Lazos de fuego y hielo

Lazos de fuego y hieloES

Romántica
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"En las frías montañas del norte, Amber buscará un nuevo comienzo, pero descubrirá que el destino y el amor tejen sus propios caminos, más fuertes que cualquier pasado." Un romance de Amber y el príncipe del norte...

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Prólogo y Capitulo 1
Los tres hermanos marchaban al norte, dejando atrás los restos de una vida que ya no les pertenecía. El frío aire de las montañas les recordaba que la travesía no sería fácil, pero el anhelo de un nuevo comienzo los impulsaba a cada paso. Amber, la más joven de los tres, había jurado que el pasado quedaría enterrado junto con sus viejas esperanzas. Llegar a Wolkers significaba renacer, desprenderse de todo lo que había sido y abrirse a un futuro incierto. Sin embargo, los planes del destino no siempre coinciden con los deseos del corazón. En el majestuoso pero sombrío reino, un encuentro inesperado la uniría a uno de los hombres más cercanos al trono, un príncipe cuyo cuerpo estaba roto, pero cuyo espíritu aún luchaba por levantarse. Amber, en su deseo de sanar las heridas de los demás, no contaba con que sus propios sentimientos florecerían de nuevo, esta vez más intensos y verdaderos de lo que había imaginado. Y así, en el gélido norte, donde la esperanza parecía casi inal
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Capítulo 2
Cuando estábamos dentro, le ofrecí té al consejero, pero rechazó la oferta y me pidió que me sentara. —Debo decirte que el trabajo que quiero ofrecerte es muy complicado… porque se trata del príncipe. —El joven quedó inválido de las piernas desde los catorce años, tras una caída desde lo alto, así que no puede volver a caminar. Necesita una compañera que lo ayude con todo: comida, baño y cualquier cosa que requiera. —No será fácil, porque él no es sencillo, entre tú y yo. Ha tenido varias sirvientas, y su carácter ha empeorado con cada una. —¿Y eso por qué? —pregunté, intrigada. —Es obvio. Es un joven apuesto, casi un adulto, mientras sus hermanos luchan en batallas, conquistan tierras y tienen muchas mujeres y herederos. Él, en cambio, solo puede estudiar, asistir al consejo, cabalgar y tomar decisiones. —¿Y por qué no tiene mujer? —Por su condición… sus partes también han perdido la sensibilidad —me interrumpió, dejándome sorprendida. —Tú decides. Si quieres aceptar
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Capitulo 3
Mientras seguía limpiando el suelo, el silencio en la habitación se hacía cada vez más incómodo. El príncipe, con la vista fija en su libro, no dejaba de dar pequeños suspiros de impaciencia, como si el simple hecho de estar en la misma habitación que yo le molestara profundamente. —¿Ya terminaste? —preguntó sin apartar la mirada del libro, su voz cortante como un cuchillo. —Casi, mi Lord —respondí con voz temblorosa, aunque apenas quedaba una pequeña mancha en el suelo. Me sentía observada, juzgada por cada movimiento. —Más rápido. No tengo todo el día para verte arrastrarte —dijo con una burla en la voz, sin levantar la mirada de las páginas.Apresuré mis manos, sintiendo cómo mis mejillas ardían de la vergüenza. Quería protestar, decirle que no era justo que me tratara así, pero las palabras del consejero resonaban en mi mente: “Si no le agradas, te despedirá o, peor, te amenazará de muerte.” Terminé de limpiar y me levanté, secándome las manos en el delantal. Me quedé de pie,
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Capitulo 4
Al día siguiente, me levanté antes del amanecer, sabiendo que el príncipe no aceptaría otra llegada tardía. El aire de la mañana era gélido, y mientras me dirigía hacia el castillo, los primeros rayos de sol apenas se asomaban por el horizonte. A medida que me acercaba, sentía una creciente opresión en el pecho. No era solo por el comportamiento del príncipe, sino por algo más... algo que no podía nombrar aún. Al entrar en sus aposentos, lo encontré en la misma postura del día anterior, aunque hoy había algo diferente. A su lado, descansando en el suelo de piedra fría, había un enorme lobo. Su pelaje gris oscuro se fundía con la penumbra de la habitación, y sus ojos, amarillos y penetrantes, me miraban con una intensidad que me hizo detenerme de golpe. —Él es Fenris —dijo el príncipe con una sonrisa ladeada, notando mi incomodidad—. Mi único verdadero compañero. Te sugiero que no hagas movimientos bruscos si no quieres que te ataque. El lobo levantó la cabeza, sus ojos fijos en m
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Capitulo 5
A la mañana siguiente, me levanté sabiendo que el día sería aún más complicado que los anteriores. El príncipe había dejado claro que no me necesitaba más después de haberlo vestido, pero algo en su actitud cambió desde entonces. Ahora, parecía requerir mi presencia más de lo necesario. Cuando llegué a sus aposentos, Fenris ya estaba en su lugar, y el príncipe me miraba con una extraña mezcla de impaciencia y expectativa. —Hoy no te irás tan rápido, Amber —dijo sin siquiera saludar—. Hay más cosas que necesito que hagas por mí. Asentí sin hacer preguntas. Preparé su desayuno como de costumbre, pero esta vez me pidió que me quedara junto a él mientras comía. El príncipe no hablaba, y el lobo a sus pies parecía tan alerta como siempre, pero el silencio era diferente; cargado de una tensión que no lograba descifrar. —¿Siempre fuiste tan callada? —preguntó de repente mientras dejaba el plato vacío sobre la mesa. —Hablar cuando no se me ha pedido sería una falta de respeto, mi Lord
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Capitulo 6
Al día siguiente, mientras me dirigía a la habitación del príncipe, sentía una profunda tristeza en el pecho. La imagen de él, derrotado y solo, me había seguido toda la noche, haciéndome imposible descansar bien. Sabía que mi lugar como sirvienta era cumplir con mis deberes y mantenerme distante, pero su dolor había despertado en mí un deseo genuino de consolarlo, más allá de las obligaciones. Quería hacer algo, lo que fuera, para aliviar aunque sea un poco su carga.Cuando llegué a sus aposentos, él estaba sentado junto a la ventana, como el día anterior, mirando el paisaje con esa misma mirada vacía.—Mi Lord, buenos días —saludé con suavidad, entrando con una bandeja de desayuno.Él apenas respondió, un simple movimiento de cabeza que indicaba que me había oído, pero que no estaba dispuesto a hablar. El silencio en la habitación era denso, y la presencia de Fenris a su lado solo acentuaba lo solemne del ambiente.Decidí que debía intentar algo diferente. Aunque el príncipe fuera
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Capitulo 7
El cambio en el príncipe había sido sutil, pero claro. Su exigencia de mi presencia constante se hacía cada vez más evidente. Pasaba largas horas a su lado, leyendo, atendiendo sus necesidades o simplemente acompañándolo en silencio. Aunque a veces mostraba señales de amabilidad, otras, su carácter volvía a ser áspero y difícil de soportar. Era como si luchara consigo mismo, debatiéndose entre aceptarme o rechazarme.Aquel día, sin embargo, su comportamiento tomó un giro más oscuro.Estaba a su lado, leyéndole una historia de caballeros y reyes mientras él permanecía reclinado en su silla junto al fuego. Fenris descansaba a sus pies, siempre alerta, aunque el príncipe parecía más interesado en mi tono de voz que en la lectura misma. De repente, lo sentí moverse inquieto, como si algo lo estuviera incomodando.—Amber, tu voz suena aburrida hoy —dijo de repente, con un tono seco y burlón.Me detuve, sorprendida por su comentario.—Perdóneme, mi Lord, haré mi mejor esfuerzo para mejorar
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Capitulo 8
La luz del amanecer se filtró a través de la ventana, iluminando la habitación de una manera cálida y suave. El príncipe Patrick despertó lentamente, sintiendo la suavidad de la manta a su alrededor. Pero, más que eso, sintió la presencia de alguien a su lado. Al abrir los ojos, se encontró con la imagen de Amber, aún dormida, con el rostro sereno y los cabellos desordenados esparcidos sobre la almohada.Un nudo se formó en su pecho. En un instante, la preocupación por lo que podría suceder si se despertara se mezcló con una extraña alegría. Era como tener un trofeo a su lado, un regalo que había deseado en silencio. La visión de ella allí, tan vulnerable, le llenó de una felicidad que no había sentido en mucho tiempo.Sin poder resistir la tentación, extendió una mano hacia ella, acariciando suavemente su cabello. El contacto lo llenó de un escalofrío, y se detuvo por un momento, temiendo que ella se despertara y lo descubriera. Pero al ver que ella no reaccionaba, continuó acaric
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Capitulo 9
El día había empezado bien, o al menos eso creía yo. Me encargué de todas mis tareas sin contratiempos, como de costumbre, pero cuando llegué a la habitación del príncipe Patrick con su almuerzo, algo salió terriblemente mal. Todo fue tan rápido. Una manzana rodó de la bandeja y, en mi torpeza por atraparla, terminé tropezando con la alfombra. Antes de que pudiera evitarlo, la bandeja tambaleó y, para mi horror, la sopa se derramó en mi delantal. No sé qué fue peor: el calor de la sopa o el sonido de la risa de Patrick. Sí, el príncipe se estaba riendo de mí. ¡De mí! Aún no sé cómo describir lo que sentí en ese momento. ¿Vergüenza? Sí, pero también sorpresa. Jamás lo había oído reír de esa manera, y mucho menos por algo que yo había hecho. Me quedé helada, con las manos temblando mientras intentaba limpiar el desastre que había causado, y todo lo que él hacía era... reír. —Lo siento, lo siento mucho, mi Lord —balbuceé, deseando desaparecer de la faz de la tierra. ¡Qué ridículo ha
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Capitulo 10
Cuando finalmente llegué a casa, sentía que apenas podía moverme. Cada paso era un recordatorio del agotamiento físico y mental que había soportado durante el día. Lo único que quería era cerrar la puerta, dejar caer mi cuerpo en la cama y olvidar por un momento lo que había pasado con el príncipe Patrick. Pero cuando abrí la puerta, me encontré con una escena inesperada. Jessica estaba sentada en la pequeña mesa del comedor con un chico a su lado, conversando animadamente. Su risa ligera llenaba el espacio, contrastando con la tensión que emanaba de David, quien estaba parado a un lado, observando desde la distancia con los brazos cruzados y el ceño fruncido. —Amber, llegaste justo a tiempo —dijo Jessica con una sonrisa brillante, señalándome que me acercara—. Quiero presentarte a alguien. El chico se puso de pie con una sonrisa que me pareció un poco exagerada. Era alto, de complexión media, con una vestimenta que trataba de ser más elegante de lo que probablemente podía permit
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