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El CEO Necesita Un Heredero
El CEO Necesita Un Heredero
Por: Yosebeth Kaori 💚
Capitulo 01 ¿Cometí un error?

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Cinco años antes.

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— ¡Te casarás con quién yo diga! — Exclamó molesto el señor mayor, de unos cincuenta y dos años.

Su joven hijo de entonces veintitrés años, proveniente de una billonaria familia Italiana residente en Miami; veía a su padre exigente hablando sin parar del compromiso que había decidido para él, su único heredero, Leandro Carletti.

— No se por que te niegas tanto, la señorita Miranda Jhons es encantadora, será una buena esposa y madre de tus hijos; su padre es un amigo de la familia y no voy a dar un paso atrás solo por qué tú o tu madre no quieren "una unión forzada" deben vivir en la realidad y dejarse de cuentos de hadas.

— Cariño no quiero algo así para nuestro Leandro… Por favor, se más comprensivo. — Decía la esposa del dueño de la cadena de restaurantes Italianos más popular del estado, la señora rubia, Stefany.

— Suficiente mamá, no hace falta que discutas con mi padre por mi causa; tengo un compromiso está noche, me retiro ya.

Dichas esas palabras, el atractivo hombre de cabello castaño corto y ojos verdes esmeraldas salió del salón de estar en el que se encontraba discutiendo con sus padres.

Una vez fuera de la elegante mansión se subió al vehículo oscuro que lo esperaba y se dirigió a la ciudad.

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Poco más de medía hora después.

— ¡Llegaste hermano! — Exclamó el animado Mason Miller, CEO de una agencia de modelaje y amigo cercano de Leandro. — ¡La fiesta de hoy te hará olvidar todas tus penas! Diviértete a más no poder que las nuevas modelos de la agencia están aquí para entretener. — Comentó guiñando el ojo a su amigo y dándole una copa de champagne mientras se retiraba.

Leandro se quedó viendo el líquido en su copa sin mucho ánimo de tomarla, dejándola en la bandeja de uno de los servidores que pasaba cerca de él.

— Tienes razón, yo tampoco la tomaría, ahorita tú necesitas algo mucho más fuerte. — Decía Thomas Davis, primo de Mason y también amigo de Leandro. — Sígueme al sector de la piscina ahí la fiesta está más candente. — Sugirió el hombre de cabello oscuro y ojos celestes al Italiano a su lado.

Leandro sonrió viendo a su amigo y siguió sus pasos.

Varios minutos después ambos hombres jóvenes se encontraban disfrutando de la fiesta, aunque Leandro de ves en cuando hacía una expresión decaída que no pasaba desapercibida por Thomas.

— Sé que siempre has tenido la ingenua idea de casarte con quién quisieras y por "amor verdadero" pero vamos hombre, es nuestra obligación cumplir con nuestras familias, el amor es algo absurdo y una mujer como Miranda Johns tampoco está tan mal. — Reía Thomas mientras seguía bebiendo.

Por otro lado Leandro exhaló, levantándose del asiento en el que se encontraba y adentrándose nuevamente en el interior del hotel donde se realizaba dicho evento.

No fue mucho tiempo el que estuvo caminando cuando accidentalmente chocó con alguien derramando encima de una joven la bebida que llevaba en su mano.

— ¡Hey! ¡¿Que crees que haces?! — Gritó la joven que llevaba un provocativo vestido morado.

— Lo siento. — Comentó Leandro sacando el pañuelo de su saco y dándolo a la joven.

Ella lo arrebató enojada de la mano del billonario sin tener idea de con quién estaba tratando y comenzó a limpiarse descaradamente frente a él.

Los hermosos ojos esmeraldas de Leandro veían de pies a cabeza a la joven que parecía ser menor que él y probablemente una de las tantas modelos de la agencia de su amigo.

Cabello ondulado, corte semi largo, un hermoso tono castaño claro, cuerpo delgado, alto, unos llamativos ojos azules claros que parecía una joya de zafiro.

Era atractiva… No, no solo eso…

¡Era hermosa por dónde quiera que se le viera!

Ella debía ser una de las estrellas de la agencia, al menos eso pensó en ese instante Leandro.

Cuando la joven terminó de limpiarse volvió a ver el apellido en el borde del fino pañuelo.

— Carletti… — Susurró ella.

De inmediato recordó rumores de un hombre de ese apellido que se decía era el mejor amigo del dueño de la agencia para la que ella recién comenzaba a trabajar.

La bella mujer de ojos azules claros mostró una radiante sonrisa en ese instante.

"¡Esta es mi oportunidad!"

Pensó entusiasmada.

"Puedo asegurar mi posición en la agencia y escalar a la cima si este hombre de aquí me ayuda"

Rápidamente su plan de aprovecharse de ese apuesto joven que lucía algo distraído y pasado de copas, comenzó.

— Ya que me has tirado encima la bebida y has arruinado mi hermoso vestido, ¡Tienes que ser un buen caballero y compensarlo! — Exclamó la audaz mujer.

Ella le tomó de la mano llevando a Leandro a la pista de baile, la cual ya estaba bastante llena de personas que se movían al compás de la alegre música.

Leandro que no se sentía nada bien ni cómodo decidió dejar pasar el atrevimiento de esa modelo, después de todo, había ido a esa fiesta a distraer su mente por lo que sucedía en su vida actualmente.

Pues pronto no solo tomaría el lugar de su padre en la administración de la famosa cadena de restaurantes Italianos, si no también se casaría obligado con alguien que no quería.

Con tanta fama, dinero y aceptando hacer todo lo que su familia quería durante sus veintitrés años de vida, pensó que al menos sería libré en elegir a su esposa, a la mujer de la que se fuera a enamorar; un sentimiento que quería experimentar de manera natural y no sentirse obligado.

…..

Los minutos se volvieron horas y el baile paso a ser una charla casual en uno de los balcones del salón.

Leandro había perdido la noción del tiempo y la cuenta de las bebidas que había ingerido con la compañía de esa mujer.

A su lado estaba esa joven modelo de hermosos ojos zafiros, la fragancia dulce del fino perfume que ella utilizaba era claramente percibida por el hombre Italiano que estaba de pie a pocos centímetros de ella.

La mano de él se movía lentamente por la espalda baja de ella y sus miradas no se apartaban la una de la otra, mientras entre sonrisas platicaban un poco.

Ni siquiera se había percatado en qué momento comenzó a contarle sobre su compromiso arreglado.

— Debes casarte. — Comentó la atractiva modelo. — Es por un bien mayor y traerá grandes beneficios a ambas familias, yo en tu lugar aceptaría.

— No la amo.

— El amor puede llegar después, debes intentarlo.

— ¿Y si nunca llega? ¿Cómo estás tan segura que puede llegar después? ¿Que sucede si me caso y me enamoro de otra persona? Eso sería vivir un infierno.

"Él es un buen hombre, al menos su única preocupación son negocios y amores… A diferencia de mí"

Pensó ella cabizbaja.

— ¿Te gusto? — Preguntó la joven modelo causando sorpresa en ese hombre.

— ¿Disculpa? — Contestó él confundido.

— Físicamente… ¿Te gusto? Iré directo al punto, necesito ayuda urgente y escuché que me descartaran de la agencia así que… Te dejaré jugar conmigo todo lo que quieras hasta el amanecer, a cambio de que me ayudes a permanecer en ella.

— JAJAJA ~

Leandro comenzó a reír a carcajadas al escuchar a esa joven y sus verdaderas intenciones de acercarse tanto a él.

"Bueno… También fue una distracción para mí desde que decidí bailar con ella"

Pensó él suspirando.

— Hecho. — Aceptó tomando a la mujer de la muñeca y dirigiéndose a la salida.

"Aceptó y… Ni siquiera me ha preguntado mi nombre"

Pensó en un instante.

— Espera… ¿Puedes ir más lento? Me harás caerme, mis zapatos son muy altos. — Decía ella nerviosa.

— ¡Guarda silencio! — Exclamó él volviéndose a ella rápidamente.

Sus rostros quedaron a centímetros el uno del otro y Leandro mostró una sonrisa burlista.

— Los juguetes no hablan. — Comentó él y continúo su camino.

"Creo que… ¿Cometí un error?"

Pensó la hermosa modelo "Layla Smith" quien en realidad se llamaba Rouse Becker.

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