Al día siguiente...
Aeropuerto de Massachusetts.
Mi corazón me duele.
Princesa Alena.
Egan me hizo abrir los ojos con su actitud. Sabía que estaba actuando mal y haciendo sufrir a Bastian, pero no era consciente de lo que hacía. El miedo que tengo y las ganas de protegerlo, me ganaron. Me dolió saber lo mucho que sufrieron Bastian y Kyle cuando rescataron a la esposa del líder italiano. Me costó muchísimo dormir anoche, pero más me costó decirle a los chicos que debían irse de aquí mientras Egan, Hilary y yo, estemos en América.
Tengo un hermano que no entiende razones y si no hacía algo, él realmente iba a asesinar a los chicos. Yo debo ser idiota y masoquista, pero yo quiero creer que ellos hicieron esto porque tienen sus motivos. O sea, todo claramente se vio planeado y sé qué esto debe ser para encarar a Camelia. Y sí, me duele muchísimo lo que sucedió, pero en mi corazón, ellos son inocentes y serían incapaz de hacerme esto sin razón.
—No tenías que venir para acá, Alena. Suficiente con que ellos se despidieran desde la casa de Alessandra —se queja, cruzándose de brazos.
—¿Para qué viniste al aeropuerto entonces? No iba a perder la oportunidad de decirles adiós. Pudiste quedarte en el hotel hablando con los periodistas y haciendo lo que hace un futuro rey —respondo, buscando a los chicos.
—Son unos asesinos a sueldo. ¿Acaso no escuchaste lo que ellos dijeron, Alena? —insiste.
—Claro que los escuché —me giro a verlo, y en sus ojos hay preocupación—. Me di cuenta un poco tarde, pero cada uno de ellos tiene su pasado. Hay cosas que tú no me dices, pero sé que has hecho —frunce el ceño—. La nobleza no se salvará jamás de hacer las cosas, solo que tienen al servicio secreto, pero a nosotros no se nos ve... Pero en cambio, a ellos sí.
—Ale, solo quiero cuidarte y ellos no son los indicados —lo interrumpo antes de que siga hablando.
Me empiezo a reír.
—Te recuerdo que fuiste tú el que los quería convertir en condes y ofrecerles trabajo como jefes del servicio secreto de Nueva Zelanda —suspira haciendo una mueca de desagrado—. Son guardaespaldas, su trabajo no es precisamente el más bonito del mundo —le sonrío con ganas de llorar—. Tú tienes miles de razones para odiarlos porque te sientes traicionado, pero yo tengo miles de razones para amarlos porque ellos han sido las personas más maravillosas que he conocido.
Solo me arrepiento de haberme topado con Camelia...
—Les daré todo para que te protejan, solo porque tú confías en ellos y si me demuestran que yo estaba equivocado —suspira y me hace señas para que me acerque—. Eres mi hermanita y te amo muchísimo. No quiero perderte, Alena. Solo somos nosotros dos contra el mundo y quiero que vivas en un lugar seguro.
—¿Puedo quitarles la prohibición de entrar a Europa? —niega con la cabeza—. Ellos jamás me harán nada y te lo van a demostrar con el tiempo. La familia siempre crece, Egan. He estado aquí mucho tiempo y encontré a personas maravillosas y no tan agradables, que se han convertido en parte de mi familia también.
Eres mi hermano y te amo, pero Kyle es un amigo que quiero y Bastian es el hombre al que amo.
[...]
Cuando terminé de hablar con Egan, fui en busca de los chicos. No sabía a qué parte del mundo irían, así que me tomó un poco de tiempo encontrarlos.
Olvidé que era princesa y podía preguntar por ellos sin necesidad de esperar tanto tiempo.
Los vi a lo lejos y tenían ojeras y aspecto de no haber dormido nada. Bastian estaba golpeado y Kyle estaba diciéndole cosas al oído.
A paso lento me acerco a ellos, con el corazón latiendo con rapidez . Tenía miedo de hacer la pregunta y no quería recibir una respuesta totalmente diferente a lo que he venido creyendo que sería...
—Al fin los encontré... —digo, con voz temblorosa, se giraron a verme y sentí que quería vomitar de los nervios—. Lo de ayer... ustedes... Hay una razón... Yo...
Bastian se ríe.
—No hay una razón oculta. Solo quería que vieras quienes somos nosotros en realidad —mis ojos se llenan de lágrimas, mi cerebro no procesa lo que dice—. Me cansé, Alena. Me cansé de tener que cuidarte y tener que justificar cada paso que di en el pasado. La Cosa Nostra siempre va a estar presente en mi vida —hace con sus dedos las señas de dinero—. Me dan más dinero por asesinar a personas que por cuidarte a ti.
Mis lágrimas caen sin poder detenerlas, lo miro tensar la mandíbula, se gira para irse e intento detenerlo.
No lo logré y en eso se pone frente a mí impidiéndome el paso, Kyle.
—No lo detengas, ya no estamos bajo tus reglas —me mira serio—. ¿Viniste a impedirnos que respiremos? O ¿Vienes a prohibirnos tocar algún otro lugar del mundo?
Limpio mis lágrimas como bestia sin poder creer lo que está pasando.
—No entiendo nada de lo que está sucediendo. Ustedes...
—¿No nos podemos cansar de ti? —su voz seca y mirada fría, hace que mi mundo colapse—. Me cansé de intentar estar contigo y me di cuenta de que nunca te dio la gana de decirme nada.
—Pero me dijiste que me amabas —susurro con voz ronca y lo veo apretar sus puños.
—Ser ingenua es tu peor error, cariño —dice con burla—. El amor es un tema sobrevalorado estos días y tú lo crees todo con facilidad.
Pasa su mano temblorosa por su cabello y le dice algo a Kyle para después irse.
—Te lo dije el día del restaurante. No lastimes a Bastian porque no eres la única que sufre aquí. Pero te dio igual y seguiste haciendo lo que quisiste hasta el final —sus ojos estaban rojos—. Deberías ir a jugar en el país de las maravillas o leer las historias de las princesas de Disney.
—Yo los lastimé, lo sé. De verdad que lo siento mucho, pero ayer entendí todo lo que me querían decir... Confío en ustedes y... —empiezo a sentir que me falta el aire.
—Pues... Te diste cuenta muy tarde de la situación y metiste a tu hermano —pasa su mano por el cuello—. Yo te tenía un aprecio sincero, pero hasta ocultaste que Hilary era princesa. Matas todo intento de quererte —suspira—. Lastimas a Bastian como te da la gana y luego apareces como si nada. Si tanto lo amabas, debiste creer y confiar en él.
Sin esperar mi respuesta se marcha con los demás y me dejan hecha un mar de lágrimas.
No podía entender lo que sucedía. Siento como mi mundo se vino abajo por lo que me acaba de pasar. Los defendí, los creí mi familia y lo amé como una idiota.
¿Para qué me sirvió eso? Para nada...
¿Simplemente se acabó el amor? Fue una vil mentira, nunca me amó como dijo que lo hacía. Kyle fingió quererme y cuidarme.
Yo le abrí mi corazón y me dejó al llegar mi hermano, pero querían que yo aceptara rápidamente que eran asesinos.
Estúpidos, imbéciles... hijos de la grandísima puta madre.
¡Los odio con toda mi alma!
Recibo un mensaje de texto de un número desconocido, que me hace querer llorar más.
*»Era mejor mirarlos de lejos y no acercarte. Odiar te dará la libertad que deseas para ellos.
Elimino el mensaje y decidí volver a casa. No sé quién lo mandó y en estos momentos, no quiero pensar más.
Mi corazón duele demasiado como para buscarle más razones por las que debo estar arrepentida.
Días después...Atenas-Grecia.Princesa Alena.He esperado por varios días a que alguno de ellos me responda y que me digan que está sucediendo. Los he defendido y he tratado de ayudarlos hasta más no poder, pero necesito que me den una señal de que todo esto es un mal sueño.Soy consciente de que lo lastimé más de la alegría que pude darle y eso me come la cabeza de tanto pensar en todo lo mal que lo traté.Quiero creer que ellos tienen algo en mente y por eso están actuando así conmigo. Yo amo a Bastian y estar con esos guardaespaldas todo este tiempo, los convirtió en mi familia... por miedo a que fuera lastimado por Camelia, fingí no poder darle mi amor cómo se lo merecía.Era consciente de qué podía perderlo, pero jamás pensé que me dejaría de amar.Lo he perdido en un intento de protegerlo.Soy tan tonta.Llamada telefónica:—Oh, ¿Y ahora qué hago ahora que me respondiste? —me sorprendo, cuando deja de repicar el celular—. ¿Estás bien? ¿En dónde estás? Yo... Yo ya no sé qué deci
La vida está siendo bastante cruel conmigo...Berlín-Alemania.Princesa Alena.Mi mente durante toda la noche repitió como disco dañado las palabras de Bastian. Durante toda la noche no pude dormir, ya que cada vez que cerraba los ojos, su voz me hacía abrirlos y las lágrimas invadían mi espacio.Por mi mente pasaron miles de ideas para llamarlo y decirle que su despedida me estaba destrozando, pero ni siquiera tuve fuerza para salir de la cama.No puedes buscar a una persona que quiere alejarse de tu vida.Aunque sinceramente yo fui quien lo echó. Yo fui quién lo lastimó. Yo fui la causante de sus mayores heridas.Estaba en Alemania ahora, pero nadie sabía que había ido fugazmente a Grecia. Todo había quedado en silencio para no armar algún escándalo.La coronación de mi hermano estaba por llegar y no queríamos que nadie supiera que había llegado al país.—Alena... —regreso la mirada a mi prima, estábamos sentadas en el balcón de su palacio, vine porque últimamente se había sentido m
Porque en esta vida todo se paga y nadie se va sin pasar por Go sin cobrar 200...Camelia.Es agradable volver a ver a mi adorable y peor enemiga. Durante todo este tiempo le he tenido una paciencia increíble. Ella es idiota todo el tiempo, pero me resulta agobiante que no se dio cuenta de que la tenía comiendo en mi mano… si tan solo se hubiese dejado engañar más tiempo… pero no, la muy estúpida y malagradecida, decidió hacerle caso a la gente de la Cosa Nostra y salí perdiendo yo por su culpa.Mi odio por ella empezó cuando la conocí y me vio con ojos de perro que no parte un plato. Era una imbécil que con sus aires de grandeza, vino a robarme todo lo que es mío... sí, Bastian era mío.Yo lo vi primero.—Es difícil la situación que podemos vivir entre todos, pero creo que nos podemos llevar bien. Es agradable conseguir personas que disfruten de hacer el mismo trabajo. Proteger a las personas debería ser nuestro mayor deber.Verlo tan hombre y tan responsable, me hizo amarlo a primer
Quisiera regresar el tiempo y empezar de nuevo...Princesa Alena.Recordé que mi vida no había sido mala, tuve mis altos y bajos, pero mi vida, como tal, no fue mala. Mi padre no sé qué estaba haciendo con su vida, desde que dejé el palacio. Muchas veces quise llamarlo, pero mi orgullo no me dejó. Mi hermano me estaba encargando a Nueva Zelanda, todos me querían allá, pero no me animaba todavía, hasta que mi hermano tomara su lugar como rey. Con Bastian no pude más que meter la pata. Desconfié tanto de él, tuve tanto miedo de Camelia y terminé en sus garras, con Bastian aquí.Hacía tanto frío, que se calaba en mis huesos y me temblaba todo el cuerpo sin piedad.Quería ir al baño, quería comer, quería llorar y también me dolía el alma. Estaba sentada en una silla atada sin poder moverme. La habitación debía ser la más fría de todos lados. Necesitaba ver algo que no fuera la oscuridad. Hilary estaba dormida y sabía que ella estaba peor que yo. Ver a Kyle en esa situación, en una donde e
Quisiera que todo esto doliera menos. Princesa Alena.Con ayuda de Bastian, entramos a la habitación que Camelia les indicó. No esperaba un lugar cálido o algo que hiciera sentir más cómoda a mi prima.Yo estaría bien, igualmente Bastian y yo siempre nos cuidamos. Con las cosas tan difíciles con mi padre siendo rey, no la tendría sencilla.Con esos ojos que me derriten el corazón, Bastian me mira avergonzado cuando señala el suelo. Dirijo mi atención a donde él señalaba, y sonrío al ver que esa sería mi cama ahora mismo.—No es lo que acostumbras, pero es todo lo que tenemos. Buscaré unas mantas para que no pases frío —con mucho cuidado me ayuda a sentarme en el suelo—. Perdóname por hacerte pasar todo esto... Camelia es... Ni siquiera puedo decirte que piensa ella.Asiento mientras veo a Kyle hablándole al vientre de mi prima. Sonrío involuntariamente con nostalgia.Por lo menos ella está más cómoda en la cama.—Yo quería muchas cosas contigo, Alena —volteo a ver al hombre que amo,
La vida cambia en un abrir y cerrar de ojos.Media hora después…Princesa Alena.El tiempo había pasado muy rápido para mí, mis ojos ardían por el olor que desprendía el gas lacrimógeno. Bastian estuvo conmigo a mi lado sin dejarme ni un minuto, pero sabía que todo acabaría en cuestión de segundos. Unas personas entraron a la habitación y debíamos desaparecer de aquí. En el camino encontramos a varios heridos, pero nada grave, según Bastian y Kyle. Sentía mi corazón latir fuertemente, al mirar a varios de los guardias de Egan. Tenía miedo de encontrarme a mi hermano herido. Tenía tanto miedo de que mi hermano simplemente desapareciera en un respiro. No quería que nada malo le pasara. La casa era la primera vez que la veía, pero parecía un lugar que en cualquier momento nos tragaría.Lo sabía… algo nos pasaría.—Joder, Kyle, ¿en dónde estás herido? ¿En dónde está el resto de ustedes? —Bastian miró a su amigo, tensando la mandíbula.¿Cuándo pasó eso? Miro a mi alrededor y me doy cuen
Palacio Real de Trastuenguer.Wellington-Nueva Zelanda.Cuatro meses después…Cuatro largos meses han pasado desde que vi la cara de Bastian. Cuatro eternos meses donde mi corazón añora y extraña cada día más a mi guardaespaldas. Cuatro meses donde mis días pasan lentos y solo miro la puerta del lugar donde me encuentre, para ver si él entra, con su aspecto serio y ganas de sacarme de mis casillas con su profesionalismo.Por más que busqué y contraté a los mejores investigadores, no hay rastro de él o Kyle. No hay nada, es como si ellos nunca hubieran existido. El asunto con mi hermano ha ido mejorando. Aunque las cosas con mi padre no tienen ningún tipo de arreglo. El mes pasado asistí a la toma de posesión de Egan. Ahora es el rey de Grecia y actúa como tal. Su primera orden fue prohibirle a mi padre ejercer algún tipo de poder sobre nosotros y contar la verdad de nuestros salvadores. También, permitirme ser liberada de la monarquía griega.Al renunciar al título de princesa de Gre
Me giro como poseída y mis ojos se abren ante el hombre parado frente a mí. Me intento alejar, pero las barandas que hay en el pequeño balcón, me lo impiden. Mi respiración se acelera y llevo mis manos a mi boca cuando empiezo a llorar.—No puede ser… —empiezo a murmurar—, no puede ser cierto —sigo murmurando. Me tambaleo y caigo al suelo.Está vivo. Él se acerca para ponerme su abrigo.—Eres un insensible. Te odio con toda mi alma —me levanta del suelo, él se empieza a reír—. Te esperé por tanto tiempo. Eres un ser humano horrible. Te creí muerto en acción, pero mírate, estabas haciendo tu vida sin mí y viviendo feliz —lo señalo mientras sigo llorando.—Te ha encantado la sorpresa —afirma, como extrañaba esa tonta sonrisa—. No me parece que no te hayan hecho una fiesta de coronación. Debías celebrar tu corona y celebrar mi regreso a casa. Te prometí volver al caer la noche.—¿Estás hablando en serio? —asiente burlón—. Muérete y ve a hacer no sé qué cosas con personas extrañas —me qu