Siendo la niña mimada de papá y mamá, desconociendo los peligros que me rodeaban, viviendo felizmente rodeada de amor. Para recompensar a mis padres me gradué con honores, sin imaginarme que el día de mi cumpleaños mi vida daría un giro inesperado. Entre las sombras un enemigo de mis padres me acechaba como si yo fuera la presa de algún animal salvaje. Maquinaba mi destino, uno que no se lo deseo ni a mi peor enemiga, fui raptada y llevada a un país desconocido para mí, viví los horrores que mi vista nunca se imaginó ver. Mire cómo las jóvenes eran tratadas como un pedazo de carne para satisfacer a las mentes perversas y lujuriosas de los hombres. Ver cómo deseaban desnudarnos y llevarnos a situaciones donde la mente de una chica inocente y pura jamás se le ha cruzado por la cabeza. ¿Quieres saber cómo me aferre a la vida? ¿Quién Dios puso en mi camino para salir de ese sitio? Y ¿De como me arme de valor para no morir en el intento? Te invito a que conozcas mi historia, soy la hija de Vicky y Nelson Morris, es la continuación de Un Amor tan Puro.
Leer másAzucena está peor. En su mente, ella es la única esposa de Harold y que su rival se lo quito a bases de mentiras, convirtiéndose en la amante. Actualmente, Azucena estaba embarazada de Harold nuevamente, es su segundo hijo, ya que su primer hijo, ella se inventa que Leticia se lo mato por celos. Cada vez sus desvaríos son peores. Los medicamentos no funcionan con ella, sus padres la visitan casi todos los días. Ellos tienen fe de que su hija, se aliviara pronto.—Hola, hija. —su madre entra para estar un momento con ella.—¿Qué haces aquí? Ustedes son los culpables de que Harold me haya dejado. Mírame estoy embarazada y ustedes me desprecian por haberlo perdido. —la madre la mira con miedo, todo lo que dice son incoherencias.—Mi amor, no digas eso, siéntate y charlemos un rato de madre a hija. Sabes que te amo, me duele verte en este estado.—Si eres mi madre, sácame de aquí, tengo que decirle a Harold que estoy embarazada de él, voy a volver a ser madre.—No mi amor, tú no estás emba
No podía creer que estuviese preguntando eso, pero, sinceramente, después de lo que acababa de pasar, podía permitirme hablar claro, reflexioné. No me estaba cuidando y él menos, además, si él me cela yo también puedo hacer lo mismo. Si él iba a ser posesivo, yo también podía serlo. Aquí las cosas tienen que ser equitativas todo por igual. Preguntar eso no era lo más atrevido que había hecho aquella noche. Estábamos aprovechando para vestirnos mientras hablábamos, Harold se puso la camisa y perdí de vista el pecho musculoso. ¡¡Qué lástima!! Yo me había puesto ya la ropa interior y en ese momento me estaba abrochando la blusa.—Lo que Dios quiera mi amor. —dijo sonriendo, como si tampoco le importara mucho. —Qué fácil se escucha, la que termina sufriendo, soy yo. —se levantó, y me tendió la mano para ayudarme a levantarme. Nos pusimos nuestros respectivos pantalones, y esta vez fueron las piernas musculosas las que perdí de vista. —Entonces, no hay razón para sentir celos, sabes que
Ella soltó un gemido largo, casi un grito y se mordió el labio, como si no quisiera hacer ruido. Pasó una de sus piernas alrededor de mi cintura. Cogí el muslo y la subí un poco más, mientras seguía empujando. Flexionaba un poco las piernas y cogía potencia para penetrarla en la subida, cada vez más fuerte y más profundo, rodeado de su calor y de su sexo húmedo.Se agarraba a mis hombros, mientras ayudaba, empujando con sus caderas y subiendo un poco más la pierna que tenía alrededor de mi cintura. No sabía si era por la falta de experiencia o simplemente que era penosa por naturaleza, pero el entusiasmo con el que se estaba entregando me estaba poniendo a mil.—¡¡Harold!! —suspiró, la cabeza echada hacia atrás, apoyada contra la pared del dormitorio.—¿Qué quieres, mi amor? —inquirí, jadeando, empujando con las caderas hacia delante una y otra vez. —No dejes de hacer eso, no dejes de… ¡Ah! ¡Mm!“¡Dios!” Echó la cabeza hacia atrás de repente, y me dio el tiempo justo a ponerle la man
Harold cada día se convencía de que no está solo, ahora cuenta con familia y amigos que hacen un poco menos pesada su carga, Andrés se puso de pie y se acercó a Harold para preguntarle qué está pasando, al ver que su hija y yerno se marchaban.—¿Por qué se fueron? ¿Cuál es el misterio?—Ah es que iban a recoger una amiga nuestra, que vivirá en la casa de ellos por un tiempo.—Ok, pensé que era algo malo, con tanta cosa que nos ha pasado, ya los nervios los tengo de punta.—No, toda está muy bien, pronto conocerá a su bisnieto.—No sabes cómo estoy de ansioso, ya quiero tener en mis brazos a esa criatura.—Muchas gracias, por apoyarnos.—Eres familia, hijo y la familia se ama.Harold no podía sentirse mejor, por primera vez se sentía en un verdadero hogar, toda su juventud fue de estar lejos del hogar, sobrevivir por sus propios medios, sin nadie con quien contar y sobre todo confiar, nunca había confiado en nadie de no ser él.Entro nuevamente al dormitorio donde se recupera ella y lo
Ambos hombres, entre preocupación y chisme, lograron matar el tiempo hasta que una enfermera los interrumpió. Harold de inmediato se le acercó para escuchar lo que les informará.—Buenas, son los familiares de la paciente Julie Morris.—Soy su padre.— Y yo el padre del bebé que está por tener.—La señora va a hacer sometida a una cesárea, así que ya se le está ingresando al quirófano, ella no puede tener un parto natural, necesito que firme unos papeles, esta es la ropa de ella.—De esto yo me encargo. —actuó Harold al ver que Nelson se ocuparía de la documentación— ¿Cómo está ella?—No se preocupe, ella está bien, solo que a último momento el niño se sentó y como es primeriza es más difícil ese tipo de partos.—Comprendo, cuanto tardara la cirugía, para saber de ella. —indago Nelson.—En cuanto ella esté en recuperación, saldrá una enfermera para guiarlo a la sala cuna y mostrarle al recién nacido.— ¡Estaremos atentos, muchas gracias! —Harold está muy contento que ambos estén bien.
Leticia se guindó del brazo del hombre de su vida, más feliz no podría estar, durante el viaje ella no dejaba de sonreír, nunca se había sentido tan feliz como lo era en este momento. Mientras que Scott, no dejaba de pensar en el enredo en que está su vida en este instante, no quiere perder a las dos mujeres, ambas lo aman y él sea como sea también.—Llegamos, Leticia, antes de entrar quiero decirte algo. Sabes que yo creí que tú estabas muerta, te busqué hasta que me dijeron que tú habías fallecido.—Por tu rostro, es algo malo, por favor no me asustes, he sufrido tanto, lejos de ustedes dos. —Eso hizo que tragar grueso a Scott.—No es algo malo, solo que es una situación complicada. Que necesito que me des tiempo para resolverlo.— ¡¡Le pasa algo a mi hijo, sufrió algún trauma en el accidente, por Dios, Scott dime que es!!—A Joel, en el accidente perdió la capacidad de oír, pero gracias a una operación él ya la recupero, ahora se está mejorando muy bien, a él lo está cuidando mi pr
El hombre se marchó y al llegar a la agencia a entregar el auto y recibir el reembolso que dejo de depósito, el dueño llamo a Scott para comunicarle que el hombre está en la agencia. En cuanto escucho eso, le aviso a Harold y a Nelson, aquellos corrieron para llegar y esperar que saliera, así seguirlo sin que los notarán.Mientras que en el edificio viejo el plan de Leticia es hacer que Azucena las saque de ahí a otro sitio más fácil de escapar, ahora que sabe que ellos están vivos, quiere salir de ahí como sea. En eso comenzó a gritar el nombre de Azucena con angustia, que viniera rápido, y le hizo señas a Julie que gritara, a lo cual ella gritó con mucha fuerza y abrazando su barriga, lloro grito lo más real que pudo.— ¡Azucena, ven, por favor! Necesitamos ayuda. —entra a la carrera Azucena, alarmada por el escándalo de ambas mujeres, ella va junto a dos hombres.—¿Cuál es el alboroto? —abre la puerta y les dice a los hombres que vigilen, mira a Julie tumbada en el suelo retorciénd
Al poner el video, los tres fijan su mirada en la pantalla, en efecto un hombre se baja de un taxi, se ve que revisa el auto y lo paga en efectivo, se monta y arranca, luego se detiene en la entrada del paqueo y es ahí donde una mujer con anteojos y una pañoleta se sube al auto.—Es ella, esas piernas son únicas, estoy seguro. —hablo, Harold, una esperanza nace en todos.—Como te vas a basar en las piernas, hay que estar seguros. —Nelson duda de lo que dice Harold.—Es ella, lo sé, la conozco hasta en los frijoles.—Dejo alguna información ese tipo.—Te aseguro que ha de ser falsa.—Ya veremos. Nada perdemos con saber.—Esta es la dirección que dejo junto a este recibo de luz.— ¡Excelente, lo tenemos! —Scott puso esa mirada diabólica.Salieron de ahí rumbo a la dirección que aquel desconocido dejo, rogando por dentro que no fuera falsa, porque ahí si les tocara volver a empezar desde cero. Otra vez, Harold sabe que cada minuto cuenta, solo de recordar de donde la rescato aquella vez,
Harold está contento con la mejoría del niño, es un problema menos, se puso a meditar del porqué ella sacaría todo su dinero, sabía que sería seguida por las translaciones, lo que Azucena poseía es pericia. Esa mujer es meticulosa en todo lo que hace, eso hace que su búsqueda se vuelva un rompecabezas.«Azucena, donde te escondes, y que estás pensando hacer, cuál será tu próximo movimiento, solo espero que no atentes contra lo que amo, porque no seré piadoso y se me olvidará lo cercano que fuimos».Después que terminó, salió de su oficina y fue a ver si a su mujer, la que no había llegado, al ver que su mujer no se presentó al trabajo, se fue directo a la oficina de su sobrina. Le pareció extraño, más que tiene esa preocupación de que ella puede estar en peligro.—Sobrina, has sabido por qué Julie, no se presentó al trabajo.—¿Cómo que no se presentó? Ella estaba en su oficina, no creo que se fuera sin avisarme.— ¡¡Entonces ella vino!! —eso, asombro a Harold.— ¡Desde luego que sí, v