Rouse intentó no lucir sorprendida aunque su corazón nuevamente se agitaba ante su nerviosismo. — Sí… Si vivo aquí, es solo que… Bueno, yo… Estaba fuera de la ciudad y por eso debía… — Olvídalo, no me importan los detalles, vivirás conmigo, vámonos. — ¿Ah? ¿Vivir contigo tan rápido? ¡No! Todavía no puedo yo… "No se supone que fuera así, lo traje a este lugar para que me dejé en paz y después yo irme a casa de Annie a ver a mi hijo" Pensó ella cabizbaja apartando su vista de la de ese apuesto hombre. — No entiendo por qué quieres quedarte sola en un lugar como este cuando está claro que no hay nada aquí, aún si recién vuelves a la ciudad lo mejor es que no vivas más aquí. — Entiendo tu punto de vista, estoy de acuerdo… — Comentó Rouse. — Me iré a vivir contigo, pero mañana… Ven mañana por mí, hoy me quedaré aquí, tengo cosas que empacar y quiero un poco de privacidad. Leandro guardo silencio sin quitarle la mirada de encima a la joven "rubia" que nerviosa posaba su vista al piso
Una decoración predominante en tonos rojo, blanco y plateado, amplías y grandes ventanas que permitían una enorme claridad en toda la habitación, un solo balcón largo y ancho, cuya vista era del jardín en el sector este de la mansión. Dicho Jardín, era uno bastante extenso y floreado, cuyo sendero en piedras coloridas llevaba a un lago rodeados de hermosos árboles de sauces llorón y cedros a la distancia. Era una vista refrescante y magnífica. Rouse Becker no podía creerlo, desde ese día en adelante y por más de diez meses, ese sería su hogar. Era el inicio de su camino a una vida mejor y ella se animó a si misma, buscando ser positiva. "¡Debo lograr mi objetivo a como de lugar! Por mamá y por mi hijo" Pensó la bella ex modelo. Una pequeña sonrisa se mostró en su fino y delicado rostro perfectamente cuidado y mantenido. Ella caminaba de un sector a otro viendo
Antes de que el atractivo hombre perfectamente vestido hablara a Rouse, su teléfono celular comenzó a sonar y él hizo un gesto de molestía sacándolo del interior de su saco, solo para ver qué se trataba de su ex esposa. [Voy en camino a la mansión, olvidé que dejé el vestido de cóctel que me compraste en Roma, quiero utilizarlo para el evento veraniego de los Patherson este sábado en su club, ¿Ya has decidido con quién ir?]Cuando Leandro terminó de leer el mensaje, guardo su móvil en el bolsillo de su pantalón, sin siquiera responderle a Miranda Jhons. "¿Ella no entiende lo que significa estar en un proceso de divorcio? ¡Necesito que me deje en paz de una buena vez!" Pensó él molesto, mientras comenzaba a caminar rumbo al sendero que llevaba al lago. Rouse se quedó sorprendida de pie observando a ese hombre que sin siquiera decirle nada la había dejado atrás. — ¡Hey! ¡Leandro! ¡Espérame!
"Han pasado más de cuatro años desde que él se casó con esa mujer… Cuatro años es mucho tiempo, quizá… ¿Nunca debí aconsejarle que lo intentará? Que intentara amarla; algo malo debió suceder para que él decida divorciarse después de varios años de matrimonio" Pensaba Rouse analítica sin poder apartar su mirada de esa imponente figura masculina. "Algo muy malo como para que una persona quiera rendirse y buscar otras alternativas para tener un heredero" "Es un billonario, de buena familia, de aspecto atractivo, es parte de la élite de la alta sociedad, alguien como él podría tener a la mujer que quisiera en sus brazos, enamorarse, volverse a casar" "¿Por qué recurrir a un vientre en alquiler?" Pensaba Rouse un poco confundida por las acciones que llevaron a Leandro a recurrir al doctor Patrick y a la vez… Que le hicieron reencontrarse con ella. — ¿Sabes algo Leandro? Yo nunca me he casado. —
"¿Mi día? Él… No creo que realmente le interese algo como eso, nuevamente está usando esa falsa amabilidad conmigo" Pensó Rouse un poco inconforme, sin embargo, de todas maneras le respondió. — Recorrí los jardines de la mansión, creo que fueron todos, no sabía que tenía accesos tan permisivos, disfrute mucho de los recorridos por Alice y Harold, aunque… Fue más conocerlos que disfrutar, ejemplo, el jardín de los arbustos con formas llamativas o el de los árboles de pinos era tan refrescante y perfecto para un picnic y podría seguir hablando de ellos toda la tarde, pero eres el dueño y probablemente quien los dió a hacer y sabes mejor que yo como son, así que… Bueno me disculpo por hablar tanto… Leandro se sorprendió al ver lo emocionada que se había puesto Rouse y ahora como lucía ella de adorable con sus mejillas rojizas por la vergüenza de hablar tanto. — ¿Es tu primera vez haciendo un trabajo como este para esa clí
Dos días después, el sábado por la mañana. — ¿Y Leandro? ¿Ya ha ido a su trabajo? — Preguntó Rouse al mayordomo cuando bajaba esa mañana las escaleras de la mansión. — No señorita, el señor no trabaja los fines de semana, él ahora se está preparando para salir al evento agendado. "Oh es cierto… Hoy era esa salida, debería llamar a Annie e informarle para que tenga listo a James e ir de paseo con mi hijo" Pensó la hermosa ex modelo intentando disimular su entusiasmo por el hecho de ver a su hijo. En ese instante vió salir a Leandro de uno de los anexos en el interior de la mansión. "Wow, él luce guapísimo" Pensó Rouse sin poder quitarle su mirada de encima a ese atractivo billonario. "Ese tipo de traje informal claro le sienta muy bien…" Mientras ella tenía su mirada clavada en él, Leandro volvió a ver en dirección a Rouse y fue entonces cuando l
La hermosa mujer de cabello largo y rubio, cerró sus ojos y rodeo con sus brazos a Leandro colocando los mismos por encima de los hombros de él, ella comenzó a besarle con gran intensidad. Leandro se sorprendió ante la rápida reacción que tuvo ella. Él seguía sin cerrar sus ojos estando a punto de dejarse llevar, sin embargo en ese momento un recuerdo pasó por su mente. La figura de esa bella mujer de cabello ondulado y hermosos ojos azules zafiros, la luz de la luna iluminando esa noche en el lago y la sonrisa llena de seguridad que ella le mostró cuando le confesó aún creer en el amor y no cerrar sus puertas a ese profundo sentimiento. Algo que él había hecho desde hace algunos años atrás y se había decidido a jamás volver a intentarlo poco después de su desición de divorciarse. Leandro se había rendido en ese tema. No era para menos. Él se había estado esforzando durante
El hombre mayor suspiró, dándose cuenta que no tenía más alternativas que ser totalmente franco. — Dije que la señorita Becker salió, yo autorice su salida, ella quería verse con una amiga ya que se sentía solitaria en la mansión sin compañía de su asiente y guarda espaldas que también tenían el fin de semana libre. Leandro frunció el ceño acercándose rápidamente a ese hombre y deteniéndose a poco de distancia de él. — ¿Por qué has hecho algo tan imprudente saltando mi autoridad? — Preguntó él imponente. — Lo lamento señor, ella se veía realmente triste y quizá temió pedirle el permiso a usted y que se lo negara, después de todo es una joven que debe tener su propia vida y ya que ella no lo conoce bien a usted, quizá le dio pena. — ¿Ella debe tener su propia vida? ¡Ja! ¡Su propia vida me importa un carajo! ¡Maldición! ¡Existe un contrato que ella tiene que cumplir al pie de la letra! ¡¿A caso mi opini