Especial Fabrizio…
Sicilia-Italia.
¿Cuánto tiempo estuvo Bastian trabajando conmigo? Después de venir de la guerra me tocó la peor versión que un ex soldado puede tener, volver a la normalidad. Bastian fue mi amigo desde siempre, solo que es muy recto y estricto en cuanto a su trabajo y reglas.
Fue mercenario después de perder a su hermana, solo que conmigo las cosas no eran morir o morir.
Le enseñé el arte de matar.
Bastian era y es uno de mis amigos más preciados. Él y Alessandro son las únicas personas que puedo considerar mis hermanos. Por eso no puedo negarle una ayuda. Él sería incapaz de pedir algo para sí mismo. Si me buscó nuevamente, aun cuando le di la libertad de irse de la Cosa Nostra, sin haber muerto… no puedo negarme.
Esta vez no ayudaré a mi viejo capitán, esta vez ayudaré a mi mejor amigo.
Aún recuerdo cómo sufrió por la pérdida de su hermana y como quiso morir al enfrentarse con Alessandro y conmigo.
—¿Eres imbécil, Bastian? —suspiro exasperado—. Luchaste tanto por tu país, para darle libertad a tu gente, ¿y ahora resulta que te quieres matar con la Cosa Nostra?
Lo veo apretar sus puños tensando la mandíbula. No tiene permitido levantar su cabeza mientras yo esté hablando.
—¡Fabrizio, basta! —veo a mi dulce piccola entrar molesta para defenderlo—. Bastian es tu mejor amigo. Deberías de entender qué está haciendo esto porque está dolido. ¡Tú también perdiste a tu hermana! —hago una mueca de desagrado.
—Pero yo no quiero acabar con la Cosa Nostra, Alessandra. Siempre te ha gustado tanto defender lo indefendible —se acerca de forma amenazante hacia mí—. ¿Qué haces aquí? Alessandro está por llegar y no estoy para juegos de hermanos.
—¡Voy a matarlos a todos! Déjenme morir... —no la dejo terminar cuando mi mano choca con la mejilla de Bastian.
Alessandra ahoga un grito y con sorpresa ve lo que acaba de pasar. Primera vez que abofeteaba a mi mejor amigo y lo hice con tanta fuerza, que de su boca salía bastante sangre.
En la mano llevaba una nudillera que ahora limpiaba con satisfacción. Agarré su cabello descuidado y le levanté la cabeza.
Quería que me viera.
—¿Quieres morir? Te haré sufrir. Tú eres un héroe, no un maldito villano, pero si ya decidiste tu suerte, bienvenido seas a la parte oscura de la Cosa Nostra, Bastian Zervas —escupí con odio mientras la rabia se apoderaba de mí—. Miserable hijo de puta. ¡¿No valoras los esfuerzos que hicieron tus abuelos por criarte y darte todo?!
—¿Qué hizo Bastian? —la voz de Alessandro se escuchó en la habitación de torturas.
—Ale… ayuda a Bastian. Fabrizio quiere matarlo porque quiere morir —sollozaba Alessandra.
—¡Malagradecido! —escucho los pasos de Alessandro acercarse y decido soltar a Bastian—. ¿Vas a morir después que todos hemos luchado por ti? —le da un puñetazo en el rostro.
—Aprieten sus cadenas… quiero que deje de circular la sangre por sus manos —le ordeno a mi gente.
—Mi hermana murió… no puedo con esto…
—¡Yo vi morir a mi hermana menor frente a mí! Decidí tomar venganza y matarlos a todos. Pero tú eras diferente, Bastian. ¡Joder, hombre! ¡Eres el soldado más respetado en la organización! —me senté en una silla al ver el dolor que sentía en sus manos.
—Eres un desagradecido. Basura, imbécil. ¡La peor m****a de mejor amigo! —Alessandro se sentó en el suelo—. Bastian, si tú mueres se nos va la única persona que respetamos y queremos honestamente.
—Perdí mi rumbo… —solloza—. Sin mi hermana… ella era todo lo que me quedaba en este mundo.
—Vendrá alguien a quien decidas proteger, Bastian. Nadie ocupará su lugar, pero te hará sentir mejor —hago una seña para que lo liberen—. Pareces un maldito traidor ahora mismo.
—Quiero morir —admite, su cuerpo golpeado cae al suelo.
—Sé el capitán de la Cosa Nostra. Descarga tu ira con las personas que Fabrizio y yo te ordenemos. Te daré la oportunidad de ser una basura asesina, pero debes prometer que los únicos que te podrán matar, somos el capo y yo.
—Yo…
—Te enseñaré el arte de matar en silencio. Serás sigiloso y perfecto. No acepto errores y limpiarás nuestros desastres. Si eres débil, si cometes un error o te dejas envolver con mis enemigos, Bastian, juro por la memoria de mi hermana que corto tu cabeza y la cuelgo junto a tu cuerpo como símbolo de cobardía —lo amenazo.
—No soy un cobarde, Fabrizio —me reta con la mirada.
—Recordarás este momento para siempre —muevo mi cabeza como señal para que lo agarren nuevamente—. Eres mi mejor amigo y te quiero, pero no perdono que el héroe que todos admiramos quiera morir sin luchar.
Me entregan un látigo.
—Diez latigazos por cada vez que dijiste que morirías —le informa Alessandro—. Tu muerte será dolorosa. Así que piénsalo muchas veces si vuelves a decir que lo harás.
Perdóname, hermano, pero debes entrar en razón. Tu hermana jamás hubiese permitido que acabaras con tu valiosa vida.
Después de eso, Alessandra tuvo que cuidar de Bastian por semanas, recibió más de 20 latigazos que le dejaron marcas de por vida. De esta manera cuando él quiera acabar con ella, recordará este momento.
Debe saber que es vigilado, pero tratamos de llevar la fiesta en paz. Él es libre de todo menos de quitarse la vida. No me quejo, Bastian es un profesional muy serio y sí, mató a mucha gente… encontró la paz que su mente necesitaba y se liberó.
Hizo su trabajo sin vergüenza y no se arrepiente. Solo se arrepiente de haber decidido acabar con su vida. ¿Cómo lo sé? Porque es mi mejor amigo y lleva sus propios demonios dentro.
Bastian solo quiere ser aceptado por una persona.
Con eso será suficiente para él.
—¿Recordando a Zervas? —Alessandro entra a mi oficina—. A pesar de que dijo que jamás nos buscaría, me sorprendió su llamada —se sienta en la silla frente a mi escritorio.
Tomo de mi vaso de ron. Quise probar algo nuevo y esto sabe a madera podrida. Dejo el vaso y respondo.
—Los niños malcriados siempre vuelven a casa por un favor—me burlo—. Hay una mujer que Bastian quiere proteger y una que quiere manchar su nombre.
—Estuve revisando la información con las fotos que nos envió y es sencillo adivinar quién es la que lo está volviendo loco —alza sus cejas de arriba hacia abajo—. Se ve una chica muy adorable y resultó ser toda una princesa. Bastian se enamoró de la princesa de Disney.
Sonrío ante su declaración.
—Yo me enamoré de la Bella durmiente y tú de Fiona—me carcajeo ante su cara de seriedad—. Nadie te mandó a enamorarte de una loca que quiere tu lugar en la organización —suspiro y vuelvo a ponerme serio—, pero hay un bache que está molestando a nuestro capitán. La mujer se llama Camelia y está liberando información de nosotros. Por culpa de ella, Bastian está teniendo problemas con la princesita de Disney.
—Camelia… su nombre me suena —empiezo a reír—, No te rías, imbécil. En serio que me suena su nombre.
—Cariño, Camelia tiene asuntos pendientes con nosotros —me ve confundido—. Le dijo a la princesa de Bastian información confidencial sobre la Cosa Nostra. No sé que tanto habló, pero creo que es necesario hacerle una visita.
—Camelia me sigue sonando y no sé de dónde. Mandaré a Alessandra para que contacte de alguna manera a la princesa. Ella puede sacarle alguna información sobre lo que le dijo Camelia —acaricia su mentón—. Yo buscaré información sobre Camelia en la policía mientras tú la visitas.
Asiento satisfecho, recibo un mensaje de mi espía y sonrío por su eficiencia.
—¿Crees que Bastian esté molesto todavía con nosotros? —pongo una cara de tristeza, empezándonos a reír.
—Vamos a mandarle flores y chocolates —se levanta de la silla como resorte—. Él odia eso, pero sería nuestra manera de generar paz y que hemos aceptado su pedido.
Seguimos riendo y hablando por un largo rato.
Bastian, los amigos no se abandonan. Espera por nosotros. Te daremos la paz que esa mujer pretende quitarte.
Saco mi celular y decido joder el momento caliente que tiene con la princesa. De acuerdo con lo que me dijo mi espía, ellos están en una situación peligrosa porque hay paparazzis en el restaurante.
»*Sé que estás muy cachondo en este momento y vas a odiarme porque interrumpí, pero me lo agradecerás cuando crezcas, bambino. He recibido la información sobre lo que quieres. Le daremos una visita a Camelia. Solo te aconsejo como tu amado mejor amigo de los bajos fondos, que mires bien donde vas a meter a tu amigo. Hay paparazzis en el restaurante. Un amigo va a ayudarte a salir de ese aprieto.
—¿Todo bien? —Alessandro me mira con preocupación.
Sonrío a modo de respuesta y me levanto de la silla. Saldremos a almorzar con unos antiguos amigos.
Escucho el sonido del bip que hace mi celular cuando llega un mensaje.
»*Copiado. Eres un imbécil. No creas que no sé que Kyle es tu espía. Espero noticias tuyas pronto. Por favor, que la mafia no intervenga en la vida de Alena. Ella no merece nada de lo que yo fui.
Segundos después llega otra respuesta.
»*Gracias por ayudarme, Fabrizio. Tenías razón cuando me hicieron entrar en razón. Alguien vino a mi vida y quiero proteger su sonrisa. Quiero cuidarla y amarla. Sé que no será una tarea fácil, pero no quiero perder lo poco que hasta ahora he conseguido con ella. Quiero que confíe en mí.
Una hora después llega otro mensaje.
»*Recibí las flores de Alessandro y los chocolates de tu parte. No estoy cabreado con ninguno. Solo ayúdenme a descubrir quien es Camelia en la vida de Alena.
Sonrío satisfecho con lo que me acaba de decir. No volverás a sufrir, hermano. Lo prometo.
Momento del desastre…Bastian.Alena era tan perfecta, delicada y la mujer más dulce que en mi vida pude conocer. Quería protegerla a toda costa y me resultaba por primera vez en mi vida, hacer mi trabajo correctamente. Mis pensamientos y mi vida entera pertenecían a esa hermosa pelirroja. En estos momentos estoy rompiendo miles de reglas, años de profesionalismo y un sinfín de manuales de ética militar. Estoy cruzando la línea entre mi jefa y yo. Podría perder mi trabajo en cuestión de segundos y en este momento es lo menos que me importa…Veo como sus ojos están llenos de miedo mientras dejamos de besarnos. Estábamos en un lugar público y eso a ella podría traerle más problemas de lo que podría imaginar alguna vez. Acarició mi mejilla y me dio una cálida sonrisa. La volví a besar, pero esta vez con desespero, con temor a que esto terminara en lo que saliéramos de aquí. La abrazaba cada vez más porque sentía como la distancia entre nuestros cuerpos me quemaba. Bajé el ritmo del be
Un día después…Bastian.No puedo decir que he tenido las mejores 24 horas después de lo que pasó con Alexia. Las relaciones que más duelen son las que casi terminan en algo. Nunca fui novio de esa pelirroja, siempre fui su custodio… su casi algo y para mí, ella terminó siendo mi todo.Aquí estoy 24 horas después sin haber dormido y pensando en muchas cosas. No, no me arrepiento de absolutamente nada de lo que hice en mi pasado. Solo quisiera que ella pudiera aceptarme aunque sea un poquito. Estaré bien si solo una persona me conoce bien. Para mí es suficiente ella, porque no necesito la hipocresía del mundo. Alena es honesta, transparente y puedo decir que es la persona más pura que mis ojos hayan podido conocer. Por eso sabía que Camelia la había amenazado, pero ahora mismo estoy envuelto con todos mis demonios, tratando de hacerle entender a mi mente que es una amenaza y no Alena, desde lo más profundo de su corazón, quien me rechaza.—Zervas, estoy hablando contigo —la voz del gri
El dolor de verla cada vez más lejos…Unas horas más tarde…Bastian.Estábamos revisando algunos obsequios que estaban para donación. Muchos niños estaban emocionados porque también tendrían un almuerzo con varios posibles padres. Así que la emoción de los pequeños era increíblemente grande. En lo que respecta a Alena, ella no me ha dado más que miradas fugaces llenas de rabia y decepción. ¿Decepción? Esa mirada la puedo poner en duda. ¿Por qué razón ella tiene que estar decepcionada? Alena me ha rechazado y terminado más veces de las que una persona con cinco dedos de frente, pudiera imaginar.Seguía revisando algunos regalos, cuando una pequeña de seis años se acerca curiosa por lo que hacía.—¿Es muy difícil lo que estás haciendo? —su vocecita me llena de ternura—. ¿Puedo ayudarte un poquito? Pienso unos segundos y podría darles los regalos que ya han sido revisados para que los lleve a donde están los otros. Pero eso podría ser problemático, al recibir ayuda de alguno de los peq
Todo se derrumba siempre…Princesa Alena.Es la primera vez que voy a hablar de esto porque esto siempre me ha estado comiendo la vida sin importar los años que pasen. Mi mayor miedo era enamorarme y que me traicionaran. Por esa razón le había propuesto a Bastian algo egoísta… ser amigos con derecho a todo, pero sin mezclar sentimientos.Mi primera vez haciendo eso y fue con él. Sí, no he sido la mejor persona del mundo para él. He sido hiriente, no he sido honesta con muchas cosas, pero he tenido mis razones para todo mi actuar. Nunca tuve problemas con mi familia, siempre han sido protectores y buenos conmigo. Me dieron todo, me dieron la mejor educación, hice los talleres que siempre quise y aunque tuve mis clases de protocolos en donde terminaba agotada mentalmente por todas las cosas que había por aprender, las disfrutaba.Era la consentida de mi padre, era la pequeña luz de sus ojos, era todo su universo y su pequeña preferida. Egan era su campeón, su pequeño torbellino, su org
Todos vemos las cosas de acuerdo a como nos convenga…Bastian.Pude sentir por primera vez el temor de Alena al hablar de su padre. La vi triste al recordar a su madre y lo que le hizo sentir el rey, al tener amantes. Por un microsegundo pude entender a Alena y sus maneras de quererme. Sus extrañas maneras de quererme.Fui criado por mis abuelos, con las enseñanzas y valores antiguos. No diré que soy la mejor persona del mundo porque honestamente me siento basura la mayor parte del tiempo. Soy respetuoso y sí, quiero tener un amor para toda la vida. Quiero amar a la misma persona para siempre y quiero estar con ella hasta el último momento de mis días. Mi mente eligió a Alena desde que mis ojos la vieron y mi cerebro, hasta hace semanas, se rehusaba rotundamente a admitirlo. Hoy puedo decir libremente que la amo sin obstáculos, pero también me voy a dar mi puesto y no mendingaré amor por más enamorado que me encuentre de ella. La había visto de lejos y sé qué estaba buscando privac
Bastian.Cumpleaños de Kyle.Después de la conversación que tuvimos con Egan, el príncipe de Grecia, no hubo más adelanto o cualquier información extra sobre lo que nos propuso. No podía imaginar que podría ser Conde o estar tan cerca de Alena. Ni en el sueño más loco, lo hubiese creído.Nadie más que yo, sabe lo mucho que he sufrido por ella. He aguantado tanto y sí, soy un adicto al trabajo, pero cuando se trata de esa pelirroja, que parece una muñeca de porcelana, la vida me da tres bofetadas y me deja fuera de juego.Amo a Alena desde lo más profundo de mi alma. Ella me gusta de todas las formas que existen y las que no también. Tenerla tan cerca de mí, pero solo poder mirarla de lejos, me produce sentimientos que no logro descifrar.Estábamos en casa de Hilary, por el cumpleaños de Kyle. Ella había decidido darle una fiesta sorpresa a su novio por la simple razón de que lo amaba. Kyle y yo no somos de celebrar cumpleaños. No celebramos un día menos vida, pero la ilusión que tien
Tenía miedo de lastimarla, de dañarla y tocarla con mis manos llenas de sangre. No me sentía digno de ella, pero mis sentimientos eran sinceros. Con ella quería todo, pero a la vez me asustaba qué reacción podría tener cuando me viera. La amaba profundamente, la amaba tanto que me dolía creer que en cualquier momento esto podría cambiar para peor. —Bastian… —susurraba entre besos.Ella era tan pequeña que cabía a la perfección entre mis brazos, era como ver a una mujer frágil que necesita ser amada y protegida las veces que sean necesarias.—Alena… por favor… —el corazón me latía con rapidez, sentía que en cualquier momento podría darme un paro cardíaco en cualquier momento.—Estoy asustada —admite nerviosa, dejo de besarla para verle la cara—. Yo quiero que sea especial…—Estar juntos siempre es especial para nosotros, bonita —beso su nariz—. Es difícil hacerlo para nosotros, por eso es especial para mí cada vez que logramos algo íntimo sin pelear.Sus ojos brillaban y con una sonr
Se pierden todo tipo de esperanzas con ella.Tres días después…Bastian.No sabía qué tipo de emoción o sentimiento tenía en estos momentos. Me sentía mal, vacío, sin ganas de comer o dormir. Según Alessandra, tenía depresión, pero yo me sentía demasiado enfermo para estar deprimido. No podía entender cómo había aceptado tanto y a la vez no recibir nada a cambio. He puesto en peligro tantas veces mi trabajo. ¡Me he arriesgado tanto, pero no tengo nada!Joder… no tengo absolutamente nada.—No voy a preguntar si estás bien, porque tu aura me lo dice todo —la voz de Alessandra, me hace volver a la realidad.—Estoy deprimido —digo, comiendo un trozo de chocolate—. Tengo bajo el azúcar y necesito reponer lo que me hace falta.—¿Sustituyes la ausencia de una persona por dulce? —me mira intrigada—. Entonces no van a arreglar las cosas.—No hay nada que arreglar, Ale —admito, mientras vamos caminando por el supermercado—. Ella está cerrada en decirme lo que pasa y yo estoy cansado de insist