Tenía miedo de lastimarla, de dañarla y tocarla con mis manos llenas de sangre. No me sentía digno de ella, pero mis sentimientos eran sinceros.
Con ella quería todo, pero a la vez me asustaba qué reacción podría tener cuando me viera. La amaba profundamente, la amaba tanto que me dolía creer que en cualquier momento esto podría cambiar para peor.
—Bastian… —susurraba entre besos.
Ella era tan pequeña que cabía a la perfección entre mis brazos, era como ver a una mujer frágil que necesita ser amada y protegida las veces que sean necesarias.
—Alena… por favor… —el corazón me latía con rapidez, sentía que en cualquier momento podría darme un paro cardíaco en cualquier momento.
—Estoy asustada —admite nerviosa, dejo de besarla para verle la cara—. Yo quiero que sea especial…
—Estar juntos siempre es especial para nosotros, bonita —beso su nariz—. Es difícil hacerlo para nosotros, por eso es especial para mí cada vez que logramos algo íntimo sin pelear.
Sus ojos brillaban y con una sonrisa que me derritió el poco control que me quedaba, entendí lo increíblemente enamorado que estaba de Alena.
—Siento mucho estar tan borde contigo, Bastian —acaricia mi mejilla—. Eres tan alto.
Suelto una pequeña carcajada.
—Y tú tan enana —golpea mi pecho—, pero eres perfecta para mí. Entras a mi vida sin problemas, pero haces un alboroto en ella que me dejas sin defensa.
—No quiero casarme contigo… —trago grueso ante su confesión.
—¿Por qué? Yo no lo estaría haciendo por obtener un título noble.
—Pero cambiarías completamente tu vida por mí —presiona sus labios—. No podrías tener la libertad que disfrutas ahora y ser la persona que tenías en mente.
—¿Alguna vez pensaste que mi vida fuera increíble? —ella niega con la cabeza—. Más de una vez fui a misiones para morir. No quería nada más que eso. Entré a la Cosa Nostra para que me asesinaran y terminé siendo bueno en mi trabajo. Me dieron una lección de vida que no me permite mostrarme sin camisa ante ti, hoy en día y sí, yo…
—En la realeza la vida es una selva —sus caricias me quemaban la piel, quería estar con ella—. No quiero que salgas lastimado por mi culpa.
Beso la comisura de su labio.
—¿Con qué te amenazó Camelia? —su rostro cambió completamente, intenta apartarse empujándome—. ¿Qué te dijo para que me mantengas a raya y creas que necesito ser cuidado?
—Por hoy no peleemos, por favor… —susurraba—. Prometo decirte en la mañana todo lo que quieras saber.
Mentirosa, no me dirás nada.
—Las cosas no son así de sencillas —con todo el dolor de mi alma, me aparto de ella—. ¿Me amas?
Ella abre y cierra la boca varias veces, pero no logra decir nada.
—Alena, ¿En algún momento me amaste? Porque me das a entender muchas cosas antes de poder adivinar tus sentimientos por mí.
—Las cosas no son así de sencillas —repite lo que yo dije.
—Cuando llegue el momento de tomar una decisión por lo que me propuso el príncipe Egan, no tendré en cuenta tus sentimientos —una lágrima cae a su mejilla—. No volveré a tener en cuenta algo que venga de ti, hasta que logres ser honesta y dejes de jugar conmigo.
—¡No estoy jugando contigo, Bastian! —se va de la cocina—. ¿Crees que esto es fácil para mí? He vivido una vida increíble tanto en casa como aquí, pero todo cambió porque me empezó a atraer un hombre.
¿Le gusta otra persona?
—¿De qué demonios estás hablando? —pregunto entre dientes.
—Te conocí, Bastian. Te conocí y la vida me cambió de muchas maneras y hoy me resulta imposible poder seguir así —pasa sus manos por su cabello.
—¿Conocerme es una desgracia para ti? —una punzada en el pecho me hace acariciar la zona—. ¿Soy un error en tu vida?
Ella sonríe con tristeza.
—Tu presencia trajo a Camelia y ella es una desgracia para mí —su voz era fría—. Mientras ella esté aquí…
Soy culpable de Camelia…
—Entonces debo matarla.
—¡Bastian, las cosas no funcionan así en la vida! —me interrumpe.
—¿Estarías conmigo sí ella no está? —la veo dudar unos segundos y decido apartar la vista.
—No —responde tajante—. No estaría con la persona que la asesinó.
—Te traeré los nombres de las personas que maté para que tengas más motivos para alejarme. A ellos les podrás guardar luto y a mí me podrías seguir tratando como asesino —suspiro, antes de darnos nuestra última conversación.
—Somos circunstancias que nunca debimos ser, Bastian.
—Simplemente nunca debimos conocernos. No debimos cruzar la línea entre la jefa y su empleado. No debimos tenernos compasión y mucho menos debiste ilusionarme para después echarme como un animal enfermo.
—Bastian…
—¡No, Alena! —la detengo—. Esta es la última vez en donde podemos decir que había un nosotros. No hay un mañana ni un por siempre porque eres una cobarde que solo juega conmigo —hago puño mis manos—. ¡Maldición, iba a dejar todo por tus migajas de cariño falso!
—¡No es falso! —camino hacia la sala para irme—. ¡Yo te amo, mi cariño no es falso!
—¡Deja de decir mentiras! —la enfrento—. ¡Estoy jodidamente cansado de todo esto! —la señalo—. ¡Tú le crees a cualquier persona lo que te diga de mí, pero no a mí!
—¡¿Y qué quieres que haga?! ¡Ponte en mi lugar una vez y piensa en mí! —me reclama.
—Siempre me pongo en tu lugar y mira como terminan las cosas —respondo molesto—. Cuando te pongo en primer lugar salgo herido. Me das dos palabras bonitas, después me lanzas a la realidad y me abandonas. Lo siento, Alena, pero no voy a seguir tu juego.
Se hace un silencio entre los dos y aunque muero por ir a abrazarla para que no llore, no lo hago.
—¿Es nuestro adiós? —la miro obvio—. Entonces… Sigue haciendo bien tu trabajo y por favor, no aceptes lo que te diga Egan.
—Tú no tienes derecho de pedirme nada —suelto de golpe, haciéndola sorprenderse—. Es suficiente. Mataste todos los momentos especiales que pudimos tener alguna vez.
—Lo siento, Bastian…
—No, no lo sientes —hago una reverencia—. Que pase buenas noches, su alteza.
Salgo del departamento con el corazón en mil pedazos y el alma me estaba empezando a doler.
Lo había entendido, tarde, pero lo hice.
La razón por la que Alena no podía amarme de la misma manera en la que yo lo hacía, es porque ella no lo hace.
No me ama. Me desprecia y cualquier persona es mucho mejor que yo. Mi miedo más grande, encontrar a la persona que me hiciera luchar y olvidar un poco mi miseria, amarla y protegerla con todo lo que yo pudiera darle, pero sabía muy en el fondo que no era digno.
Encontré a la mujer que me destruye la vida en cuestión de segundos.
Alena.
Se pierden todo tipo de esperanzas con ella.Tres días después…Bastian.No sabía qué tipo de emoción o sentimiento tenía en estos momentos. Me sentía mal, vacío, sin ganas de comer o dormir. Según Alessandra, tenía depresión, pero yo me sentía demasiado enfermo para estar deprimido. No podía entender cómo había aceptado tanto y a la vez no recibir nada a cambio. He puesto en peligro tantas veces mi trabajo. ¡Me he arriesgado tanto, pero no tengo nada!Joder… no tengo absolutamente nada.—No voy a preguntar si estás bien, porque tu aura me lo dice todo —la voz de Alessandra, me hace volver a la realidad.—Estoy deprimido —digo, comiendo un trozo de chocolate—. Tengo bajo el azúcar y necesito reponer lo que me hace falta.—¿Sustituyes la ausencia de una persona por dulce? —me mira intrigada—. Entonces no van a arreglar las cosas.—No hay nada que arreglar, Ale —admito, mientras vamos caminando por el supermercado—. Ella está cerrada en decirme lo que pasa y yo estoy cansado de insist
Santorini-Grecia.Hace algunos años atrás...La masacre más grande de Bastian.Fabrizio.Ada tenía muchas horas de haberse ido. No le dije nada acerca de la posición actual en la organización, pero no creo que haya sido necesario. Ada es lo suficientemente inteligente para darse cuenta de lo que pasaba.Enterarme del fulano plan que tuvo para apartarse de mí por miedo a que saliera lastimado, me pareció el acto más adorable que pudo tener hacia mí. Claro que me lastimó por creerme débil, pero el hecho de que todo fuera una mentira, digamos que me hizo un borrón en todo mi ser.Uno enamorado perdona mil cosas. No importa si es bueno o malo. El amor nos ciega y sinceramente no sé qué tan cegado estoy por mi mujer.Ahora pensando seriamente una cosa... ¿Ella me tendrá miedo?Intenté hacerle una autopsia mientras estaba vivo al informante de Jantine, cuando me desafió, pero murió antes de yo poder terminarla. Además, Alessandro y yo fuimos interrumpidos en el proceso porque llegaron los j
Bastian era importante para nosotros...Fabrizio.Eran las cinco de la tarde y ni un rastro de vida de alguno de ellos. Cada minuto que pasaba era una perdición para mí. Les envié un mensaje a mis hombres para que intervinieran, pero no sé qué ha sucedido. Al parecer la cobertura está siendo cortada en el interior del almacén.—Dame la dirección de en donde se encuentra Ada y Cristal —miro con frialdad al mayor, mientras lo tomo por el cuello de la camisa—. ¡Perdí la paciencia y tú eres un inútil! ¡Dame la jodida dirección que voy a ir por ellas!—¡Fabrizio, cálmate! —me intenta alejar Bastian—. Ellas están haciendo su trabajo. Espera un poco y confía por primera vez en lo que ellas están entrenadas a hacer.—Bastian, si fuera tú hermana la que estuviera en ese lugar, ¿qué harías tú? —suelto al mayor—. ¿Esperarías tranquilo a que ella regresara? —me enfrento esta vez a Bastian.—Iría por ella sin pensarlo. Pero debes tener en cuenta que ellas están preparadas para este trabajo y mi he
Todo pasaba muy rápido y poco podíamos entender. El momento de la masacre. Bastian. Cuando se trata de ayudar a Fabrizio me ciego completamente con tal de ver a mi gente bien. No puedo evitar las ganas de protegerlos y querer matar a todo aquel que la lastimó. ¿Quién quiere ser visto por la persona que amas como un asesino? Nadie, pero a pesar de todo, la persona con la que yo quería vivir, no está. No merecía tener una hermana tan buena. Aunque ella lo negara, era la niña más buena de este universo, su bondad era enorme y su amor por mí era incalculable. Tal vez un poco más de tiempo para estar con ella hubiera sido lo mejor, pero nadie me preparó para acostumbrarme a vivir sin ella, más bien, era yo quien me iba periodos de tiempo muy grande, para que el día en que yo no estuviera, mi ausencia no le causara tanto dolor. Fui el primero en llegar al lugar que me dijo Fabrizio, Kyle de último para evitar que cualquiera pudiera venir a hacerles daño. Gritos y disparos se seguían es
En la actualidad...Bastian.La mirada de Alena me estaba matando, sé qué tal vez no fue la mejor de hacerle ver quien era yo, pero Fabrizio no es de las personas que te dan tiempo de pensar las cosas. En su mundo las cosas se hacen como él dice y ya. Sinceramente no me importaba porque yo solo quería que Alena me dijera que es lo que la tiene alejada de mí.Ella simplemente podía confiar en mí y no quería.Me dolía que no lo hiciera.No sabía qué estaba por ocurrir, hasta que la puerta de la casa de Alessandra es abierta, por el príncipe Egan y su gente.Mierda, no lo pudo hacer de esa manera.Fabrizio me da una sonrisa sádica, que me hizo entender el castigo que me estaba por hacer. No está cabreado conmigo, pero quiere vengarse por intentar morir, mientras salvaba a Ada.—¿Entonces las cosas eran así? —se acerca con sigilo mientras nos ve con odio a Kyle y a mí—. ¿Disfrutaron jugar con mi hermana? —ve a Alena y le da un beso en la mejilla—. ¿Para qué le están haciendo esto a ella?
Al día siguiente...Aeropuerto de Massachusetts.Mi corazón me duele.Princesa Alena.Egan me hizo abrir los ojos con su actitud. Sabía que estaba actuando mal y haciendo sufrir a Bastian, pero no era consciente de lo que hacía. El miedo que tengo y las ganas de protegerlo, me ganaron. Me dolió saber lo mucho que sufrieron Bastian y Kyle cuando rescataron a la esposa del líder italiano. Me costó muchísimo dormir anoche, pero más me costó decirle a los chicos que debían irse de aquí mientras Egan, Hilary y yo, estemos en América.Tengo un hermano que no entiende razones y si no hacía algo, él realmente iba a asesinar a los chicos. Yo debo ser idiota y masoquista, pero yo quiero creer que ellos hicieron esto porque tienen sus motivos. O sea, todo claramente se vio planeado y sé qué esto debe ser para encarar a Camelia. Y sí, me duele muchísimo lo que sucedió, pero en mi corazón, ellos son inocentes y serían incapaz de hacerme esto sin razón.—No tenías que venir para acá, Alena. Suficie
Días después...Atenas-Grecia.Princesa Alena.He esperado por varios días a que alguno de ellos me responda y que me digan que está sucediendo. Los he defendido y he tratado de ayudarlos hasta más no poder, pero necesito que me den una señal de que todo esto es un mal sueño.Soy consciente de que lo lastimé más de la alegría que pude darle y eso me come la cabeza de tanto pensar en todo lo mal que lo traté.Quiero creer que ellos tienen algo en mente y por eso están actuando así conmigo. Yo amo a Bastian y estar con esos guardaespaldas todo este tiempo, los convirtió en mi familia... por miedo a que fuera lastimado por Camelia, fingí no poder darle mi amor cómo se lo merecía.Era consciente de qué podía perderlo, pero jamás pensé que me dejaría de amar.Lo he perdido en un intento de protegerlo.Soy tan tonta.Llamada telefónica:—Oh, ¿Y ahora qué hago ahora que me respondiste? —me sorprendo, cuando deja de repicar el celular—. ¿Estás bien? ¿En dónde estás? Yo... Yo ya no sé qué deci
La vida está siendo bastante cruel conmigo...Berlín-Alemania.Princesa Alena.Mi mente durante toda la noche repitió como disco dañado las palabras de Bastian. Durante toda la noche no pude dormir, ya que cada vez que cerraba los ojos, su voz me hacía abrirlos y las lágrimas invadían mi espacio.Por mi mente pasaron miles de ideas para llamarlo y decirle que su despedida me estaba destrozando, pero ni siquiera tuve fuerza para salir de la cama.No puedes buscar a una persona que quiere alejarse de tu vida.Aunque sinceramente yo fui quien lo echó. Yo fui quién lo lastimó. Yo fui la causante de sus mayores heridas.Estaba en Alemania ahora, pero nadie sabía que había ido fugazmente a Grecia. Todo había quedado en silencio para no armar algún escándalo.La coronación de mi hermano estaba por llegar y no queríamos que nadie supiera que había llegado al país.—Alena... —regreso la mirada a mi prima, estábamos sentadas en el balcón de su palacio, vine porque últimamente se había sentido m