro que aún no esté aquí, con todo esto se me ha olvidado llamarlos. La noche continuó entre brindis, halagos y palabras alentadoras de los críticos. Bueno, gracias a Dios que ya todo terminó, estoy muy cansada, tengo ganas de llegar a mi casa, quitarme estos tacones y acostarme a dormir. Lo que menos quiero es ir
PARIS: APARTAMENTO DE ISABELLA. —Amiga, disculpa que te llame a esta hora, pero me estoy muriendo. —Isabella, no me asustes, ¿qué te pasa? —Valentina lo ví. —¿A quién? ¿De qué me hablas? —De Máximo Valentina, lo ví. —Pero dónde lo viste, explícate, no estoy entendiendo nada y deja de llorar, que así menos te puedo entender, cálmate y luego me hablas, respira y tómate tu tiempo, estás respirando, ¿ya te sientes mejor? —Sí, ya me siento mejor, gracias, ahora puedo respirar mejor. —Okey, ahora sí, puedes explicarme, pero sin atropellarte, ¿dime dónde viste a Máximo? —Está aquí en París, vino con la novia. —¡Válgame Dios! ¿Él te vio? —Sí, nos encontramos en una discoteca. —¿ Qué hacías tú en una discoteca? Se supone que ayer, digo ayer porque allá en París es de madrugada, bueno ayer era tu exposición. —Sí, así es, después de la exposición Piero me invitó a una discoteca, allí se iba a encontrar con unos amigos que lle
PARÍS: EXPOSICIÓN. —Máximo, aquí estamos, dentro de poco vas a ver de nuevo a tu amor. —Ya ella no es mi amor, acaso se te olvida que tiene novio, el francesito. —Jajajaja, me gusta como lo llamas, el francesito. —Hablando de él, ¿qué tanto lo conoces? —En realidad sé lo que conocen todos los muchachos, sé que es hijo único, es huérfano de padre, su papá murió cuando él era un adolescente, desde allí su mamá se quedó a cargo de la cuantiosa fortuna que le dejó el esposo, no se volvió a casar, viven en una casa enorme, él aún vive con su madre. —¿Trabaja? —si, es contador, él le lleva la contabilidad a los negocios que dejó su padre, su mamá aún está al frente, es una mujer mayor, pero muy conservada, no se ha vuelto a casar, pero si ha tenido sus aventuras y siempre con hombres mucho más joven que ella, bueno eso es lo que se rumora entre la élite que nos rodea. —Vaya, vaya, Isabella al parecer se anotó bien, ¿a parte de Isabella no se le
ARGENTINA (BUENOS AIRES) —Buenas noches Antonella. Me quedo paralizada no sé qué responder, en ese instante todas las copas de vino que me había tomado se esfumaron, mi mente quedó en blanco. ¿Será esto cierto? No lo creo, el destino me está jugando una mala pasada, tengo que responder, no puedo, tampoco quiero demostrarle que estoy nerviosa. —Buenas noches. —Nunca me imaginé que hoy te encontraría aquí, ¿estás acompañada? En ese momento me hubiese gustado estar acompañada, pero no le puedo mentir, de seguro tiene rato viéndome y ya sabe que estoy sola. —Estoy sola, pero ya me iba, iba a pagar mi cuenta para irme. —¿Te puedes quedar un rato más? Por favor. —Está bien sólo un rato. —Se sienta a mi lado luego se dirige al barman. —Hey Grey, me puedes traer un whisky y una copa de vino para la señora, por favor. —Enseguida le atiendo señor Lorenzo. —Por lo visto, vienes muy seguido por aquí. —Sí, vengo muy a me
CASA DE PIERO. A penas son las siete y treinta, pero necesito hablar con Piero antes que lleguen los demás invitados, estoy hecha un mar de nervios, sólo de pensar que dentro de unos minutos va a llegar Máximo con la novia, eso me descontrola, no lo puedo negar, la novia es linda, muy simpática y joven, creo que no debe tener los veinte años, bueno esa era la edad que tenía cuando me vine de Argentina. Máximo mi amor si tú supieras que tenemos un hijo, pero no puedo decirte esa verdad que me quema por dentro. Allí viene Piero, esta noche tengo que disimular lo más que pueda. —Buenas noches mi amor, estás bellísima. —Gracias, pero recuerda que el juego comienza cuando lleguen tus invitados. —Disculpa, pero verte tan hermosa me hace olvidar todo lo que acordamos, que bueno que llegaste temprano así nos tomamos una copa. —En realidad quise llegar temprano porque necesito hablar contigo antes de que lleguen tus amigos. —Okey entonces vamos a sent
No sé porque actué de esa forma, sólo me llevé por mis instintos, lo que sentía en esos momentos, ver a Isabella en esas condiciones me hizo olvidar de todo el odio que decía sentir por ella. Sin importarme lo que pensaran los demás, me la llevé de allí, sólo quiero protegerla, cubrirla con mis brazos y olvidar los cinco años atrás que pasé revolviendo mis vísceras cada vez que recordaba sus besos, sus caricias, pero lamentablemente eso es imposible, mi realidad es esta, la tengo aquí a mi lado aún temblando, no sé si del frío o por mí cercanía. La miro aún envuelta en mi chaqueta, la veo indefensa y la verdad siento pena por ella, por su trauma, yo si conozco su condición no como el estupido que dice amarla y aún no sabe nada de ella. Mía está sentada en el asiento de atrás, cosa rara en ella, va callada. —Isabella, dame tu dirección por favor. —Yo la sé, -me dice Mía- Piero me la dio antes de salir, sigue manejando yo te indico por donde tienes q