Después de diez años Luke Ferrari se encuentra de nuevo con Valentina Almeida, la chica que se vio obligado a dejar sin explicaciones cuando se regresó a su país. Verla de nuevo no solo avivó los recuerdos y sentimientos de Luke, sino que también realizó un gran descubrimiento, tenía un hijo del cuál nunca supo nada y no estaba dispuesto a renunciar a él, aunque tuviera que casarse para tenerlo a su lado. Valentina, por su parte, no esperaba volver a verlo y menos cuando la dejó sin darle ninguna explicación y mintiéndole sobre su verdadera identidad, pero no estaba dispuesta a dejar que alejara a su hijo de ella, no importaba si para conservarlo tenía que terminar casándose con ese mentiroso.
Leer másSiete meses despuésHabían pasado siete meses desde que Roxy le informó a Paolo que iba a ser padre, y cinco desde que le dijeron que serían padres de gemelos. Durante todo este tiempo, la pareja había estado planeando y preparándose para la llegada de los bebés. Habían elegido nombres para ambos sexos y habían comprado todo lo necesario para el cuidado de los recién nacidos.Roxy tuvo un embarazo feliz, ni siquiera sintió síntomas, en su lugar los tuvo Paolo quien no dejaba de vomitar constantemente, mientras a ella solo le daba por comer, como eran gemelos, tuvo que ser internada en el hospital para dar a luz unas semanas antes del tiempo, aunque el médico le dijo que eso era normal en los casos de embarazos múltiples.La pareja, aunque estaban ansiosos, se aferraron a la esperanza de que esta vez todo saliera bien, a Roxy la internaron un día antes porque al día siguiente en la mañana le practicarían la cesárea.El día del parto llegó y Roxy fue llevada a la sala de operaciones. Pao
Tres años después—Roxy Ferrari —escuchó la chica su nombre y sus manos comenzaron a sudar, giró hacia atrás y allí vio a su esposo parándose para ovacionarla feliz, ella no pudo evitar emitir una sonrisa de alegría.Caminó con seguridad hacia la tarima del auditorio de la universidad, donde le entregarían el título. El sonido de los aplausos que salían de la multitud la llenaban de orgullo. La familia Ferrari, su familia por afinidad estaban allí un grupo, porque quienes no pudieron entrar estaban a fuera observando el acto de grado en un par de pantallas gigantes, y es que ellos eran así, todo lo hacían a lo grande y en ese momento estaban allí para testificar ese logro, definitivamente esta familia nunca dejaba de sorprenderla.Estaban apoyándola, alegres, celebrando con ella para verla recibir con honores su título como técnico en arte, mención pintura, con el mejor promedio de la universidad.Roxy miró una vez más a su alrededor, observando a la multitud, sin poder contener las
Paolo la desnudó lentamente, dejando que la ropa cayera al suelo, y él siguió su ejemplo. Con sumo cuidado, la metió en la bañera y abrió el grifo de la tina. Empezó a humedecer los contornos de su cuerpo con el agua caliente, usando para ello las yemas de los dedos, sin dejar de mirarla con devoción.—Eres hermosa mi Roxy, no dejo de observarte, de amarte, de venerarte, eres como una deidad, a quien adoro de manera ferviente —pronunció con voz ronca, mientras Roxy, a pesar de estar en la bañera, sentía una llamarada que recorría su interior.El aroma a rosas del agua humedecida llenaba el aire y la visión de su cuerpo le cautivaba. La tocó con ternura, recorriendo los momentos en que el agua tocaba su piel.Sus dedos dibujaron círculos alrededor de su ombligo y siguieron los contornos de su cuerpo con suaves caricias.Su respiración se hizo más lenta y relajada, y su piel empezó a brillar. Observó cómo subía y bajaba el pecho con la respiración, embelesado por la belleza de su cuerpo.
Roxy y Paolo estaban agotados después de haber pasado las últimas horas buscando desesperadamente a su hijo desaparecido. Habían estado estresados, nerviosos, angustiados, el miedo de no encontrarlo los había afectado mucho emocionalmente, pero ahora ya tenían a su bebé en brazos.Solo esperaban llegar a descansar a la casa, pero sus planes se fueron al traste, cuando llegaron a la casa y estaban un montón de autos.—¿Hay una fiesta aquí? —interrogó Roxy sorprendida.—¡Wow! Creo que los Ferrari han venido a darnos su apoyo emocional —dijo Paolo, sorprendido.—Y cómo ya encontramos a Renzo, esto se convertirá en una gran fiesta —declaró la chica conteniendo una sonrisa de burla al ver que los planes de su esposo se iban al traste.—Sí, seguramente hasta el amanecer.—Hasta que el cuerpo aguante —señaló Roxy.Se bajaron del auto, y mientras caminaban hacia el interior de la casa fueron recibidos por una multitud de familiares que habían venido a mostrar su apoyo. La familia Ferrari al c
Paolo y Roxy se dirigieron al complejo de apartamentos donde le habían dicho que vivía la mujer que habían visto el día anterior, estaban demasiado angustiados, las últimas horas había sido un infierno para ellos y mientras más tiempo pasaba se preocupaban de que no pudieran encontrarlo. Luego de pensarlo una y otra vez y de acuerdo a los testimonios de la gente, era bastante probable que hubiera sido esa mujer quien se llevó a Renzo, creyendo que se trataba del bebé que había perdido junto con su esposo en el trágico accidente.Cuando llegaron al lugar, pidieron información sobre la mujer y le indicaron el edificio y apartamento donde vivía, Paolo y Roxy se miraron el uno al otro con nerviosismo. No sabían qué les esperaba, pero estaban decididos a encontrar a su hijo y recuperarlo. Caminaron hacia la puerta del apartamento y en ese momento escucharon el llanto del bebé, los dos se miraron con una mezcla de alivio, aunque también de preocupación por todo lo que eso pudiera implicar
Paolo sintió que su mundo se derrumbaba. No podía creer lo que acababa de escuchar, no pudo evitar un escalofrío recorrer su espalda ante las palabras de Roxy. Su mente se nubló y no supo qué decir durante varios segundos.Finalmente, logró articular algunas palabras: “¡¡¡¿Qué? ¿Cómo que se lo llevaron?”, preguntó con incredulidad “¿Quién se lo llevó?”—No lo sé —respondió Roxy sollozando—. Lo dejé en la cuna mientras iba a poner la ropa en la lavadora, y cuando regresé ya no estaba. Lo he buscado por todas partes, pero no lo encontré.Paolo se sintió impotente ante la situación. No podía creer que algo así estuviera sucediendo. Trató de mantener la calma para no alarmar más a Roxy.“Tranquila, amor. Vamos a encontrarlo. Ya salgo para allá”.Roxy colgó el teléfono y comenzó a caminar de un lado a otro por completo desesperada, no podía creer que alguien hubiera entrado y arrebatado a su hijo.Los minutos se le hicieron eternos mientras esperaba a que llegara su esposo, y ese sentimie
Roxy se rio y correspondió al beso de Paolo, disfrutando del contacto de su cuerpo fuerte y musculoso contra ella. Después de un momento, se separaron, pero todavía se sostuvieron de las manos, mirándose el uno al otro con amor, ella no pudo evitar soltar una carcajada de felicidad y Paolo la tomó en brazos y la ayudó a sentarse en su mesa, y él al lado de ella. Roxy era todo para él, la mujer más hermosa que había visto jamás, y su hijo, la bendición más grande que Dios había puesto en su vida. Cada vez que la miraba, sentía que el mundo cobraba un nuevo sentido, que su existencia tenía un propósito mayor. Pero, a pesar de sentirse afortunado, sabía que no todo era fácil en su relación.—Paolo, yo...—¿Qué pasa, amor? —preguntó él, notando la expresión seria en el rostro de su esposa.—No quiero que vayas a pensar que estoy muy celosa y te vayas a molestar, pero...—¿Celosa? De esa mujer que apenas acabo de conocer hace unos minutos. No tienes nada que sentir al respecto, mi corazón
Con lágrimas en los ojos, tomó su cara entre sus manos y lo besó con ternura.—¡Gracias esposo! Te juro que seguramente hice demasiado bien en mi vida pasada, a lo mejor salvé al mundo, por eso ahora en esta he sido premiada con un hombre cómo tú ¡Eres perfecto! —dijo con voz emocionada.Paolo sonrió, tomó su cara entre sus manos y la besó con ternura, pero de manera profunda.—No soy perfecto, pregúntale a mi mamá que hasta se me olvida llamarla diariamente —pronunció en broma.—¿Te vas ahora? —preguntó ella deseando en el fondo que no se fuera, sino que se quedara cerca por si lo necesitaba.Por un momento, ambos se vieron a los ojos, y como si Paolo pudiera ver sus más íntimos secretos, le respondió lo que ella quería escuchar.—Si no tienes ninguna objeción prefiero esperarte, después de todo Renzo ya comió, podemos esperarte en un café cercano, mientras asistes a tu reunión —propuso el chico y ella esbozó una sonrisa de alegría.—Gracias, me parece una idea genial, es que me sien
Paolo la abrazó con fuerza, sintiendo su corazón latir contra el suyo, preocupado por lo que ella pudiera estar pasando. La levantó y la sentó en la cama, mientras colocaba la silla del niño a su lado, ella lo vio y se llevó la mano a la boca.—¡Está dormido plácidamente! —exclamó sorprendida.—Sí, estuve estos días en casa de mis primos Roberto y Renella, ellos han aprendido mucho sobre la paternidad, y me han enseñado mucho, además, descubrí que a nuestro hijo le gusta ir en carro, es sorprendente como se queda tranquilo —dijo riendo.—Sabes que tu abuela me dijo que eso podía haber pasado.—¿Mi abuela? —interrogó sorprendido.—Sí, estuve con ella estos días, me ayudó muchísimo, me llevó a un especialista.—Ven, vamos a acostarnos para que me cuentes, pero antes vamos a sacar a este niño de aquí y lo colocamos en la cama con nosotros.Roxy vio atenta al bebé, los dos se quedaron en silencio mientras lo observaban dormir.—Es perfecto —dijo ella sintiendo que su corazón se llenaba de