Alan Evans es un empresario inteligente, arrogante y demasiado calculador. Le gustan los negocios y vivir su vida de una buena manera. Para él el amor no existe, nunca le ha llamado la atención y mucho menos imagina pasar la vida junto a una mujer. La vida de Alan cambia radicalmente el día que decide volver a casa, él vuelve a casa luego de estar por muchos años separado de su padre. Sin embargo, ese día toda su vida cambia de rumbo cuando se da cuenta de todo lo que sucedió mientras él no estaba y opta por cobrar venganza, sin pensar que con eso tendrá que debatirse entre el amor y lo correcto. Gabriela Smith es una mujer perseverante, inteligente y resiliente. Ella busca la manera de siempre hacer lo correcto y detesta que las personas engañen y mientan. Sin pensarlo todo lo que conocía en su vida cambia, y ella debe enfrentarse a una nueva realidad que hace que todo dé un giro de 180°. Los caminos de Alan y Gabriela se cruzan de muchas maneras dejándoles claro que el propósito del destino es muy diferente a lo que ellos tienen planeado. Un amor prohibido que nace entre ellos será más fuerte que lo que creen éticamente correcto. Él es su padrastro, una tentación difícil de negar. ¿Podrán perdonar las mentiras y los secretos? ¿Dejarán el pasado atrás para aceptar lo que sienten?
Leer másPov Alan Hay momentos en la vida donde nos detenemos a pensar si todo lo que hicimos estuvo bien, o no simplemente nos dejamos llevar por el orgullo, miedos o por una venganza estúpida.Me cegué totalmente, ver a Gabriela llena de sangre con sus ojos cerrados, hizo que me cuestionara si todo lo había hecho bien o no.—¡Detente Alan!, por favor, déjalo. —La voz de Laura hizo que saliera de mi trance, baje la mirada y por fin pude ver con claridad.Maximiliano estaba hecho casi un monstruo, o mejor dicho así lo deje de la cantidad de golpes que le di en su rostro, él no puso ninguna resistencia, quiero pensar que él mismo decidió castigarse por dispararle a Gabriela, castigarse por el daño que le hizo a la mujer que ama, porque aunque me niegue admitirlo, se que la ama.Me coloque de pie, y solo pensé en tomar a mi bonita en mis brazos y llevarla conmigo. Fueron días, semanas, semanas donde mi angustia se hacía más grande.Ver a la mujer que amo postrada en una cama, sin ni siquiera m
Gabriela le hizo una señal a Laura, quien salió y fue rápidamente hacia el auto, sabía que su hermano no le iba hacer daño a Gabriela, la amaba de eso no le quedaba la menor duda, solo que por ahora ella iría en busca de su pequeña ahijada, mientras su amiga trataba de hablar con su hermano.—Nunca pensé llegar a este punto, siempre creí que me amarías, que me entregarías tu corazón solo a mi, que equivocado estaba, tu nunca dejaste de pensar en el imbécil de Alan —exclamó Maximiliano, mientras cerraba la puerta con seguro.Gabriela tragó saliva, ella haría lo que fuera para entretener a Maximiliano, mientras su amiga iba por su pequeña y la colocaba a salvó.—Yo nunca te di razones, siempre fui sincera contigo y conmigo misma. Te quise como un hermano, mi mejor y único amigo, nunca voy a entender el por qué de tu cambio —dijo Gabriela, sus ojos recorrían todo el lugar, mientras rogaba al cielo que Laura encontrará pronto a su pequeña Sofía y así ella poder huir de ahí cuánto antes.—
Alan tomó a Gabriela en sus brazos y la llevó hasta su auto, su angustia crecía aún más, no conocía muy bien a Maximiliano y no sabía de lo que era capaz, a decir verdad Gabriela tampoco conocía a Maximiliano.Él se había convertido en un completo extraño ante sus ojos.—¡Quiero que mantengas la calma, moverte cielo y tierra para encontrar a nuestra hija —exclamó Alan.—¡Ethan, busca a varios hombres! Quiero que busquen bajo las piedras si es necesario, quiero a Sofía hoy mismo.sana y salva en brazos de Gabriela —vociferó Alan. Ethan asintió, tomó su celular y salió de ahí.—Ahora tú y yo tendremos una pequeña conversación —dijo Alan cerrando la puerta del auto mientras se colocaba en marcha.—¿A dónde vamos? —preguntó ella.—Creo que te debo una disculpa por no decirte quien era, se que debí decirte desde el primer día, pero no sabes lo difícil que fue para mí llegar después de mucho tiempo a ver a mi padre,y encontrarlo apunto de matarse por una mujer. Yo quería recuperar el tiem
Gabriela alzó su mirada hacia Alan, sus ojos demostraban decepción, angustia.—¡Maldita sea Amelia! Te lo advertí —exclamó Alan.—¡Qué le advertiste. Ahora entiendo la conversación con Ethan en tu oficina, tú solo buscabas vengar la muerte de nuestro padre, me das lástima —exclamó Gabriela con lágrimas en los ojos.—¡Gabriela, las cosas no son como parecen, debemos hablar, yo te explico —dijo Alan llevando las manos a su cabeza.—Ti y yo no tenemos nada de qué hablar, lo único que quiero es que te largues de mi casa —musitó Gabriela.Amelia dejó salir una enorme sonrisa, acaba de dar un gran paso para destruir al hombre que había jugado con sus sentimientos.—Está bien, me iré. Quiero darte tiempo para que puedas escucharme .Alan salió hecho una furia de la biblioteca, Amelia acaba de acabar con la poca paciencia que aún le quedaba, aún así prefiero dejar que todo se calmara.Una sonrisa llena de cinismo se dibujó en el rostro de Amelia al ver la cara de desilusión de Gabriela.—¿De
Amelia movió sus manos desesperadamente, su respiración se agitaba cada segundo más mientras Maximiliano apretaba su cuello con mucha más fuerza.—¡Suélteme…. —exclamó Amelia mientras trataba de empujarlo, sus esfuerzos eran cada vez más débiles, eran en vano.—No maldita zorra, te voy a matar, por tu culpa, Gabriela me odia, no me quiere cerca, por tu maldita culpa —exclamó Maximiliano apretando cada vez más.—Yo te puedo ayudar, yo tengo la solución para que ella vuelva a ti, y de paso quitar de tu camino a Alan.Maximiliano bajó la mirada, movió la cabeza varias veces, frunció el ceño y soltó el cuello de Amelia.—¡Habla! —bufo Maximiliano.Amelia se sentó con las pocas fuerzas que le quedaban, llevó sus manos a su cuello, mientras trataba de respirar.—¡Casi me matas maldito! —exclamó ella.—¡Habla! O voy a seguir dónde estaba exclamó Maximiliano.Amelia negó rápidamente, mientras se colocaba de pie y caminaba en círculos.—No, tengo un plan, solo debes seguirlo al pie de la letra
Amelia lo miró con superioridad, debía ser fuerte y más ahora que Maximiliano había disipado todas su dudas —¡Que rápido aprendes, pero no puedes quitarme algo que nunca ha sido tuyo —dijo Alan con una sonrisa triunfal.La cara de Amelia cambió de colores, al igual que sus piernas retrocedieron varios pasos hacia atrás.—¿De qué demonios estás hablando? —titubeo Amelia.—Lo que acabas de escuchar, nada de lo que dices que tienes es tuyo, todo absolutamente todo es del hijo de Jacob, y en estos documentos tengo las verdaderas pruebas. Ah, solo espero que ahora que sabes que nada te pertenece te largues de esta casa —exclamó Alan, estiró sus manos y entregó los documentos que guardaba en la mesa del estar.—¿Esto es una broma verdad?, en primer lugar yo me case contigo, y en segundo lugar, Jacob dejó todo a mi hija y por supuesto a mi, a ese bastardo no le dejó absolutamente nada —dijo Amelia.—¡Te equivocaste cariño!, yo no estoy casado con un ser tan despreciable como tú, y en cuanto
Gabriela caminó hacia el auto, miró y vio que no había nadie dentro del auto, así que decidió ir dentro de la casa.—¡Hasta que por fin te atreves a regresar! —exclamó Maximiliano llamando la atención de Gabriela.—¿Qué haces aquí?, y lo peor ebrio —dijo Gabriela.—?No crees que las preguntas las debería hacer yo?. Me dejaste solo a tu espera, preocupado sin saber que te había sucedido, sin saber si alguien te había hecho daño, pero veo que no, estás perfectamente —dijo Maximiliano tambaleándose de lado a lado.Gabriela sintió como toda su gira subía a la cabeza, Maximiliano era un descarado al hacer reclamos y más al ser él quien intentaba hacerle daño.—En efecto, alguien trataba de hacerme daño, por eso hui. ¡Nunca pensé que fueras capaz de tanto! Te creí mi amigo, mi hermano, y resulta que trataba de drogarme para hacerme daño —dijo Gabriela mirándolo fijamente a los ojos.Sentía dolor, tristeza, desilusión, saber que ella le confío su más profundo secreto a una persona que no me
Maximiliano arqueo una ceja, y sonrió, estaba tan herido que no le importaba absolutamente nada.—Te advierto que si intentas meterme ideas en mi cabeza lamento decirte que no pienso escuchar lo que dices. Alan me ama, siempre me lo ha demostrado, y mi hija siempre ha sido un estorbo en mi vida, desde pequeña me ha hecho la vida imposible, así que no confundas las cosas —exclamó Amelia.—¡Hay Amelita!, que equivocada estás, definitivamente eres un ilusa, ¿Me imagino que no sabías que tú hijita y tu esposo siempre te vieron la cara?, das lastima —dijo Maximiliano caminando de nuevo hacia el auto.—¿A qué te refieres? —vociferó ella caminando detrás de Maximiliano.—Que hace falta tener dedos en la frente para no darse cuenta que tú hija y tu esposo siempre te vieron la cara, ¿Acaso no te has preguntado quien es el padre de Sofía? —exclamó Maximiliano.—¡Tu, desde luego que eres tu! —musito Amelia.—¡No, querida!, yo no soy el padre de tu adorada nieta, escasamente soy el mejor amigo de
Gabriela tiró el celular contra la pared, haciendo que Alan alzó la vista hacia ella.—¡Déjame salir! —exclamó Gabriela colocándose de pie.Alan la miró fijamente, se colocó de pie, llevó las manos a su bolsillo y caminó hacia ella.—Está bien, solo tengo una condición —dijo él.Gabriela alzó una ceja, y asintió qué más daba.—¿Qué quieres? —dijo ella.Alan sacó las manos de sus bolsillos, tomó las manos de Gabriela, tragó saliva, solo esperaba que ella hablara con la verdad.—¡Mírame a los ojos y dime qué no es verdad!, ¿Dime si Sofía es mi hija? —exclamó Alan, alzó su mano tomó el mentón de Gabriela y así poder observar su mirada.Gabriela movió su cabeza, y negó absolutamente todo, no podía permitir que él supiera que en verdad Gabriela era su hija.Alan sonrió internamente, jalo a Gabriela acercándola a él, una de sus manos la llevó a su cuello y sin pensarlo un segundo acercó sus labios a los de ella.Ahora no tenía ganas de discutir, solo quería sentirla, solo la quería a ella.