Los dos almorzaban, a veces el profesor M, miraba su comida y comía de a pocos bocados, era un hombre con mucho decoro a la hora de comer, Bell lo veía y detallaba su mirada, sus ojos, su cabello y su barba, su ropa aún estaba intacta, mantenía la cordura incluso luego de bajar de su motocicleta, un vehículo de alta cilindrada puede ser difícil de usar, pero para Bell fue una experiencia magnifica.
—¿Que áreas quieres abarcar si tomas la psicología? —Bell se puso a pensar y contestó rápidamente.
—Tal vez, ayudar a niños, jóvenes, personas jóvenes, que necesitan ayuda para mejorar su salud mental. —lo menciona la joven, sin quitar los ojos de su profesor.—¿Sabías que, las enfermedades mentales se han multiplicado exponencialmente estos últimos años?, ser psicóloga te convierte en una doctora muy capaz, sobretodo porque aún no comprendemos del todo cómo funciona el cerebro. —Bell se quedaba un poco embobada por las palabras del profesor M, no solo lo que decía, sino como lo decía, se perdía en sus palabras, pero le parecía una gran idea tener a él como tutor.—Dígame profesor, ¿cómo es que vive solo, no sea, casado?-, el profesor M soltó un ligero resoplido nasal y una ligera sonrisa.—Cuando tienes una ocupación, te distraes mucho, además, muchas mujeres son personas vacías, solo te ven para saciar sus necesidades y se van, es como si tomaran represalias de algo, así que, me gusta la soledad propia, pero disfruto de enseñar. —Bell se le iluminan los ojos, para ella todo en él es perfecto, pero algo se asomaba, pero no descifraba que era.Al terminar de comer, el profesor M tomó los platos y los llevó al lavadero, mientras los lavaba, Bell miraba en la pared del Hall los títulos y premios que había ganado, eran muchos, además de estudios que había realizado y trofeos de ciencias, área de la enseñanza y la psicología, además de otras áreas, notaba la colección de cuadros de Goya además de otros de índole oscura y otras obras de Bersinsky, las estanterías de tomos de ciencias, de verdad se veía como todo un hombre culto y amigable, pero solo había fotos de él solo, recibiendo su título universitario, fotos de él con su motocicletas pero muy pocas, había una foto que a Bell le llamo la atención y tomó el portarretrato para observarla mejor, era un joven delgado, de cabello corto con un aspecto muy juvenil con una chaqueta de cuero.
—Ese era yo a los 18 años. —Bell voltea y se sorprende mucho. —Lamento haberte asustado. —se excusó sonriendo sin mostrar nerviosismo.
—Descuide. —Bell coloca su mano en su pecho mientras respira del susto de muerto que se acaba de llevar, se calma rápidamente y ve la foto, de verdad parecen dos personas distintas, salvo con el cabello, —Se ve bastante agradable. —dijo sonriendo.—Era yo a los 18 años, una persona idiota y nada sociable, tengo esa foto para recordar en lo que me convertido y.... en lo que he logrado. —la mirada del profesor M se torna un poco fría como si recordase algo malo, pero luego respira y se recupera.—Es algo que le afecta, ¿cierto?— el semblante de Bell se notó un poco preocupante.—No, ya no, pero hay que adaptarse a los cambios señorita Bell, solo así crecemos. —el profesor toma el portarretratos y lo coloca en su lugar, —Ven quiero enseñarte algo... —Bell le sigue a la oficina que está en el mismo Hall, bastante organizado, como un magnate de empresa, el escritorio, la silla y un pequeño sofá al principio, y tres paredes extrañas cubiertas por enormes estantes de libros, el profesor toma un enorme tomo y se lo da a Bell. —Ten —le entrega un libro.—¿Es para mí? —pregunta Bell sorprendida.—No, es lo que usaremos para estudiar—, el tomo dice, "Ciencias de la Psicología General", Bell esboza una sonrisa y se sonroja, el profesor sonríe un poco y la observa detalladamente y se acerca un poco a ella y la toma de mentón. —Mañana iniciamos, hoy debes descansar, tengo que organizar algunas cosas. —Bell se siente acorralada, su corazón late con fuerza al ver los afilados ojos del profesor.Notando ante ella, una mirada fría y profunda, las pupilas de Bell se dilatan y siente que sus manos tiemblan un poco, verlo era para ella como ver a un caballero británico, elegante y cortés, sin duda comenzaba a sentir algo pero no se explicaba que era, muy extraño para ella, pero aún así sentía que le gustaba ese hombre de treinta y tantos años, mucho mayor que ella, se sentía como una chica muy afortunada de conocer y tener a alguien como él.
—Debes irte a casa, casi se hace más tarde, las chicas no deben estar tarde fuera de sus casas. —Bell suelta una pequeña risa y se sonroja, le gusta cada vez como le dice algo con mucha cortesía, era muy diferente a lo que ella había visto, comenzaba diferenciar a los chicos como ella y a un hombre.
Al ir dirigiéndose a la puerta principal, el profesor M le abre la puerta, Bell se detiene y lo mira a los ojos, para ella era como ver una enorme puerta a algo desconocido.
—Me agrado pasar la tarde con usted profesor, le agradezco mucho por todo. —Bell sonríe y abraza el tomo que le dio su profesor, ahora comenzará a tomar clase de su nuevo tutor, para ella es como un mundo de fantasía se sentía halagada y muy afortunada.
—Que tenga una buena tarde señorita Bell. —Bell le sonríe y el profesor suelta una ligera sonrisa y cierra la puerta.Ella suelta un pequeño chillido de emoción al abrazar el tomo contra su pecho, se siente como si volara, es una sensación que jamás había sentido, no para de sonreír y de ver al cielo, se siente animada y debido a esa emoción quería correr ya de inmediato a su casa y retorcerse en su cama, pero Bell toma la calma respira, volviendo a la realidad por unos segundos, y sigue su camino a casa.
Bell salió de su casa esa tarde, miró la hora que en su teléfono dictaba y cuando ya estaba por irse a la casa del profesor a recibir la tutoría de psicología, su amiga pasó por allí y la vió. Notando un peculiar cambio en su amiga. Aunque, era mínimo, no dijo nada.Sólo pareció notar, un ligero cambio en la manera de vestir, pero, seguro fue porque no conocía los exóticos gustos de vestimenta de su amiga de descendencia asiática.—Hola. —sonrió su amiga. —¿Qué ha pasado contigo en éstas últimas semanas? —preguntó preocupada, su compañera y amiga.—Oh, no te lo he comentado ¿cierto? —su amiga negó. —Pues... he decidido dejar la universidad, no puedo aprender allí el área de psicología, y para mí es fundamental aprende
El profesor M se queda un rato atrás con la mirada en sus zapatos, como si tratase de adentrar esas sombras de su mente, pero al ver a Bell tímida e indefensa, su mirada cambia, se acerca lentamente hacia ella, con su mirada cautivadora del Profesor la toma de la mejilla, ella tímida y un poco asustada tiembla pero luego cierra los ojos y siente su cálida mano, Bell sigue asustada y tiembla pero al sentir su mano en su mejilla y su dedo pulgar acariciando ésta, la mirada del Profesor se clava en los ojos de ella, él se acerca a la joven a pasos lentos y suaves para besarla, sus labios se tocan suavemente, ambos sienten el calor del beso, Bell le sigue pero se siente aturdida y cegada, no se explica que está sucediendo pero por alguna razón no puede detenerse, no abre sus ojos, solo deja que el deseo que va fluyendo le siga suavemente su beso. El profesor se separa de ella y clava su afilada visión en los ojos de ella, Bell abre los ojos lentamente para mirarle. &
Bell luego de haberse sentido mal por haber recordado que había abandonado la universidad, miró su reflejo en el espejo. Se quedó sentada sobre aquella silla de terciopelo, mirándose a sí misma con una expresión ligeramente neutral, sus labios no estaban en su típico tono natural. Sus mejillas estaban rojas, sus ojos estaban algo rojos, había llorado toda esa noche anterior, su profesor lejos de consolarla sólo le dijo una que otra palabra alentadora.Esa noche ni se molestó en abrazarla, sólo la consoló poniendo sus manos sobre sus hombros. Haciéndole un masaje para quitarle supuestamente el "estrés" que ella, en teoría, comenzó a presentar y besando su cuello, Bell no quería ceder, pero aquellos ojos de deseo de su profesor la hacían ir en otra dirección, sentir su tacto, su piel chocar ahora con la suya comenzó a hacerla temblar.
—Bell, Bell, Bell... —Bell despierta a mitad de la noche, esa voz la estaba llamando de nuevo, Bell se coloca la mano en su pecho para calmar su agitada respiración. No pudo recordar su sueño, solo veía una mujer con vestido rojo y una voz extraña en su mente, no dio importancia y se dirigió al baño de su habitación, se lavó el rostro y se miró al espejo, mirando su rostro recuerda lo que hizo con su profesor, como si destellos de esos recuerdos le vinieran a la mente, Bell se acerca al espejo para mirarse bien, al enfocar su vista nota sus labios más rojos que antes, se toca sus labios y revisa que no tiene nada malo, en definitiva solo estaban algo rojos. —Profesor... —susurra Bell, cierra los ojos y lo recuerda de manera involuntaria Bell se pinta los labios de un rojo carmesí. No sabe por qué lo hace, pero quería sentirse hermosa esa noche, aunque estaba despeinada, las cosas le recordaban a él, nunca había sen
Querida señorita Bell: Es de mi agrado informarle que en la mansión de los Wallter, le invitamos a que venga vestida formal con un hermoso vestido a nuestra primera fiesta. Le aseguramos que todo estará y saldrá bien, cuidaremos de su seguridad y despreocupese de la cantidad moderada que ingiera usted de alcohol. Usted es nuestra invitada y la trataremos bien como a una. Esperemos su llegada, y si quiere traer a un acompañante. Con todo gusto, lo recibiremos con los brazos abiertos a él y a usted. Atentamente; el misterioso rey del baile. —¿Un baile aquí en nuestra ciudad? —preguntó la madre de Bell sorprendida después de haber leído la carta. —Es maravilloso, querida. ¿No te gustaría ir? —le muestra la carta.—Mmmm... —Bell miró la carta con algo de timidez. —¿Y si mejor no voy? —dejó la hoja sobre su mesa de noche y se tapó con sus dos manos el
El profesor llevó a Bell a mirar y conocer la mansión de los Wallter, en la sala principal se podía oír a todos los invitados tomar los tragos y bailando, muchos sonríen y comparten y hablan de cualquier tema trivial, el profesor M se asegura de que nadie les siga, toma a Bell y le muerta el vestíbulo y los ornamentos de la mansión, Bell se queda asombrada mientras el profesor M le guía por cada lugar, es como si el profesor conociera todo el recinto, como si ha estado allí antes, puede notar que han remodelado un poco el lugar.Al ir caminando se acerca a un pasillo transitado, ambos se esconden detrás de la armadura ornamental, esa zona es de las despensas y la cocina, muchas sirvientas y camareros sirven a la fiesta, toda la velada es muy elegante, el olor de los vino y de los bocadillos son de primera calidad y estilo gourmet, ambos siguen ocultos, una vez que el camarero pasa con la bandeja de vi
En aquella madrugada donde todavía estaban celebrando aún en la fiesta, Bell se había quedado a las afueras de la mansión esperando a que el sol se asomara. Estaba mirando las estrellas y la brillante luna como si de una niña pequeña se tratara. Se había quedado allí durante un buen esto hasta que, el profesor la encontró. Se sintió angustiado porque no recordaba que Bell era demasiado curiosa, y podía perderla con demasiada facilidad. Y claro, procedió a acercarse hasta donde estaba, y la luz de la luna fue quién le enseñó donde estaba precisamente. Cuando ya estuvo por fin cerca suyo, Bell miró en dirección hacia la derecha, y allí estaba; era él otra vez.Él la acarició suavemente de ambos hombros, sin despeinar su precioso y largo cabello. Estaba disfrutando también del momento con ella, y Bell aún tratando
Por fin había amanecido y Bell despertó, miró a su alrededor y se dio cuenta de que había dormido toda la noche en la cama de su profesor. Él no se encontraba allí, por lo que Bell; de manera instintiva, agarra la almohada que estaba a su lado para olerla. Aquel aroma, impregnado sobre la tela, le pertenecía a él. Abraza ésta como si realmente se imaginara que es él a quién está abrazando. Ella, estando aún desnuda, se encontraba arropada de la cintura hacia abajo en aquellas sábanas.Su tono de piel, que parecía fundirse con el del color de la cama del profesor, era una completa obra de arte. Bell se despierta por fin y comienza a bostezar y a quitar sus cabellos lentamente para poder ver. Se levantó de la cama para irse directamente al baño y tomar una ducha. Observa y se da cuenta de que en unos ganchos de ropa están expuestas para secarse, su