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CAPÍTULO 3. HAY QUE ADAPTARSE

Los dos almorzaban, a veces el profesor M, miraba su comida y comía de a pocos bocados, era un hombre con mucho decoro a la hora de comer, Bell lo veía y detallaba su mirada, sus ojos, su cabello y su barba, su ropa aún estaba intacta, mantenía la cordura incluso luego de bajar de su motocicleta, un vehículo de alta cilindrada puede ser difícil de usar, pero para Bell fue una experiencia magnifica.

—¿Que áreas quieres abarcar si tomas la psicología? —Bell se puso a pensar y contestó rápidamente.

—Tal vez, ayudar a niños, jóvenes, personas jóvenes, que necesitan ayuda para mejorar su salud mental. —lo menciona la joven, sin quitar los ojos de su profesor.

—¿Sabías que, las enfermedades mentales se han multiplicado exponencialmente estos últimos años?, ser psicóloga te convierte en una doctora muy capaz, sobretodo porque aún no comprendemos del todo cómo funciona el cerebro. —Bell se quedaba un poco embobada por las palabras del profesor M, no solo lo que decía, sino como lo decía, se perdía en sus palabras, pero le parecía una gran idea tener a él como tutor.

—Dígame profesor, ¿cómo es que vive solo, no sea, casado?-, el profesor M soltó un ligero resoplido nasal y una ligera sonrisa.

—Cuando tienes una ocupación, te distraes mucho, además, muchas mujeres son personas vacías, solo te ven para saciar sus necesidades y se van, es como si tomaran represalias de algo, así que, me gusta la soledad propia, pero disfruto de enseñar. —Bell se le iluminan los ojos, para ella todo en él es perfecto, pero algo se asomaba, pero no descifraba que era.

Al terminar de comer, el profesor M tomó los platos y los llevó al lavadero, mientras los lavaba, Bell miraba en la pared del Hall los títulos y premios que había ganado, eran muchos, además de estudios que había realizado y trofeos de ciencias, área de la enseñanza y la psicología, además de otras áreas, notaba la colección de cuadros de Goya además de otros de índole oscura y otras obras de Bersinsky, las estanterías de tomos de ciencias, de verdad se veía como todo un hombre culto y amigable, pero solo había fotos de él solo, recibiendo su título universitario, fotos de él con su motocicletas pero muy pocas, había una foto que a Bell le llamo la atención y tomó el portarretrato para observarla mejor, era un joven delgado, de cabello corto con un aspecto muy juvenil con una chaqueta de cuero.

—Ese era yo a los 18 años. —Bell voltea y se sorprende mucho. —Lamento haberte asustado. —se excusó sonriendo sin mostrar nerviosismo.

—Descuide. —Bell coloca su mano en su pecho mientras respira del susto de muerto que se acaba de llevar, se calma rápidamente y ve la foto, de verdad parecen dos personas distintas, salvo con el cabello, —Se ve bastante agradable. —dijo sonriendo.

—Era yo a los 18 años, una persona idiota y nada sociable, tengo esa foto para recordar en lo que me convertido y.... en lo que he logrado. —la mirada del profesor M se torna un poco fría como si recordase algo malo, pero luego respira y se recupera.

—Es algo que le afecta, ¿cierto?— el semblante de Bell se notó un poco preocupante.

—No, ya no, pero hay que adaptarse a los cambios señorita Bell, solo así crecemos. —el profesor toma el portarretratos y lo coloca en su lugar, —Ven quiero enseñarte algo... —Bell le sigue a la oficina que está en el mismo Hall, bastante organizado, como un magnate de empresa, el escritorio, la silla y un pequeño sofá al principio, y tres paredes extrañas cubiertas por enormes estantes de libros, el profesor toma un enorme tomo y se lo da a Bell. —Ten —le entrega un libro.

—¿Es para mí? —pregunta Bell sorprendida.

—No, es lo que usaremos para estudiar—, el tomo dice, "Ciencias de la Psicología General", Bell esboza una sonrisa y se sonroja, el profesor sonríe un poco y la observa detalladamente y se acerca un poco a ella y la toma de mentón. —Mañana iniciamos, hoy debes descansar, tengo que organizar algunas cosas. —Bell se siente acorralada, su corazón late con fuerza al ver los afilados ojos del profesor.

Notando ante ella, una mirada fría y profunda, las pupilas de Bell se dilatan y siente que sus manos tiemblan un poco, verlo era para ella como ver a un caballero británico, elegante y cortés, sin duda comenzaba a sentir algo pero no se explicaba que era, muy extraño para ella, pero aún así sentía que le gustaba ese hombre de treinta y tantos años, mucho mayor que ella, se sentía como una chica muy afortunada de conocer y tener a alguien como él.

—Debes irte a casa, casi se hace más tarde, las chicas no deben estar tarde fuera de sus casas. —Bell suelta una pequeña risa y se sonroja, le gusta cada vez como le dice algo con mucha cortesía, era muy diferente a lo que ella había visto, comenzaba diferenciar a los chicos como ella y a un hombre.

Al ir dirigiéndose a la puerta principal, el profesor M le abre la puerta, Bell se detiene y lo mira a los ojos, para ella era como ver una enorme puerta a algo desconocido.

—Me agrado pasar la tarde con usted profesor, le agradezco mucho por todo. —Bell sonríe y abraza el tomo que le dio su profesor, ahora comenzará a tomar clase de su nuevo tutor, para ella es como un mundo de fantasía se sentía halagada y muy afortunada.

—Que tenga una buena tarde señorita Bell. —Bell le sonríe y el profesor suelta una ligera sonrisa y cierra la puerta.

Ella suelta un pequeño chillido de emoción al abrazar el tomo contra su pecho, se siente como si volara, es una sensación que jamás había sentido, no para de sonreír y de ver al cielo, se siente animada y debido a esa emoción quería correr ya de inmediato a su casa y retorcerse en su cama, pero Bell toma la calma respira, volviendo a la realidad por unos segundos, y sigue su camino a casa.

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