Él querĂa un heredero, ella era la mejor candidata para dárselo. Con sus muchos problemas econĂłmicos, la oportunidad que se le presentĂł a Rouse le fue imposible de rechazar. El Billonario y CEO Leandro Carletti, quiere un heredero y para ello recurre a una clĂnica privada de las mejores en inseminaciĂłn artificial, ya que su pronta ex esposa resultĂł ser estĂ©ril. Él realizará un contrato con Rouse; una hermosa mujer que no solo roba por completo su mirada, ella tambiĂ©n se le hace familiar, pero… no logra recordar el porquĂ©. Ven a leer está novela de: vientre en alquiler, hijo oculto, romance apasionado, destinados, enredos dramáticos y mucho más.
Leer más•••••••••••••••**********•••••••••••••••Un año y cinco meses despuĂ©s. ParĂs, Francia. — La prĂłxima semana volverĂ© a Miami, solo me quedarĂ© para conocer a tu prometida~ ÂżEs guapa? Espero que nuestros abuelos no te hayan conseguido a alguien fea jaja~ — ReĂa Thomas hablando con Mason, mientras sostenĂa en su mano una copa con vino y observaba el paisaje nocturno de la ciudad por su balcĂłn. — ÂżVolver? — PreguntĂł Mason confundido. — Dijiste que te quedarĂas en Francia el mes pasado. Yo no volverĂ© hasta que termine todos los asuntos relacionados al compromiso arreglado. — CambiĂ© de opiniĂłn. Ahora que nos ocupamos juntos de los negocios familiares tengo más tiempo y me gusta vivir más en Miami que aquĂ. — DecĂa Thomas para despuĂ©s darle un trago a su bebida. — Ya hablando en serio, ÂżCĂłmo es ella? EscuchĂ© que es una rica mimada jaja~ — Se burlaba Thomas de su primo. — Lo es… Es bastante… Presumida, pero no es alguien fea. La verdad no me interesa mucho, cumplirĂ© y me casarĂ© eso es todo.
Un dĂa despuĂ©s. En la mansiĂłn de los Parker. — ¡Rouse! — ExclamĂł Annie abrazando a su amiga. — Me alegra tanto que hayas regresado, tu madre ha estado muy preocupada por ti.Rouse quien habĂa llegado en compañĂa de Alice y Harold, ingresĂł al salĂłn de invitados especiales, esa tarde para tomar el tĂ© con sus amigos. — ÂżDĂłnde está Patrick? — PreguntĂł Rouse preocupada. Annie hizo una expresiĂłn cabizbaja. — Tiene mucho trabajo que hacer despuĂ©s de… Bueno… — ÂżDespuĂ©s de quĂ©? — PreguntĂł Rouse sin tener idea de lo que Thomas y Leandro habĂan hecho en su ausencia. Annie exhalĂł y comenzĂł a contarle todo lo sucedido a Rouse, con la clĂnica, los clientes de ellos y hasta los proveedores. — ¡¿CĂłmo Leandro pudo hacerles eso?! ¡HablarĂ© con Ă©l! Ya verás Annie harĂ© que— — ¡No Rouse! — ExclamĂł Annie interrumpiendo a Rouse. — Ya el señor Thomas Davis se ocupĂł de todo y Leandro tambiĂ©n… Solo que… Desde eso mi matrimonio con Patrick ha estado un poco tenso. — ContestĂł Annie cabizbaja. — Estábamos
6: 00 pm. Esa noche en la casa que alquilaba Alice. — ÂżSaldrá conmigo señorita? — PreguntĂł la asistente, insistiendo a Rouse. — ÂżSalir? Pero… Me duelen los pies, la espalda, estoy agotada… — ContestĂł Rouse quejándose. — ¡Vamos mami! ¡Yo quiero ir cotigo! — ExclamĂł James haciendo puchero. — AnĂmate, Ăşltimamente estás muy estresada y es malo para tu salud, además aĂşn es temprano y el lugar del que James y yo escuchamos esta mañana de la señora de la tienda no está muy lejos, unos cuantos minutos en taxi y disfrutaremos del paisaje~ serĂa un lindo recuerdo~ — SonreĂa Alice emocionada. — Siii mamiii, po favoooo~ — PedĂa James inclinando su cabecita un poco hacia un lado a haciendo un gesto encantador. Rouse se sintiĂł conmovida de inmediato por su adorado hijo. — ¡Está bien! — ExclamĂł ella tomando la decisiĂłn. Uno minutos despuĂ©s, llegĂł un taxi a la puerta y Alice le dio una direcciĂłn. — No te preocupes, en cuestiĂłn de minutos estaremos ahĂ~ ContestĂł ella. …..Unos minutos des
Esa misma noche, durante la cena en la casa que Alice estaba alquilando. — Señorita, ÂżA usted le gustarĂa volver al paĂs? — PreguntĂł la asistente intentando saber que sentĂa Rouse al respecto de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. La bella ex modelo, exhalĂł para seguidamente tomar de un trago de su jugo de fruta y posar sus ojos azules claros en Alice. — Quiero… DespuĂ©s de todo ahĂ está mi madre, pero no se… Con todo lo que ha pasado, es difĂcil imaginarme volviendo. — Pero señorita… — Alice hizo una pausa y volviĂł a ver al pequeño niño que tambiĂ©n estaba sentado cenando junto a ellas. — ÂżQuĂ© hará con el señor Carletti? Un hombre como Ă©l no va a quedarse de brazos cruzados si sabe toda la verdad, ÂżNo cree? Rouse no tenĂa ningĂşn plan B, ni C, ni nada por el estilo.Ella solo habĂa huido por quĂ© no querĂa enfrentar la verdad y arriesgarse a poder perder a sus hijos. — ÂżNo se ha comunicado todavĂa con Annie ni el doctor Patrick Parker? — PreguntĂł la asistente. Rouse negĂł
9: 30 pm. — Venga conmigo señor Miller. — InformĂł la sirvienta guiando a Mason al salĂłn principal en la mansiĂłn de sus abuelos maternos. Una vez el ingresĂł, viĂł a esos dos ancianos sentados en sus sillones individuales, perfectamente vestidos y con sus auras imponentes miraban a su nieto. — Tuvimos dos hijas, Janne y Karol. Como el Ăşnico hijo de nuestra talentosa primogĂ©nita esperábamos mucho más de ti, Mason. — DecĂa el señor mayor, abuelo del CEO Miller. — Pasamos por alto a propĂłsito que te revelaras a la familia y comenzarás tu propia agencia, cuando te querĂamos como heredero de nuestra industria; tuvimos que seder el puesto a Thomas, el niño fiestero de nuestra hija menor, Karol. Desde ese momento has sido una decepciĂłn para la familia. — SuspirĂł el señor de 68 años. Mason simplemente guardaba silencio ante los comentarios de su abuelo. — AĂşn te quedan dos años para que cumplas 30, sabes lo que significa, te casarás con quiĂ©n elijamos. Durante esos dos años te enviaremos
"No serĂa raro que lo haga, despuĂ©s de todo yo le echĂ© a perder una exagerada fortuna…" "Pero no me arrepiento, no si era por Rouse y sus hijos, yo simplemente no puedo darle la espalda a mi amiga y entregarla" Tras esos pensamientos, finalmente Annie se reuniĂł con esos hombres en el salĂłn especial de invitados. …..— Si esperan a que por mi propia voluntad hable, no lo harĂ©, no les dirĂ© nada sobre Rouse o donde está, averigĂĽen eso por ustedes mismos. — InformĂł Annie tajante. Thomas sonriĂł burlista y volviĂł a ver a Leandro que estaba sentado en un sofá individual cercano a dĂłnde Ă©l se encontraba. — Annie, ya sĂ© todo y cuando digo todo, hablo de absolutamente todo. — ContestĂł Leandro seriamente. Annie le mirĂł con una expresiĂłn incrĂ©dula. ¡Por supuesto que ella no se lo creyĂł! — Creo que estás mal, no hay manera… — SusurrĂł ella nerviosa. — Los Parker pueden tener una seguridad buena, pero no impenetrable. — ComentĂł Thomas altivo. — El peor error de ustedes fue dejar que la info
La tarde del dĂa siguiente. En el penthouse de Thomas. Mason se levantaba de la cama, viendo que tenĂa parches frĂos en su frente, pecho y abdomen. El hombre rubio volviĂł a ver en la mesita de noche algunos paquetes de pastillas, unos jarabes y agua. Seguidamente su mirada gris se dirigiĂł a la ventana, observando el cielo nublado, más no llovĂa en lo absoluto. Mason se levantĂł sintiĂ©ndose mareado, tanto que perdiĂł el equilibrio y volviĂł a caer sentado en la cama. Él dejĂł escapar algunas maldiciones. Seguidamente exhalĂł y volviĂł a levantarse apoyándose en los muebles y paredes, saliĂł de la habitaciĂłn en la que se encontraba. — ¡Mason! ÂżQue haces aquĂ? ¡Vuelve a la cama, desgraciado! — ExigiĂł Thomas furioso. — Tuve que llamar a un conocido mĂ©dico por tu culpa y pasĂ© casi toda la noche en vela. DeberĂas ir al doctor hoy y que te hagan un chequeĂł completo, has descuidado tu salud. Él ignoraba las palabras que decĂa su primo mientras se quitaba todos los parches frĂos y se acomod
8: 00 am. — AĂşn no me has dicho donde tienes a Miranda. — RecalcĂł Thomas quien sostenĂa su taza con cafĂ© esa mañana en su penthouse. El hombre de cabello oscuro veĂa fijamente a su primo, quiĂ©n estaba sentado en la mesa del salĂłn comedor, con el desayuno frente a Ă©l, pero sin siquiera tocarlo aĂşn. Thomas quien se encontraba de pie cerca a la mesa veĂa fijamente a Mason. — Tienes que comer, ÂżQuieres que Rouse vuelva y te encuentre en esas condiciones? Ella se sentirĂa culpable. — ComentĂł Thomas. Mason sonriĂł, una pequeña sonrisa se mostrĂł en sus labios. — No tengo apetito y ella no se preocuparĂa por mĂ, Rouse… No lo harĂa… — Entonces busca odiarla, tal vez eso sea mejor para ti. — ComentĂł Thomas dándole otro sorbo a su cafĂ©. — ¡No puedo odiarla! ¡¿Por quĂ© no lo entiendes?! ¡MaldiciĂłn! ¡Amo a Rouse! — Gritaba Mason exaltado, apoyando sus codos en la mesa y cubriendo su rostro. Thomas exhalĂł. "ÂżNuevamente va a llorar?" PensĂł. "Si Ă©l sigue asĂ tendrĂ© que hablar con nuestros a
— ¡Parece que tampoco te conoce ahora! — ExclamĂł Matteo Carletti frunciendo el ceño. — Si te conociera y creyera en tus sentimientos, ÂżPor quĂ© huir? ÂżPor quĂ© fue tan cobarde? ÂżPor quĂ© no te enfrentĂł y te dijo las cosas a la cara? Leandro exhalĂł en ese momento, decaĂdo. SabĂa que por una parte su padre tenĂa razĂłn, Rouse se precipitĂł. — SĂ© que en esta ocasiĂłn ella no actuĂł bien, pero estoy dispuesto a escucharla. — ComentĂł Ă©l con un suave tono de voz. — ÂżQuĂ© más podrĂa hacer? No quiero hacerle daño, no quiero perderla, no quiero que sufra más y menos que sufran mis hijos quitándoles a su madre. Doña Stefany se acercĂł a su hijo el cual estaba sentado en un sofá individual y apoyĂł sus manos en los hombros de Leandro. — Creo que haces bien hijo mĂo, eres un hombre muy maduro. — ¡No! ¡No creo que haga bien! — ExclamĂł Matteo molesto. — Es toda tu culpa Stefany. Le apoyas en cualquier cosa que haga. Ella volviĂł a ver a su marido y sonriĂł. — Soy su madre, lo amo y si quieres culparme p