La mirada de cada ser humano transmite diversas emociones y sentimientos que quizás aunque ya sabemos sus significados, jamás sabremos que es lo que piensan en su interior cuando les suceden ciertas situaciones. Bell Journilten es una de ésas pocas jóvenes apasionadas que le gustaba vivir la vida de forma pacífica y decían que siempre estaba rodeada de buenas compañías. Gente trabajadora, agradable, risueña y triunfadores. Incluso hasta gente millonaria que se ofrecía a ayudar, eran buenos con ella. Y un día, en que se propuso esa objetivo de conseguir a la persona indicada con quién comenzar una relación. No imaginaría lo que se estaría por cruzar. Al tener enfrente de ella gracias a los rumores que oían sobre esa tal persona de la cual era misteriosa, actuaba de forma tranquila pero al hablar, hasta el más desgraciado caería sobre sus pies. Pero Bell no creía tales rumores. No conocía de vista a aquel extraño hombre del cual los rumores seguían esparciéndose por todo el vecindario donde ella vivía. Pero ese día llegó. Y al poder verlo, escucharlo y sentirlo. No había notado siquiera que, bajo su mirada había algo más que una cara y voz atractivas que hacían que ella cayera de rodillas.
Leer másLuego de dos días, Bell sigue dando vueltas en su cabeza del por qué su profesor se comporta de esa forma, se sienta en su escritorio que da a su venta para analizar las cosas, deja su móvil a un lado y apaga la música, el silencio le llena de dudas y su mente sigue dándole vueltas, el recuerdo de su profesor hace que cierre los ojos y muerda su labio inferior. Pero abre los ojos e intenta concentrarse, no se explica la aparición de su amiga y de este chico Lahn, es como si todo fuese una conspiración o le gana la paranoia. La tarde es muy joven así que decide dar una vuelta al instituto, llega muy rápido a paso ligero, al entrar mucho estudiantes hacen vida, las cosas van como si nada, se dirige al comedor principal y hay mucho allí estudiando y tomando algo para comer, el instituto es muy elegante. La ropa de otoño de Bell hace contraste con las paredes del lugar, ve pasar a varios hombres de traje a su lado sin mirarla, además de profesores, personal admin
Aquella tarde, Bell se encontraba en casa del profesor. Aprovechaba de terminar de revisar en sus libros, todas las tareas pendientes que debía entregarle. Además de algunas que había olvidado entregar debido a que éste, sí sabía que ella faltó un día. Pero, lejos de regañarla, sólo le pidió que no se enfermara más y tuviera cuidado. La joven, poniendo una mirada de ternura, quería besar a su profesor. Pero éste, sólo la apartó un poco. No quería corresponderle aún a sus besos, caricias, seducciones, o lo que sea que ella estaba dispuesta a hacer. Ella, sin darle tantas vueltas al asunto. Suspiró un poco desanimada y triste, no le dio más importancia y decidió entonces, actuar como tal. Sólo para disimular su repentino enojo. El profesor M, notó que ella cruzó las piernas y eso, por alguna razón lo alertó, lo que hizo que se acercara más a ella y poniendo sus manos a ambos lados del mesón. Miró directo a los ojos de ella. Contemplando ese nerviosismo que tanto adoraba y
En aquella tarde, Bell se encontraba en su habitación, dándole daba vueltas al asunto, pensado si su amiga había descubierto todo aquello, leía y releía la carta una y otra vez, desea estar con su amante de nuevo, Bell sacude su cabeza y abre la ventana, el viento sopla levemente y muy frio, cierra las ojos y recuerda cuando era niña, cuando iba con su familia de paseo al campo, la niña Bell corría por los campos de lirios, tomaba las flores y se hacía una corona de flores, se encantaba del olor de las mismas, Bell extraña aquellos recuerdos que le vienen a su memoria, se siente extraña al llegar a estas situaciones, es una etapa marcada y muy emocionante en su vida, sus encuentros sexuales son más evidentes y el deseo y la pasión por su profesor le hace querer desearlo más, Bell se abraza a si misma recordándolo a él, pero solo le llegar el recuerdo de las flores cuando era niña. Es todo muy misterioso, se siente con mucho temor por la carta, duda de que le hayan descub
—Amelia... hoy no iré a la clase del profesor. —confesó desanimada Bell.—Pero creí que ibas a ir a la clase del profesor hoy. —su mirada de preocupación se hizo notar.—Puedes ir por mí, ¿le podrías decir al profesor de mi parte que no me siento bien? —preguntó Bell mientras se abrazaba a sí misma. Su amiga, lejos de sospechar. Sólo asintió, preocupada por su amiga que aquel comportamiento le había parecido algo muy inusual. Pero, supuso que por alguna razón, el frío de aquella estación le había afectado. Y como aún seguían en otoño, lo más probable era que Bell hubiera contraído fiebre y gripe. Por lo que, su amiga le dio los medicamentos solicitados y fue a la casa del profesor a contarle lo que Bell le dijo. Amelia no tenía ni idea del porqué repentino e inusual comportamiento de Bell. Quizás no estaba dispuesta a conversar como era antes. Pero empezó a preocuparse demasiado por ella. Porque su amiga no es así, ella nunca le haría o daría
Al caer la noche, ella se encuentra en el baño para tomar una ducha caliente, le hace bien ya que el otoño está avanzado, el agua cae por su cuerpo y solo escucho el sonido de la llave y siente el calor relajante del agua, ella lava su cuerpo, la parte de su pecho y su cintura, cae el jabón y el agua sobre ella de forma ligera y suave, solo pienso en lo relajante que es, deja caer el agua un momento más sobre su rostro de forma relajante. Ella se siente muy relajada que su mente sale de órbita, se imagina en un lugar tranquilo y relajante, con delicadeza y sin abrir aún los ojos cierra el grifo de la llave, sale y seca su cuerpo esbelto y desnudo con la toalla blanca de su profesor, están muy blancas y limpias, se viste con una ropa interior de encaje negro con tirantes muy erótico, es otro de sus momentos lujuriosos con su amante, pero esta vez será diferente, quiere probar algo nuevo. Al salir del baño, encuentra a su amante sentado en la cama con sus pantalones negros
En ese momento, Bell había terminado de recibir las últimas asignaciones del décimo capítulo de un libro que leyó, gracias a su profesor. Leía y ponía en práctica también lo que él le estaba enseñando. Y como decidió seguir pasando otros dos días más con el profesor M, supuso que, las cosas irían mejorando y esta vez, saldrían como siempre la joven lo había anhelado tanto. Pero su profesor no pensaba así, al notar que Bell aprendía muy rápido y con buen pie cada lección asignada, notaba que algo andaba muy raro en ella, como si de repente notaba que su cuerpo sencillamente se entregaba a él sin tanta dificultad. Para ese juego que él planificaba con sumo cuidado y detalle, se volvía interesante hasta para el ser más sádico. El profesor se encargaba de los más pequeños detalles, Bell a pesar de que, no siempre estaba al tanto de los movimientos y, sobretodo las jugadas maestras; ella empezaba a notar algo. Que, aún seguía sin saber realmente el porqué o el qué, seguía dud
Los padres de Bell habían anunciado a su hija de que llegarían en algunos días. No anunciaron el día específico, por lo que; a Bell se le había ocurrido la brillante idea de irse a quedar en casa del profesor. Aunque sea, con tal de no sentirse sola y le haría compañía a su amante, ya que, ahora que podía salir con él. Debía mantener las apariencias aún, ya que si se descuidaba; así fuera por el más mínimo error. Cometería una de las fallas más graves. Por lo que, debe considerar que era por su bien mantener una apariencia, como ya se mencionó, acorde a la ya establecida que mantenía desde que comenzó a recibir las clases de manera formal. Arruinar las clases sería una falta de su parte, no solo en juego la confianza de sus padres, sino también su educación, su futuro, Bell comienza a sentir ese nerviosismo, como aque
Estaba comenzando a amanecer, Bell se despertó lentamente sintiendo una respiración sobre su cuello. Era caliente pero a la vez cálida. Se dio cuenta de que, era con quién tanto había anhelado despertar, miró con cuidado sin moverse mucho de la cama y miró el rostro de su profesor, aquello le dejaba una sensación de cosquilleo y a la vez, su piel emitía algunos movimientos leves pero nerviosos.La respiración de su profesor le producía tales cosquilleos, y por supuesto, miraba con curiosidad su cuerpo tonificado, un hombre fuerte que cuidó su físico desde que cumplió la mayoría de edad, rodeaba la cintura de Bell con una mano que a la vez se posicionaba en uno de sus senos, no recordaba porqué él llegó a posar su mano allí sin antes decírselo. Pero, supuso que lo hizo de forma involuntaria mientras dormía a su lado.Aq
Por fin había amanecido y Bell despertó, miró a su alrededor y se dio cuenta de que había dormido toda la noche en la cama de su profesor. Él no se encontraba allí, por lo que Bell; de manera instintiva, agarra la almohada que estaba a su lado para olerla. Aquel aroma, impregnado sobre la tela, le pertenecía a él. Abraza ésta como si realmente se imaginara que es él a quién está abrazando. Ella, estando aún desnuda, se encontraba arropada de la cintura hacia abajo en aquellas sábanas.Su tono de piel, que parecía fundirse con el del color de la cama del profesor, era una completa obra de arte. Bell se despierta por fin y comienza a bostezar y a quitar sus cabellos lentamente para poder ver. Se levantó de la cama para irse directamente al baño y tomar una ducha. Observa y se da cuenta de que en unos ganchos de ropa están expuestas para secarse, su