•••••••••• Cuatro años y nueve meses despuĂ©s. ••••••••••— ¡Se acabĂł! — ExclamĂł Leandro enojado. — No voy a soportar esto ni un minuto más. — ¡No! ¡Por favor Leandro! — Rogaba la mujer de cabello oscuro y hermosos ojos cafĂ©s claros aferrándose a su marido. — ¡No fue mi intenciĂłn herirla! Es que se burlĂł de mĂ, por quĂ© no he tenido hijos tuyos… ¡Solo la puse en su lugar!Leandro alejĂł a su esposa con fuerza y le acorralĂł contra la pared cercana. Él se inclinĂł viĂ©ndola con una frĂa expresiĂłn. — En el pasado pude perdonar que me hayas ocultado el hecho de que eres estĂ©ril aunque me engañaste a mĂ y mi familia, yo pude cancelar el matrimonio de inmediato, pero te di una oportunidad al ver que eras "decente" o bien, al creerlo de ese modo; pero me he equivocado Miranda, todos estos años a tu lado han sido un infierno para mĂ. — ¡No por favor, no digas eso mi amor! — Lloraba la mujer a grandes voces. — ¡No! ¡Se acabĂł! — AclarĂł Ă©l con seguridad. — No pienso seguir soportando tus celos
— Tu familia no debe estar nada satisfecha con esa decisiĂłn, ÂżNo es asĂ? Ellos nunca se han enterado del "pequeño" problemita que tiene tu futura ex esposa. — ComentĂł Mason con una expresiĂłn seria viendo fijamente a su amigo. Leandro colocĂł la copa en la mesa frente a Ă©l, su mirada lucĂa perdida y se sentĂa exhausto de todo sentimiento romántico. — Me cansĂ© del matrimonio, no quiero volver a intentarlo. No pienso casarme nunca más. — ÂżCĂłmo tendrás hijos? — PreguntĂł Thomas. — Todo el mundo sospecha que algo más pasa en tu matrimonio, salen muchos rumores a la luz, por ejemplo: Que tĂş tienes una amante, que tĂş esposa te engañó y la odias, que nunca hubo amor y no la has tocado jamás, que alguno de los dos es estĂ©ril… Bueno, ese Ăşltimo es cierto, pero ellos no los saben y solo suponen lo que quieren. — No le preguntes eso ahorita, apenas saldrá de un matrimonio fracasado. — Regañó Mason a su primo Thomas. Leandro Carletti suspirĂł ignorando a ambos hombres, posando sus hermosos ojos
Al dĂa siguiente en la ciudad. — AĂşn no me has dicho a dĂłnde me llevas. — PreguntĂł Rouse confundida a su amiga Annie. La mujer rubia posĂł sus ojos dorados en Rouse para despuĂ©s sonreĂrle traviesamente. — ¡SalĂłn de belleza! ¡Hay que prepararte para mañana! — ÂżMañana? — PreguntĂł Rouse sorprendida. — ÂżQue no te lo dijo Patrick? Anoche hablĂł con ese hombre despuĂ©s de que tĂş aceptaras y quiere verte lo antes posible. — ÂżPara que? ÂżAnalizarme como si fuera mercancĂa? — SonriĂł Rouse sarcásticamente. — ¡No digas eso! — ExclamĂł Annie. — No serás cualquier objeto, si no la que lleve en su vientre al heredero de un billonario, despuĂ©s de esto serás rica~"Pero ya llevĂ© en mi vientre al hijo de ese billonario, aunque… Jamás permitirĂ© que se conozcan" PensĂł Rouse inquieta. …..Varios minutos despuĂ©s, en el interior del salĂłn de belleza. — ÂżQue prefieres, pelirrojo o rubio? — PreguntĂł Annie viendo la revista. — ÂżPor quĂ© preguntas eso? — Tu nuevo estilo de cabello, debes cambiar un poco,
Esa misma noche, bajo el cielo veraniego de Junio; Rouse caminaba hacia el edificio de su antiguo departamento, uno que poseĂa antes de que su carrera de modelaje despegara y Ăşnico que pudo conservar tras huir del paĂs, todo gracias a la ayuda de su mejor amiga, Annie. Rouse Becker iba en compañĂa de ese hombre que se habĂa negado todo el camino a dejarla sola hasta que ella estuviera dentro del edificio, sana y salva. "No puedo dejar de estar nerviosa…""Este apartamento se lo vendĂ a Annie antes de irme del paĂs, aunque ella nunca lo utilizĂł, segĂşn me dijo al volver…""Es muy sencillo, era todo lo que me podĂa permitir pagar en ese entonces e incluso ahora, necesitaba dinero urgentemente y ella me lo comprĂł" Los hermosos ojos azules claros de Rouse se posaron en el hombre perfectamente vestido con un traje oscuro, que iba al lado de ella caminando tranquilamente en silencio. "Él no ha dicho nada, ni siquiera me ha preguntado por quĂ© vivo en un edificio tan viejo en este sector de
Rouse intentĂł no lucir sorprendida aunque su corazĂłn nuevamente se agitaba ante su nerviosismo. — SĂ… Si vivo aquĂ, es solo que… Bueno, yo… Estaba fuera de la ciudad y por eso debĂa… — OlvĂdalo, no me importan los detalles, vivirás conmigo, vámonos. — ÂżAh? ÂżVivir contigo tan rápido? ¡No! TodavĂa no puedo yo… "No se supone que fuera asĂ, lo traje a este lugar para que me dejĂ© en paz y despuĂ©s yo irme a casa de Annie a ver a mi hijo" PensĂł ella cabizbaja apartando su vista de la de ese apuesto hombre. — No entiendo por quĂ© quieres quedarte sola en un lugar como este cuando está claro que no hay nada aquĂ, aĂşn si reciĂ©n vuelves a la ciudad lo mejor es que no vivas más aquĂ. — Entiendo tu punto de vista, estoy de acuerdo… — ComentĂł Rouse. — Me irĂ© a vivir contigo, pero mañana… Ven mañana por mĂ, hoy me quedarĂ© aquĂ, tengo cosas que empacar y quiero un poco de privacidad. Leandro guardo silencio sin quitarle la mirada de encima a la joven "rubia" que nerviosa posaba su vista al piso
Una decoraciĂłn predominante en tonos rojo, blanco y plateado, amplĂas y grandes ventanas que permitĂan una enorme claridad en toda la habitaciĂłn, un solo balcĂłn largo y ancho, cuya vista era del jardĂn en el sector este de la mansiĂłn. Dicho JardĂn, era uno bastante extenso y floreado, cuyo sendero en piedras coloridas llevaba a un lago rodeados de hermosos árboles de sauces llorĂłn y cedros a la distancia. Era una vista refrescante y magnĂfica. Rouse Becker no podĂa creerlo, desde ese dĂa en adelante y por más de diez meses, ese serĂa su hogar. Era el inicio de su camino a una vida mejor y ella se animĂł a si misma, buscando ser positiva. "¡Debo lograr mi objetivo a como de lugar! Por mamá y por mi hijo" PensĂł la bella ex modelo. Una pequeña sonrisa se mostrĂł en su fino y delicado rostro perfectamente cuidado y mantenido. Ella caminaba de un sector a otro viendo
Antes de que el atractivo hombre perfectamente vestido hablara a Rouse, su telĂ©fono celular comenzĂł a sonar y Ă©l hizo un gesto de molestĂa sacándolo del interior de su saco, solo para ver quĂ© se trataba de su ex esposa. [Voy en camino a la mansiĂłn, olvidĂ© que dejĂ© el vestido de cĂłctel que me compraste en Roma, quiero utilizarlo para el evento veraniego de los Patherson este sábado en su club, ÂżYa has decidido con quiĂ©n ir?]Cuando Leandro terminĂł de leer el mensaje, guardo su mĂłvil en el bolsillo de su pantalĂłn, sin siquiera responderle a Miranda Jhons. "ÂżElla no entiende lo que significa estar en un proceso de divorcio? ¡Necesito que me deje en paz de una buena vez!" PensĂł Ă©l molesto, mientras comenzaba a caminar rumbo al sendero que llevaba al lago. Rouse se quedĂł sorprendida de pie observando a ese hombre que sin siquiera decirle nada la habĂa dejado atrás. — ¡Hey! ¡Leandro! ¡EspĂ©rame!
"Han pasado más de cuatro años desde que Ă©l se casĂł con esa mujer… Cuatro años es mucho tiempo, quizá… ÂżNunca debĂ aconsejarle que lo intentará? Que intentara amarla; algo malo debiĂł suceder para que Ă©l decida divorciarse despuĂ©s de varios años de matrimonio" Pensaba Rouse analĂtica sin poder apartar su mirada de esa imponente figura masculina. "Algo muy malo como para que una persona quiera rendirse y buscar otras alternativas para tener un heredero" "Es un billonario, de buena familia, de aspecto atractivo, es parte de la Ă©lite de la alta sociedad, alguien como Ă©l podrĂa tener a la mujer que quisiera en sus brazos, enamorarse, volverse a casar" "ÂżPor quĂ© recurrir a un vientre en alquiler?" Pensaba Rouse un poco confundida por las acciones que llevaron a Leandro a recurrir al doctor Patrick y a la vez… Que le hicieron reencontrarse con ella. — ÂżSabes algo Leandro? Yo nunca me he casado. —