Terminamos en un santo amén, ninguna pensó en que nos podían envenenar, aunque no era una posibilidad, ellos querían dinero y muertas no se los íbamos a dar. Ella se sentó en la cama, hasta ahorita no ha dicho nada y yo igual, la verdad no tengo nada que decir. Me senté a la par de ella, ambas mirando hacia la puerta, en verdad a veces las palabras sobran, más en momentos así, donde no encuentras la manera de escapar de este destino.
—Me voy a matar. —soltó de pronto, me quede asombrada.
—¿Por qué dices eso? —le pregunte atemorizada.
—¡No voy a dejar que un viejo asqueroso haga lo que le plazca conmigo!
—¿Yo tampoco, pero morir no es opción?
—Ya miré que de aquí solamente saldremos muertas, no hay manera de escapar, no quiero terminar en las manos de un degenerado.
—Entiendo, no debemos confiar en nadie, ahora tenemos que ver la manera de salir de esta situación. No debemos rendirnos.
—Eres ingenua, es que acaso no sabes en donde estamos, este es un prostíbulo, nos venden como al ganado, a hombres con fetiches que harán que hagas cosas inimaginables, viejos asquerosos que te tocaran y besaran, con solamente pensar me repugna. — eso hizo que mi piel se erizara, no quiero terminar de esta manera, no dejaré que ningún hombre me toque, no quiero que nadie abuse de mí.
—¡No quiero ser abusada! —dije en susurro. Mis manos no dejan de temblar.
—Que creías que estábamos en algún jardín de niños, no mamita, aquí es un prostíbulo, donde viejos pagan por sexo. Les fascina que seamos vírgenes.
Mis lágrimas salen a chorro, solamente de suponer que abusaran de mí, al oírlo de ella todo tiene más sentido, nunca había oído de estos lugares, nada más una vez mi madre me contó que a ella la subastaron, pero que mi padre la rescato sin conocerla. Él la ayudó a salir de ahí y a mí quien me va a ayudar, mi familia está lejos, aquí no conozco a nadie, ¡Dios ayúdame! No supe en qué momento estaba de rodillas clamando al señor que me ayudara hoy más que nunca, recé como nunca lo había hecho, sin importarme que esa chica me estuviera observando.
—¿Qué te pasa? —siento que la chica me ayuda a levantarme.
—Tengo que ver la manera de irme de aquí. No quiero ser abusada. Tengo mucho miedo de quedarme para siempre en un sitio como este.
—Eso es imposible, si has notado, ningún cuarto tiene ventanas, solo hay una puerta y está con llave, además, cuando alguien viene, siempre es acompañado por un hombre armado, estamos fritas, solamente ruega que no te toque un viejo amargado y asqueroso.
—¡No quiero nada de esto, mis padres me han de estar buscando, solamente espero que me encuentren a tiempo! —quiero llorar, sin embargo, sé que es perder mis fuerzas.
— Eso olvídalo, jamás nos encontrarán, este es nuestro maldito destino.
La observo que se acuesta en la cama, ella ha aceptado este destino, yo no quiero aceptar este destino, únicamente esperaré la oportunidad para escapar, aunque me toque pedir en las calles y encontrar a la policía para que me ayuden a llegar a mi hogar, la mire y se ha dormido. Yo no puedo dormir, mi cabeza duele de tanto cavilar, más cuando cierro los ojos, me imaginaba siendo violada por un asqueroso hombre. En eso entran dos mujeres de mediana edad, una de ellas con su rostro amargado, la otra tenía sus expresiones más suaves, despertaron a la otra chica, yo me puse de pie y me pare en la esquina de la habitación.
—Vamos muchachas, ya les llegó el turno de ser exhibidas, hay que poner su mejor cara. — fingí epilepsia, vino a mi mente las palabras de Clarisa que me contó que su padre le dijo que cuando estuviera en peligro fingiera epilepsia, eso le daría más tiempo y le salvaría la vida de cualquier peligro.
—¡Que le pasa a ella! —grita una de ellas horrorizada. Yo me retuerzo en el suelo blanqueando mis ojos, mordí un poco mi lengua para que la sangre saliera de mi boca.
—¡La chica es epiléptica! —exclama una de las mujeres.
Al ver la sangre salir de mi boca, eso lo hizo más real, se asustan al ver salir la sangre de mi boca, pongo mis ojos en blanco y mi cuerpo moviéndose en el suelo como serpiente, con la esperanza que mi plan diera resultado. Ellas están alarmadas con mi comportamiento, también la chica que me acompaña está asustada al verme en este estado.
—Corre ve a llamar a la señora. —trato de mantenerme en esa escena lo más que puedo, hasta que escucho que la mujer despiadada, habla asustada.
—¡Carajos! Esta chica no y ahora qué demonios haré, así no nos sirve, no para este cliente VIP, tendrás que ser tú, ven conmigo, cuando le pase el ataque la asean y la curan, la remataré esta noche.
Ella sale del cuarto, trato de calmarme, me duele la lengua, respiro con dificultad, quiero llorar, me van a rematar, únicamente espero que no haya empeorado mi situación. Las mujeres me ayudan a llegar a la cama, una de ellas me trae agua para que me enjuague, las miro y una de ellas me mira con lástima. Quiero pedir ayuda, pero si lo hago eso agravaría mi situación, ellos no conocen la compasión.
Estoy muy asustada, no sé cuál será mi destino, no veo la manera de escapar, siempre hay alguien vigilándome. Las mujeres que ingresan y se retiran de la estancia me presentan señales que me atormentan aún más, pues tuve la intención de experimentar epilepsia, sin embargo, no he logrado salvaguardarme de ser exhibida.
—¡Ayúdenme por favor! —le ruego a una de las mujeres.
—Hay muchacha, me da tanto pesar tu situación, ahora serás subastada a un precio muy bajo, hoy algún pervertido te comprará, tan linda y con tan fea enfermedad.
—Por favor, ayúdenme, se los ruego. Quiero irme de este sitio.
—No podemos, nos matan y no solo a nosotras, sino también nuestras familias.
Estoy perdida, las mujeres se marcharon y quedé sola en el dormitorio, lloré de impotencia, no tenía más remedio, ya las ideas se me habían terminado. En eso trajeron otra chica, le pusieron el mismo vestido nada más que de otro color, la chica se vistió, me mira con sus ojos cristalizados, mientras se viste.
—¡Te castigaron! ¿Por qué estás sangrando?
—¡No, Solamente tuve un ataque epiléptico!
—¡Ah! ¡Ahora entiendo la sangre! No tardan en venir por nosotras, creo que nos van a exhibir, ¿ya le pusieron precio a tu cuerpo?
—No. ¿Y a ti ya te dijeron cuanto, vales?
—A mí me dijeron que mi subasta empezara con mil euros, no está nada mal, espero que propongan más.
—¿Estás asustada? —indago, porque a ella la veo tranquila.
—Mucho, pero de nada sirve revelarse, ellos nos pueden matar en cuanto se les antoje, ya acepté mi destino, ahora solamente debo acostumbrarme a la vida que me tocara.
—¡Yo no quiero aceptar este destino, quiero salir de aquí, pero nadie me ayuda!
—No seas tonta, aquí nadie te ayudará, solamente harás que te maten o aún peor que varios hombres te violen.
Era otra información que me llegó de golpe, no pensé en esa opción, será que moriré en este horrible lugar, lejos de mi familia, no puedo aceptar este destino, ¡Dios ayúdame! Al rato llegaron nuevamente las mujeres y nos dijeron que la hora había llegado, nos hacen caminar cada una a la par de ellas.
Miro que la otra mujer tomo de la mano a la chica y se nos adelantaron, salimos del pasillo, miro alrededor, hay muchos hombres sentados, tal como lo dijo ella. Hay muchos que son ancianos viendo a las chicas en la tarima, con ojos de lujuria, gritando el precio que ofrecen por ellas, mientras un hombre reanima la subasta, exhibiendo a las chicas con poca ropa. Otra chica sube con el mismo vestido que nosotras, el hombre animador le sube el vestido a modo que enseñe sus partes íntimas, ¡Qué horror! Unas chicas lloran y otras simplemente agachan su rostro, no veo a ninguna reír, eso significa que fueron traídas a la fuerza, al igual que yo, estoy por desmayarme, ya que algunas han aceptado su situación, cosa que yo no quiero aceptar.
Miro que suben a la chica antes de mí, ella me da una media sonrisa de rendición, algo que yo aún no pienso hacer, estoy cansada, no he dormido nada desde que me secuestraron. El miedo a que me hagan algo sin mi consentimiento me tiene en vela, no sé qué hacer, pero rendirme nunca, lucharé o moriré en el intento, estoy decidida.
Cuando un reflejo paso por milésima de segundos ante mis ojos, busco eso que llamo mi atención, desvío mi mirada por todo el sitio y cerca de nosotros pasa un hombre con una sudadera con la capucha sobre su cabeza cubriendo su rostro. Camina entre la multitud, miro algo que guinda en su cuello, es un colgante con las iniciales ABS, eso ilumina mi mirada y una luz de esperanza vuelve a encenderse dentro de mí.
╰⊱♥⊱╮ღ꧁ JULIE ꧂ღ╭⊱♥≺Sé lo que significa, si alguien porta una de esas cadenas, su lema es siempre el honor, no debo perder esta oportunidad, ¡Dios que sea lo que estoy pensando! El amigo de mi papi tiene una de esas, él es un militar y me explico que significa portar una de esas, son hombres de honor, eso quiere decir que este hombre tiene que tener honor, quiero creer que así es, no tengo nada que perder con intentarlo.Le muerdo la mano a la mujer que me lleva hacia la tarima y me suelta de inmediato, cuando le enterré los dientes sin compasión, aprovecho correr hacia él, lo veo caminando entre las sillas, no me detengo. Corro lo más que puedo con el fin de alcanzarlo, me persiguen dos hombres de la seguridad, hago el último esfuerzo logrando llegar hasta él, lo abrazo por detrás sujetándome porque mi vida depende de él. Como si fuera mi salva vida, lo sujete con tanta fuerza que no permitiré que nadie me separe de él.Él me mira inmediatamente, mis ojos están cristalizados, lo miro
╰⊱♥⊱╮ღ꧁ JULIE ꧂ღ╭⊱♥≺Estoy nerviosa, lo miro a él, está muy tranquilo, no sabemos si ellos nos dejaran salir, estoy fuertemente sujeta de su brazo, no me pienso alejar de él, aunque me obliguen, seguiré pegada a él, en momentos así solo Dios con nosotros. Él vuelve a sacar su arma, estamos los dos frente a la puerta esperando que se abra, me mira y me sonríe a modo que me devuelve la confianza, él me sacara de este sitio, en eso la puerta rechino al abrirse, entra la mujer y dos hombres más.—¡Recibimos el dinero, la chica es suya! —dice la vieja de mala gana, dándome una mirada de ira, trato de no verla a los ojos para no provocarla.—Entonces nos podemos retirar, señora.—Desde luego, señor Murray, pueden irse.—Ya veo que trabajan rápido, pudieron saber mi identidad.—Así es, y le aconsejo que no vuelva por aquí, porque la próxima vez no tendrá tanta suerte, recuerde que los buenos samaritanos al final están bajo tierra.—Si me investigo bien, entonces sabe quién soy realmente, así
╰⊱♥⊱╮ღ꧁ JULIE ꧂ღ╭⊱♥≺Miro el cepillo de cabello en la mesita que hay en la habitación, lo agarro y me desenredo mi cabello, que lo tenía hecho un desastre. Me peino hasta desenmarañar mi cabello, que bien se siente estar en paz, me acuesto en la cálida cama, me arropo y miro fijamente el cielo falso, me parece un sueño muy lindo el que estoy viviendo. No me lo puedo creer que estoy fuera de ese infierno, comienzo a llorar al acordarme todo de lo que viví ahí y de las chicas que están atrapadas sin esperanzas.¡Dios ten misericordia! Mil gracias por haberlo puesto en mi camino, nunca me imaginé que saldría viva de ahí, ¡Harold! Que lindo nombre tiene. Mis ojos pesan, cerré mis ojos, el sueño me domino. Ahora puedo dormir con toda tranquilidad.Al día siguiente, estoy debatiendo en salir del dormitorio, la vergüenza me consume, él me vio desnuda, no sé qué le diré, siento que mi rostro arde de timidez, ¡Dios que no se acuerde de nada o mejor aún que no me haya visto bien! Aún llevo pues
Julie se mantiene firme en su decisión, a pesar de la preocupación evidente en la voz de su padre. Sabe que debe saldar su deuda con Harold, el hombre que la rescató de una subasta donde su destino habría sido incierto.—Papá, entiendo tu preocupación, pero necesito que confíes en mí. Harold me salvó de un destino terrible y le debo mucho. No puedo simplemente abandonarlo ahora. —Julie intenta tranquilizar a su padre, Nelson, quien ha estado buscándola incansablemente.Nelson suspira al otro lado de la línea, la preocupación aún presente en su voz. —Julie, solo quiero que estés a salvo. Eres mi hija y no puedo soportar la idea de que algo te pueda pasar.—Lo sé, papá. Y te prometo que estoy a salvo. Harold es un buen hombre. Me cuida. Solo necesito un poco más de tiempo para saldar mi deuda con él. Después de eso, volveré a casa. —Julie responde con determinación.—Está bien, hija. Pero por favor, mantente en contacto. Queremos saber que estás bien. —Nelson finalmente cede, aunque a re
Mi corazón se contrae de dolor al escuchar la preocupación en las voces de mi familia, pero aún no puedo regresar a ellos. Este hombre depende de mí y debo mostrar mi gratitud. Aunque anhelo el calor de mi hogar, sé que mi deber está aquí, por ahora. Mi familia siempre ha estado allí para mí, y sé que estarán esperándome cuando sea el momento de volver.—Lo respetamos, hija, no te preocupes, yo haré entender a tu padre, si necesitas algo solo pídelo, nosotros lo solventaremos.—Gracias, mami, saludes a mis hermanos, los extraños mucho les mando muchos besos.—Ellos ya los recibieron mi amor. Cuídate mucho y no dudes en llamarnos si nos necesitas.—Gracias, mami, los amo muchísimos a todos, siempre los recuerdo, no se preocupen más por mí, estoy muy bien, pronto estaremos juntos.—Cuídate mi amor, — escuché cómo todos se despedían de mí llorando, yo igual no podía detener mis lágrimas, como los echo de menos— Aquí estamos para lo que desees solamente pídelo y te lo daremos y trata de co
Tras las compras, me dirijo a casa. Subo a mi vehículo y, mientras conduzco, medito en cómo le haré para llegar a un acuerdo que el imbécil de mi hermano querrá arrastrarme a su mundo de nuevo, algo que todavía no está en mis planes. Llevo una vida tranquila con mi hijo. Aparco mi auto en la entrada de la casa, bajo las bolsas del asunto, camino hasta la entrada de la casa, al abrir la puerta, escucho a mi hijo gritar, suelto las bolsas dejándolas caer al suelo. No, otra vez, que ella no esté maltratando a mi hijo. Al abrir la puerta, miro a mi hijo sobre la espalda de ella sonriendo y gritando de alegría, había mucho tiempo que no miraba esta escena, ella lo ha logrado, ha hecho sonreír a mi hijo de nuevo.—Mira Joel, es papi, dile que juegue también con nosotros. —la miro que habla despacio sin dejar de ver a mi hijo, él asiente con la cabeza, se me acerca y me toma de la mano, llevándome hacia su centro de juego, me siento con ellos en el suelo, de un momento a otro estamos los tr
*JULIE*Aún no lo puedo creer lo que hizo él, ¿Por qué lo hizo? No estimo que le guste, imposible, apenas nos conocemos, además no juzgo que yo le guste, no supongo haberle dado motivos, me toco mis labios y cada vez que cierro mis ojos ese momento se reproduce en mi memoria, solo fue un pequeño roce, a esto se refería mi prima, de que se sienten cosas cuando un hombre te besa.Me siento en la cama, eso me ha dado mucho en que cavilar, fui muy tonta y torpe, es que me tomo de sorpresa, que iba a saber que me besaría, ¡Dios me beso! Me sudan las manos, hubiera sido mi primer beso si no hubiera sido bien torpe, talvez lo hubiera prolongado un poco más. A la mañana siguiente salgo de la habitación en busca del pequeño, quiero enseñarles el lenguaje a señas, sé que así se le hará más fácil la vida, al llegar a la habitación del niño lo miro a él levantando al pequeño, me quede contemplando esa bonita escena. Me perdí en la escena que mi mente se puso en blanco por milésima de segundos.—
*Recuerdo Relámpago de Harold*Ese día estaba llegando a la celebración que mis padres prepararon para mí, me acababan de ascender a coronel de la fuerza marítima, Leticia fue mi amiga desde la infancia, siempre nos animamos en todo. Ella me contó de su novio que tenía a escondidas, nunca me revelo su nombre y a mí nunca me dio curiosidad de saberlo, yo pase enamorado de ella en silencio.—¡Harold, podemos hablar!—Desde luego, solo déjame saludar unos viejos amigos y seré todo tuyo. —Con ella todo era espontáneo, siempre me dijo que era de espíritu libre— Dime mi preciosa amiga.—Estoy en graves problemas. No sé qué hacer, siento mucho miedo y no a quien contárselo, tú eres el único en quien confió.—¿De qué hablas, me asustas?—Yo cometí un enorme error, el cual muy pronto saldrá a luz, estoy embarazada y el padre de mi hijo ha desaparecido, no sé nada de él.—¿Cómo qué desapareció? ¿El cobarde acaso te dio la espalda?—No, a él lo enviaron a una misión y se perdió comunicación con