"Han pasado más de cuatro años desde que Ă©l se casĂł con esa mujer… Cuatro años es mucho tiempo, quizá… ÂżNunca debĂ aconsejarle que lo intentará? Que intentara amarla; algo malo debiĂł suceder para que Ă©l decida divorciarse despuĂ©s de varios años de matrimonio" Pensaba Rouse analĂtica sin poder apartar su mirada de esa imponente figura masculina. "Algo muy malo como para que una persona quiera rendirse y buscar otras alternativas para tener un heredero" "Es un billonario, de buena familia, de aspecto atractivo, es parte de la Ă©lite de la alta sociedad, alguien como Ă©l podrĂa tener a la mujer que quisiera en sus brazos, enamorarse, volverse a casar" "ÂżPor quĂ© recurrir a un vientre en alquiler?" Pensaba Rouse un poco confundida por las acciones que llevaron a Leandro a recurrir al doctor Patrick y a la vez… Que le hicieron reencontrarse con ella. — ÂżSabes algo Leandro? Yo nunca me he casado. —
"ÂżMi dĂa? Él… No creo que realmente le interese algo como eso, nuevamente está usando esa falsa amabilidad conmigo" PensĂł Rouse un poco inconforme, sin embargo, de todas maneras le respondiĂł. — RecorrĂ los jardines de la mansiĂłn, creo que fueron todos, no sabĂa que tenĂa accesos tan permisivos, disfrute mucho de los recorridos por Alice y Harold, aunque… Fue más conocerlos que disfrutar, ejemplo, el jardĂn de los arbustos con formas llamativas o el de los árboles de pinos era tan refrescante y perfecto para un picnic y podrĂa seguir hablando de ellos toda la tarde, pero eres el dueño y probablemente quien los diĂł a hacer y sabes mejor que yo como son, asĂ que… Bueno me disculpo por hablar tanto… Leandro se sorprendiĂł al ver lo emocionada que se habĂa puesto Rouse y ahora como lucĂa ella de adorable con sus mejillas rojizas por la vergĂĽenza de hablar tanto. — ÂżEs tu primera vez haciendo un trabajo como este para esa clĂ
Dos dĂas despuĂ©s, el sábado por la mañana. — ÂżY Leandro? ÂżYa ha ido a su trabajo? — PreguntĂł Rouse al mayordomo cuando bajaba esa mañana las escaleras de la mansiĂłn. — No señorita, el señor no trabaja los fines de semana, Ă©l ahora se está preparando para salir al evento agendado. "Oh es cierto… Hoy era esa salida, deberĂa llamar a Annie e informarle para que tenga listo a James e ir de paseo con mi hijo" PensĂł la hermosa ex modelo intentando disimular su entusiasmo por el hecho de ver a su hijo. En ese instante viĂł salir a Leandro de uno de los anexos en el interior de la mansiĂłn. "Wow, Ă©l luce guapĂsimo" PensĂł Rouse sin poder quitarle su mirada de encima a ese atractivo billonario. "Ese tipo de traje informal claro le sienta muy bien…" Mientras ella tenĂa su mirada clavada en Ă©l, Leandro volviĂł a ver en direcciĂłn a Rouse y fue entonces cuando l
La hermosa mujer de cabello largo y rubio, cerrĂł sus ojos y rodeo con sus brazos a Leandro colocando los mismos por encima de los hombros de Ă©l, ella comenzĂł a besarle con gran intensidad. Leandro se sorprendiĂł ante la rápida reacciĂłn que tuvo ella. Él seguĂa sin cerrar sus ojos estando a punto de dejarse llevar, sin embargo en ese momento un recuerdo pasĂł por su mente. La figura de esa bella mujer de cabello ondulado y hermosos ojos azules zafiros, la luz de la luna iluminando esa noche en el lago y la sonrisa llena de seguridad que ella le mostrĂł cuando le confesĂł aĂşn creer en el amor y no cerrar sus puertas a ese profundo sentimiento. Algo que Ă©l habĂa hecho desde hace algunos años atrás y se habĂa decidido a jamás volver a intentarlo poco despuĂ©s de su desiciĂłn de divorciarse. Leandro se habĂa rendido en ese tema. No era para menos. Él se habĂa estado esforzando durante
El hombre mayor suspirĂł, dándose cuenta que no tenĂa más alternativas que ser totalmente franco. — Dije que la señorita Becker saliĂł, yo autorice su salida, ella querĂa verse con una amiga ya que se sentĂa solitaria en la mansiĂłn sin compañĂa de su asiente y guarda espaldas que tambiĂ©n tenĂan el fin de semana libre. Leandro frunciĂł el ceño acercándose rápidamente a ese hombre y deteniĂ©ndose a poco de distancia de Ă©l. — ÂżPor quĂ© has hecho algo tan imprudente saltando mi autoridad? — PreguntĂł Ă©l imponente. — Lo lamento señor, ella se veĂa realmente triste y quizá temiĂł pedirle el permiso a usted y que se lo negara, despuĂ©s de todo es una joven que debe tener su propia vida y ya que ella no lo conoce bien a usted, quizá le dio pena. — ÂżElla debe tener su propia vida? ¡Ja! ¡Su propia vida me importa un carajo! ¡MaldiciĂłn! ¡Existe un contrato que ella tiene que cumplir al pie de la letra! ¡¿A caso mi opini
"Aunque hay algo positivo, aĂşn no he visto a esa mujer que se supone está a nada de convertirse en la ex esposa de este hombre, desde que estoy en la mansiĂłn, ella no ha llegado ni una sola vez, lo que es un poco extraño" PensĂł Rouse sin darse cuenta que en realidad Miranda Jhons habĂa llegado en cuatro ocasiones ya, pero en cada una el mayordomo Steven se encargĂł de evitar el encuentro de ambas mujeres. …..Poco más de media hora despuĂ©s. Rouse se encontraba en la oficina del Dr. Parker junto a ese hombre billonario que la habĂa contratado, ambos esperando los resultados. Una vez la puerta se abriĂł, Patrick ingresĂł junto a su esposa, la ginecĂłloga en jefe del hospital y tambiĂ©n la "seleccionada" para que se ocupe de ese caso en particular. — IrĂ© directo al punto, no quiero hacerle esperar señor Carletti. — Comentaba sonriente el doctor Patrick. Rouse de inmediato se puso
— Lo sĂ©. — SuspirĂł Rouse agotada mentalmente. — ÂżPor quĂ© no solo lo llamas bebĂ©? Es más neutral, no sabemos si es un niño o una niña, como dije ni siquiera se ha empezado a formar. — Pero existe y yo quiero un niño, aunque tampoco me voy a enojar si es niña. — RespondiĂł Leandro seriamente. Rouse se le quedĂł viendo fijamente para despuĂ©s sonreĂr con dulzura. — SĂ, existe, serás padre, ÂżNo quieres ir donde tĂş familia y que sepan la noticia? Puedes dejarme aquĂ, comerĂ© bien y volverĂ© a la mansiĂłn a descansar. Leandro hizo un gesto de preocupaciĂłn de inmediato. — ÂżTe sientes muy agotada? Es cierto… ÂżNo deberĂas esforzarte o si? ¡MaldiciĂłn! No se nada de embarazadas… DeberĂa pedirle a mi secretaria que me consiga a un experto en el tema. — DecĂa Leandro sin darse cuenta que estaba hablando hasta lo que pensaba. — Jajaja~ Rouse comenzĂł a reĂr a carcajadas sin poder evitarlo debid
Una vez que Miranda y Leandro ingresaron a la mansiĂłn, se dirigieron a la sala principal en la planta baja; por otro lado, el mayordomo Steven guĂo a Rouse a otro salĂłn en la misma secciĂłn. — ÂżEsta bien que los dejes solos? — PreguntĂł Rouse preocupada al mayordomo. El señor de más de cuarenta años posĂł su mirada cafĂ© en la señorita Becker. — Él estará bien, ÂżGustarĂa algo de merendar? EnviarĂa por ello de inmediato señorita. Rouse negĂł lentamente con su cabeza, ella no podĂa quedarse en calma cuando tenĂa tanta curiosidad por saber más del matrimonio de ese hombre y como rayos terminĂł de esa manera. — Steven, ÂżHace cuanto tiempo la relaciĂłn de Leandro es inestable? Yo, no dejo de preguntarme cĂłmo fue que Ă©l llegĂł a la necesidad de contratar un vientre en la clĂnica del doctor Patrick. — Señorita no tiene que preocuparse por ninguno de esos detalles, nada de lo que suceda entre ellos dos v