Me giro como poseída y mis ojos se abren ante el hombre parado frente a mí. Me intento alejar, pero las barandas que hay en el pequeño balcón, me lo impiden. Mi respiración se acelera y llevo mis manos a mi boca cuando empiezo a llorar.
—No puede ser… —empiezo a murmurar—, no puede ser cierto —sigo murmurando. Me tambaleo y caigo al suelo.
Está vivo.
Él se acerca para ponerme su abrigo.
—Eres un insensible. Te odio con toda mi alma —me levanta del suelo, él se empieza a reír—. Te esperé por tanto tiempo. Eres un ser humano horrible. Te creí muerto en acción, pero mírate, estabas haciendo tu vida sin mí y viviendo feliz —lo señalo mientras sigo llorando.
—Te ha encantado la sorpresa —afirma, como extrañaba esa tonta sonrisa—. No me parece que no te hayan hecho una fiesta de coronación. Debías celebrar tu corona y celebrar mi regreso a casa. Te prometí volver al caer la noche.
—¿Estás hablando en serio? —asiente burlón—. Muérete y ve a hacer no sé qué cosas con personas extrañas —me quito el abrigo y se la lanzo.
Él la esquiva riéndose.
—¿Estás celosa de las personas con las que estuve? —suspiro, acarició mi mejilla fría, no sé cuándo dejé de llorar para reír con él—. Vine como querías, bonita. ¿Recuerdas ese día que nos despedimos? No podía fallar en una orden.
Se empieza a burlar otra vez.
¿Cómo me pude enamorar de este sujeto? Me empiezo a alejar ignorando todo acto de impulsividad que grita que vaya a abrazarlo y me derrita en sus labios.
—No, cariño. Estuve mucho tiempo alejado de ti —me toma entre sus brazos—. No sabes lo mucho que te extrañé. Estuve sin ti mucho tiempo y ahora me perteneces. Eres mía para siempre y el motivo para que pueda vivir y enfrentarme a todo —habla serio.
—Pero te tomó mucho tiempo... —no me deja terminar de hablar ya que pega su deliciosa boca sobre la mía.
Nuestros labios se unieron a través de un beso tierno y húmedo. Pero ni bien sentí el aliento de él, su boca desenfrenada comenzó a atacar la mía de manera fogosa, ardiente, su lengua se entrelazaba a la mía, y estos besos eran realmente apasionados, tanto así que siento como su amigo estaba más que despierto.
Sus dedos me acariciaban la espalda y se movían hacia mis nalgas. Sus besos pararon y su boca se fue hacia mi cuello, mientras mi mano hábilmente quitaba su corbata. Sentí sus dedos ingresar entre la separación de mi blusa y pantalón.
—Te quiero hacer mía, ahora mismo, Alena —me susurra al oído con voz totalmente ronca.
Acariciaba su pecho como si fuera lo mejor que me pudo pasar hoy. Desabotone su camisa y noté que tiene nuevas cicatrices en él. Sus besos giraban otra vez a mis labios y no se detenían por nada del mundo. Movíamos la cabeza de manera sensual y excitada. Nos besamos con pasión, con ardor, con lujuria, mordía sutilmente mis labios y movía su boca con una fuerza que permitía mover mi rostro dirigido por esos besos tan penetrantes y excitantes.
¡Extrañaba esos besos!
Me tomó de la mano y me llevó a una parte muy oscura del balcón. Retomé el aliento y él continuó el beso con fogosidad desmedida. Mientras nos besábamos, nuestros besos ratificaron el ardor de la circunstancia, mientras nuestras lenguas rozaban sin límite, mis manos sacaron la camisa de Bastian, para inmediatamente él empezar a masajear mis pechos. Mi blusa nos molestaba y con poco tacto, la sacó de un solo golpe.
Ahora sus manos acariciaban con pasión sin límites mis senos, apretaba suavemente mis pezones. Estaba tan caliente que mis besos en su boca bajaron por su cuello, mi mano siguió el camino hasta encontrar el pantalón de mi hombre. Metí la mano dentro de su bóxer y comencé a acariciar lo que es mío.
Él chupaba y chupaba mis senos con cierta fuerza.
Sus labios desbordados mordían suavemente y a veces un poco fuerte el pezón izquierdo y derecho. Otra vez mi boca subía a su boca para seguir besando con lujuria y continuar mi manoseo en su escultural cuerpo, en medio de un relajo desbordante y salvaje.
Estaba muy excitada, sentía que lo necesitaba dentro de mí.
Metió su mano dentro de mi pantalón y sus dedos viajaron hasta llegar a mi muy mojada intimidad. Nuestros jadeos eran lo único que se escuchaba en el balcón.
—Quiero y necesito más… —susurro en su oído, interrumpiendo un instante nuestros besos.
Desabroché el cinturón y de manera rápida y ansiosa, su pantalón. Él no perdió tiempo ya que hizo lo mismo con el mío.
Yo en bragas y él en bóxer.
Desnudos los dos, comencé a bajar mi boca, pasando por su cuello, jugaba con mi lengua la parte de sus tetillas, lamiéndole los pectorales y luego besando su pecho.
—Joder, te extrañé más de lo que pude haber imaginado —gruñe ronco.
Con desesperación quito su bóxer y cuando me iba a agachar, me levanta y me quedé frente a él. Me toma entre sus manos con dificultad ya que tenía una mano lastimada.
—Odio haber hecho un trabajo extra, antes de venir a buscar atención de tu parte —se queja, me río ante sus pucheros—. ¿Dime que no te reíste de mí, Ale? —pregunta, en tono amenazante. Me toma por mis nalgas y me pega hacia la pared—. Soy el hombre que te enseñará a no reírte de alguien enfermo —nos reímos como tontos.
Toma su miembro y sin compasión entra en mi intimidad. Hago una pequeña mueca y se detiene para besar mi cara, con lentitud empieza un delicioso mete y saca. La sacaba casi toda y la metía de golpe, sentía como sus pelotas chocaban con mi cuerpo.
Realmente tenía todo su miembro dentro de mí.
Apoyó sus manos en la pared y siguió ese delicioso movimiento.
Me estaba volviendo loca.
Unos minutos después, sentí como mi interior se contrajo, me provocó un orgasmo muy intenso que me hizo temblar encima de su cuerpo. Detuvo su todo lo que hacía y redobló la intensidad de sus ataques.
—Te amo tanto, Alena. Estar sin ti fue la peor porquería que me pudo pasar. Te amo tanto que siento que esa palabra se queda corta con lo que siento por ti —susurraba con cada embestida.
Sus ojos estaban tan llenos de pasión que sentía como mi interior se quemaba y necesitaba más.
—Te amo, Bastian, por favor, no te vuelvas a ir y no te atrevas a dejarme sola —le digo entre jadeos y lágrimas.
Besa nuevamente mi boca callando mis sollozos.
Su cuerpo se empezó a tensar y sus embestidas eran cada vez más fuertes. Clavé mis uñas entre su espalda y lo escucho agitarse más.
—Joder, eres tan perfecta —dice ronco.
Un segundo orgasmo de mi parte llegaba, su sonrisa lobuna me hacía querer más. Él me acariciaba con tranquilidad y dulzura con esas manos tan expertas.
En medio del profundo orgasmo que tuve, Bastian, se vino dentro de mí por completo.
Ambos sonreímos como tontos y seguimos haciendo el amor bajo la luz de la luna y el frío perfecto que hacía esa noche en Nueva Zelanda.
[...]
A la mañana siguiente me desperté al no sentir a Bastian a mi lado. Me siento en la cama y luego de frotar mis ojos, lo veo sentado en el sillón, que daba hacia la ventana.
—¿Te desperté? —pregunta con una leve sonrisa. Niego con la cabeza mientras le regalo una sonrisa—. No quiero volver a separarme de ti, no quiero volver a dejarte.
Cruzo mis piernas y le hago señas para que deje de estar tan lejos de mí.
—Vamos a olvidar el pasado, Bastian —pienso por unos segundos—. ¿Quieres ser mi guardia real?
Suelta una carcajada y me ve con ternura.
—Vamos a casarnos, Alena —me mira serio—. Déjame ser tu esposo, guardia real y guardaespaldas personal.
—¿Quieres ser rey? —lo miro con seriedad.
—Quiero casarme contigo, que es diferente —alza una ceja.
—Yo no uso el anticonceptivo y ayer no nos cuidamos —alzo igualmente una ceja, él abre los ojos con sorpresa.
—¡Me engañaste! ¡Voy a tener un hijo en cualquier momento! —finge indignación con emoción—. Vamos a vivir un tiempo juntos. Déjame demostrarte que no desapareceré, que seré un buen hombre, pero no me des ningún título real. Solo déjame ser Bastian. El guardaespaldas de la reina de Nueva Zelanda.
—Tienes suficiente tiempo de prueba antes de convertirte en mi esposo —se arrodilla y empieza a gatear hacia mí en la cama—. Demuéstrame de qué está hecho, Bastian.
—No se va a arrepentir, su alteza —me acuesta en la cama y se posiciona frente a mí—. Eres mía, tu cuerpo, tu alma, tu corazón, cada parte de ti me pertenece. Eres tan mía como yo soy tuyo. Amarte hasta el último día de nuestras vidas, será mi trabajo preferido.
Nos besamos como si no hubiese mañana, amarlo es lo mejor que me ha pasado. Conocerlo, vivir con él, que me enseñara cómo es su día, cada herida que le hizo la vida y el porqué era un adicto al trabajo.
Honestamente, no lo cambiaría por nada del mundo.
Lo amo con todo y su lealtad hacia su gente y su trabajo. Lo amo tal cual es y espero vivir con él, hasta que se nos permita.
No existen las relaciones perfectas o la familia ideal. Pero para mí, esta historia con él, es más perfecta de la que pude imaginar.
Nosotros empezamos con una relación de jefe y guardaespaldas.
Después llegó nuestra relación de amigos con derechos.
Y por último, nuestro amor.
Ese que nos hizo amarnos y luchar contra todo.
Agradecí verlo bien, verlo feliz y a cada una de las personas que amaba, estaban bien. Hilary y Kyle, siendo padres en Alemania, mi hermano siendo rey en Grecia y yo con Bastian, amándonos hasta el final.
Sí, el amor a primera y segunda vista, existe.
La relación de jefes y empleados, existe.
Y yo espero que mi cuento de hadas, jamás se termine.
Fin.
Ella se metió en mis entrañas, se robó mi corazón y amarla fue lo más fácil. Es tan bella, tan libre, tan perfecta y yo la quería para mí. Enamorarse jamás dijo que fuera fácil, pero a mí me sucedió a primera vista. No debí hacerlo, pero en el corazón nadie manda. No soy de esos hombres que aman el romance, pero me gusta la exclusividad.Lo que quiero con ella no lo quiero con nadie más.¿Lo difícil?Ella siendo una princesa no podría amarla como se debe.¿El reto?Conquistarla y dejar de ser amigos con derecho. Lo sé, yo acepté eso porque me gusta esa mujer.¿El problema?Ella piensa... no. Ella está completamente segura de que mantengo una relación con mi compañera.Necesito explicarle a la princesa que se robó mi corazón, que mi amor es sincero y que lo que quiero con ella va más allá del simple sexo casual. Estoy seguro de que aquí seré como las personas de la generación actual.¿Eso es típico de qué signo?Sí, yo soy piscis, ¿y ella?Me llamo Bastian y soy el guardaespaldas de la
Estados Unidos…Bastian.Por muchos años pensé que estaba enamorado de Cam. Ella es una chica que ha sufrido mucho después de que su madre se volvió a casar. A pesar de que Daniels es un excelente hombre que le ha dado todo lo que ella ha querido, la falta de su verdadero papá la convirtió en una chica bipolar.Fui el primer hombre de su vida y también su primer amor. Creí amarla y por eso había decidido comprar una casa para que ahí viviéramos los dos hasta llegar a nuestra vejez. Seré honesto. Antes de conocer a la que hoy es mi jefa, yo sentía que amaba a Cam.El destino me jugó una mala partida y me hizo dudar cuando apareció esa pelirroja de sonrisa alegre. Jamás había dudado de mis sentimientos por Camelia, pero el día que conocí a la princesa Alena, mi mundo dio un vuelco total.El amor que sentía por Camelia era más que todo de hermanos y no saben lo patético que se siente darse cuenta de eso muchos años después.—Zervas —la voz de mi jefe, Daniels, me hace verlo—, ella es la
Unas horas más tarde...Bastian.Las palabras que me dijo Alena me dejaron mal y no lo tengo porque negar. Realmente sabe cómo hacer estragos en mi mente en tan poco tiempo de haber empezado a trabajar con ella. Tampoco me encuentro muy orgulloso de que me guste.Debía ser más profesional y no aceptar eso que me pidió.Admitir que Alena me gusta esta demás, pero es que no sé cómo actuar frente a ella. Tengo miedo de que un día decida desaparecer. Porque déjenme decirles que tengo una suerte para que los que están a mí alrededor decidan dejarme abandonado.Por ejemplo, mis padres...No entiendo porque me dijo que fuéramos amigos con privilegios... estoy seguro de que le gusto, pero no estoy tan seguro de que le guste para que sea mi novia. ¿Cómo puede hacer de la vista gorda después de que prácticamente le dije que me gustaba? Mis acciones hablan por sí solas.Tal vez no...—En ningún momento le has dicho que te gusta. Solo le dijiste que sí, al sexo casual —habló la voz de mi cerebr
Nunca entendí o entenderé por qué soy así con ella. Sinceramente hablando, me desconozco. Soy un tipo normal, agradable, buen amigo y un sujeto trabajador y muchas veces mis amigas, bueno, la señora Larissa, dijo que era un buen partido.Le creo la mayor parte del tiempo...Perdí a mi ahijado en un abrir y cerrar de ojos. La vida no me ha sonreído como yo quisiera desde esa vez y me siento el asesino más miserable del mundo. Por eso he venido viviendo mi existencia como puedo y dejando que todo pase y no me afecte. Camelia fue un bonus para estar un poco alejado de mi desgracia. De verdad que la quiero muchísimo, pero no de la manera que ella quisiera y sí, se lo dije o tal vez con mis acciones se lo hice entender, pero ella simplemente no lo acepta.Con ella también he hecho las cosas mal.No debí confundirla, no debí darle falsas esperanzas mientras ella iba creciendo y estoy muy seguro de que tenía que alejarme, pero mi ser egoísta que creía amarla, no se pudo ir. Tampoco planeé se
Podía oler su decepción desde aquí y puedo asegurar que me lo merezco. Soy un imbécil que jode todo y realmente no importa cuál sea la situación, siempre, siempre lo voy a joder. Me siento completamente incompetente desde que no pude controlar la situación con Camelia y voy a tratar de seguir ignorando lo que ella hace por mí, pero es que me resulta imposible. Estoy completamente confundido y más que todo porque no quiero que salga lastimada. La vi crecer y fuimos por un momento algo especial, pero no sé cuándo cambió todo. No sé cuándo fue que ella quiso cambiar su manera de ver la vida conmigo y sí, estoy seguro de que Alena tiene que ver mucho en esto, pero… joder, estoy confundido.—¿Qué te pasa ahora? —pregunta mi amigo mientras nos tomamos una taza de café—. Esta mañana estabas idiota y ahora en la tarde estás más idiota. ¿Sabes que si sigues así lo más probable es que la princesa que custodias sea reemplazada? No quieren a ningún guardaespaldas con problemas para una tarea com
Un día más...Centro de entrenamiento Jack.Habían pasado quizás unas tres o cuatro horas desde que la princesa Alena me había dado el día libre. Estaba tan frustrado y enojado porque no podía creer que en mis casi 13 años siendo guardaespaldas, mi custodiada me dé un día libre sin ser el correspondiente. ¿Qué le pasaba? Ella no me podía hacer eso.Pero si pudo...Suspiro nuevamente cansado del entrenamiento al que me había obligado a tener. Estaba tan indignado y sí, es probable que también sea mi culpa el enojo de dicha princesa, pero deben tener conciencia y saber que ella también se equivocó. Veo a Kyle por el espejo del salón que se acerca con cara de pocos amigos.Ay, hombre, querer a alguien no es una tarea sencilla.—Se enojó, hermano —se tira en el suelo indignado también—. Se enojó porque no supe cuando era su cumpleaños.Me río, sentándome para poder disfrutar de la desgracia ajena.—Tenemos 5 meses saliendo y en ningún momento me habló de su cumpleaños. De hecho, ella dij
Clínica privada Love of Life.Boston-Massachusetts-Estados Unidos.La vida, a veces no es justa la vida...Primera vez que siento que me he comido la autopista de esta ciudad, creo que siempre he sido el buen ciudadano que va a 40 kilómetros por hora en una zona que lo indique, boto y separo la basura en los lugares correspondientes, no voy a fiestas porque odio a los borrachos adolescentes y las peleas que siempre trae estar poco cuerdo. De hecho, cuando yo perdí a mi hermana menor en un accidente de tren en España, por casi un año o tal vez dos, tomé hasta perder completamente mi conciencia.Ella tenía solo 11 años.Odio los hospitales porque me recuerdan a ella, odio al personal médico porque siento que no hicieron lo suficiente por mi hermana menor ni por mi ahijado, odio al mundo porque todos son unos corruptos y se mueve exclusivamente por el dinero, y sí, también me odio a mí por no poder ser más que un inútil en situaciones que no puedo controlar. He sufrido tanto y he visto t
Bastian Algunas horas más tarde... Aunque tuviera la llave para poder entrar las veces que yo quisiera a la habitación de Alena, no podría hacerlo. La única manera de poder entrar a verificar que estuviera bien, es cuando la enfermera pasa a hacer su ronda y yo ir con ella. Tenerla tan cerca y a la vez tan lejos. Es mi trabajo, lo sé, pero en estos momentos yo solo quiero cuidarla y estar cerca de ella para abrazarla. Joder, también lo sé... no puedo cambiar mi profesión en estos momentos, pero me siento un completo inútil. Puedo y a la vez no puedo entrar a esa habitación. Para mí ese lugar tiene una muralla que simplemente no podré pasar, aunque muera por hacerlo. —Zervas, ¿todo bien? —pregunta mi amigo, vuelvo a la realidad al escuchar la voz de Kyle y veo a la señora de la cafetería, esperando a que tome el pedido de mi comida. —Gracias —le agradezco a la señora y tomo el pedido—. Lamento haber atrasado un poco su trabajo. Su respuesta fue una sonrisa, me fui con Kyle y Ja