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Capitulo 02 Yo no puedo estar embarazada

Su cabello castaño ondulado desordenado sobre la almohada blanca, algunos mechones del mismo sobre su rostro causando que sintiera una ligera incomodidad.

Rouse abriĂł sus ojos lentamente apartando los mechones con su mano derecha.

Sus bellos ojos de un tono azul como hermosos zafiros, observaban cuidadosamente el entorno donde se encontraba.

Sintió un pequeño punzón en su cabeza.

— ¡Aush! — Exclamó en señal de dolor mientras se sentaba sobre su lecho.

La sábana blanca se deslizó lentamente dejando al descubierto la parte superior de su cuerpo sin nada de ropa.

Ella rápidamente volvió a cubrirse con la misma sábana, en ese instante los recuerdos de su alocada noche pasaron uno tras otro en su mente.

"Es cierto"

Pensó la joven poniéndose de pie.

"Me ofrecĂ­ a ser el juguete de ese hombre por una noche a cambio de su ayuda"

Rouse se dio cuenta que en el piso de la lujosa habitaciĂłn solo estaban sus ropas tiradas por doquier.

"Pronto seré expulsada de la agencia de modelaje y yo necesito continuar, no soy buena en nada más, no tengo dinero para mis estudios y lo único con lo que cuento es mi belleza, necesito ingresos, necesito avanzar mi carrera de modelaje a como de lugar"

Rouse Becker sonriĂł ampliamente cuando observĂł la mesa en el anexo de la habitaciĂłn de ese hotel, una en la cual estaba encima una tarjeta junto a un trozo de papel.

>> Fuiste pésima anoche. Sin embargo, cumpliré mi parte, entrega esa tarjeta directamente al CEO de la agencia. <<

— ¡Eres un desgraciado! — Exclamó Rouse rompiendo en trocitos la nota de papel enojada. — ¿Que soy pésima? ¡Hice lo mejor que pude!

"Sé que me falta experiencia… Después de todo solo había estado con mi novio de la preparatoria en toda mi vida, hasta que no pude ingresar a la universidad por problemas económicos y… Él me dejó por otra"

Seguidamente ella sostuvo la tarjeta, la cual era una de presentaciĂłn.

"¿Darle esto a ese hombre me ayudará a salvar mi puesto?"

"¡Espero que sea así, si no averiguaré todo de ese hombre y haré de su vida un infierno!"

Pensó la jovencita sonriendo maliciosamente mientras se dirigía al baño.

…..

Tres meses después.

— ¡Unas más y terminaremos cariño! — Exclamó el fotógrafo en la playa.

Rouse quien usaba un bikini veraniego del diseñador francés que trabajaba para la misma agencia que ella, posaba sensualmente con el agua del océano por sus rodillas.

— ¡Lo haces de maravilla! ¡Preciosa! ¡Sigue dándome esas poses Layla!

Varios minutos después.

La cesión había finalizado y ella descansaba en su cómoda silla playera cubierta con una toalla mientras revisaba su teléfono celular.

Una publicación salió entre las más destacadas del inicio, una que llamó en gran manera la atención de Rouse.

Pues el hombre con quién había dormido para mantenerse en la agencia y ser ahora la famosa modelo número uno, estaba en varias fotografías vestido de novio y a su lado una mujer de aspecto sencillo e inocente que irradiaba pureza y felicidad.

>> El apuesto joven Leandro Carletti, heredero de la reconocida cadena de restaurantes Italianos bajo el mismo apellido se unió la tarde de ayer en santo matrimonio con la hija del CEO dueño de la cadena hotelera de los "Hotel Paradise Jhons" en lo que fue la boda más grande y lujosa de la temporada. <<

Cuando Rouse terminó de leer y hecharle unas cuantas miradas más a las fotografías que estaban en la publicación, sonrió.

"Leandro Carletti, quién lo diría que esa noche parecías estar tan perdido y dolido con ese matrimonio arreglado y ahí luces…feliz"

PensĂł Rouse, cuando recibiĂł una llamada que interrumpiĂł su descanso.

— ¡Layla lo lograste! — Gritaba la mujer al otro lado de la línea telefónica.

— ¿Lo logré? ¿De que hablas Eva? — Preguntó Rouse a su mánager.

— ¡Voy en camino para contarte todos los detalles! Llegaré en minutos, está noche celebraremos a lo grande.

…..

Esa misma noche Rouse celebraba en su lujoso departamento con vista a la playa.

— ¡Di unas palabras! — Pedía Annie, la mejor amiga de Rouse, entusiasmada. — No toda modelo top consigue un papel tan importante de villana en una película.

— Lo sé, había audicionado hace un mes y tenía la recomendación del CEO Miller, pero no creí que me fueran a considerar y mucho menos darme el papel. — Sonreía entre lágrimas Rouse brindando con el champagne.

— ¡A celebrar! — Decía la mánager Eva quitando las cubiertas de los platillos, dejando ver los cócteles de camarones, el caviar y las langostas. — Sabes que el CEO Miller te ha tomado un gran cariño al ser su número uno, por lo que fue muy generoso y compré todos tus platillos favoritos, solo por hoy podrás comer sin restricciones.

La hermosa jovencita sonrió entusiasmada pero apenas se acercó a la mesa colorida llena de sus platillos favoritos en su mayoría mariscos, sintió náuseas a tal punto que cubrió su boca dirigiéndose de inmediato al sanitario.

Minutos después su mánager fue a ver cómo seguía.

— ¿Layla nena, te encuentras bien?

— Sí, solo… Creo que me hizo daño estar todo el día bajo el intenso sol, debo estar exhausta.

Decía en el interior del baño, aún sin abrir la puerta.

La mánager sin hacer más preguntas se retiró dejando a Rouse tomarse su tiempo.

Sin embargo, en el interior del baño, la joven de hermoso ojos azules zafiros al abrir el cajón por algún medicamento para la acidez estomacal, vió que no había utilizado los productos femeninos para su periodo.

Comenzó a hacer memorias, dándose cuenta que no lo había tenido desde hace un tiempo.

HabĂ­a estado tan ocupada esos meses y su carrera subĂ­a sin cesar al punto que olvidĂł darse tiempo para si misma.

"No… No puede ser… Yo no puedo estar embarazada… No…"

Se lo negaba Rouse una y otra vez posando su mano derecha en su vientre mientras se veía al espejo del baño.

"Yo… En ese tiempo estaba usando pastillas anticonceptivas…"

"Le dije a ese hombre que no había problemas ya que él no llevaba protección; pero jamás me di cuenta que las dejé de tomar justo después de esa noche por lo ocupada que estuve y el plus que tuvo mi carrera gracias a la recomendación que me dió él"

Recordaba Rouse encontrando el mismo paquete empezado más no terminado, al fijarse en la fecha de caducidad, se sorprendió soltando la caja que cayó en el interior del lavamanos.

Estaba vencida.

Rouse comenzó a sudar frío… No podía creerlo.

Estaba en el mejor momento de toda su joven vida, donde tenía que concentrarse únicamente en su carrera, lo que menos necesitaba ahorita era llevar consigo al hijo de un feliz recién casado.

…..

Tres días después.

Rouse visitaba a su único familiar con vida, su madre, misma que había estado hospitalizada por su frágil salud.

— No hija… No puedes tomar esa decisión.

— Mamá necesito seguir trabajando, el tratamiento para tu bienestar no es nada barato, no puedo convertirme en madre, no estoy lista, un niño conlleva gran responsabilidad y yo no tengo nada que ofrecerle aún.

— No cariño. — Decía la señora castaña entre lágrimas. — Soy una mujer bastante fuerte, tengo ahorros y parte del dinero del seguro de vida que me dejó tu padre al morir, usaré eso, por mientras te lo ruego de corazón, no le quietes la vida a ese pequeño.

— Pero mamá…

— Cof- Cof — Tosió la señora. — No estoy tan enferma, recuerda que son solo complicaciones de la operación, seguro mejoraré, mi salud no es excusa para que cometas tal equivocación… Quiero conocer a mi nieto o nieta, por favor Rouse.

Rouse sentía que su corazón se partía en dos, sabía que la elección de tenerlo no sería sencilla e implicaría abandonarlo todo y esconderse para evitar cualquier escándalo o que ese hombre Italiano padre del niño descubriera la verdad y su familia buscara quitarle a ese bebé.

Ella tenĂ­a miedo.

Estaba aterrada.

La idea de dar a luz, de ser madre y responsable de un ser vivo por toda su vida.

La idea de equivocarse, de que ese hombre descubra todo y se lleve a ese bebé.

Rouse solo querĂ­a huir de toda responsabilidad y complicaciĂłn futura.

La joven lloraba sin parar abrazando con fuerzas a su madre quien le decĂ­a que todo estarĂ­a bien.

Pero… ¿Lo estaría realmente?

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