— Tu familia no debe estar nada satisfecha con esa decisión, ¿No es as� Ellos nunca se han enterado del "pequeño" problemita que tiene tu futura ex esposa. — Comentó Mason con una expresión seria viendo fijamente a su amigo.
Leandro colocĂł la copa en la mesa frente a Ă©l, su mirada lucĂa perdida y se sentĂa exhausto de todo sentimiento romántico.
— Me cansé del matrimonio, no quiero volver a intentarlo. No pienso casarme nunca más.
— ¿Cómo tendrás hijos? — Preguntó Thomas. — Todo el mundo sospecha que algo más pasa en tu matrimonio, salen muchos rumores a la luz, por ejemplo: Que tú tienes una amante, que tú esposa te engañó y la odias, que nunca hubo amor y no la has tocado jamás, que alguno de los dos es estéril… Bueno, ese último es cierto, pero ellos no los saben y solo suponen lo que quieren.
— No le preguntes eso ahorita, apenas saldrá de un matrimonio fracasado. — Regañó Mason a su primo Thomas.
Leandro Carletti suspirĂł ignorando a ambos hombres, posando sus hermosos ojos verde esmeraldas en la copa de cristal vacĂa frente a Ă©l.
Fue un sentimiento extraño que lo invadió en ese instante.
SintiĂł como si Ă©l fuese una copa vacĂa.
No tenĂa más propĂłsitos en su vida que vivir para agrandar el legado familiar.
Alguna vez soñó compartir su vida con una mujer digna, pero sobre todo… Una que fuera una amiga y compañera de vida, una a la que pudiera amar libremente y le correspondiera de la misma manera.
En su lugar se vio atrapado por años en un matrimonio arreglado, en los que viviĂł constantes peleas, mentiras y problemas, hasta llegar a sus lĂmites.
Leandro sabĂa que tanto Ă©l como Miranda eran culpables de su gran fracaso, todo comenzĂł mal, era de esperarse que terminara asĂ o peor; tal como habĂa sucedido.
— Leandro, tengo un amigo muy cercano. — ComenzĂł a hablar Thomas seriamente. — Su hermana tiene problemas de fertilizaciĂłn, acudiĂł a una clĂnica privada muy famosa y confiable, al parecer tratan todos los casos con gran cuidado y discreciĂłn; ella alquilĂł un vientre para volverse madre y ahora es feliz con su hijo y su marido.
Leandro quien habĂa estado distraĂdo, volviĂł a ver a Thomas sin entender a primera lo que quiso decirle.
— No volverĂ© con Miranda. — AclarĂł Ă©l a sus amigos. — Hubo un tiempo en el que inclusive sugerĂ que vea mĂ©dicos, siguiera algĂşn tratamiento que existĂan muchas otras alternativas; pero ella se negĂł rotundamente, nunca más insistĂ con el tema. No es una mujer que le agraden los niños despuĂ©s de todo.
— Suena sospechoso. — Comentó Mason.
"Creo que esa mujer tenĂa muchos más secretos de los que Leandro sabe"
PensĂł el mejor amigo del CEO Carletti.
— No hablaba de que vuelvas con ella, créeme, nosotros tampoco queremos eso para ti. — Confesó Thomas. — Hablo de que tengas el heredero que quiere tu familia sin necesidad de matrimonio o sentimientos involucrados.
Leandro comenzĂł a darle más atenciĂłn seriamente a Thomas mientras Ă©l seguĂa informándole.
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Una semana después.
Tras pensarlo lo suficiente, Leandro se atreviĂł a seguir el consejo de su amigo Thomas.
— ¡Todo ha quedado listo! En una semana me pondré en contacto con usted señor Carletti. — Informó el doctor Patrick Parker, saliendo del penthouse de Leandro en la ciudad.
"Realmente se toman todo con suficiente discreciĂłn"
PensĂł el apuesto CEO Carletti, viendo que el mĂ©dico en jefe del hospital habĂa aceptado ir el mismo a verle y arreglar los asuntos lo más secretamente posible a peticiĂłn de Leandro.
"En una semana ese doctor y heredero de ese hospital tendrá noticias de la chica, me pidió tantas especificaciones que al dárselas no se si encuentre a una mujer asà como candidata"
"Quizá yo exageré, aunque con que se le acerque un poco a lo solicitado estará bien, ella solo tendrá que dar a luz a mi hijo"
••••••••••
Esa misma noche, cuando Patrick llegó a su hogar, pidió a su esposa Annie dirigirse a su oficina después de la cena.
— Mira esto. — Entregó Patrick los documentos a su esposa en la oficina de la casa.
Annie comenzĂł a revisar cuidadosamente.
— ¡Oh por Dios! ¡No puedo creerlo! Este hombre es…
Patrick asintiĂł.
— El padre del pequeño James. — Respondió a Annie. — Al parecer se divorciara y en lugar de otro matrimonio o comenzar una relación desde cero, prefiere saltarse todo eso y acudió por una mujer que cumpla sus estándares para usar su vientre en alquiler.
— ¿Que proceso pidió? — Preguntó Annie.
— Si la candidata calificada no acepta ser la donante misma del óvulo, él no tiene problemas en conseguir una que si lo done, con que acepte el resto del procedimiento él estará satisfecho.
— Tú… ¿Me muestras todo esto que es confidencial por qué quieres que Rouse tome este trabajo? — Preguntó Annie un poco molesta.
— Él quiere reunirse con la candidata adecuada y piensa hacer un contrato aparte con ella, al parecer tiene intenciones de estar en todo el proceso del embarazo, será algo complicado para Rouse, puede ser descubierta, pero la suma que ofrece es extremadamente generosa.
— SĂ, eso estoy leyendo, cada mes que todo salga bien aumentará aĂşn más… ¡Rayos! ¡Rouse aceptará encantada por el dinero! La conozco, pero me da miedo que Ă©l descubra la verdad…
— James será nuestro hijo.
— ¿Ah? ¿De que hablas? — Preguntó Annie confundida.
— Lo presentaremos como nuestro hijo adoptivo y dejaremos que Rouse haga este trabajo tranquila; quiĂ©n sabe, quizá podrĂamos hacer de cupidos. — SonriĂł Ă©l doctor Patrick.
— ¡Esto no es un juego Patrick! La estabilidad mental de mi amiga estará expuesta…
— Preguntemos a Rouse y si ella acepta, entonces procederemos con el plan. — DecĂa el doctor Patrick seriamente. — De todas formas James tiene que vivir con nosotros hasta que la vida de su madre este más estable y ya que tĂş eres la ginecĂłloga en jefe del hospital, puedes ocuparte personalmente de seguir todo el procedimiento de tu amiga.
— ÂżPero hacer todo esto no serĂa como que estamos estafando de alguna manera a ese hombre? — PreguntĂł Annie preocupada.
— ¿Estafa? Eso es solo cuando das algo y no te dan lo esperado a cambio, pero él sà recibirá a su hijo o hija.
— SegĂşn la peticiĂłn de Ă©l, prefiere un hijo varĂłn, la cantidad se duplica si es niño a comparaciĂłn de si fuera niña. — DecĂa Annie leyendo todos los documentos.
— ¿Entonces le contaremos a Rouse? Dudo que algún mejor candidato se presente, además puede que ella lo conozca a él, ¿Pero que posibilidad existe de que alguien tan ocupado como ese hombre recuerde una noche de pasión en la que tomó de más?
Annie se tranquilizĂł tras las palabras de su marido y decidiĂł hablar con Rouse esa misma noche.
…..
9: 00 pm.
Rouse Becker estaba en un sofá largo de la sala de estar y su pequeño hijo dormĂa en pijama cĂłmodamente recostándo su cabecita en el regazo de su madre.
— Aceptaré. — Dijo ella sin dudarlo.
Patrick y Annie se volvieron a ver el uno al otro.
— ¿Segura? — Preguntó Annie. — No es ningún juego, hablamos de un billonario que quiere si o si que todo salga perfecto y tener a su heredero.
Rouse sonriĂł.
Ella recordĂł al hombre que conociĂł durante esa fiesta cuando era una modelo.
"Si es el mismo, incluso si sigue teniendo un poco de la misma personalidad es suficiente, podré tratar con él"
"Además… Siento que le debo, yo… Jamás le dije de su hijo ni pienso decirle, ni quiero que lo sepa y tampoco quiero dárselo nunca"
Pensaba la hermosa mujer de ojos azules viendo al niño que dormĂa tranquilo en sus piernas.
— Patrick…
— ¿Si?
— Yo lo haré, él no tiene que buscar a otra mujer, puedes usar mi óvulo, será como dar a mi hijo en adopción, ¿No es as�
— No, es más… Renunciar a cualquier derecho maternal.
"¿Podré hacer algo as�"
Se preguntĂł Rouse a si misma.
"¡No! ¡Tengo que poder! Mi hijo James lo necesita y él que nacerá tendrá a su padre y todo lo que él posee"
PensĂł ella con seguridad.
— Rouse, te lo preguntaré una vez más, ¿Estás segura de hacer algo as� — Volvió a insistir su amiga Annie.
Rouse asintiĂł seriamente.
— Cien por ciento segura.