En "Lazos de Fuego y Hielo", el príncipe Patrick, marcado por una trágica invalidez, y la sirvienta Amber, recién llegada al reino de Helvard, junto a sus hermanos para escapar de un pasado tormentoso, se ven atrapados en una relación prohibida. En un inicio, Patrick, frío y arrogante, le hace la vida imposible a Amber, pero conforme pasa el tiempo, entre los muros del castillo, surge una conexión inesperada. Mientras Patrick lucha con su creciente obsesión y los celos hacia Amber, ella se debate entre su deber hacia su familia y los peligros que acarrea su amor por el príncipe. Con un reino al borde del conflicto y un enemigo poderoso como Ethan acechando, la pareja de su hermana Jessica, enfrenta los desafíos de un amor que podría destruirlos a ambos o salvarlos. (Historia basada en la época medieval)
Leer másPatrick se acercó a mí, cubierto de sangre y respirando con dificultad, pero con una sonrisa torcida en su rostro. Miró alrededor, viendo los cuerpos de los enemigos a nuestros pies, y luego volvió su mirada hacia mí, admirando lo que había logrado en medio del caos.—¿Quién hubiera dicho que mi princesa es tan letal como hermosa? —dijo con una sonrisa coqueta—. ¡Qué fuerza! ¡Qué valentía! Creo que mis enemigos ya no temerán tanto a mí, sino a ti.Mis mejillas se enrojecieron al escuchar sus palabras, sintiendo cómo la vergüenza me invadía. Patrick, sin embargo, parecía encantado con mi reacción, disfrutando de mi incomodidad mientras me elogiaba por lo que acabábamos de enfrentar juntos.Después de aquel terrible suceso, Jessica, David y yo quedamos eternamente agradecidos con Patrick. Él, en su nobleza, nos ofreció protección en el castillo. Jessica, con su hijo, encontró refugio en una habitación segura, mientras que David, tras demostrar su valor, fue nombrado miembro important
Esa noche, mientras Patrick y yo nos quedábamos a solas en nuestra habitación, la inquietud no me dejaba descansar. David tenía razón, no podía seguir ocultando la verdad. Si quería proteger a nuestra familia, tenía que contarle todo a Patrick. Pero el miedo me hacía dudar, no sabía cómo él lo tomaría ni qué consecuencias tendría.Patrick se dio cuenta de mi silencio, como siempre lo hacía. Me conocía demasiado bien.—Amber —dijo suavemente, mientras me acariciaba el rostro—, noto que algo te preocupa. Llevas días así. ¿Qué pasa?Sabía que no podía seguir evadiéndolo. Respiré hondo, tratando de calmar los nervios, y finalmente hablé.—Patrick, hay algo... algo que no te he contado. Algo de mi pasado, de nuestra familia, que nunca quise que supieras. Pero ya no puedo ocultarlo más.Patrick frunció el ceño, pero su mirada se mantuvo suave, esperando que continuara. Me sostuvo la mano, como si intentara darme fuerza.—Antes de llegar aquí, al norte, nosotros vivíamos en el sureste... en
Después de la muerte de Ethan, Jessica dio a luz a su hijo en la casa del pueblo. Lo nombró Aric, un niño hermoso con ojos claros que capturaban la atención de todos. A medida que Jessica se adaptaba a su nueva vida como madre, mi preocupación no dejaba de crecer. Sabía que en el sureste, si alguien se enteraba de la existencia del pequeño, no dudarían en hacerle daño. El miedo por él pesaba en mi corazón día tras día. Mientras tanto, Patrick había partido a la guerra, liderando su ejército en batallas decisivas. Los meses pasaron, y aunque las risas de Aric llenaban la casa, mi preocupación por Patrick no desaparecía. Me preguntaba cómo estaría, si volvería sano y salvo. Finalmente, después de una larga campaña, Patrick regresó victorioso. El reino lo recibió con vítores y respeto, celebrando a su héroe con una gran fiesta. Sabía que todos se reunían para festejar su triunfo, pero no pude unirme a ellos. Me quedé en mi habitación, el miedo por mi sobrino atrapando mis pensamiento
El aire en la cabaña frente a la cascada era frío, el sonido del agua cayendo a lo lejos se mezclaba con el susurro del viento entre los árboles. Sabía que este lugar era especial para mí, un refugio donde alguna vez había encontrado consuelo junto a Anwen. Y ahora, aquí estábamos, Patrick y yo, enfrentando un destino incierto, pero decidido.Patrick, con su mirada firme y decidida, me tomó las manos, notando la tensión en mi rostro.—Amber —dije, insegura—, ¿estás segura de que esto es lo correcto? Yo… no sé si puedo darte lo que mereces. No sé si puedo darte herederos, y no soy noble. Parece como si una maldición hubiera caído sobre mí… sobre mi vientre. No sé si podremos…Patrick no esperó a que terminara mi frase. Me miró con esa intensidad que me hacía sentir que no había nadie más en el mundo.—No me importa, Amber. No me importa si nunca tenemos herederos. No me importa si no eres de sangre noble. Lo único que me importa es estar contigo. Mi amor por ti no depende de esas cosa
La sensación de libertad que había comenzado a experimentar tras la muerte de Ethan me llenaba de alivio. Por fin, el miedo que me había perseguido durante tanto tiempo parecía haber desaparecido, y el futuro se veía más claro, más prometedor. Pero la realidad no tardó en mostrarme que, aunque un obstáculo había sido superado, otro aún más complejo y doloroso me esperaba: la familia de Patrick.No todos me aceptaban. A pesar de estar comprometidos, yo seguía siendo una simple sirvienta, una mujer sin nobleza ni riquezas, y eso era algo que su familia no estaba dispuesta a pasar por alto. El desprecio estaba siempre presente en sus miradas, en sus gestos, en sus palabras apenas disfrazadas de cortesía. Menos Roderick, el hermano mayor de Patrick, quien siempre había sido amable conmigo. Su esposa, Anwen, se había convertido en una de mis únicas aliadas dentro del castillo. Con ella podía hablar sin sentirme juzgada, y aunque la situación era difícil, su compañía me ofrecía un consuel
El rey, después de soltar a Patrick, se retiró a su trono y se dejó caer en el asiento con una mezcla de agotamiento y reflexión. Observó a su hijo durante unos segundos, recordando los días de su juventud, cuando su propia vida estaba marcada por decisiones que él no había tomado. Miró hacia la ventana, donde la luna iluminaba la noche, y por un momento, se dejó llevar por los recuerdos.—Cuando tenía tu edad, Patrick —comenzó el rey, su voz más suave, como si hablara para sí mismo tanto como para su hijo—, también fui atrapado en decisiones que parecían inevitables. No me casé con tu madre por amor, lo sabes bien. Fue una alianza, un pacto para unir nuestros reinos, fortalecer las tierras y asegurar nuestro futuro. Yo, al igual que tú, quería algo más. Quería casarme por amor, pero no tuve esa elección.Patrick lo miró en silencio, escuchando por primera vez a su padre hablar de su juventud con tanta sinceridad.—Tu madre y yo no nos amábamos al principio —continuó el rey—. Era una
Amber lo siguió a la habitación, el ambiente cargado de tensión. Mientras Patrick limpiaba sus manos ensangrentadas, ella, nerviosa pero decidida, se acercó a él, sus pasos rápidos y su respiración entrecortada. En cuanto entraron, antes de que él pudiera reaccionar, Amber lo tomó por el rostro y lo besó con intensidad. El gesto lo dejó atónito, pero en cuanto sus labios se encontraron, la sorpresa dio paso a un deseo profundo.Patrick sintió las suaves caricias de Amber en su rostro mientras ella lo miraba a los ojos, esos ojos que en ese momento estaban llenos de gratitud y cariño.—Gracias, Patrick —susurró ella, apenas separando sus labios.Él no pudo resistir la ternura en su voz, y antes de que ella pudiera decir algo más, la besó con la misma intensidad, su mano deslizándose hasta su cintura, acercándola más a él. El calor entre ambos creció rápidamente, y Amber respondió al beso con la misma pasión, envolviendo sus piernas alrededor de él, dejándose llevar por la urgencia de
Patrick llevaba a Amber apresuradamente por los pasillos de la fortaleza, con el rostro tensado por la ira. Ella, molesta y frustrada, intentaba liberarse de su agarre, pero su fuerza la mantenía sujeta sin esfuerzo. El eco de sus pasos resonaba en las paredes de piedra hasta que, al llegar a su habitación, Patrick abrió la puerta bruscamente y la empujó suavemente dentro antes de cerrar la puerta tras ellos.Amber, jadeando por la tensión, lo miró con el ceño fruncido, pero antes de que pudiera decir una palabra, Patrick se acercó a ella, lleno de furia contenida.—¡¿Por qué demonios hiciste eso, Amber?! —exclamó con la voz grave, casi un rugido, mientras se plantaba frente a ella.Amber, furiosa y con el corazón latiendo con fuerza, no pudo contener su respuesta.—¡Porque ella es mi hermana, y ese imbécil la está destrozando! —dijo con el mismo nivel de intensidad, sus ojos llenos de ira y dolor. Las palabras salían casi en un grito, como si cada sílaba llevara consigo el peso de
La fiesta en la fortaleza había comenzado con el brillo de la nobleza y el desenfreno de los guerreros, pero pronto los festejos empezaron a descontrolarse. El salón era amplio, sus techos altos sostenidos por arcos de piedra, adornado con tapices que narraban las gestas de la familia Wolker. Las antorchas iluminaban las mesas repletas de comida: grandes jarras de vino, cordero asado, panes recién horneados y frutas exóticas. Los hombres, embriagados por el vino y la gloria, reían y golpeaban las mesas con sus jarras, mientras las mujeres, en su mayoría, permanecían en la distancia, susurrando entre ellas o contemplando el caos con una mezcla de desconcierto. Aunque algunas estaban enrredadas con los hombres mientras estos se prospasaban con ellas.Amber, aunque debía estar con las mujeres, se encontraba sentada junto a Patrick. Él había decidido que su prometida debía estar a su lado, rompiendo la norma que separaba a los sexos en estos eventos. Pero Amber, aunque físicamente a su