Capítulo 11

¿Razones para hacerle muchas cosas a Camelia? Muchas y no pretendo discutir con nadie una posible intervención. Se supone que nuestro pasado, nuestro historial como guardaespaldas, no debe ser divulgado. 

Confidencial.

Palabra usada para mantener la información personal de una empresa, institución o personas, seguras. Nada debe ser divulgado y ella mejor que nadie en el mundo lo sabe. No le encuentro razón a lo que hizo y claro, como el excelente imbécil que soy, me alejo de Alena. 

De inteligencia no me voy a morir y eso es seguro.

—¡Bastian, cálmate! —decía mi amigo, deteniéndome.

—¿Por qué? Ella no respetó el acuerdo confidencial con mi custodiado. ¿Por qué tengo que darle lealtad a alguien que me apuñala por la espalda? 

Estábamos en el salón de prácticas y me importaba tres hectáreas de v3rgas quien estuviera aquí. 

Camelia me las iba a pagar.

—Yo no le dije nada, lo juro —me miraba con ojos de borrego traidor.

—¡Me dejaste sin trabajo al decirle a la princesa Alena para quienes he trabajado! —la ira, decepción e impotencia estaban haciendo presencia en todo mi interior—. ¡Nunca me habían echado de ningún lugar, Camelia!

—¿Es mi culpa que esa mujer fuera una destruye hogares? Ella debe saber que con mi hombre no se debe meter —admite.

—Maldición, ¿te estás escuchando? —la miro como si ella estuviera loca—. ¡Mi intachable carrera me la estás destruyendo por esa estupidez! —la señalo—. ¡Le diste información confidencial a una persona de la realeza! ¡Camelia, le dijiste que trabajé para la mafia y puedo ir preso! ¿Qué mierdas te pasa en esa jodida cabeza inservible tuya?

Todo queda en silencio, Kyle me suelta y espera a que esa mujer responda.

—Camelia, estás metiendo en problemas a la compañía por haber divulgado eso —interviene Kyle—. Sabes perfectamente que si decimos algo que esté ligado con la mafia, cavamos nuestra propia tumba.

—¡Maldición, era información confidencial! —le grito—. ¡Sabes que mi3rda significa confidencial porque idiota no eres!

—¿Te afecta que se entere la princesita o la mafia? —acomoda su cabello y le hace señas a los demás de que tiene todo controlado.

Una risita se me escapa, llamando la atención de mis compañeros.

—Si afecta mi trabajo, me afecta a mí —suspiro—. Camelia, no te pases de lista conmigo. ¿Por qué le dijiste eso a la princesa Alena? No, mejor dicho, ¿Qué más le dijiste a la princesa?

—Lo necesario para alejarla de ti —se acerca—. Lo mío, nadie me lo va a quitar y quien lo intente, lo desaparezco, cariño —acaricia mi mejilla mientras susurra las últimas palabras.

Sonrío.

—No sabes quién soy ni qué hice. Solo leíste para quien trabajé y debo informarte que me estás subestimando, Camelia —me agacho para susurrarle en su oído, mientras la sentí tensarse—. Así que arregla este problema y hagamos que esta situación jamás sucedió —acaricio su rostro y la miro a los ojos fríamente—. No me obligues a mostrarte la peor versión de mí. Por respeto a lo que tuvimos, limpia mi nombre o me tendrás de enemigo.

—¿Estás hablando en serio? —el miedo se refleja en ella—. ¿Me estás amenazando por esa mujer?

—Sí —respondo seco.

—Vete a la m****a, Bastian.

—He ido muchas veces, pero esta vez no me iré sin pasar factura, Camelia.

Doy por terminada la conversación y salgo del salón de prácticas con ganas de destruir todo.

[...]

Habían pasado algunas horas, lo que para mí era prácticamente una eternidad. No había tenido respuesta de Camelia y mucho menos de Alena. Me sentía traicionado y a la vez me sentía preocupado por la situación. 

No quería molestar a la única persona que podría ayudarme, pero meterlo en esto estaría demás. No soy mafioso, pero trabajé para ellos por muchos años. Soy un excelente mercenario y veterano. 

No soy el malo de esta historia. Solo hice mi deber cuando muchas veces quise morir por haber perdido a mi hermana menor. He buscado al que realizó el atentado que me la quitó, pero no he podido dar con ellos.

—Se vale ser honesto conmigo, Bastian —miro a Kyle, que está sentado en la silla frente a mí—. Estás cabreado por lo que pudo decirle Camelia a la princesa, ¿cierto?

Suspirando paso las manos por mi rostro.

—Ojalá fuera solo eso, hermano.

Miro hacía ningún lugar en específico y trato de recordar qué hice mal todo este tiempo.

—Kyle, no sé en qué me equivoque. Estuve con Camelia todo este tiempo, pero tú mejor que nadie sabe como me ha costado aceptar a Alena. Estoy perdido por ella y que me aleje de esa manera me mata. No puedo acercarme porque no lo tengo permitido y por más vueltas que le dé al asunto, el único día que ellas se encontraron y todo cambió, fue cuando ellas se fueron de mi casa —confieso.

—Pero ¿qué es lo grave que pudo haberle hecho Camelia a la princesa? Es la primera vez que se ven las dos y dudo mucho que tengas relación con algo —responde serio.

—Entonces la debe haber amenazado —me mira confundido—. Kyle, no sé… solo quiero volver a trabajar con Alena. Estar lejos de ella me hace sentir inseguro y más ahora que no sé qué está sucediendo.

—¿Crees que te está ocultando algo? —lo miro obvio—. Perdón, Bastian. Estoy tratando de ayudarte. Estoy de tu lado, no te pongas así.

—Ninguna me dirá de buena manera lo que está pasando —tomo del vaso de agua.

—Es bueno que estemos en tu casa. Por alguna razón extraña, sé que vas a cometer una idiotez —los dos nos reímos.

—Supongo que ser amigos tantos años nos hace conocernos bien —me lanza una servilleta.

—¿Le pedirás ayuda? —pregunta.

—Solo para sacarle la información necesaria —respondo.

—Eres un maldito mercenario.

—Tú eres igual que yo. Así que me sorprende tu sorpresa —me río.

—Vamos a comer, imbécil —se levanta de la silla—. Te invito a cenar y a armar un plan para descubrir qué sucede. Igualmente usaremos los bajos fondos para realizar nuestras fechorías. Estás desempleado y yo sigo suspendido. De algo tenemos que vivir y hambre no vamos a pasar.

—¿Qué haría sin ti? —y sí, fue un momento perfecto para sus chistes malos.

—Limpiarte mal el culo, pero no estás preparado para esa conversación —soltamos una carcajada.

Tal vez no sea la mejor persona del mundo, pero somos familia y nunca nos dejaremos solos. Fue mi mejor amigo y estamos para apoyarnos. 

No regresaré a esa vida porque decidí estar con Alena, pero necesito su ayuda para conseguir la información que quiero.

Solo él me dirá qué secretos tiene Camelia y Alena.

Voy a molestar al líder de la Cosa Nostra.

Iré a ver al Capo di tutti capi, Fabrizio Martilleni.

Capítulos gratis disponibles en la App >

Capítulos relacionados

Último capítulo