CAPITULO 1

La mujer, mal intencionada, observa y ve su oportunidad para poner en marcha sus maquinaciones perversas. Se levantó con la ayuda de su bastón, miro a la joven caminar hacia su vehículo, así que fingió caerse a mitad de la pavimentada, pidiendo ayuda a gritos, para no ser atropellada. Miro que la joven inmediatamente levanto la cabeza dirigiendo su mirada hacia ella, grito fingiendo dolor para despertar la compasión de la joven.

—¡Ayuda, por favor, me doblé el tobillo! Jovencita, ayúdame, por piedad, soy vieja y no tengo fuerzas. —mira a la chica correr hacia ella, sonríe sin que la joven lo note.

—¡Se encuentra bien! —Inocentemente le dijo la joven, acercándose a la anciana malherida.

—¡No tengo fuerzas para levantarme, jovencita, me duele mucho el tobillo, ayúdame a ponerme de pie, soy una vieja inservible!

—¡No diga eso, la llevaré al médico, para que la revise, yo pagaré los gastos médicos, no se preocupe por eso! —sonrió ante la ingenuidad de la chica.

—No hay necesidad de eso, eres una belleza, te pareces mucho a tu padre.

—¿Usted conoce a mi padre?

—Sí y a tu madre también. Somos viejos amigos.—se alejó un poco de la joven para mirarla de pie a cabeza.

—¡En serio!, cuál es su nombre, talvez al mencionárselos a ellos se acuerden de usted.

—Eso ya no importa, cariño, porque tú jamás los volverás a ver a ellos. —la joven la miro con agobio ante esas palabras que ella le ha dicho.

—¿Qué ha dicho? ¿No entiendo? —indago asustada la joven, pensó que había escuchado mal.

—Hasta nunca, cariño.

Ella retrocede ante las carcajadas macabras de aquella anciana, su espalda choca con algo metálico, es un auto detrás de ella, tres hombres se bajaron de la camioneta doble cabina y le colocaron una capucha negra en su cabeza, dejándola desorientada. Luego un olor extraño que despedía la tela, la mareo. La subieron rápidamente a la camioneta, en ese instante su amiga Clarisa salió de la universidad viendo cómo se la llevaban, corrió hacia ellos queriendo llegar antes de que pusieran en marcha el vehículo. No pudo evitar el secuestro, al ver que la camioneta se puso en marcha, saco de inmediato su celular y logro tomar varias fotos a la parte trasera del automóvil. Eso fue gracias a su padre que siempre le aconsejo que cuando viera algo anormal tomara todas las fotos posibles, aun si a ella le pasara algo, que fuera inteligente para dejar pistas.

Jorge nunca confió en nadie, siempre se protegió de estafadores y secuestradores, y eso les enseño a sus hijos, que nadie era demasiado bueno y tampoco demasiado malo. Clarisa le tomo varias fotos a la Chola, porque ella vio cómo la mujer se reía ante la desgracia de su amiga. Miro las llaves del auto de Julie en el suelo, también su celular lo cogió, no sin antes amenazar a la anciana, quien no paraba de reírse.

—¿Usted tiene algo que ver en esto, sabe que puede ir presa? Tengo pruebas, señora.

—No me importa, ya me vengué, dile a Nelson que por fin mi hija está descansando en paz, ahora sabrá lo que es perder una hija, «ojo por ojo y diente por diente» mi venganza se ha hecho realidad. —la vieja reía mientras se alejaba de ahí.

Clarisa no perdió el tiempo, se subió al auto de Julie y se apresuró a llegar a la mansión de los Morris, sabe que la fiesta se está preparando, al llegar respiro profundo antes de entrar, se bajó rápidamente, su corazón iba a mil por horas. Sabe que todos están esperando a la cumpleañera, sin imaginarse la tragedia que ha ocurrido. La joven entró con su cara pálida, no sabía por dónde empezar, todos estaban listos para gritar feliz cumpleaños cuando miraron a la joven entrar sola y su cara pálida como papel blanco, sabían que algo ha sucedido. Se acercaron todos a la joven quien exclusivamente tiene sus ojos puestos en Nelson, su mente procesaba por dónde empezar a hablar para darles la mala noticia.

—Tío, tío Nelson, ha pasado una desgracia. —ella se dirigió hacia él.

—¿Qué pasa muchacha, de que hablas?, ¿dónde está mi hija, no viene contigo? —Clarisa los miro a todos, con sus ojos cristalizados.

—¡Es que a Julie le paso algo terrible, ella fue secuestrada por unos hombres que desconozco, se la llevaron a la fuerza, la interceptaron en las afueras de la universidad! No pude hacer nada para salvarla. —esas palabras fueron como una bomba de tiempo que exploto en esa casa.

—¡Que has dicho! ¿Qué fue lo que paso? —Vicky no deja de llorar, quería que lo que la joven había dicho, no fuera real.

—Miré como unos hombres le pusieron una capucha y la ingresaron en una camioneta, no distinguí bien a los maleantes. ¡Se la llevaron! Ella estaba ayudando a una anciana en la calle. Todo fue muy rápido.

Todos empezaron a hacer llamadas, Nelson llamo al sargento Scott, amigo de la familia, Andrés contacto a unos detectives privados conocidos de él. Vicky llora desconsolada, lamentándose por lo sucedido, solo de saber que su hija corre peligro, conociendo a su pequeña hija que es una chica de casa, tranquila y obediente, no puede defenderse en un mundo, hostil y todo eso es culpa suya, nunca le enseño la maldad del mundo, se lamenta en ese instante.

—Hija, dame detalles de lo que vistes. —se le acercó Jorge a su hija, él sabe cómo él la ha aconsejado, aunque ella es tímida, sabe cómo actuar en momentos como esos.

—Papi tomé varias fotos de la camioneta y también de la anciana que se burló de la tragedia de Julie.  —al oír aquella nueva revelación, todos voltearon a ver a la joven quien saco su celular y se lo entrego a su padre.

Jorge inmediatamente buscó las imágenes en el celular de su hija, miro a Nelson y le enseño la foto de la anciana, él se pasó las manos por el cabello y con ira cerro sus manos y le pego a la pared.

—Esa mujer la engaño, mire cómo Julie la recogía del suelo y de pronto aparecieron esos hombres y se la llevaron, la anciana me dijo que le dijera que por fin su hija había sido vengada. —revelo la chica a los presentes.

—Maldita vieja, hay que mandarle esas fotos al teniente y los detectives, que den rápido con el paradero de esa vieja, ella tiene que saber a dónde se llevaron a mi hija. —grito Nelson enfadado.

—No te preocupes, hijo, moveremos cielo, tierra y mar hasta dar con nuestra nieta y esa vieja pagará muy caro lo que ha hecho. —el padre de él estaba indignado, la joven no tenía por qué pagar con las malas decisiones del pasado de su hijo.

Las mujeres se unieron para consolar a Vicky quien llora por la impotencia que siente, ella se culpa de todo y cuando su pasado se le vino a la mente lloraba aún más, ella una vez fue subastada y vendida. Pero gracias a su esposo no paso nada, pero su hija no se merecía nada de eso, es inocente y reservada, es un ángel que no merece ese destino, desea que no pase por lo mismo. Vicky sentía en ese momento tanto dolor, se imaginaba el peor de los escenarios.

En dos horas la casa se llenó de policías, quienes imprimieron una foto de la joven y otra de la anciana que se supone es cómplice de los secuestradores, intervinieron las líneas telefónicas por si se ponen en contacto con la familia para pedir dinero. Comenzaron la búsqueda, Nelson, su padre, Jorge y Andrés. Ellos no se quedaron quietos, fueron al lugar donde la joven fue secuestrada a ver si daban con alguna pista, al llegar buscaron y preguntaron en los lugares cercanos al la tragedia. Una persona que pasaba por el sitio, Andrés, se le acercó indagando sobre la joven y la anciana, le mostró la foto de la señora y de inmediato el hombre la reconoció, dándoles la dirección de en donde vivía, una esperanza se iluminó en los corazones de ellos.

Llegaron al cuarto de mala muerte donde reside la anciana, Nelson se bajó rápidamente, quería matar con sus propias manos a esa mujer miserable, tenía tanta ira e impotencia ante aquel hecho, quería botar a patadas la puerta, pero su padre lo agarro por la espalda a modo de detener su acción.

—¡¡Hijo, cálmate!! Ya le avisé a la policía, mira ahí vienen, ellos son los que nos ayudaran a entrar.

—Padre, esa m*****a mujer planeo todo esto, tenemos que hacerla confesar el paradero de mi hija, no voy a permitir que la dañen.

La policía gritó dos veces que abrieran la puerta al no recibir ninguna respuesta, ni tener ninguna señal de vida, decidieron botar la puerta para poder entrar, el sitio está muy sucio, como si estuviera abandonado. Les pareció que no estaba habitada, solo había una silla vieja y una mesa, en el suelo un petate donde estaba el cuerpo de la mujer sin vida.

—¡¡Esta muerta!! —grito un policía a su superior, eso hizo que Nelson cayera de rodillas y llorara como nunca lo había hecho, ahora toda esperanza de encontrar a su hija había muerto.

—La mujer se envenenó, tiene horas de muerta. —toda esperanza se desvaneció en ese momento.

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