Roxy y Paolo estaban agotados después de haber pasado las últimas horas buscando desesperadamente a su hijo desaparecido. Habían estado estresados, nerviosos, angustiados, el miedo de no encontrarlo los había afectado mucho emocionalmente, pero ahora ya tenían a su bebé en brazos.Solo esperaban llegar a descansar a la casa, pero sus planes se fueron al traste, cuando llegaron a la casa y estaban un montón de autos.—¿Hay una fiesta aquí? —interrogó Roxy sorprendida.—¡Wow! Creo que los Ferrari han venido a darnos su apoyo emocional —dijo Paolo, sorprendido.—Y cómo ya encontramos a Renzo, esto se convertirá en una gran fiesta —declaró la chica conteniendo una sonrisa de burla al ver que los planes de su esposo se iban al traste.—Sí, seguramente hasta el amanecer.—Hasta que el cuerpo aguante —señaló Roxy.Se bajaron del auto, y mientras caminaban hacia el interior de la casa fueron recibidos por una multitud de familiares que habían venido a mostrar su apoyo. La familia Ferrari al c
Paolo la desnudó lentamente, dejando que la ropa cayera al suelo, y él siguió su ejemplo. Con sumo cuidado, la metió en la bañera y abrió el grifo de la tina. Empezó a humedecer los contornos de su cuerpo con el agua caliente, usando para ello las yemas de los dedos, sin dejar de mirarla con devoción.—Eres hermosa mi Roxy, no dejo de observarte, de amarte, de venerarte, eres como una deidad, a quien adoro de manera ferviente —pronunció con voz ronca, mientras Roxy, a pesar de estar en la bañera, sentía una llamarada que recorría su interior.El aroma a rosas del agua humedecida llenaba el aire y la visión de su cuerpo le cautivaba. La tocó con ternura, recorriendo los momentos en que el agua tocaba su piel.Sus dedos dibujaron círculos alrededor de su ombligo y siguieron los contornos de su cuerpo con suaves caricias.Su respiración se hizo más lenta y relajada, y su piel empezó a brillar. Observó cómo subía y bajaba el pecho con la respiración, embelesado por la belleza de su cuerpo.
Tres años después—Roxy Ferrari —escuchó la chica su nombre y sus manos comenzaron a sudar, giró hacia atrás y allí vio a su esposo parándose para ovacionarla feliz, ella no pudo evitar emitir una sonrisa de alegría.Caminó con seguridad hacia la tarima del auditorio de la universidad, donde le entregarían el título. El sonido de los aplausos que salían de la multitud la llenaban de orgullo. La familia Ferrari, su familia por afinidad estaban allí un grupo, porque quienes no pudieron entrar estaban a fuera observando el acto de grado en un par de pantallas gigantes, y es que ellos eran así, todo lo hacían a lo grande y en ese momento estaban allí para testificar ese logro, definitivamente esta familia nunca dejaba de sorprenderla.Estaban apoyándola, alegres, celebrando con ella para verla recibir con honores su título como técnico en arte, mención pintura, con el mejor promedio de la universidad.Roxy miró una vez más a su alrededor, observando a la multitud, sin poder contener las
Siete meses despuésHabían pasado siete meses desde que Roxy le informó a Paolo que iba a ser padre, y cinco desde que le dijeron que serían padres de gemelos. Durante todo este tiempo, la pareja había estado planeando y preparándose para la llegada de los bebés. Habían elegido nombres para ambos sexos y habían comprado todo lo necesario para el cuidado de los recién nacidos.Roxy tuvo un embarazo feliz, ni siquiera sintió síntomas, en su lugar los tuvo Paolo quien no dejaba de vomitar constantemente, mientras a ella solo le daba por comer, como eran gemelos, tuvo que ser internada en el hospital para dar a luz unas semanas antes del tiempo, aunque el médico le dijo que eso era normal en los casos de embarazos múltiples.La pareja, aunque estaban ansiosos, se aferraron a la esperanza de que esta vez todo saliera bien, a Roxy la internaron un día antes porque al día siguiente en la mañana le practicarían la cesárea.El día del parto llegó y Roxy fue llevada a la sala de operaciones. Pao
El hombre se despertó antes del amanecer, tomó su teléfono y vio más de veinte llamadas pérdidas de su familia y como si fuera poco vio el mensaje que le había llegado. “Debes venir urgente, llama en cuanto puedas”. —Valentina —llamó, pero ella solo se giró en la cama, por un segundo lo pensó y decidió dejarla en paz—, lo mejor es dejarla seguir durmiendo, seguramente está agotada. Le dio un beso en la frente y se levantó como si hubiera sido impulsado por un resorte, vio a Valentina dormir tan plácidamente que no quiso molestarla, se vistió con rapidez y no quiso dejar una nota, después la llamaría, salió de prisa, sin mirar atrás, necesitaba estar en ese momento con su familia. Un par de hora después, Valentina se despertó con el alba, una luz dorada inundó la habitación. Había tenido intenciones de levantarse temprano, pero se quedó dormida en la cómoda cama mucho más confortable que la suya. Se incorporó a toda prisa, necesitaba comenzar su jornada laboral, se giró con la aleg
Valentina se levantó, tratando de recomponerse y recuperar la poca dignidad que le quedaba mientras juraba en su interior que nunca más volvería a dejarse engañar y a humillar por nadie.Cuando la sacaban, la recepcionista sonreía feliz por haber logrado su cometido, mientras apretaba la carta que le había dejado el hombre, apretándola con fuerza entre sus manos y se regodeaba en su interior de lo que había hecho “Idiota, ¿Pensabas escalar de posición casándote con Luke Ferrari? Pues lo siento por ti… no lo voy a permitir”, dijo la mujer por completo satisfecha. Los días fueron pasando, estos se convirtieron en semanas y aunque buscaba un nuevo empleo no lo encontraba, en ese momento estaba en la calle, su desesperación era palpable. El peso de sus menguantes ahorros parecía arrastrarla como una piedra, su futuro era incierto y poco claro, debió mandarle dinero a su familia, y se quedó con menos.El sol era fuerte, su calor presionaba sobre ella como si tratara de empujarla hacia un n
Valentina salió de allí con el corazón destrozado, angustiada. Su vida, sus sueños, su futuro, todo se encontraba en una especie de limbo, como si se hubiera quedado suspendida en el aire. No sabía dónde podría ir para esconderse de la cruel realidad de la vida.Tomó su maleta y caminó sin rumbo fijo, antes revisó su cartera y se dio cuenta de que no tenía suficiente dinero, no sabía cuánto tiempo tenía caminando, pero le dolían los pies, se le habían hecho hasta unas burbujas llenas de agua y si seguía su condición podía empeorar.Recorrió con su mirada el lugar, vio un parque, decidió caminar hasta allí y esperar que amaneciera, sin dinero y sin donde pasar la noche, era lo único que podía hacer.El silencio solo era interrumpido por el sonido de los grillos, que la acompañó mientras avanzaba por los senderos del parque. El aire fresco le acariciaba el rostro, ubicó un banco y allí se sentó, colocando a un lado la valija, suspiró con pesar sin dejar de observar el lugar.—¿Será posi
Valentina se quedó estática, una parte de ella quería empujarlo y alejarlo, pero sus labios eran tan dulces, cálidos, que no quería separarse de ellos, notó su calor, su dulzura, y de pronto, sin poder evitarlo, sintió sus labios rozando los suyos, como si la quisiera despertar de un sueño. Ella se estremeció de placer y, por un instante, se sintió transportada a un lugar mágico, lleno de maravillas e imposible de explicar.No pudo contener un suspiro cuando la boca del hombre se deslizó lentamente por su cuello, bajando hasta su pecho. Sus manos lo acompañaban, acariciándola y haciéndola sentir única y especial.De pronto se dio cuenta de lo que hacía y lo empujó con fuerza haciéndolo caer a un lado.—¡¿Qué le pasa?! ¿Cómo se atreve a tocarme de esa manera? Se atrevió a mirarlo y casi se desmayó cuando vio el bien torneado cuerpo del hombre, parecía esculpido por los mismísimos dioses del olimpo, su boca quedó seca y tuvo la impresión de que un calor la invadía como si hubiera sido