Esa misma noche, durante la cena en la casa que Alice estaba alquilando. — Señorita, ÂżA usted le gustarĂa volver al paĂs? — PreguntĂł la asistente intentando saber que sentĂa Rouse al respecto de todo lo que estaba sucediendo a su alrededor. La bella ex modelo, exhalĂł para seguidamente tomar de un trago de su jugo de fruta y posar sus ojos azules claros en Alice. — Quiero… DespuĂ©s de todo ahĂ está mi madre, pero no se… Con todo lo que ha pasado, es difĂcil imaginarme volviendo. — Pero señorita… — Alice hizo una pausa y volviĂł a ver al pequeño niño que tambiĂ©n estaba sentado cenando junto a ellas. — ÂżQuĂ© hará con el señor Carletti? Un hombre como Ă©l no va a quedarse de brazos cruzados si sabe toda la verdad, ÂżNo cree? Rouse no tenĂa ningĂşn plan B, ni C, ni nada por el estilo.Ella solo habĂa huido por quĂ© no querĂa enfrentar la verdad y arriesgarse a poder perder a sus hijos. — ÂżNo se ha comunicado todavĂa con Annie ni el doctor Patrick Parker? — PreguntĂł la asistente. Rouse negĂł
6: 00 pm. Esa noche en la casa que alquilaba Alice. — ÂżSaldrá conmigo señorita? — PreguntĂł la asistente, insistiendo a Rouse. — ÂżSalir? Pero… Me duelen los pies, la espalda, estoy agotada… — ContestĂł Rouse quejándose. — ¡Vamos mami! ¡Yo quiero ir cotigo! — ExclamĂł James haciendo puchero. — AnĂmate, Ăşltimamente estás muy estresada y es malo para tu salud, además aĂşn es temprano y el lugar del que James y yo escuchamos esta mañana de la señora de la tienda no está muy lejos, unos cuantos minutos en taxi y disfrutaremos del paisaje~ serĂa un lindo recuerdo~ — SonreĂa Alice emocionada. — Siii mamiii, po favoooo~ — PedĂa James inclinando su cabecita un poco hacia un lado a haciendo un gesto encantador. Rouse se sintiĂł conmovida de inmediato por su adorado hijo. — ¡Está bien! — ExclamĂł ella tomando la decisiĂłn. Uno minutos despuĂ©s, llegĂł un taxi a la puerta y Alice le dio una direcciĂłn. — No te preocupes, en cuestiĂłn de minutos estaremos ahĂ~ ContestĂł ella. …..Unos minutos des
Un dĂa despuĂ©s. En la mansiĂłn de los Parker. — ¡Rouse! — ExclamĂł Annie abrazando a su amiga. — Me alegra tanto que hayas regresado, tu madre ha estado muy preocupada por ti.Rouse quien habĂa llegado en compañĂa de Alice y Harold, ingresĂł al salĂłn de invitados especiales, esa tarde para tomar el tĂ© con sus amigos. — ÂżDĂłnde está Patrick? — PreguntĂł Rouse preocupada. Annie hizo una expresiĂłn cabizbaja. — Tiene mucho trabajo que hacer despuĂ©s de… Bueno… — ÂżDespuĂ©s de quĂ©? — PreguntĂł Rouse sin tener idea de lo que Thomas y Leandro habĂan hecho en su ausencia. Annie exhalĂł y comenzĂł a contarle todo lo sucedido a Rouse, con la clĂnica, los clientes de ellos y hasta los proveedores. — ¡¿CĂłmo Leandro pudo hacerles eso?! ¡HablarĂ© con Ă©l! Ya verás Annie harĂ© que— — ¡No Rouse! — ExclamĂł Annie interrumpiendo a Rouse. — Ya el señor Thomas Davis se ocupĂł de todo y Leandro tambiĂ©n… Solo que… Desde eso mi matrimonio con Patrick ha estado un poco tenso. — ContestĂł Annie cabizbaja. — Estábamos
•••••••••••••••**********•••••••••••••••Un año y cinco meses despuĂ©s. ParĂs, Francia. — La prĂłxima semana volverĂ© a Miami, solo me quedarĂ© para conocer a tu prometida~ ÂżEs guapa? Espero que nuestros abuelos no te hayan conseguido a alguien fea jaja~ — ReĂa Thomas hablando con Mason, mientras sostenĂa en su mano una copa con vino y observaba el paisaje nocturno de la ciudad por su balcĂłn. — ÂżVolver? — PreguntĂł Mason confundido. — Dijiste que te quedarĂas en Francia el mes pasado. Yo no volverĂ© hasta que termine todos los asuntos relacionados al compromiso arreglado. — CambiĂ© de opiniĂłn. Ahora que nos ocupamos juntos de los negocios familiares tengo más tiempo y me gusta vivir más en Miami que aquĂ. — DecĂa Thomas para despuĂ©s darle un trago a su bebida. — Ya hablando en serio, ÂżCĂłmo es ella? EscuchĂ© que es una rica mimada jaja~ — Se burlaba Thomas de su primo. — Lo es… Es bastante… Presumida, pero no es alguien fea. La verdad no me interesa mucho, cumplirĂ© y me casarĂ© eso es todo.
••••••••••Cinco años antes. ••••••••••— ¡Te casarás con quiĂ©n yo diga! — ExclamĂł molesto el señor mayor, de unos cincuenta y dos años. Su joven hijo de entonces veintitrĂ©s años, proveniente de una billonaria familia Italiana residente en Miami; veĂa a su padre exigente hablando sin parar del compromiso que habĂa decidido para Ă©l, su Ăşnico heredero, Leandro Carletti. — No se por que te niegas tanto, la señorita Miranda Jhons es encantadora, será una buena esposa y madre de tus hijos; su padre es un amigo de la familia y no voy a dar un paso atrás solo por quĂ© tĂş o tu madre no quieren "una uniĂłn forzada" deben vivir en la realidad y dejarse de cuentos de hadas. — Cariño no quiero algo asĂ para nuestro Leandro… Por favor, se más comprensivo. — DecĂa la esposa del dueño de la cadena de restaurantes Italianos más popular del estado, la señora rubia, Stefany. — Suficiente mamá, no hace falta que discutas con mi padre por mi causa; tengo un compromiso está noche, me retiro ya. Dichas
Su cabello castaño ondulado desordenado sobre la almohada blanca, algunos mechones del mismo sobre su rostro causando que sintiera una ligera incomodidad. Rouse abrió sus ojos lentamente apartando los mechones con su mano derecha. Sus bellos ojos de un tono azul como hermosos zafiros, observaban cuidadosamente el entorno donde se encontraba. Sintió un pequeño punzón en su cabeza. — ¡Aush! — Exclamó en señal de dolor mientras se sentaba sobre su lecho. La sábana blanca se deslizó lentamente dejando al descubierto la parte superior de su cuerpo sin nada de ropa. Ella rápidamente volvió a cubrirse con la misma sábana, en ese instante los recuerdos de su alocada noche pasaron uno tras otro en su mente. "Es cierto" Pensó la joven poniéndose de pie. "Me ofrecà a ser el juguete de ese hombre por una noche a cambio de su ayuda" Rouse se dio cuenta que en el piso de la lujosa habitación solo estaban sus ropas tiradas por doquier. "Pronto seré expulsada de la agencia de modelaje y yo
•••••••••• Cuatro años y nueve meses despuĂ©s. ••••••••••— ¡Se acabĂł! — ExclamĂł Leandro enojado. — No voy a soportar esto ni un minuto más. — ¡No! ¡Por favor Leandro! — Rogaba la mujer de cabello oscuro y hermosos ojos cafĂ©s claros aferrándose a su marido. — ¡No fue mi intenciĂłn herirla! Es que se burlĂł de mĂ, por quĂ© no he tenido hijos tuyos… ¡Solo la puse en su lugar!Leandro alejĂł a su esposa con fuerza y le acorralĂł contra la pared cercana. Él se inclinĂł viĂ©ndola con una frĂa expresiĂłn. — En el pasado pude perdonar que me hayas ocultado el hecho de que eres estĂ©ril aunque me engañaste a mĂ y mi familia, yo pude cancelar el matrimonio de inmediato, pero te di una oportunidad al ver que eras "decente" o bien, al creerlo de ese modo; pero me he equivocado Miranda, todos estos años a tu lado han sido un infierno para mĂ. — ¡No por favor, no digas eso mi amor! — Lloraba la mujer a grandes voces. — ¡No! ¡Se acabĂł! — AclarĂł Ă©l con seguridad. — No pienso seguir soportando tus celos
— Tu familia no debe estar nada satisfecha con esa decisiĂłn, ÂżNo es asĂ? Ellos nunca se han enterado del "pequeño" problemita que tiene tu futura ex esposa. — ComentĂł Mason con una expresiĂłn seria viendo fijamente a su amigo. Leandro colocĂł la copa en la mesa frente a Ă©l, su mirada lucĂa perdida y se sentĂa exhausto de todo sentimiento romántico. — Me cansĂ© del matrimonio, no quiero volver a intentarlo. No pienso casarme nunca más. — ÂżCĂłmo tendrás hijos? — PreguntĂł Thomas. — Todo el mundo sospecha que algo más pasa en tu matrimonio, salen muchos rumores a la luz, por ejemplo: Que tĂş tienes una amante, que tĂş esposa te engañó y la odias, que nunca hubo amor y no la has tocado jamás, que alguno de los dos es estĂ©ril… Bueno, ese Ăşltimo es cierto, pero ellos no los saben y solo suponen lo que quieren. — No le preguntes eso ahorita, apenas saldrá de un matrimonio fracasado. — Regañó Mason a su primo Thomas. Leandro Carletti suspirĂł ignorando a ambos hombres, posando sus hermosos ojos