Aquel hombre estiró sus manos y miró con emoción la enorme cantidad de dinero, mientras dejaba salir una sonrisa.—Lamento decirle que no voy a poder cumplir sus deseos —exclamó.—Ese era el trato. Y tampoco estoy dispuesta a que envié a otros hombres por más dinero, mi hija vio al hombre que envió por el dinero —dijo Amelia.—¡Jajajaja!, lamentablemente no podré cumplir tus deseos, y para tu información no puedo exponerme y mucho menos al frente de ella —exclamó aquel hombre.—¡Eres un asqueroso!. —Amelia se giró y quiso caminar solo que las manos de aquel hombre la detuvieron.—¡Una cosa más!. En dos semanas quiero en doble de lo que me diste hoy, ah, y no quiero que le digas nada a Gabriela, o de lo contrario le mostrare las fotos a tu adorado esposo, !suegrita! —exclamó aquel hombre.—¡Que!, yo no tengo más dinero, y si lo quieres es mejor que te lleves a Gabriela lejos con tu hija, porque no estoy dispuesta a darle un solo centavo más —dijo Amelia mirando fijamente a Maximilian
Alan alzó una ceja, corrió su silla y se colocó de pie y fue diferentemente hacia el baño.Gabriela suspiro profundo, agarro los documentos que tenía y los metió debajo de su vestido, bueno era eso o dejar que Alan se los arrebatara.Alan abrió la puerta del baño, miró a todos lados y no vio nada, así que movió la puerta.Y ahí estaba ella, tratando de ser invisible en ese mismo momento.Alan movió la cabeza, frunció el ceño y arrugó su nariz.—¿Se puede saber qué haces metida en mi oficina?, ¿O mejor dicho qué haces metida en el baño de mi oficina?, ¿Acaso me estás espiando? —exclamó Alan rascando su cabeza.—En primer lugar esta no es tu oficina, nunca lo ha sido. Y segundo no tengo por qué espiarte —musito Gabriela, se hizo aún lado y se abrió paso para salir del baño.—¿Sucede algo jefe? —preguntó Ethan tropezando de frente con Grabriela.—Auch, mira por dónde andas —exclamó Gabriela al notar que todos los documentos que traía debajo de su vestido caían al piso.Ethan se agachó d
Gabriela dejó a su pequeña Sofía en la cuna y bajó rápidamente las escaleras. Flor el ama de llaves había subido rápido y le había dicho que el señor estaba golpeando a Maximiliano.Gabriela bajó rápidamente y corrió hacia la puerta de la casa, se detuvo de inmediato al ver cómo Alan tenía del cuello a Maximiliano.—¡Alan!, ¡Por Dios, suéltalo! —gritó Gabriela corriendo hacia donde estaban ellos.Alan sintió como su ira subía a un más al escuchar la voz de Gabriela.—¡Alan, suelta a Maximiliano! ¿Qué crees que estás haciendo? ¿Acaso te volviste loco? —exclamó Gabriela, estiró sus manos y tomó las de Alan obligándolo a quitar sus manos del cuello de Maximiliano.Maximiliano se dejó caer al piso mientras trataba de respirar.—¿Qué crees que haces?, ¿Acaso te volviste loco? —dijo Gabriela golpeando el pecho de Alan.—¡Gabriela!, ¿Qué haces? —gritó Amelia llegando a la escena.—¡Nada madre!, solo quiero que a este troglodita le quede en claro que es un bruto, arrogante, que cree que puede
Amelia caminó en zisa, mientras la mirada de Maximiliano la seguía atentamente.—¡Dale esto a Gabriela!, estoy segura que después que le des esto ella no querrá resistirse a tus encantos —exclamó Amelia sacando un frasco pequeño de la gaveta de la cocina.—¡Yo no tengo necesidad de absolutamente nada!, ella estará conmigo en menos de nada —dijo Maximiliano sobando su mandíbula.—Pues no parece, ¡Dale esto en la bebida, te aseguro que ella está noche caerá rendida a tus pies, y no le quedará más remedio que irse contigo —musitó Amelia estirando una vez más sus manos.—¡Está bien!, se lo daré está noche, ah, una cosa más, quiero los dos millones en dos días, o de lo contrario Gabriela y yo nos quedaremos —Maximiliano vociferó arrebatando el frasco de las manos de Gabriela..Una sonrisa de satisfacción se dibujó en el rostro de Amelia, su hija se estaba convirtiendo en una amenaza, y ella haría lo posible para que no sucediera.—¡Una cosa más! —exclamó Amelia.—Tendrás dos millones y uno
Gabriela dejó salir un pequeño jadeo, su respiración iba en aumento, al igual que el deseo de estar con Alan.Alan rozó suavemente su nariz, en el cuello de Gabriela, haciendo que todo su cuerpo se tensara por completo.—¡Es mejor que salgas de mi habitación! —musitó Gabriela. Lo deseaba, claro que si, solo se debatía entre la razón y el corazón.—No me pidas que me vaya, ¡Gabriela!, ¿Pídeme que me quede está noche junto a ti?, sé que tú también me amas, lo sé, tu cuerpo no miente —dijo Alan acariciando con la yema de sus dedos las mejillas de Gabriela.Gabriela lo miró a los ojos, dejó salir un suspiro, alzó sus manos y las llevó al cuello de Alan, y acercó sus labios a los de él, abriendo paso al anhelado beso, su corazón palpitaba a mil, era como un caballo a punto de desbocarse por una pendiente.Alan se apoderó por completo de sus labios, su lengua se movió ágilmente al igual que sus manos viajaron al trasero de Gabriela.Alan la arrastró hasta su cama y la puso con mucho cuid
Gabriela frunció el ceño, por lo visto al frente de ella estaba un completo loco—Está bien, si no vienes conmigo a las buenas, vas a venir a las malas…—¡Qué!...—exclamó Gabriela, abriendo sus ojos de par en par. Alan caminó hasta ella, la tomó de la cintura y la colocó sobre su hombro.—!Lo siento señoritas, es mi hermana y está medio loca, no se asusten! —dijo Alan, al ver varías mujeres aterradas al ver llevar a Gabriela sobre sus hombros .Alan caminó por la parte trasera del restaurante, por supuesto que no iría por la parte central, de lo contrario Maximiliano se daría cuenta.—¡Alan bájame!, ¡Alan! —gritó Gabriela al ver que estaban caminando hacia la zona de parqueo.—Tus deseos son órdenes —exclamó Alan bajando a Gabriela de sus hombros.—¡Eres un bruto! —vociferó ella, dobló sus nudillos y golpeó fuertemente el pecho de Alan, quien rodó sus ojos, alzó sus manos y tomó las muñecas de Gabriela en sus manos.—Te dije que vendrías conmigo, y es lo que harás, así que sube al aut
Gabriela, caminó en busca de algo para poder escapar, Alan había colocado seguro y debía quitarle las llaves de la manera que fuera.—Si intentas escapar, te aseguro que no lo vas a lograr, te quedarás está noche en esta habitación —vociferó él, llevando bebiendo todo de un solo sorbo.Gabriela abrió sus ojos y alzó una de sus cejas, definitivamente Alan aparte de ser un troglodita era también un brujo.—¡Eres un imbécil! —Si, soy un maldito imbécil que te salvó el trasero antes que el idiota que tienes como novio te drogara —dijo Alan aflojando un poco su corbata.—¡Que!, es mentira, Maximiliano nunca me habría hecho daño, todo lo que estás diciendo es una completa mentira —musito Gabriela.—Para tu información el muy imbécil te echó algo en la bebida, y si yo no te traigo conmigo el muy desgraciado te estaría haciendo quien sabe que cosas, así que en lugar de tratarme como lo estás haciendo deberías estar agradecida —dijo Maximiliano.Caminó hasta el enorme sofá que había en la ha
Gabriela tiró el celular contra la pared, haciendo que Alan alzó la vista hacia ella.—¡Déjame salir! —exclamó Gabriela colocándose de pie.Alan la miró fijamente, se colocó de pie, llevó las manos a su bolsillo y caminó hacia ella.—Está bien, solo tengo una condición —dijo él.Gabriela alzó una ceja, y asintió qué más daba.—¿Qué quieres? —dijo ella.Alan sacó las manos de sus bolsillos, tomó las manos de Gabriela, tragó saliva, solo esperaba que ella hablara con la verdad.—¡Mírame a los ojos y dime qué no es verdad!, ¿Dime si Sofía es mi hija? —exclamó Alan, alzó su mano tomó el mentón de Gabriela y así poder observar su mirada.Gabriela movió su cabeza, y negó absolutamente todo, no podía permitir que él supiera que en verdad Gabriela era su hija.Alan sonrió internamente, jalo a Gabriela acercándola a él, una de sus manos la llevó a su cuello y sin pensarlo un segundo acercó sus labios a los de ella.Ahora no tenía ganas de discutir, solo quería sentirla, solo la quería a ella.