Me coloco en medio de ellas a modo de esconderme, mi cuerpo tiembla involuntariamente, el pantalón blanco que llevo va impregnados de orina y sucio, empezamos a caminar. Cuando la luz del sol nos da en el rostro, todas quedamos ciegas, lo noto porque agachamos la cabeza casi al mismo tiempo, mi cabello alborotado cubre mi rostro. Nos suben rápidamente a una especie de vagón, detrás de unas cajas, nos acomodan a modo de no quedar juntas, uno de ellos nos mira y mueve su cabeza negativamente.
—No hagan ruido, la que empiece a hacer alboroto, la mato. —nos amenaza enseñándonos un arma, todas nos hacemos un nudo, yo respiro hondo, trato de pensar en cosas que me hicieron felices para no llorar más. Se me vienen a la mente el rostro de mi papito, quien día a día mientras no tuve coche me llevaba al colegio, siempre me dijo que era su tesoro. Mi mamita, quien peinaba a diario mi cabello, no se iba a dormir si no me daba mis buenas noches, aun cuando crecí lo siguió haciendo, nunca le dije que ya era una señorita, porque me gustaba ese lado de ella. Mis abuelos, tan consentidores, no sé si los volveré a ver.
El furgón empezó a moverse, suspiré de tristeza, ahora que será de mí, tenía tantos planes, siempre le dije a mi papi que quería viajar y él se oponía, recuerdo sus palabras, “una muchachita bonita no puede andar sola, hay muchos peligros, mi amor”. Ahora sé a qué se refería con eso. No volveré a ver a mis amigos hasta extraño, a mis dos hermanos que me hacían muchas bromas que me molestaban en ese entonces. Ahora los extraño mucho.
Escucho a un hombre gritar. —Llegamos, bajen la mercancía— oigo como van quitando las cajas para darnos el pase y bajar del furgón.
Todo es como una mala pesadilla, mi cuerpo no deja de temblar, mi boca está seca, tengo mucha sed, pero en estas circunstancias prefiero aguantarme, no quiero llamar la atención de ninguna manera. Quiero ser invisibles para ellos, he visto tantas cosas en el viaje hasta aquí, que no deseo que me hagan ningún daño irreparable.
—Tú la de la blusa roja. —miro rápidamente mi blusa y volteo a ver a las otras chicas, es a mí a quien se está dirigiendo, eso hace que mi piel se erice— Ven conmigo, tú eres un pedido especial, espero que valgas la pena.
Camino despacio detrás de aquel hombre maniático, me agarra del amarre de mis manos, las cuales las llevo adormecidas. Al ver que mi paso es lento, él me jala con fuerza haciéndome caer de rodillas en el suelo, me mira con enfado y me jala fuerte del amarre para que me levante.
—Mira jovencita, ya no estás con tus papis, solamente las inteligentes sobreviven, haz lo que te dicen y todo será más fácil para ti, realmente te compadezco. Tengo una hija de tu misma edad y constantemente le digo que en las calles hay siempre un peligro oculto, lastimosamente tú aprenderás esta lección a las malas, así que te deseo suerte en tu nueva vida, que para nada será color de rosa.
Miro al rededor, se ven luces a lo lejos, parece una ciudad algo lejana, es de noche, se ven luces de colores en la entrada de este local o lo que sea. Me adentran por la parte trasera o al menos eso especulo, aquel hombre paso su mirada de enfado a de lástima, quiero decirle que me ayude que mis padres le pagaran lo que pida, pero mi boca está sellada con cinta adhesiva.
—Por fin llegaron, tengo clientes ansiosos, que están dispuestos a gastar su dinero en ellas. —una voz femenina hizo su aparición, me sujeta fuerte de mi mentón mirando mis ojos— Tú eres la adecuada, el señor Rodríguez estará complacido contigo. A las demás, llévenlas al fondo, hay que bañarlas y ponerles ropa limpia, hay que alimentarlas, están demasiadas flacas.
Cuando esa mujer dijo eso, las otras mujeres que la acompañan, me tomaron del amarre para hacerme caminar. Miro hacia atrás y una de ellas se opone para caminar y no sé de dónde, pero la mujer se sacó un látigo y le dio un fuerte latigazo en su espalda haciéndola caer al suelo, de inmediato se ve la sangre a través de la ropa.
—Aquí no estás en tu casa jovencita, donde tus papis que te mimaban mucho, aquí van a obedecer si quieren seguir viviendo, la única opción que tienen es la muerte o ser compradas por alguien que las desee, ese es su destino de hoy en adelante.
Camine al ritmo de la mujer a modo de no llamar la atención ni hacerla enfadar y no recibir ese tipo de castigos, mis piernas flaquean, no debo detenerme, tengo que seguir caminando. Me adentran a un cuarto oscuro, uno de los hombres trae una lámpara de mano, hay unas colchonetas en el suelo.
—¡Acomódate ahí, mantente en silencio, se te soltará, pero a la primera que grites, serás la primera que deja este mundo! —unos de los hombres soltaron mis manos y me quito de un solo tirón la cinta adhesiva de mi boca, creo que ni la cera caliente duele como me dolió esto, la boca me palpita adormecida.
Salieron dejándome sola, cerraron la puerta, No lo voy a negar, mi miedo me supera, me mantengo quieta y callada, no quiero ser azotada, en eso escucho que a la jovencita que lastimaron la adentran al cuarto, ella se queja del dolor, ella trata de quitarse la ropa que le estorba, me le acerco con el fin de ayudarla.
—¿Estás bien?
— ¡Me duele mucho, ayúdame a quitarme la blusa que me molesta la herida, ya quiero irme de aquí!
—¿De dónde eres? —indago, para saber de ella. Necesito hablar con alguien.
—Soy dominicana, llevaba varias semanas en ese barco, un día una mujer llego a mi aldea a ofrecer trabajo a jóvenes que deseaban prosperar, me sentí afortunada al ser elegida y cuando acorde estaba en un barco junto a ustedes, y ¿tú cómo fue que paraste aquí?
—Soy de Estados Unidos, todo por ayudar a una anciana, ella al parecer fingió caerse, aún no entiendo por qué lo hizo.
—Hablas muy bien el español, para ser de ese país.
—Hablo varios idiomas, soy todo un ratón de biblioteca. —en eso no mentía.
—Yo ni la primaria hice, mi familia es muy pobre, en donde vivo trabajamos la tierra para sobrevivir.
—¿No sabes leer ni escribir?
—Solamente sé leer un poco, escribir no sé mucho.
—No vuelvas a exponerte de esa manera, te pueden matar. Esta gente no está jugando. Es mejor obedecer.
—¡Y crees que no es mejor morir, nos van a vender a saber a quién, tengo miedo! He escuchado tantas cosas horribles de esta gente.
—No te preocupes, hay que pensar positivo.
Le abracé, no sé si la consolaba o me consolaba a mí misma, en eso se abrió la puerta y un hombre abrió el grifo de una manguera, nos roció agua con presión, de esas que usan los bomberos, gritamos al sentir los golpes del agua. Él se ríe al vernos rodar por todas partes del cuarto, mojando las colchonetas en las que supuestamente dormiríamos, la chica que andan en falda, se le suspendía dejándola expuesta.
Después de eso, cerro el grifo y salió del cuarto, dejándonos mojadas, ahora temblamos del frío, el agua estaba helada, no tenemos ropa seca ni donde sentarnos, todo está mojado, nos paramos en una esquina juntándonos para darnos calor. Ha pasado un rato, volvió la mujer que nos recibió, nos observó por un largo tiempo sin decir nada.
—Ustedes, dos, vienen conmigo. —señalándonos, nos miramos y comenzamos a caminar detrás de ella, no es por nada, pero esa mujer da miedo.
Caminamos abrazándonos con nuestros propios brazos, afuera de aquel cuarto hace más frío, ella camina enfrente de nosotras moviendo sus caderas de un lado a otro, con un vestido que no deja nada a la imaginación, totalmente transparente o será que lleva un forro color piel, aunque lo dudo. El titiritero del frío hace que me duelan las mandíbulas.
—Entren ahí, se les dará ropa y comida, ustedes serán las que expondremos primero, ojalá el cliente potencial que tenemos se quede con una de ustedes, así nos quitamos ese viejo asqueroso y peligroso de encima.
Entramos y había una cama plegable, dos sillas y una mesita, dos mudas de ropa en la cama. Ella tomó uno y yo el otro, nos desvestimos y nos pusimos la ropa seca, eran dos vestidos del mismo estilo, solamente que uno de color azul y el otro rojo, ella eligió el rojo. Me quedé con la ropa interior mía mojada, porque eso no había, la chica solamente me miraba, no teníamos nada que decir, el frío se apoderó de nuestros cuerpos. Iba a preguntarle cómo se sentía, cuando se volvió a abrir la puerta, dos platos de comida, un pedazo de pollo asado y una ensalada de repollo, eso era todo, comí como nunca lo había hecho, no tenía sabor, aunque con el hambre que tengo eso no importa. No únicamente yo, la otra chica estaba igual.
Terminamos en un santo amén, ninguna pensó en que nos podían envenenar, aunque no era una posibilidad, ellos querían dinero y muertas no se los íbamos a dar. Ella se sentó en la cama, hasta ahorita no ha dicho nada y yo igual, la verdad no tengo nada que decir. Me senté a la par de ella, ambas mirando hacia la puerta, en verdad a veces las palabras sobran, más en momentos así, donde no encuentras la manera de escapar de este destino.—Me voy a matar. —soltó de pronto, me quede asombrada. —¿Por qué dices eso? —le pregunte atemorizada.—¡No voy a dejar que un viejo asqueroso haga lo que le plazca conmigo!—¿Yo tampoco, pero morir no es opción?—Ya miré que de aquí solamente saldremos muertas, no hay manera de escapar, no quiero terminar en las manos de un degenerado.—Entiendo, no debemos confiar en nadie, ahora tenemos que ver la manera de salir de esta situación. No debemos rendirnos.—Eres ingenua, es que acaso no sabes en donde estamos, este es un prostíbulo, nos venden como al gana
╰⊱♥⊱╮ღ꧁ JULIE ꧂ღ╭⊱♥≺Sé lo que significa, si alguien porta una de esas cadenas, su lema es siempre el honor, no debo perder esta oportunidad, ¡Dios que sea lo que estoy pensando! El amigo de mi papi tiene una de esas, él es un militar y me explico que significa portar una de esas, son hombres de honor, eso quiere decir que este hombre tiene que tener honor, quiero creer que así es, no tengo nada que perder con intentarlo.Le muerdo la mano a la mujer que me lleva hacia la tarima y me suelta de inmediato, cuando le enterré los dientes sin compasión, aprovecho correr hacia él, lo veo caminando entre las sillas, no me detengo. Corro lo más que puedo con el fin de alcanzarlo, me persiguen dos hombres de la seguridad, hago el último esfuerzo logrando llegar hasta él, lo abrazo por detrás sujetándome porque mi vida depende de él. Como si fuera mi salva vida, lo sujete con tanta fuerza que no permitiré que nadie me separe de él.Él me mira inmediatamente, mis ojos están cristalizados, lo miro
╰⊱♥⊱╮ღ꧁ JULIE ꧂ღ╭⊱♥≺Estoy nerviosa, lo miro a él, está muy tranquilo, no sabemos si ellos nos dejaran salir, estoy fuertemente sujeta de su brazo, no me pienso alejar de él, aunque me obliguen, seguiré pegada a él, en momentos así solo Dios con nosotros. Él vuelve a sacar su arma, estamos los dos frente a la puerta esperando que se abra, me mira y me sonríe a modo que me devuelve la confianza, él me sacara de este sitio, en eso la puerta rechino al abrirse, entra la mujer y dos hombres más.—¡Recibimos el dinero, la chica es suya! —dice la vieja de mala gana, dándome una mirada de ira, trato de no verla a los ojos para no provocarla.—Entonces nos podemos retirar, señora.—Desde luego, señor Murray, pueden irse.—Ya veo que trabajan rápido, pudieron saber mi identidad.—Así es, y le aconsejo que no vuelva por aquí, porque la próxima vez no tendrá tanta suerte, recuerde que los buenos samaritanos al final están bajo tierra.—Si me investigo bien, entonces sabe quién soy realmente, así
╰⊱♥⊱╮ღ꧁ JULIE ꧂ღ╭⊱♥≺Miro el cepillo de cabello en la mesita que hay en la habitación, lo agarro y me desenredo mi cabello, que lo tenía hecho un desastre. Me peino hasta desenmarañar mi cabello, que bien se siente estar en paz, me acuesto en la cálida cama, me arropo y miro fijamente el cielo falso, me parece un sueño muy lindo el que estoy viviendo. No me lo puedo creer que estoy fuera de ese infierno, comienzo a llorar al acordarme todo de lo que viví ahí y de las chicas que están atrapadas sin esperanzas.¡Dios ten misericordia! Mil gracias por haberlo puesto en mi camino, nunca me imaginé que saldría viva de ahí, ¡Harold! Que lindo nombre tiene. Mis ojos pesan, cerré mis ojos, el sueño me domino. Ahora puedo dormir con toda tranquilidad.Al día siguiente, estoy debatiendo en salir del dormitorio, la vergüenza me consume, él me vio desnuda, no sé qué le diré, siento que mi rostro arde de timidez, ¡Dios que no se acuerde de nada o mejor aún que no me haya visto bien! Aún llevo pues
Julie se mantiene firme en su decisión, a pesar de la preocupación evidente en la voz de su padre. Sabe que debe saldar su deuda con Harold, el hombre que la rescató de una subasta donde su destino habría sido incierto.—Papá, entiendo tu preocupación, pero necesito que confíes en mí. Harold me salvó de un destino terrible y le debo mucho. No puedo simplemente abandonarlo ahora. —Julie intenta tranquilizar a su padre, Nelson, quien ha estado buscándola incansablemente.Nelson suspira al otro lado de la línea, la preocupación aún presente en su voz. —Julie, solo quiero que estés a salvo. Eres mi hija y no puedo soportar la idea de que algo te pueda pasar.—Lo sé, papá. Y te prometo que estoy a salvo. Harold es un buen hombre. Me cuida. Solo necesito un poco más de tiempo para saldar mi deuda con él. Después de eso, volveré a casa. —Julie responde con determinación.—Está bien, hija. Pero por favor, mantente en contacto. Queremos saber que estás bien. —Nelson finalmente cede, aunque a re
Mi corazón se contrae de dolor al escuchar la preocupación en las voces de mi familia, pero aún no puedo regresar a ellos. Este hombre depende de mí y debo mostrar mi gratitud. Aunque anhelo el calor de mi hogar, sé que mi deber está aquí, por ahora. Mi familia siempre ha estado allí para mí, y sé que estarán esperándome cuando sea el momento de volver.—Lo respetamos, hija, no te preocupes, yo haré entender a tu padre, si necesitas algo solo pídelo, nosotros lo solventaremos.—Gracias, mami, saludes a mis hermanos, los extraños mucho les mando muchos besos.—Ellos ya los recibieron mi amor. Cuídate mucho y no dudes en llamarnos si nos necesitas.—Gracias, mami, los amo muchísimos a todos, siempre los recuerdo, no se preocupen más por mí, estoy muy bien, pronto estaremos juntos.—Cuídate mi amor, — escuché cómo todos se despedían de mí llorando, yo igual no podía detener mis lágrimas, como los echo de menos— Aquí estamos para lo que desees solamente pídelo y te lo daremos y trata de co
Tras las compras, me dirijo a casa. Subo a mi vehículo y, mientras conduzco, medito en cómo le haré para llegar a un acuerdo que el imbécil de mi hermano querrá arrastrarme a su mundo de nuevo, algo que todavía no está en mis planes. Llevo una vida tranquila con mi hijo. Aparco mi auto en la entrada de la casa, bajo las bolsas del asunto, camino hasta la entrada de la casa, al abrir la puerta, escucho a mi hijo gritar, suelto las bolsas dejándolas caer al suelo. No, otra vez, que ella no esté maltratando a mi hijo. Al abrir la puerta, miro a mi hijo sobre la espalda de ella sonriendo y gritando de alegría, había mucho tiempo que no miraba esta escena, ella lo ha logrado, ha hecho sonreír a mi hijo de nuevo.—Mira Joel, es papi, dile que juegue también con nosotros. —la miro que habla despacio sin dejar de ver a mi hijo, él asiente con la cabeza, se me acerca y me toma de la mano, llevándome hacia su centro de juego, me siento con ellos en el suelo, de un momento a otro estamos los tr
*JULIE*Aún no lo puedo creer lo que hizo él, ¿Por qué lo hizo? No estimo que le guste, imposible, apenas nos conocemos, además no juzgo que yo le guste, no supongo haberle dado motivos, me toco mis labios y cada vez que cierro mis ojos ese momento se reproduce en mi memoria, solo fue un pequeño roce, a esto se refería mi prima, de que se sienten cosas cuando un hombre te besa.Me siento en la cama, eso me ha dado mucho en que cavilar, fui muy tonta y torpe, es que me tomo de sorpresa, que iba a saber que me besaría, ¡Dios me beso! Me sudan las manos, hubiera sido mi primer beso si no hubiera sido bien torpe, talvez lo hubiera prolongado un poco más. A la mañana siguiente salgo de la habitación en busca del pequeño, quiero enseñarles el lenguaje a señas, sé que así se le hará más fácil la vida, al llegar a la habitación del niño lo miro a él levantando al pequeño, me quede contemplando esa bonita escena. Me perdí en la escena que mi mente se puso en blanco por milésima de segundos.—