•••••••••••••••**********•••••••••••••••Un año y cinco meses despuĂ©s. ParĂs, Francia. — La prĂłxima semana volverĂ© a Miami, solo me quedarĂ© para conocer a tu prometida~ ÂżEs guapa? Espero que nuestros abuelos no te hayan conseguido a alguien fea jaja~ — ReĂa Thomas hablando con Mason, mientras sostenĂa en su mano una copa con vino y observaba el paisaje nocturno de la ciudad por su balcĂłn. — ÂżVolver? — PreguntĂł Mason confundido. — Dijiste que te quedarĂas en Francia el mes pasado. Yo no volverĂ© hasta que termine todos los asuntos relacionados al compromiso arreglado. — CambiĂ© de opiniĂłn. Ahora que nos ocupamos juntos de los negocios familiares tengo más tiempo y me gusta vivir más en Miami que aquĂ. — DecĂa Thomas para despuĂ©s darle un trago a su bebida. — Ya hablando en serio, ÂżCĂłmo es ella? EscuchĂ© que es una rica mimada jaja~ — Se burlaba Thomas de su primo. — Lo es… Es bastante… Presumida, pero no es alguien fea. La verdad no me interesa mucho, cumplirĂ© y me casarĂ© eso es todo.
••••••••••Cinco años antes. ••••••••••— ¡Te casarás con quiĂ©n yo diga! — ExclamĂł molesto el señor mayor, de unos cincuenta y dos años. Su joven hijo de entonces veintitrĂ©s años, proveniente de una billonaria familia Italiana residente en Miami; veĂa a su padre exigente hablando sin parar del compromiso que habĂa decidido para Ă©l, su Ăşnico heredero, Leandro Carletti. — No se por que te niegas tanto, la señorita Miranda Jhons es encantadora, será una buena esposa y madre de tus hijos; su padre es un amigo de la familia y no voy a dar un paso atrás solo por quĂ© tĂş o tu madre no quieren "una uniĂłn forzada" deben vivir en la realidad y dejarse de cuentos de hadas. — Cariño no quiero algo asĂ para nuestro Leandro… Por favor, se más comprensivo. — DecĂa la esposa del dueño de la cadena de restaurantes Italianos más popular del estado, la señora rubia, Stefany. — Suficiente mamá, no hace falta que discutas con mi padre por mi causa; tengo un compromiso está noche, me retiro ya. Dichas
Su cabello castaño ondulado desordenado sobre la almohada blanca, algunos mechones del mismo sobre su rostro causando que sintiera una ligera incomodidad. Rouse abrió sus ojos lentamente apartando los mechones con su mano derecha. Sus bellos ojos de un tono azul como hermosos zafiros, observaban cuidadosamente el entorno donde se encontraba. Sintió un pequeño punzón en su cabeza. — ¡Aush! — Exclamó en señal de dolor mientras se sentaba sobre su lecho. La sábana blanca se deslizó lentamente dejando al descubierto la parte superior de su cuerpo sin nada de ropa. Ella rápidamente volvió a cubrirse con la misma sábana, en ese instante los recuerdos de su alocada noche pasaron uno tras otro en su mente. "Es cierto" Pensó la joven poniéndose de pie. "Me ofrecà a ser el juguete de ese hombre por una noche a cambio de su ayuda" Rouse se dio cuenta que en el piso de la lujosa habitación solo estaban sus ropas tiradas por doquier. "Pronto seré expulsada de la agencia de modelaje y yo
•••••••••• Cuatro años y nueve meses despuĂ©s. ••••••••••— ¡Se acabĂł! — ExclamĂł Leandro enojado. — No voy a soportar esto ni un minuto más. — ¡No! ¡Por favor Leandro! — Rogaba la mujer de cabello oscuro y hermosos ojos cafĂ©s claros aferrándose a su marido. — ¡No fue mi intenciĂłn herirla! Es que se burlĂł de mĂ, por quĂ© no he tenido hijos tuyos… ¡Solo la puse en su lugar!Leandro alejĂł a su esposa con fuerza y le acorralĂł contra la pared cercana. Él se inclinĂł viĂ©ndola con una frĂa expresiĂłn. — En el pasado pude perdonar que me hayas ocultado el hecho de que eres estĂ©ril aunque me engañaste a mĂ y mi familia, yo pude cancelar el matrimonio de inmediato, pero te di una oportunidad al ver que eras "decente" o bien, al creerlo de ese modo; pero me he equivocado Miranda, todos estos años a tu lado han sido un infierno para mĂ. — ¡No por favor, no digas eso mi amor! — Lloraba la mujer a grandes voces. — ¡No! ¡Se acabĂł! — AclarĂł Ă©l con seguridad. — No pienso seguir soportando tus celos
— Tu familia no debe estar nada satisfecha con esa decisiĂłn, ÂżNo es asĂ? Ellos nunca se han enterado del "pequeño" problemita que tiene tu futura ex esposa. — ComentĂł Mason con una expresiĂłn seria viendo fijamente a su amigo. Leandro colocĂł la copa en la mesa frente a Ă©l, su mirada lucĂa perdida y se sentĂa exhausto de todo sentimiento romántico. — Me cansĂ© del matrimonio, no quiero volver a intentarlo. No pienso casarme nunca más. — ÂżCĂłmo tendrás hijos? — PreguntĂł Thomas. — Todo el mundo sospecha que algo más pasa en tu matrimonio, salen muchos rumores a la luz, por ejemplo: Que tĂş tienes una amante, que tĂş esposa te engañó y la odias, que nunca hubo amor y no la has tocado jamás, que alguno de los dos es estĂ©ril… Bueno, ese Ăşltimo es cierto, pero ellos no los saben y solo suponen lo que quieren. — No le preguntes eso ahorita, apenas saldrá de un matrimonio fracasado. — Regañó Mason a su primo Thomas. Leandro Carletti suspirĂł ignorando a ambos hombres, posando sus hermosos ojos
Al dĂa siguiente en la ciudad. — AĂşn no me has dicho a dĂłnde me llevas. — PreguntĂł Rouse confundida a su amiga Annie. La mujer rubia posĂł sus ojos dorados en Rouse para despuĂ©s sonreĂrle traviesamente. — ¡SalĂłn de belleza! ¡Hay que prepararte para mañana! — ÂżMañana? — PreguntĂł Rouse sorprendida. — ÂżQue no te lo dijo Patrick? Anoche hablĂł con ese hombre despuĂ©s de que tĂş aceptaras y quiere verte lo antes posible. — ÂżPara que? ÂżAnalizarme como si fuera mercancĂa? — SonriĂł Rouse sarcásticamente. — ¡No digas eso! — ExclamĂł Annie. — No serás cualquier objeto, si no la que lleve en su vientre al heredero de un billonario, despuĂ©s de esto serás rica~"Pero ya llevĂ© en mi vientre al hijo de ese billonario, aunque… Jamás permitirĂ© que se conozcan" PensĂł Rouse inquieta. …..Varios minutos despuĂ©s, en el interior del salĂłn de belleza. — ÂżQue prefieres, pelirrojo o rubio? — PreguntĂł Annie viendo la revista. — ÂżPor quĂ© preguntas eso? — Tu nuevo estilo de cabello, debes cambiar un poco,
Esa misma noche, bajo el cielo veraniego de Junio; Rouse caminaba hacia el edificio de su antiguo departamento, uno que poseĂa antes de que su carrera de modelaje despegara y Ăşnico que pudo conservar tras huir del paĂs, todo gracias a la ayuda de su mejor amiga, Annie. Rouse Becker iba en compañĂa de ese hombre que se habĂa negado todo el camino a dejarla sola hasta que ella estuviera dentro del edificio, sana y salva. "No puedo dejar de estar nerviosa…""Este apartamento se lo vendĂ a Annie antes de irme del paĂs, aunque ella nunca lo utilizĂł, segĂşn me dijo al volver…""Es muy sencillo, era todo lo que me podĂa permitir pagar en ese entonces e incluso ahora, necesitaba dinero urgentemente y ella me lo comprĂł" Los hermosos ojos azules claros de Rouse se posaron en el hombre perfectamente vestido con un traje oscuro, que iba al lado de ella caminando tranquilamente en silencio. "Él no ha dicho nada, ni siquiera me ha preguntado por quĂ© vivo en un edificio tan viejo en este sector de
Rouse intentĂł no lucir sorprendida aunque su corazĂłn nuevamente se agitaba ante su nerviosismo. — SĂ… Si vivo aquĂ, es solo que… Bueno, yo… Estaba fuera de la ciudad y por eso debĂa… — OlvĂdalo, no me importan los detalles, vivirás conmigo, vámonos. — ÂżAh? ÂżVivir contigo tan rápido? ¡No! TodavĂa no puedo yo… "No se supone que fuera asĂ, lo traje a este lugar para que me dejĂ© en paz y despuĂ©s yo irme a casa de Annie a ver a mi hijo" PensĂł ella cabizbaja apartando su vista de la de ese apuesto hombre. — No entiendo por quĂ© quieres quedarte sola en un lugar como este cuando está claro que no hay nada aquĂ, aĂşn si reciĂ©n vuelves a la ciudad lo mejor es que no vivas más aquĂ. — Entiendo tu punto de vista, estoy de acuerdo… — ComentĂł Rouse. — Me irĂ© a vivir contigo, pero mañana… Ven mañana por mĂ, hoy me quedarĂ© aquĂ, tengo cosas que empacar y quiero un poco de privacidad. Leandro guardo silencio sin quitarle la mirada de encima a la joven "rubia" que nerviosa posaba su vista al piso