Capítulo 13

Princesa Alena.

Quiero volverlo loco para que me diga la verdad.

Antes del incidente en el restaurante.

Estaba dolida, obligaba a mi corazón a que dejara de quererlo. No podía aceptar todo lo que me dijo esa mujer para salir del paso. Estoy tan segura de que ella fue la causante de todas las desgracias que hubo ese día, pero en mi cabeza no entraba la idea de que Bastian y ella se vayan a casar.

Creí que él tenía algún tipo de sentimiento por mí, pero no. Resulta que soy un simple juego para Bastian. No es solo eso, también que perteneció a la mafia. 

Es un asesino… pero no puedo simplemente ignorarlo. 

Me duele estar lejos y me considero la persona más masoquista del mundo gracias a ello. Cuando me dieron a elegir a otras personas para que fueran mis custodios, tomé la decisión de hacer mi guardaespaldas a Kyle.

Se lo quité a mi prima, pero igualmente él estaba suspendido y era optativo para guardaespaldas real. 

—Pero lo único incómodo de mi guardaespaldas es que su seriedad me incomoda —miro a Gustavo mientras estamos en su oficina—. Le mencioné que fuéramos amigos, ya sabes, para hacer el ambiente más armonioso, pero no. Tajantemente me dijo que no le importaba mezclar lo laboral con lo personal.

Sonrío porque sé perfectamente que Bastian es así.

—El trabajo para ellos es primero, Gustavo —lo veo hacer una mala cara—. No puedes obligar a que ellos sean tus amigos solo porque tú quieres. Además, ya estamos grandecitos para estar rogando una amistad innecesaria.

—Pero Bastian es lindo —me empiezo a reír—. ¡Sabes que es así, Alena!

—Nunca dije lo contrario —alzo mis manos en muestra de paz—. Pero estoy muy segura de que él no comparte los mismos gustos que tú.

—Pero puedo ser su amigo —hace pucheros.

—Eso tampoco lo hará.

—¿Acaso tuviste una relación con él? —me mira asombrado.

—No, pero es un guardaespaldas muy difícil —admito.

—Bueno, entonces seré un jefe malvado por no amarme —dice, con una sonrisa traviesa.

—Te vas a arrepentir, Gustavo —tomo del agua que estaba frente a su escritorio.

No creo haberles dicho como es Bastian físicamente. Desde que empezó a trabajar para mí, cambió un poco el estilo de corbatas. Ya no son negras, ahora son azules. Tiene un cuerpo muy bien proporcionado, musculoso por donde lo veas, su tez bronceada, cabello corto, ojos color miel, cejas pobladas y una mandíbula cuadrada, hacían estragos siempre en mi corazón. 

Y su voz… Esa era la más encantadora y sexy voz.

Bastian para mí era mi persona favorita, siempre digo que me agobia estar cerca de él, pero no es así. Puedo decir muchísimas cosas, pero jamás lo digo de corazón. Me encanta que me cuide como lo hace. Me gusta, me hace sentir amada, protegida, pero también me da miedo. Me da miedo su pasado y su presente.

Mafia…

Camelia…

Al llegar al estacionamiento lo vi tan serio y metido en su celular, haciéndome enojar. No porque estuviera hablando con alguien, más bien me indigna que esté tan bien mientras yo estoy tan confundida por él.

»*Te ves tan hermosa, que duele tenerte cerca y no poder acercarme a ti.

Leo el mensaje y miro el retrovisor, él me da una fugaz sonrisa, haciendo que mi corazón se acelere.

Estúpido corazón, así de fácil no tienes que ser.

[...]

Le dije a Gustavo que dejara a Kyle dentro de la habitación y a Bastian lo mantuviera cuidando afuera. Aunque casi no pude mantener mi mente controlada y dentro de este lugar. Todo, absolutamente todo, me decía que fuera hacia Bastian. 

Lo odio.

—Iré al tocador un momento —me excuso, Kyle se acerca para alejar mi silla—. Me esperas en el estacionamiento y te digo para que subas a buscarme —le informo a mi custodio.

—¿Irá al tocador… sola? —sus ojos me dan una mirada pícara.

Lo miro obvio.

—Te esperamos aquí mientras no estás, cariño —miro a Gustavo.

Que molesto.

—No… me sentiré presionada si ustedes están aquí esperando por mí —lo miro seria—, puedes irte con Kyle o no sé. Solo no esperes porque no regresaré contigo.

—Dejé ir a Bastian porque iré a ver a mis padres que están renovando su porte de armas —se ríe ante mi confusión—. Le dije que después de terminar mi almuerzo contigo podía tener la tarde libre, ya que me quedaré con mis padres.

A veces sirve tenerte de amigo.

—Comprendo, pero igual debo retirarme.

—¿Estás bien, cariño? —me pregunta preocupado.

—Necesito ir al baño… defecar, hacer popó, soltar el almuerzo. ¡Necesito cagar, Gustavo! —muerdo mi lengua por la vergüenza, pero es que ya no sé cómo hacerle entender las cosas.

Kyle muere por reírse y golpeo su hombro avergonzada.

—Oh, perdón, cariño —se levanta y me da un beso en la mejilla—. Hablamos en la noche. Te quiero enorme, bebé.

Lo veo salir de la habitación y antes de irme al baño, Kyle me toma del brazo.

—No lo haga, princesa —su mirada era seria—. Deje a Bastian en paz si no va a traerle paz a su vida. Usted le dejó claro las cosas y…

—¿También eres un asesino? —suelta mi brazo—. No he hablado con Hilary sobre nada, así que puede estar tranquilo. En el caso de Bastian, él tiene muchas cosas que explicarme.

—Usted pidió cambio de guardaespaldas. Puede ser que esto sea un juego en su vida, pero para nosotros es una realidad. Usted puede hacernos perder la carrera en un respiro. No podríamos volver a trabajar con nadie si sale un artículo de la princesa y un guardaespaldas —suspira—. Bastian es un buen hombre y el más respetado en la compañía. 

—Para mí esto no es un juego.

—Tome responsabilidad de sus acciones. Si está con Zervas o no. Porque al final del día el que sale perdiendo es otra persona. Si usted no puede aceptar que todos tenemos un pasado, entonces acepte que tenemos un presente y que, gracias a lo vivido, somos mejores personas. En esta vida no hay términos medios. No haga que Bastian tenga que arrepentirse de algo que ya pasó.

—No se arrepiente, Duff —lo miro sincera.

—Deje de estar buscando en el pasado y céntrese en el presente. Si usted es parte de él, créame que le dará su posición en su vida. Zervas no es un hombre de juegos y mucho menos de tener amigos. Así que no tenga una mala imagen de él. Es mi hermano y le tengo un gran aprecio, pero él es muy leal a sus principios y los juegos nunca han sido sus favoritos.

—Kyle…

—La esperaré en el estacionamiento. Cuando termine sus necesidades, me avisa. También quiero saber si debo irme o quedarme.

—Tienes la tarde libre… me iré con Bastian —admito.

—Entonces me retiro, princesa —hace una pequeña reverencia y antes de irse, me vuelve a hablar—. No lo lastime porque usted no es la única que está sufriendo por sus indecisiones.

Se marchó dejándome sola en la habitación

Soy consciente de lo que estoy haciendo, pero tengo miedo de Camelia y del pasado de Bastian. Sé que es un asesino, pero no quiero admitir que más pudo hacer. Tengo tanto miedo de él…

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