Capítulo 8

Bastian.

La realidad me golpea… otra vez.

No esperaba que mi mente me traicionara o que mi corazón me jugara una mala partida. Alena significaba un mundo para mí. Era la persona que más me importaba después de mis abuelos y mi hermana menor. 

La verdad que me siento mal por tener que sentir esto.

Sé que los he venido confundiendo desde hace bastante tiempo en cuanto a los sentimientos que tengo, pero es necesario sacar todo de mi ser. No sé por qué tuve que engañar a Cam, de verdad creí que la amaba. Por un momento pensé que haríamos una familia, tendríamos un hogar, una casa grande, un hermoso gato porque odia los perros, le haría sus comidas porque no le gusta cocinar, pero no me importaba, de verdad que si quería el mundo con ella.

Pero llegó Alena y todo se tambaleó y lo que sentía por Camelia tuvo un sentimiento tan diferente, que ni me había dado cuenta hasta que simplemente cambió. 

Miro a la hermosa chica que está hablando con el médico como si algo grave le estuviera diciendo. Es tan temerosa, tan delicada, tan frágil, pero a la vez es tan fuerte y tan mujer guerrera… sé que ella si no fuera princesa, ni me necesitara. 

Es tan independiente que me duele que no me necesite ni un segundo.

—¿Zervas, todo bien? —su bonita voz con acento me da escalofríos, la miro a ella primero y luego me doy cuenta de que el médico estaba esperando una respuesta.

—Sí, estaba escuchando con atención —el doctor se ríe fingidamente—. ¿Qué otra cosa no podrá hacer por algunos días?

—Solo debe guardar reposo por algunas semanas y debe limpiar bien la herida de su frente. Se le está enviando algunas cremas para tratar los raspones y evitar dejar cicatrices en su piel. Es necesario que ella deje sus deberes reales hasta recuperarse completamente —me informa el doctor—. Después iré a la casa de la princesa a verificar que se encuentre bien.

—Perfecto y muchas gracias, doctor —me entrega un papel con los medicamentos e instrucciones que debo seguir.

—Cuídala mejor la próxima vez y evita que se lastime —nos miramos fijamente—. Tu trabajo es protegerla y no andar con los pensamientos en las nubes. Aterriza y haz tu trabajo correctamente que para eso te pagan —mira a Alena—. Ya está de alta y se puede ir cuando desee, su alteza.

Dichas esas palabras, se larga de la habitación el médico real de la familia de Alena. 

Y esa es mi realidad, ella es mi jefa, es una princesa y es la persona más inalcanzable en esta tierra. Debí quedarme con los sentimientos de Camelia y evitar estar haciendo un trabajo tan mediocre y asqueroso. 

Odio sentir, odio quererla tanto… mis pensamientos los hace m****a y ella ni siquiera lo sabe.

—¿Bastian, estás bien? –su voz era de preocupación—. ¿Necesitas descansar? Puedo hablar con alguno de tus jefes para que te tomes un día libre y…

—¡No! —respondo tajante—. No necesito nada de descanso. Solo me cabrea hacer un trabajo mediocre. Voy a buscar los medicamentos para poder irnos. Jay estará afuera, por favor, cualquier cosa se la comunicas a él mientras esté ausente. Serán unos 10 minutos, así que no salgas de aquí sin mí.

Se ríe sin ganas.

—No hablaré con nadie. En ningún momento te ordené ir por los medicamentos y dejarme sola. Mira que mal trabajo estás haciendo, Zervas —se levanta de la cama y camina hacia el baño—. Problema tuyo en cómo te divides para hacer tus deberes.

—¡Maldición, Alena! Te estoy pidiendo que hagas 10 minutos lo que yo te diga —me mira con rabia, paso mis manos por el rostro—. ¡Son unos jodidos 10 minutos que debes obedecerme!

—¡No es mi culpa tus frustraciones, pero a mí no me hablas así! —hace puño sus pequeñas manos—. ¡Yo fui la que salió herida en todo esto, no tú, grandísimo imbécil!

—¿Me estás echando la culpa de algo que tu misma ordenaste? —la miro con incredulidad—. Tú fuiste la que me echó ese día porque no te apetecía verme y dejarme hacer mi trabajo.

—¡Vete a la m****a y desaparece, Bastian Zervas! —me grita furiosa.

—¡Sí me voy, pero tú te vienes conmigo, Alena! —respondo de la misma manera, su respiración era rápida igual a la mía, la puerta es abierta y apartamos la mirada para ver a Kyle que estaba serio.

—Su pelea se escucha afuera —me ve serio—. Contrólate, Bastian y recuerda tu posición ahora mismo —trago grueso y la ira termina por reventar—. Ve por los medicamentos que yo cuido a la princesa.

—Pero…

—¡Ve por los jodidos medicamentos y sal de aquí, Zervas! —este imbécil también me grita—. Es una orden, Zervas…

La advertencia en su voz lenta, la entendí.

—Bien —empiezo a salir de la habitación sin mirar a Alena—. Esto no se va a quedar así, Duff —susurro cuando paso por su lado.

—Claro que no se va a quedar así, Zervas —responde Kyle.

Hijo de puta seas.

[...]

Estaba frustrado, cabreado, molesto y odiando a cualquier persona que intentara hablarme. De verdad que odiaba esta situación y lo poco comprensible que se pone todo. Me sentía frustrado por mi trabajo y lo poco colaborativa que era Alena en cuanto le pedía que hiciera por un mísero segundo lo que yo le ordenara. 

¿Qué le costaba solo decir que sí? 

Todo lo hace como quiere y porque le da la gana de no hacerlo. No tiene en cuenta lo que le puedo pedir de buena manera y me frustra. 

Alena me frustra y estoy jodido.

—¡¿Qué mierdas te pasa en esa jodida cabeza, Bastian?! —me gritaba Daniels, estábamos en el pasillo VIP, estaba completamente vacío porque ordenaron evacuar al escuchar la discusión que tenía con Alena—. ¡¿Dime si te volviste loco y dejas de ser guardaespaldas ahora mismo?!

Suspiro porque si estoy muy jodido por lo que sucedió con el accidente de Alena.

—¿Tú por qué no hiciste algo? —Daniels camina de un lado al otro molesto—. ¿Desde cuándo tú y Zervas se volvieron unos completos inútiles que no controlan una jodida situación?

—Evacué el piso debido a problemas personales de la realeza —respondió Kyle—. Todo fue solucionado en cuestión de segundos. Nadie se enteró de nada porque estaban los cambios de servicio con los chicos. Le ordené a Jay que sacara al personal médico y se fuera con ellos al…

—Yo escuché lo que sucedía, Kyle. ¿En serio crees que nadie se enteró de nada? Que jodido ingenuo —Daniels me ve—. ¿Por qué discutías con la princesa? Llevarle la contraria a esa chica es hundirte para siempre la existencia. 

Lo sé, casualmente estoy jodido por ella y no precisamente por llevarle la contraria.

—Tenemos personalidades diferentes y puede que tengamos choques laborales —respondo con simpleza porque mentira no es.

—Te mandó a la m****a y tú también lo hiciste. ¿Estás loco, Bastian? —suspira y mira al techo—. Los dos están suspendidos —lo miro como si estuviera loco—. Sí, están suspendidos. Kyle está suspendido por no informarme lo que sucedía contigo y tus sentimientos con… desobediencia. Por eso lo suspendo y tú —niega con la cabeza—, Bastian, estás suspendido porque no controlas tu ira y estás estallando contra todos. Sé lo que le hiciste a tu compañero en el estacionamiento de la compañía y ahora lo que pasó con la princesa. Hasta que no logres controlar tus pensamientos y separar lo laboral con lo personal, quedas suspendido de tu cargo como guardián de la princesa.

—Pero ella… —intento hablar, pero me interrumpe.

—Ella está de reposo —termina la oración—. Así que controla tu mundo en el tiempo que ella está recuperando su salud, pero no te quiero cerca de la princesa y mucho menos te quiero rondando en la compañía. Si ella te invita a su casa, tampoco tienes permitido ir. No tienes permitido verla bajo ningún tipo de circunstancia hasta que tu estés en tus 5 sentidos nuevamente —suspira—. Te lo dije ese día y te lo repetiré hoy nuevamente. Recuerda cuál es tu posición en este mundo porque pueden salir artículos de ella, pero tú saldrás perdiendo y lo sabes. La realeza hundirá tu reputación junto con tu profesión y ella… ella simplemente será la princesa que tuvo un problema con un guardaespaldas.

—Sé perfectamente cuál es mi lugar, Daniels y todos los días lo recuerdo —respondo seco.

—Bueno, recuérdalo más seguido. Ahora salgan de aquí los dos. Desde este momento hasta que la princesa Alena se recupere, quedan suspendidos de sus cargos como guardaespaldas de la compañía.

Asiento y me voy del pasillo, escucho los pasos de mi amigo, pero tampoco quiero hablar con él.

—Bastian…

—¡Ya basta, coño! Estoy cansado. Váyanse todos a la m****a y déjenme en paz. Voy a solucionar mi situación. Voy a calmar mi mente, pero necesito que me den un puto respiro. Estoy enamorado de Alena y el saber que estoy lastimando a Cam, me tiene enfermo. Me enferma saber que Alena no me ve más que como un prostituto y no me ve como yo la veo a ella. Así que sí, estoy jodido, pero voy a solucionar todo y volveré a ser un tipo genial en su trabajo. Por el amor de Dios, déjame en paz hoy y veré que hago con mi vida por la mañana —alzo mis manos en son de paz y rendición, porque no puedo hacer más nada que eso.

Rendirme con todo lo que siento.

—Solo quería decirte que si querías por un café —nos empezamos a reír—. Vamos a boxear. Te dejaré ganar, cielo.

—Eres un imbécil —respondo.

—También me suspendieron y no dijeron nada de suspensiones pagadas, así que soy un hombre sin plata.

Seguimos riéndonos y salimos de aquí.

Gracias por ser mi amigo y aunque te arrastré a mi desastre con Alena, me seguiste apoyando y hoy los dos somos unos posibles desempleados.

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