Alan abrió sus ojos de par en par, ella era realmente hermosa, quiso caminar hacia ella por inercia propia, solo que la mirada de Gabriela lo detuvo de inmediato.—¡Te juro que si no sales en este momento de mi habitación voy a llamar a mi madre! —bufo Gabriela, aunque en ese momento lo menos que quería era que él saliera de su habitación.Amalia bajó del taxi, al cuál prometió pagarle pronto. Todas las luces estaban apagadas, solo esperaba que Alan no estuviese en la casa y así ella no dar explicaciones de absolutamente nada.Subió rápidamente las escaleras, y fue directamente hacia la habitación de Alan, sus ojos se abrieron de par en par al ver que él todavía no estaba allí.Un respiro de tranquilidad lleno sus pulmones, no quería darle explicaciones, ahora tenía asuntos mucho más importantes que realizar, como reunir el dinero que aquel hombre le había pedido por las fotos.Cerró la puerta y salió de ahí hacia su habitación, solo que se detuvo justo al frente de la habitación de
Amelia apenas y había podido dormir, su cabeza daba vueltas y vueltas, esperó hasta altas horas de la noche a qué Alan regresará a casa, hasta que decidió ir a su habitación a dormir solo un poco.Tomó su bata de colocó de pie y caminó hacia el baño, realmente estaba cansada, solo quería hablar con Alan, sabía que había cometido un error en firmarle todo el poder a Alan, y más ahora que necesitaba dinero para darle a ese hombre que la estaba amenazando.Después de refrescarse un poco, salió de su habitación y fue directamente hacia la habitación de Gabriela.—¡Gabriela abre!, ¡Gabriela abre! —vociferó Amelia tocando suavemente la puerta.Gabriela abrió sus ojos de par en par, al escuchar a su madre tocar la puerta, intentó levantarse de la cama pero las manos de Alan enredada en su cintura lo impidieron.—¡Alan por favor despierta!, ¡Alan! —dijo en suave voz Gabriela mientras movía de lado a lado a Alan. Su nariz se arrugó al igual que frunció el ceño al ver que Alan no despertaba, a
Amelia se colocó de pie y estampó sus manos en las mejillas de Gabriela, quien parpadeó y llevó la mano a sus mejillas al ver la reacción de su madre.—Tu no tienes derecho a reclamar nada, y mucho menos asegurar que Alan no me ama. Quiero que te vayas de esta casa, y rápido, Alan no está a gusto con tu presencia y es lógico que tú te vayas con el padre de mi nieta —dijo Amelia.—Vaya, vaya, para tu información no me pienso ir, esta casa afortunadamente está a mi nombre, y no al tuyo y mucho menos al del trepador que tienes como esposo, ah, te aconsejo que le quites el poder a tu esposo antes que te lamentes —exclamó Gabriela.Gabriela se giró y caminó hacia las escaleras, solo que se detuvo al ver que Alan bajaba las escaleras.—¡Quiero que tú y mi madre se vayan de mi casa!, ah, y cuánto antes mucho mejor —musito Gabriela, se hizo a un lado y siguió su camino.—¿Se puede saber qué tanto hablaste con tu hija? —dijo Alan.—Nada amor, solo le pedí que se fuera y no te diera más problem
Amelia se sentía asqueada, humillada, y más al ver lo que Joaquín la estaba obligando hacer.—¿Qué te pasa muñeca?, ¿Acaso te da asco? —dijo Joaquín mientras señalaba su enorme polla.—No, claro que no, pero es que nunca me habías obligado hacer tal cosa —dijo Amelia.—¡Las reglas del juego cambiaron querida, entre más dinero pidas, más complacido debo quedar, ¿No crees? —exclamó Joaquín, mientras Amelia asentía.Amelia tragó saliva, estiró sus manos y tomó la polla de Joaquín en sus manos y la llevaba a su boca, aguantándose las ganas de vomitar movió su lengua ágilmente.Joaquín sonrió bajó sus manos y tomó la cabeza de Amelia con fuerza y la pegó a su zona pélvica, mientras gemía de placer.Segundos después Joaquín eyaculaba por completo en la boca de Amelia, quien por más que quiso retirarse terminó por tragarse todo el líquido preseminal de Joaquín.—Ahhh, se me había olvidado lo fogosa que eras —dijo Joaquín, bajó sus manos y subió sus pantalones.Amelia apenas podía mantener su
Amelia iba directo a la cocina, solo que escuchó las voces de Gabriela y por supuesto la de Alan.—¿Qué sucede aquí? —exclamó Amelia —Nada madre, aunque deberías estar más pendiente de tu esposo, suele golpearse en lugares no apropiados —exclamó Gabriela de manera sarcástica.Amelia se giró y vio que Alan apenas podía mantenerse en pie, se giró rápidamente y vio la sonrisa de su hija.—¿Qué crees que haces? —exclamó Amelia tomando a Gabriela del brazo.—Preparar el biberón de mi pequeña —exclamó Gabriela.—Gabrirla estás colmando mi paciencia, ¿Qué crees que haces?. Alan fue bueno al permitir que te quedarás en nuestro hogar, ahora veo que no es buena idea —dijo Amelia apretando con fuerza el brazo de Gabriela.—Vaya, vaya, así que mi querido padrastro fue bueno al dejarme quedar, lamento decirte madre que está casa todo lo que hay en ella es mío —dijo realmente furiosa Gabriela.Alan se recompuso y caminó detrás de las dos mujeres que estaban discutiendo.—Esta casa y todo lo hay, o
Aquel hombre estiró sus manos y miró con emoción la enorme cantidad de dinero, mientras dejaba salir una sonrisa.—Lamento decirle que no voy a poder cumplir sus deseos —exclamó.—Ese era el trato. Y tampoco estoy dispuesta a que envié a otros hombres por más dinero, mi hija vio al hombre que envió por el dinero —dijo Amelia.—¡Jajajaja!, lamentablemente no podré cumplir tus deseos, y para tu información no puedo exponerme y mucho menos al frente de ella —exclamó aquel hombre.—¡Eres un asqueroso!. —Amelia se giró y quiso caminar solo que las manos de aquel hombre la detuvieron.—¡Una cosa más!. En dos semanas quiero en doble de lo que me diste hoy, ah, y no quiero que le digas nada a Gabriela, o de lo contrario le mostrare las fotos a tu adorado esposo, !suegrita! —exclamó aquel hombre.—¡Que!, yo no tengo más dinero, y si lo quieres es mejor que te lleves a Gabriela lejos con tu hija, porque no estoy dispuesta a darle un solo centavo más —dijo Amelia mirando fijamente a Maximilian
Alan alzó una ceja, corrió su silla y se colocó de pie y fue diferentemente hacia el baño.Gabriela suspiro profundo, agarro los documentos que tenía y los metió debajo de su vestido, bueno era eso o dejar que Alan se los arrebatara.Alan abrió la puerta del baño, miró a todos lados y no vio nada, así que movió la puerta.Y ahí estaba ella, tratando de ser invisible en ese mismo momento.Alan movió la cabeza, frunció el ceño y arrugó su nariz.—¿Se puede saber qué haces metida en mi oficina?, ¿O mejor dicho qué haces metida en el baño de mi oficina?, ¿Acaso me estás espiando? —exclamó Alan rascando su cabeza.—En primer lugar esta no es tu oficina, nunca lo ha sido. Y segundo no tengo por qué espiarte —musito Gabriela, se hizo aún lado y se abrió paso para salir del baño.—¿Sucede algo jefe? —preguntó Ethan tropezando de frente con Grabriela.—Auch, mira por dónde andas —exclamó Gabriela al notar que todos los documentos que traía debajo de su vestido caían al piso.Ethan se agachó d
Gabriela dejó a su pequeña Sofía en la cuna y bajó rápidamente las escaleras. Flor el ama de llaves había subido rápido y le había dicho que el señor estaba golpeando a Maximiliano.Gabriela bajó rápidamente y corrió hacia la puerta de la casa, se detuvo de inmediato al ver cómo Alan tenía del cuello a Maximiliano.—¡Alan!, ¡Por Dios, suéltalo! —gritó Gabriela corriendo hacia donde estaban ellos.Alan sintió como su ira subía a un más al escuchar la voz de Gabriela.—¡Alan, suelta a Maximiliano! ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Acaso te volviste loco? —exclamó Gabriela, estiró sus manos y tomó las de Alan obligándolo a quitar sus manos del cuello de Maximiliano.Maximiliano se dejó caer al piso mientras trataba de respirar.—¿Qué crees que haces?, ¿Acaso te volviste loco? —dijo Gabriela golpeando el pecho de Alan.—¡Gabriela!, ¿Qué haces? —gritó Amelia llegando a la escena.—¡Nada madre!, solo quiero que a este troglodita le quede en claro que es un bruto, arrogante, que cree que puede