Gabriela tomó el aire suficiente, miró a Alan y caminó de nuevo hacia el escritorio.—¡Citaré una reunión de emergencia!, así que prepárate porque vas a salir de aquí y ni creas que volverás a colocar un solo pie en las empresas —exclamó Gabriela, se giró y caminó hacia la salida.Estaba segura no poder quedarse más cerca de él, verlo y ver todo lo que él provocaba en ella la confundía aún más, aún así, aunque todo su cuerpo pareciera una completa gelatina decidió caminar por las instalaciones de la empresa.Aquellas que solía recorrer de la mano de su padre.Alan, se colocó de pie, caminó hasta su baño personal, abrió el grifo y llevó agua a su cuello, así, solo así tal vez podía bajar la calentura que Gabriela le había provocado con solo verla.Tan pronto su polla volvió a la normalidad, acomodó su cuello y marcó a Ethan, debía detener a Gabriela y cuanto antes mucho mejor.—¡Señor no creo que la señora Amelia y la señorita Gabriela crean que soy yo el hijo del señor Jacob! —exclamó
Los pasos de Alan eran largos y precisos, su mirada estaba fija en ella. Ella quien lo estaba descontrolando totalmente, definitivamente lo estaba sacando de sus casillas.Gabriela oprimió el botón del elevador el cuál no demoró mucho en abrir sus puertas, solo quería volver al lado de su pequeña Sofía.—¡Gabriela! —dijo Alan llamado su atención justo cuando Gabriela subía al elevador —Te dije que ya no tenemos nada más de que hablar —dijo Gabriela girándose al mismo tiempo que rodaba sus ojos.Alan tensó su mandíbula y entró detrás de ella, estiró su mano y bloqueó el elevador evitando que las puertas se abrieran nuevamente.—¿Qué crees que haces?, ¿Te volviste loco? —exclamó Gabriela.—Si tu pregunta es si me volví loco, claro que si, me estoy volviendo completamente loco desde que regresaste —dijo Alan mirando fijamente a Gabriela, quien retrocedió hasta que su trasero golpeó contra la pared del elevador.—Si piensas que presionandome para que deje las empresas sin hacer absoluta
Amelia sonrió y corrió a sus brazos, dejando un beso suave en los labios de Alan. Gabriela sonrió tímidamente solo quería salir de ahí, movió su cabeza se hizo a un lado y salió de ahí, sin decir palabra alguna a su madre.—Quise venir contigo, necesitamos hablar —dijo Amelia enredando sus manos en el cuello de Alan, solo quería una pequeña muestra de amor.—Ahora no tengo tiempo de absolutamente nada, vete a casa —dijo Alan, quitando las manos de Amelia de su cuello, le fastidiaba solo tenerla cerca, solo quería tenerla lejos de él, esperaba poder cumplir sus metas muy pronto y así dejar de fingir.Amelia dejó salir una mueca de desagrado, se giró y salió de allí sin decir palabra alguna, mientras una sonrisa se dibujaba en el rostro de Alan, quien tomó su celular y marcó al hombre que esperaba instrucciones suyas.—¡Quiero todas las fotos posibles!, ¡Ah!, por favor no olvides pedirle mucho dinero —exclamó Alan.Amelia tomó su auto estaba furiosa, ya no había razón para seguir dándol
Una sonrisa salió de los labios de Amelia, mientras se colocaba de pie y caminaba hacia el hombre quien ni siquiera se había movido de su lugar.—¡Quiero un millón! —dijo aquel hombre justo en el momento que Amelia se sentaba en las piernas de aquel hombre misterioso.Los ojos de Amelia se abrieron de par en par al mismo tiempo que fruncía el ceño.—¿Qué? —dijo ella nerviosa.—Lo que escuchaste, quiero un millón o publicó todas las fotos en las redes —exclamó aquel hombre, tomó Amelia de los hombros y así quitarla de encima de él.Amelia apenas podía mantenerse de pie, sus ojos estaban abiertos de par en par—¿Esto es una broma verdad?. —Amelia retrocedió varios pasos hacia atrás, mientras una enorme sonrisa se dibujó en los labios de aquel hombre, quien caminó unos cuantos centímetros, se inclinó tomó de nuevo su cámara y tomó una foto de Amelia.—No, no es una broma, quiero un millón para empezar, después veremos cuántos ceros al lado me darás —dijo el hombre tomando más fotos a Ame
Alan abrió sus ojos de par en par, ella era realmente hermosa, quiso caminar hacia ella por inercia propia, solo que la mirada de Gabriela lo detuvo de inmediato.—¡Te juro que si no sales en este momento de mi habitación voy a llamar a mi madre! —bufo Gabriela, aunque en ese momento lo menos que quería era que él saliera de su habitación.Amalia bajó del taxi, al cuál prometió pagarle pronto. Todas las luces estaban apagadas, solo esperaba que Alan no estuviese en la casa y así ella no dar explicaciones de absolutamente nada.Subió rápidamente las escaleras, y fue directamente hacia la habitación de Alan, sus ojos se abrieron de par en par al ver que él todavía no estaba allí.Un respiro de tranquilidad lleno sus pulmones, no quería darle explicaciones, ahora tenía asuntos mucho más importantes que realizar, como reunir el dinero que aquel hombre le había pedido por las fotos.Cerró la puerta y salió de ahí hacia su habitación, solo que se detuvo justo al frente de la habitación de
Amelia apenas y había podido dormir, su cabeza daba vueltas y vueltas, esperó hasta altas horas de la noche a qué Alan regresará a casa, hasta que decidió ir a su habitación a dormir solo un poco.Tomó su bata de colocó de pie y caminó hacia el baño, realmente estaba cansada, solo quería hablar con Alan, sabía que había cometido un error en firmarle todo el poder a Alan, y más ahora que necesitaba dinero para darle a ese hombre que la estaba amenazando.Después de refrescarse un poco, salió de su habitación y fue directamente hacia la habitación de Gabriela.—¡Gabriela abre!, ¡Gabriela abre! —vociferó Amelia tocando suavemente la puerta.Gabriela abrió sus ojos de par en par, al escuchar a su madre tocar la puerta, intentó levantarse de la cama pero las manos de Alan enredada en su cintura lo impidieron.—¡Alan por favor despierta!, ¡Alan! —dijo en suave voz Gabriela mientras movía de lado a lado a Alan. Su nariz se arrugó al igual que frunció el ceño al ver que Alan no despertaba, a
Amelia se colocó de pie y estampó sus manos en las mejillas de Gabriela, quien parpadeó y llevó la mano a sus mejillas al ver la reacción de su madre.—Tu no tienes derecho a reclamar nada, y mucho menos asegurar que Alan no me ama. Quiero que te vayas de esta casa, y rápido, Alan no está a gusto con tu presencia y es lógico que tú te vayas con el padre de mi nieta —dijo Amelia.—Vaya, vaya, para tu información no me pienso ir, esta casa afortunadamente está a mi nombre, y no al tuyo y mucho menos al del trepador que tienes como esposo, ah, te aconsejo que le quites el poder a tu esposo antes que te lamentes —exclamó Gabriela.Gabriela se giró y caminó hacia las escaleras, solo que se detuvo al ver que Alan bajaba las escaleras.—¡Quiero que tú y mi madre se vayan de mi casa!, ah, y cuánto antes mucho mejor —musito Gabriela, se hizo a un lado y siguió su camino.—¿Se puede saber qué tanto hablaste con tu hija? —dijo Alan.—Nada amor, solo le pedí que se fuera y no te diera más problem
Amelia se sentía asqueada, humillada, y más al ver lo que Joaquín la estaba obligando hacer.—¿Qué te pasa muñeca?, ¿Acaso te da asco? —dijo Joaquín mientras señalaba su enorme polla.—No, claro que no, pero es que nunca me habías obligado hacer tal cosa —dijo Amelia.—¡Las reglas del juego cambiaron querida, entre más dinero pidas, más complacido debo quedar, ¿No crees? —exclamó Joaquín, mientras Amelia asentía.Amelia tragó saliva, estiró sus manos y tomó la polla de Joaquín en sus manos y la llevaba a su boca, aguantándose las ganas de vomitar movió su lengua ágilmente.Joaquín sonrió bajó sus manos y tomó la cabeza de Amelia con fuerza y la pegó a su zona pélvica, mientras gemía de placer.Segundos después Joaquín eyaculaba por completo en la boca de Amelia, quien por más que quiso retirarse terminó por tragarse todo el líquido preseminal de Joaquín.—Ahhh, se me había olvidado lo fogosa que eras —dijo Joaquín, bajó sus manos y subió sus pantalones.Amelia apenas podía mantener su