Capítulo 28

Días después...

Atenas-Grecia.

Princesa Alena.

He esperado por varios días a que alguno de ellos me responda y que me digan que está sucediendo. Los he defendido y he tratado de ayudarlos hasta más no poder, pero necesito que me den una señal de que todo esto es un mal sueño.

Soy consciente de que lo lastimé más de la alegría que pude darle y eso me come la cabeza de tanto pensar en todo lo mal que lo traté.

Quiero creer que ellos tienen algo en mente y por eso están actuando así conmigo. Yo amo a Bastian y estar con esos guardaespaldas todo este tiempo, los convirtió en mi familia... por miedo a que fuera lastimado por Camelia, fingí no poder darle mi amor cómo se lo merecía.

Era consciente de qué podía perderlo, pero jamás pensé que me dejaría de amar.

Lo he perdido en un intento de protegerlo.

Soy tan tonta.

Llamada telefónica:

—Oh, ¿Y ahora qué hago ahora que me respondiste? —me sorprendo, cuando deja de repicar el celular—. ¿Estás bien? ¿En dónde estás? Yo... Yo ya no sé qué decirte... Estoy nerviosa.

Había llegado a Grecia anoche porque la coronación de Egan, era a finales de este mes y debía estar aquí por protocolo.

—Supongo que me merezco todo esto que me está pasando, ¿verdad? —pregunto, en un intento de hacerlo hablar—. ¿Soy tan repugnante que no quieres hablar conmigo?

El dolor de mi pecho me estaba matando. Estaba tan agradecida de que tenía todo el palacio para mí.

Tenía una nueva casa al ser la primera en la línea de sucesión al trono, con el ascenso de Egan a rey, su casa pasó a ser mía temporalmente.

Del otro lado sigue sin haber respuesta y por más que me arrepiento de seguir llamando hasta que responde, él siempre me escucha hasta que me quedo dormida.

—Bas-ti-an —digo su nombre, escucho un carraspeo del otro lado del celular, que me congelan completamente.

—Alena, es suficiente. Me estas acosando y ya resulta imposible para mí seguir así. Es incómodo verte insistir por amor —responde, sin titubeos.

Pongo una mano en mi boca callando un sollozo mientras lo escucho hablar.

Se me iba a salir el corazón en cualquier momento.

—Estoy tan cansado de ti y tus ganas de seguir pidiendo atención, que voy a tener que hablar con el príncipe Egan —lo escucho suspirar y carraspear de nuevo.

—¿Que se supone que significa eso? —pregunto, aunque ya sabía la respuesta.

Por favor, no lo digas...

No mates mis pobres esperanzas así.

—Es más fácil si me odias. Te duele menos el corazón. Es innecesario continuar con esto cuando ya no hay amor en una de las partes o no nos soportamos. Eres libre de amar y estar con quien quieras. Estoy dando por terminado lo que se suponía que teníamos. Lo siento, pero ya no te amo y no sé qué más hacer para que dejes de llamarme.

Sin esperar alguna respuesta de mí parte terminó la llamada. Marqué su número unas cuantas veces más, pero fue inútil, no había manera de qué él me respondiera otra vez.

Mi corazón duele demasiado como para buscarle más razones por las que debo estar arrepentida.

Me dolía el cuerpo, estaba en mi habitación, pero todo mi ser dolía. Mis lágrimas empezaron a caer y con ellas, todo lo que tenía guardado hasta ahora, se derrumbó. Mis pulmones dolían buscando oxígeno y mis manos rogaban para que dejara de apretarlas y les diera libertad.

—¿Por qué tienes que ser así conmigo? —le preguntaba a la pantalla del celular—. No sabes cuánto te odio y te necesito conmigo. Te he perdido por tonta y me arrepentiré las veces que sean necesarias, pero quería protegerte... En serio quería protegerte de Camelia.

El celular estaba con la pantalla apagada, mis manos con pensamientos propios, volvió a marcar su número para obtener lo mismo.

No hay respuesta.

Proteger a una persona que no lo necesitaba, proteger a una persona que se había preparado por años para matar y simplemente no me di cuenta, de que esa persona necesitaba todo, menos ser protegido.

Bastian solo quería mi amor...

Con esos pensamientos me acuesto en la cama y empiezo a llorar. Sabía que en la mañana tendría los ojos hinchados, pero no me importaba.

Había perdido al único hombre que me amó sin importarle nada. Él pudo perder fácilmente su profesión por mí porque simplemente me amaba sinceramente.

[...]

Durante los siguientes días, dormir era la parte más difícil de mi vida. No sabía que estaba pasando con las personas a mi alrededor. Mi corazón dolía cada vez que le enviaba un mensaje a alguno de los chicos y sencillamente, nada les llegaba.

Soy una horrible persona que ahora los acosa, pero de verdad me duele lo que está pasando. Estoy buscando respuestas a quien no me las quiere dar y eso me hace estar cada vez más molesta.

—Alena, es hora de cenar —me llama mi hermano, cuando llega a la cocina—. ¿Te saltarás la comida otra vez? ¿Me puedes decir que te pasa y en dónde están los sirvientes? Quiero evitar que sufras.

No hiciste nada, yo fui la que arruinó todo.

—¿Aún tienes tiempo de visitar a tu hermana? Tu agenda no parece estar vacía últimamente —termino de servirme un vaso de agua—. Solo vine a pedir un vaso de agua, las personas del palacio suelen tener un día libre, así que se los he dado. Solo estoy aquí con la guardia real.

No tengo porque decirle todo a mi hermano.

Me ha costado dormir estos días, tengo una corazonada de que algo malo se avecina y eso me tiene asustada.

No quiero perder a nadie, yo solo quiero regresar el tiempo y volver a empezar desde cero, pero esta vez, haciendo las cosas con Bastian bien.

—La criada me ha dicho que tuviste algunos inconvenientes para adaptarte de nuevo a Grecia —se pone enfrente de mí, robando mi vaso de agua—. Sabía que volver a casa te traería problemas, pero solo necesito que me des un poco de tiempo para que las cosas vayan a tu favor, Alena.

—Estoy bien, Egan. Solo no te preocupes tanto —me apoyo en la nevera—. Piensa nada más en la coronación que se aproxima, que la situación conmigo es más que todo pasajera.

Miento.

—Voy a investigar mejor a Bastian y a Kyle y dependiendo de esa investigación, podré darle la protección que buscas para ellos —se cruza de brazos—. No sé las razones por las que necesitan protección, pero puedo darles espacio en tu vida, para cancelar tu compromiso.

—¿Obligaras a Bastian a casarse conmigo? —pregunto, en un susurro—. Quiero estar con alguien que de verdad me ame sinceramente y él... No lo hace.

—Te diste tarde cuenta de las cosas, pero todavía puedes arreglar lo que está por venir —dice, bebiendo del agua que me robó.

Deja el vaso en la encimera de cocina y me abre sus brazos para que vaya a él. Kyle siempre me lo dijo, que en mi relación, no era la única que estaba sufriendo. Siempre han luchado por mantenerme a salvo y es duro saber que no hice nada más que dañar lo único bonito que tenía con ellos.

—Todo estará bien, lo prometo —besa mi frente mientras lo sigo abrazando.

Todo estará bien... Palabras que ahora mismo no sabía que necesitaba escuchar.

Esto solo es un mal sueño que pronto llegará a su fin.

[...]

Después de que mi hermano me consolara por un largo rato, le pido que sea lo que sea que encontre sobre ellos, también me lo diga.

Sus razones más oscuras si es necesario.

—No sé qué pasará si todo esto llega a ser verdad y estoy equivocada por creer en ellos —le digo al espejo, hoy había sido un día duro de mucho trabajo y el intentar no pensar en él—. ¿Y si de verdad Bastian me dejó de amar como dijo?

Quería que todo esto simplemente fuera un sueño y que al despertar, mi situación con él, fuera como antes, pero esta vez le diría la verdad.

El sonido de mi celular me saca de mis pensamientos. Miro la pantalla y es un número desconocido quien me llama.

Llamada entrante:

—Sí, buenas noches —contesto al deslizar mi pulgar por la pantalla, no esperaba una llamada de nadie y tampoco sabía quién era, ya que decía número privado. El silencio del otro lado me hizo saber con rapidez la persona que me llamaba—. Supongo que algo está sucediendo porque serías la última persona en este mundo que me llamaría.

Siento mi corazón latir con tanta fuerza, que estoy segura de que se saldrá de mi pecho en cualquier momento. Me acababa de bañar para irme a dormir, pero su llamada me ha quitado el sueño.

Me siento en la punta de la bañera, para intentar hablar con él.

—Estas conversaciones siempre me han puesto nerviosa. Quiero disculparme por todo lo que te hice —digo, casi llorando, el silencio fue su respuesta—. ¿De verdad soy tan repugnante que no puedes hablarme?

—No... —susurró tan bajo que por poco casi ni pude escucharlo.

Su voz sonó apagada y ronca. Mi corazón se aceleró tanto que temí que él pudiera escucharlo.

—Perdón, por ser molesta y acosadora. Esa no ha sido mi intención... Solo buscaba respuestas —el nudo en la garganta casi me impedía poder hablar—. Nunca pude obedecerte como querías... Pero tampoco puedo odiarlos como pedían.

Silencio...

No quiero llorar.

—Estar en Grecia me tiene nerviosa por mi padre y sus amantes —trago grueso y limpio una lágrima que caía por mi mejilla, lo escucho suspirar y se arregla la garganta—. También mi compromiso será anulado cuando Egan sea rey... Yo... Yo inútilmente intenté cuidarte y me disculpo sinceramente por haberte lastimado como lo hice.

No hay respuesta...

—Perdóname, por herirte también, perdóname por no cumplir la promesa de no dejarte y perdóname por arrastrarte hasta lo que soy. Te amo más que a mi propia vida, pero esto de verdad es nuestro final —dice, dolido.

Me agarro fuertemente de la bañera para no caerme.

—Bastian... Eso es... —empiezo a sollozar.

—Siempre recuerda el tiempo que pasamos juntos y fuimos felices. Es todo lo que te puedo dejar ahora y si nos volvemos a ver... Solo pasa de largo e ignorame. Necesito que lo hagas para poder estar bien. Enamórate de alguien más... —escucho al otro lado del celular como golpea algo.

—¿Estás hablando en serio? Todavía soy nueva en esto del amor, pero prometo que yo... —no me deja terminar.

—Enamórate de alguien más, bonita. Por última vez permíteme escuchar que me amas y perdóname por ser la persona que siempre pone su trabajo primero que cualquier cosa —me pide, con voz temblorosa.

—Te amo, Bastian. Eres la persona que más amo en este mundo y por la que estoy dispuesta a todo. Me di cuenta tarde de muchas cosas, pero mi amor por ti es más grande de lo que puedes llegar a imaginar —me lamento llorando.

—Te amo, Ale. No lo olvides... Adiós, princesa de mis cuentos de hadas —terminó la llamada y el vacío llegó a mi.

Me siento en el suelo del baño porque la bañera me hizo resbalarme y golpearme la mano.

Este no puede ser el final de nuestra historia. Por favor, permítanme ser feliz con él. No me quiero enamorar de alguien más.

Bastian para mí, él es perfecto.

Tiene que ser siempre, Bastian el guardaespaldas de la princesa.

Soy tan egoísta, que ni siquiera puedo obedecerlo esta vez…

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo